¿Destinados a estar juntos? (...

By blue_woods

1.6M 147K 138K

-¿No quieres meterte en problemas conmigo? Su madre en su segunda luna de miel y su hermano preocupado por t... More

¿Destinados a estar juntos?
Capítulo 1: Sentimientos frustrados.
Capítulo 2: Haría lo que fuera por ti
Capítulo 3: Adiós inmadurez... creo.
Capítulo 4: La utilidad de los tacones.
Capítulo 5: "... Me gusta ir un poco más allá de la línea"
Capítulo 6: Dudas.
Capítulo 7: B de cristal y B de deseo.
Capítulo 8: Iván Lynn
Capítulo 9: Debo cuidarme de ti.
Capítulo 10: Lazos irrompibles
Capítulo 11: Mentiras y códigos secretos
Capítulo 12: Paso en falso.
Capítulo 13: Resolviendo y cayendo.
Capítulo 14: Adiós, Joe.
Capítulo 15: Desconcierto.
Capítulo 16: Mentiras y reencuentros.
Capítulo 17: Las cartas sobre la mesa.
Capítulo 18: Regresar al pasado.
Capítulo 19: Batalla final
Capítulo 20: Bala perdida.
Epílogo: Destinados A Estar Juntos
IMPORTANTE

Capítulo extra

16K 1.8K 6K
By blue_woods

SOPHIE 

Hubo un problema con el banquete. La chef tiene un resfriado y no puede asistir, así que van a reemplazarla con un ayudante.

Esto logra despertarme por completo. Gin, la organizadora del evento, no dice nada más que me reconforte.

¿Sigues ahí? —pregunta al cabo de unos segundos.

— Estoy pensando en saltar por mi ventana o clavarme un tenedor en los ojos —contesto levantándome de la cama, sin moverme mucho porque no quiero despertar a mi novio— Prefiero sentir dolor físico a tener que ver a Lauren disgustada en su día perfecto.

Volteo a ver que Joe no se haya despertado y en efecto, sigue durmiendo de costado. En la misma posición que hace unos minutos. Antes de llamar a Gin tuve que quitar su brazo de mí para poder alcanzar mi celular.

Lo cual, créanme, es una posición bastante cómoda para dormir y me costó bastante levantarme de la cama.

Nuestras noches así son contadas porque mis padres siguen siendo algo sobreprotectores con respecto a nuestra relación. Podemos vernos y demás, pero no pasar la noche juntos. Pero eso no nos detiene.

No me molestaría pasar el resto de mis días entre sus brazos, pero hoy mi prioridad es que las cosas salgan perfectas para Lauren y Dean.

Así que, como apenas dormí por la noche con los nervios del gran día, llamé temprano a Gin. Nos volvimos bastante cercanas desde que Lauren la contrató. Me volví básicamente su asistente, ayudándole en algunas cosas. Ella piensa que lo hago porque quiero ayudarla, pero la realidad es que estoy supervisando que este todo perfecto. Porque a la hora de planificar algo, no confío en nadie más que en mí misma para hacerlo bien.

Gin comienza a reírse, haciéndome volver a la realidad y estar un poco confundida.

— ¡Estaba bromeando! —me explica entre risas— Es divertido y algo tierno ver cuánto te importa la boda de Lauren. Es decir, ella no está pagándote.

Lauren es muy importante para mí porque es mucho más que mi psicóloga. Es la persona con la cual me desahogue, quién conoció todos mis demonios y me hizo ver que soy más fuerte que ellos.

Al principio estaba reacia a conocerla, a hablar con ella e incluso la odiaba, pero con el tiempo me di cuenta de que no podía seguir guardándome mis problemas porque iban a matarme. Así que comencé contándole algo pequeño y luego otra cosa, y cuando me di cuenta le había contado toda mi vida.

Su oficina era mi lugar seguro y ella mi mejor confidente.

Así que, no. No es necesario que Lauren me pague para hacer que las cosas en su boda sean perfectas. Me siento en deuda con ella eternamente porque fue quién me enseño que sí puedo.

— ¿Qué puedo decirte? Le debo mucho —me encojo de hombros aunque no pueda verme.

Prefiero no entrar en detalles de porqué la quiero tanto.

— Qué tierna. Eres un amor —no percibo sarcasmo en su voz— Puedes relajarte. Todo está perfecto y listo.

Debo admitir que al principio no confiaba en Gin, como dije; no me gusta no tener el control de las cosas. Pero demostró ser eficiente en su trabajo, no es buena comediante, claramente, pero al menos sabemos que no necesita elegir una nueva profesión.

Decido volver a la habitación. Abro las cortinas, dejando entrar la luz del día y después las ventanas que dan al balcón. El viento veraniego no tarda en entrar.

Me siento en mi lugar de la cama, viendo a Joe dormir.

Se ve tan tierno y sexy que no puedo no dedicarle aunque sea unos minutos para admirarlo. Su respiración es tranquila, duerme con los labios ligeramente abiertos, sé que debajo de la sábana blanca no trae nada y me muerdo los labios sintiendo como el calor se apodera de mis mejillas, y del resto de mi cuerpo.

Mi mente comienza a reproducir los recuerdos no muy lejanos, recuerdos de hace solo unas horas: sus labios recorriendo mi cuerpo, mis manos aferrándose al suyo, nuestros ojos encontrándose en el momento perfecto.

Mis mejillas arden y una sonrisa se me escapa.

Nos conocemos hace tiempo y hace solo dos meses comenzamos a salir, pero les juro que cada vez que lo veo, lo toco y lo siento, mi corazón duele de tanto amor. Quizás soy muy intensa y no debería sentir todo lo que siento, no con tan poco tiempo de relación, pero no puedo no sentirme de esta forma.

Lo quiero tanto que siento que mi corazón va a explotar y me hace tan feliz que a veces siento ganas de llorar de alegría.

Soy realmente afortunada de tenerlo conmigo.

— ¿No debería hacer eso yo? —dice de repente, asustándome. Creí que estaba dormido— En las películas el chico mira a la chica.

— Pues en nuestra película, yo te miro a ti —contesto sonriendo.

Joe abre sus ojos al mismo tiempo que sonríe. Levanta su mano para acariciar mi mejilla, causando un remolino eléctrico dentro de mí. Mi corazón late con fuerza contra mi pecho. El simple hecho de tenerlo frente a mí causa mil cosas.

— ¿Cómo dormiste? —pregunta sin dejar de acariciarme.

— Bien... —él entrecierra los ojos—... bueno, no tan bien —confieso.

— Sí, te escuché mirando Tik Toks de historias paranormales alrededor de las seis de la mañana.

Me río.

— Es que estoy nerviosa —hago una mueca— No podía dormir. Siento que algo va a salir mal y sabes que no puedo permitir que algo salga mal. Hoy no, al menos —suspiro— Quiero que Lauren y Dean tengan una boda perfecta.

— Y la tendrán —asegura elevando las cejas— Supervisaste todo desde la planificación con Gin, hasta el vestido con Jade.

Jade, mi tía y vieja conocida de Lauren, confeccionó su vestido. Tiene una tienda en Manhattan. Fui a visitarla un par de veces en el verano y la pasé genial. Gracias a nuestro amor por la ropa nos volvimos bastante cercanas.

— Sí... quizás tienes razón —contesto— ¿Sabes qué? Tienes razón —contesto con más seguridad— Estoy siendo paranoica. Es una de las cosas que mejor hago.

Joe se ríe.

— No es paranoia, es preocuparte por las personas que quieres.

Mi celular comienza a sonar en la cocina. Como probablemente sea mi madre, debo contestar.

— No, es paranoia —contesto tras pensarlo. Me acerco para depositar un beso en sus labios— Tengo que contestar.

Joe me detiene, sosteniendo mi mano.

— No, espera.

Vuelvo a sentarme, esperando que tiene que decir, pero en lugar de eso, acuna mi rostro con sus manos, besándome suavemente, con ternura y amor.

Cuando se aleja, solo unos milímetros, deja a mis labios queriendo más, mucho más.

— Ahora puedes ir a contestar.

Me levanto resignada.

La llamada ya se cortó, pero como Emily Harrison es insistente, me llama otra vez. Aunque al llegar hasta mi celular me doy cuenta de que no es mi madre, sino Skyler quién está llamándome.

— ¿Hola? —contesto extrañada.

Es sábado por la mañana, aunque son las nueve es muy temprano para que esté despierta.

Hola, tengo una cita para arreglar mis uñas hoy, ¿quieres venir conmigo?

Pienso en mi horario: ya busqué mí vestido, zapatos, me aseguré de que todo esté bien con Gin. No tengo nada en lo que resta del día. Bueno, al menos hasta tres horas antes de la boda. Me va a tomar hora y media arreglarme, lo que resta de tiempo quiero ir a supervisar que todo esté bien. Una vez más. En caso de haber algún contratiempo poder solucionarlo sin disgustar a los anfitriones.

— Sí, me gustaría.

¿Crees que Brooke querrá venir con nosotras?

Brooke es la hija, digamos que adoptiva, de Luke, el nuevo esposo de mi madre.

— Todavía no estoy en casa, pero si quieres le pregunto —contesto.

En ese momento Joe viene de su habitación, vistiendo un pantalón de chándal negro y dejándome apreciar sus abdominales.

Repito, soy una chica afortunada.

¿Sigues con Joe? —asiento con un sonido nasal, siguiendo con la mirada a mi novio.

Él se acerca a la cafetera y la señala, preguntándome si quiero café. Asiento con la cabeza.

Skyler se mantiene en silencio durante unos segundos

— ¿Los interrumpí cuando iban a tener sexo o algo?

— No, tranquila —me río— En fin, ¿Quieres que le pregunte o...?

Sí, pregúntale.

— Lo haré. Nos vemos más tarde.

¡Espera! —frunzo el ceño— Después de la boda ¿quieres tener una pijamada? Puedes venir a mi casa o si quieres voy contigo —hace una pausa— Hablo de ir tu casa, no ir al departamento de Joe —aclara.

Ahora entiendo qué pasa.

Skyler extraña a Thomas y Eithan. Su mejor amigo está de vacaciones con su madre en Italia, mientras que Eithan fue a visitar a sus abuelos, pero vuelve en unos días. Liam, su hermano está con Ashton en Italia. Jazmín se fue de viaje con Olivia.

Todo esto me deja a mí.

— Sí, hace tiempo no hacemos una pijamada —contesto sonriendo.

¡Genial! —exclama— Nos vemos más tarde.

Sí, voy a pasarla bien con Skyler. Nos va a servir a las dos para distraernos. Ella de su soledad y yo de mi paranoia de que algo va a salir mal.

Bueno, no es que algo va a salir mal, sino que no va a ser justamente algo que quiero. Es tan extraño. Por más que intento convencerme de que estoy paranoica, el sentimiento es tan real, que me impide pensar lo primero.

Joe me trae una taza de café, la sostengo sin dejar de mirarlo a los ojos. Una vez que mis manos tienen la taza, las suyas bajan a mis muslos, donde las deja reposar y mueve solo sus pulgares contra mi piel, acariciándome.

— ¿Cómo está Skyler? —pregunta sin dejar de mover sus dedos.

— Extraña a Eithan y Thomas —tomo un trago del café— Gracias por el café.

— Gracias por venir —contesta sonriendo— Me gusta pasar más tiempo en la cama cuando estás aquí.

— ¿Sí? —dejo la taza a un lado y paso mis brazos sobre sus hombros— Desearía poder venir más noches —hago una mueca— O podrías ir a casa. Ya sabes, subir por el balcón, como si fuera una novela de época... ¡Podemos ser Romeo y Julieta!

Joe se ríe, cerrando los ojos durante unos segundos.

— ¿Y morir al final? —pregunta con una sonrisa burlona.

— Nosotros tendremos un final alternativo —acaricio la parte trasera de su cuello con las puntas de mis dedos.

— Pero creí que odiabas a Romeo y Julieta —adopta una expresión seria, como si habláramos de algo importante en verdad.

— En efecto, no me gusta su historia porque creo que fueron precipitados y estúpidos, pero admiro como se amaron con tanta intensidad —pienso unos segundos— Mejor seamos como Bella y Edward.

Una mueca de disgusto aparece en el rostro de Joe y elevo mis cejas, recordando el por qué.

Como es mi novio obviamente lo obligué a ver conmigo todas mis películas favoritas y entre ellas estuvieron todas las de crepúsculo. Fue ahí cuando Joe declaró abiertamente ser Team Jacob.

— Lo había olvidado. Estamos en lados completamente distintos —finjo estar disgustada.

— Jacob es un buen tipo —entorno los ojos— ¡Oh, vamos! Tú solo eres Team Edward porque es un vampiro.

Me encojo de hombros.

— ¿Qué puedo decirte? Tengo una debilidad por los vampiros —hago una pausa— Y Robert Pattinson.

Ambos reímos. Joe finaliza su risa con un suspiro y se queda recorriendo mi rostro, como si estuviera anonadado.

— Si sigues viéndome así voy a pensar que estás considerando unirte al Team Edward —bromeo al ver que su impresión no se termina.

— Yo... estaba pensando en que soy muy afortunado de tenerte.

Mis ganas de bromear se alejan y mi corazón se derrite. Las palabras no me salen, así que hago lo primero que sí; besarlo. Presiono mi boca sobre la suya, al principio es un beso lento, cargado de dulzura, apenas tocándome.

Pero quiero más, con Joe siempre quiero más.

Abro mis piernas, permitiendo que se acerqué más a mí. Mi lengua se adentra a su boca y rápidamente encuentra la suya, subiendo la intensidad de lo que comenzó como una tierna confesión.

Sin dejar de besarme, echa mi cabello hacía atrás para tener acceso a mi cuello. Se separa, permitiéndome tomar un poco de aire, pero entonces comienza depositar besos que me hacen soltar unos cuantos suspiros y causan electricidad en todo mi cuerpo.

Mis manos se deslizan hasta la parte baja de su espalda, empujándolo más contra mí. Se me escapa un bufido al darme cuenta de que sigo sin sentirlo. Su mano libre se posiciona en la misma parte que las mías, pero Joe me empuja con facilidad, levantando mi cuerpo para acercarlo más a la orilla de la isla, dejándome sentir mi efecto en él.

— ¿Qué tienes debajo de la bata? —me susurra acariciando mi piel con su aliento.

— Averígualo —le reto, sin aliento.

Tan rápido como termino de decirlo, sus manos desatan el nudo que unía ambos lados de la bata.

Sus labios bajan de mi cuello hasta mis hombros, donde a medida que besa va bajando más la bata. Lo hace lentamente, haciendo que la fría seda se deslice en mi piel.

Sus ojos encuentran los míos al ver que estoy desnuda debajo de la bata y ver en mi cuerpo que tiene un efecto inmediato en mí. Me sonríe antes de comenzar un recorrido tortuoso, acariciando mi cuerpo con sus labios.

Habla Joe, en este momento no puedo contestarte —la contestadora se escucha de fondo— Llámame en otro momento o deja un mensaje.

Voy a decir algo, no sé muy bien qué, pero abro la boca. Joe posa uno de sus dedos en mis labios, callándome y viéndome con malicia. Es ahí cuando llega a mi vientre, contengo la respiración. Hecho la cabeza hacía atrás, conociendo a la perfección y anhelando lo que se viene.

Hola Joe, por lo visto sigues durmiendo...

Cuando escuchamos la voz de Derek, automáticamente detenemos todo. Joe se endereza como si estuviera presente y yo cierro las piernas al, volviendo a cerrar mi bata.

— ...solo quiero recordarte que debes darle una respuesta a Colin. Hoy es el último día para comunicarte con él. Llámame en cuanto escuches esto.

Frunzo el ceño.

Colin Jones es el nuevo jefe de Derek, según tengo entendido es su nuevo jefe en el FBI. Se va a vivir a Washington en tres semanas. Soy lo único que lo ata a Los Ángeles, su relación con mi madre está más que finalizada, así que podría irse a cualquier parte del mundo si quisiera. Estuve triste al principio, pero luego entendí que él es feliz con ese trabajo y no hay nada que más quiera en el mundo que ver a mi padre feliz.

— ¿Qué tienes que responderle a Colin? —pregunto, sospechando que sé la respuesta.

Joe remoja sus labios.

— Me ofreció trabajo. Un traslado, en realidad. No me dio detalles de su caso, pero tu padre mencionó que es algo de otro mundo —me explica, cruzándose de brazos— Colin me quiere en su equipo.

La noticia me deja perpleja, pero logro controlar mis emociones y me esfuerzo por sonreír.

— ¡Eso es genial! —digo sonriendo. Me bajo de un salto de la isla para acercarme a él— ¿Por qué no me lo contaste?

— Porque no lo creí importante. No voy a aceptar el trabajo —se encoje de hombros— No me interesa.

Sus palabras no concuerdan con lo que me dijo hace solo unos segundos. El entusiasmo en su voz demostró cuánto le interesa en realidad. Lo dejó en evidencia.

— ¿De verdad? —arqueo una de mis cejas.

— Sí —contesta tomando mis manos— Tengo todo lo que quiero aquí.

Besa mis manos y luego se acerca para depositar un beso en mi frente.

— Voy a preparar el desayuno —me avisa, separándose de mí.

Mi sonrisa se borra en cuanto se separa de mí. Sé que me quiere, no lo dudo, pero sé que también quiere aceptar ese trabajo.

(...)

Cuando llego a casa, voy directamente a la habitación de Brooke, donde golpeo dos veces y casi al instante escucho un adelante.

Ella está en su cama, escribiendo en un libro de color violeta. Al ver que se trata de mí lo cierra y deja a un lado.

— Hey —me saluda algo extrañada, pero manteniendo su sonrisa.

Camino lentamente hacía su cama.

— ¿Todo bien? —me siento en la orilla, apoyando mi bolso en mis piernas.

— Sí, ¿y tú?

— Bien —sonrío— ¿Sabes cuándo vienen mamá y Luke? —le pregunto.

Ambos fueron a Los Hamptons por unos días con Melanie, hija de Luke.

— Mañana por la tarde —contesta.

Nos quedamos en silencio durante unos segundos.

— Por cierto, gracias por cubrirme.

— No es nada —se encoje de hombros— Las mentiras son normales para esta familia —se ríe secamente.

Me siento mal por Brooke. Su vida entera cambio de la noche a la mañana.

- Su madre fue enviada a un psiquiátrico.

- Descubrió que el hombre —Luke— al que llamó padre por diecisiete años, en realidad no es su padre biológico.

- Su padre biológico es la persona a la que ha visto como un tío toda su vida.

- Ashton, mi hermano y su ex novio, resultó ser hijo de Luke.

- Una vez que se divorció de Brandy —madre de Brooke—, Luke se casó con la mía.

Es extraño acercarte a ella porque por más que se vea bien, que sonría, que finja que nada está mal, sabes que es todo lo contrario.

Al menos así lo siento yo. Porque he estado ahí antes. No tuve tantas revelaciones como ella, solo la de mi padre biológico, pero aun así puedo entenderla. Es una de las razones por las cuales intento estar para ella cuando necesite.

Al principio, actué de forma tan egoísta.

Juzgué la forma en la que lidiaba con el dolor, solo porque yo estaba bien, porque ya había dejado mi momento de depresión en el pasado.

Ante mi tristeza, era lo opuesto a Brooke.

Ella se aísla de los demás, se encierra en su burbuja y no habla con nadie. Mientras que yo me juntaba con todas las personas que podía para olvidarme de mi realidad un rato, buscando que las personas envidien mi felicidad, como si causarles eso me haría sentir un poco menos vacía.

Cada uno hace lo que puede por sobrevivir. Nadie debe juzgarte por cómo manejas tu tristeza, por como luchas por seguir viviendo. Es una de las cosas que aprendí hace poco.

— Así que... —alarga, incomoda por el silencio— ¿Cómo estuvo tu noche con Joe? —pregunta trayéndome a la realidad.

— Bueno... —sonrío ante su mirada picara— Estuvo bien.

— ¿Bien? —repite, insatisfecha con mi respuesta— Sé que puedes encontrar otro adjetivo que describa tu noche.

— No solo uno, puedo encontrar bastantes —confieso entre risas, haciendo que abra la boca, impactada con mi confesión y luego se una a mi gracia— Pero no vine a relatarte las habilidades de mi novio —digo cuando logro contenerme— Skyler y yo nos haremos las uñas, y queremos que vayas con nosotras.

Su risa cesa de apoco y me observa como impresionada.

— ¿En serio? —asiento— Sí, me gustaría ir con ustedes.

Desde que Brooke se encerró en su burbuja, los demás hicieron un intento por incluirla al principio, pero al ver que nunca aceptaba y prefería quedarse en su habitación o estar sola, decidieron dejar de hacerlo, por temor a molestarla.

— ¡Genial! —junto mis manos en un pequeño aplauso— Voy a cambiarme y nos vamos.

— Bien.

Como ya me duche en casa de Joe, solo tuve que cambiar mi atuendo. Elegí algo más casual y tranquilo, me puse un conjunto deportivo negro y unas zapatillas del mismo color. Ate mi cabello en una coleta y saque de mi bolso mi billetera, perfume, humectante labial, humectante de manos, chicles y mi celular para colocarlos en una pequeña mochila azul.

Una vez que me coloco protector solar, estoy lista para irnos. Brooke ya estaba esperándome en el primer piso.

Como había acordado con Skyler por mensajes de texto, pasamos a buscarla. Ella se sorprende un poco al ver que Brooke aceptó, pero no dice nada al respecto, puedo saberlo por la mirada que me da.

— ¿Cómo va la preparación de la boda? —me pregunta sentándose en el medio del asiento trasero.

— Bien —contesto dándole una mirada rápida por el espejo retrovisor— Estoy emocionada.

— Lauren va a verse hermosa —me dice Brooke.

— De eso no lo dudo —dice Skyler— Todavía no nos enseñaste el vestido que usarás.

Soy una de las damas de honor, obviamente.

— El color es celeste pastel —me encojo de hombros— Los diseños son bastante clásicos, pero elegantes. Lauren tiene buen gusto.

— ¡Me muero por verlos! —exclama— ¿Y cómo estuvo tu noche con Joe?

Entorno los ojos, divertida.

— Primero Brooke y ahora tú —digo negando con la cabeza— ¿Por qué tanto interés en mi vida sexual?

— No se los motivos de Brooke, pero yo estoy aburrida. Necesito oír algo de acción —declara— No tengo sexo hace tres semanas. Es el tiempo más largo que Eithan y yo estuvimos sin sexo en lo que va de nuestra relación.

— Gracias por la información —digo sarcástica.

— Ay, Skyler. Yo hace meses —acota Brooke— Siento que volví a ser virgen.

Skyler y yo reímos de la sorpresa. La confesión de Brooke nos desconcierta un poco porque normalmente es muy reservada y callada, pero me alegra que se suelte un poco más, significa que nos está agarrando confianza.

— Bueno para saciar sus sucias mentes, solo diré que tuve una buena noche —les cuento— Casi lo hacemos en la cocina hace un rato, pero luego mi padre llamó y todo se tornó raro.

— ¿Por?

— A Joe le ofrecieron transferirlo al FBI y él obviamente anhela eso, pero sospecho que no lo acepta por mí.

— Eso es tan romántico —dice Brooke.

Skyler comienza a teclear algo en su celular.

— Más o menos —hago una mueca— Pero no quiero que sea infeliz estando aquí. Tenían que haberlo escuchado... sonaba tan entusiasmado.

— Según Google, tres de cada diez parejas logran mantener la relación cuando es a distancia —me dice mi prima.

Hacemos contacto visual por el espejo retrovisor.

— No me animes tanto —contesto sarcástica.

— Lo digo porque obviamente estarán entre esas tres parejas.

— Creo que debe hacer lo que lo haga feliz —interviene Brooke— Vuelve a sacar el tema y discútanlo.

Creo que parte de mí no siguió insistiéndole porque no quiero que se vaya. Primero Derek, ¿Y ahora él? Sin dudas mi tristeza volverá y doble, pero si ellos están felices, podré soportarlo.

(...)

Lauren y Dean han pasado por mucho para llegar a estar juntos.

Se conocieron de una forma inusual, se enamoraron y de forma inesperada fueron separados.

Al reunirlos pensé que tenían historia, sí, pero jamás me imaginé escuchar la historia que tuvieron.

Cuando Jade me relató todo lo que vivieron y la razón por la cual estuvieron separados casi veinte años, mi corazón se encogió de tristeza al imaginarme qué se sentirá estar lejos de la persona que amo tanto tiempo.

Cuando volvieron a verse sentí que presencié algo de otro mundo. El tiempo no influyó en sus corazones, siguieron amándose a través del tiempo. Lauren y Dean son el claro ejemplo de que las personas que están destinadas a estar juntas.

No importa cuántos años o cuántas vidas pasen, si están destinados a estar juntos, nadie podrá interferir. Ni terceros, ni el tiempo.

— ¿No qué todo se ve hermoso?

Gin me codea, interrumpiendo mi momento de reflexión. Le doy una mala mirada que ni siquiera nota por estar admirando todo el lugar.

En efecto, todo se ve majestuoso.

La boda es al aire libre, en un club privado, pero el lugar se asemeja a una especie de bosque. Hay sillas blancas para los invitados, con detalles en dorado. El camino es guiado por rosas blancas, las favoritas de Lauren. Hay un gran árbol en medio, donde se encuentra el altar, de ahí se desprenden luces que parecen miles de luciérnagas iluminando el lugar.

— ¡Estoy tan emocionada! —exclama Gin, nuevamente irrumpiendo mi momento de calma— ¡Hey! ¿A dónde llevas a eso?

Dejo que vaya a encargarse de un pobre muchacho que solo hace su trabajo como le indique y aprovecho la tranquilidad para seguir admirando las decoraciones. Las personas que llegan van acomodándose en sus respectivos lugares.

Siento que estoy presenciando uno de los cuentos de hadas que mi madre me leía cuando era pequeña. Es como si... casi pudiera sentir que el amor está en el aire. La vibra de este día se siente mágica.

— Parece cuento de hadas, ¿no?

Dean a mi lado, contempla lo mismo que yo.

— Qué coincidencia —arqueo una ceja— Es justamente lo que estaba pensando.

Él sonríe, viéndome de reojo.

— Gracias por esto —dice tras unos segundos en silencio.

— No tienes nada que agradecer —contesto, encogiéndome de hombros— Siempre quise ayudar a organizar una boda.

— No... hablo de eso.

Giro mi rostro para verlo, esperando una aclaración.

— Gracias por reunirme con Lauren otra vez.

Puedo notar el agradecimiento en sus ojos serenos.

— De nada —contesto con una pequeña sonrisa.

— ¡Dean! ¡Hermano!

Un moreno bastante musculoso viene caminando en nuestra dirección.

— ¡Sean! —exclama Dean— ¡Nessa!

Decido dejarlos solos y me encamino hasta dentro de la cabaña donde Lauren está siendo maquillada. En el camino me cruzo a Nuria, su mejor amiga y su pequeña hija Maya. Ella también es una de las damas de honor y el tal Sean es uno de los padrinos que eligió Dean.

Ambas me saludan rápidamente antes de volver a la ceremonia.

Encuentro a Lauren admirando su apariencia en el espejo. Su cabello rubio está hecho un moño perfecto. El diseño es bastante clásico y modesto. Es ajustado, cubierto en la parte de adelante y por detrás abierto pero con una capa de encaje blanco.

— Sé que Dean perderá la respiración.

Mi comentario hace que note mi presencia y me observa a través del espejo con una sonrisa.

— Ugh, me atrapaste —bromea volteando— ¡Pero mírate! —doy una vuelta para que aprecie mejor de forma exagerada, como si estuvieran sacándome fotos— Te ves muy bonita.

— Eso dicen —me encojo de hombros con falsos aires de superioridad— Me dijeron que querías hablar conmigo.

La sonrisa de Lauren disminuye.

— Así es —contesta— Siéntate, por favor.

Lauren se sienta en su correspondiente lugar y yo en una silla que está frente a ella. Cruzo mis piernas y junto las manos en mi regazo, desconcertada por su seriedad.

— Quería agradecerte no solo por ayudar a Gin. Ella suele ser algo...

— ¿Insoportable?

— Entusiasta —termina la oración con una risita.

— Qué educada forma de decirlo —asiento con la cabeza.

— De verdad agradezco tu ayuda en la preparación de la boda —eleva las cejas, acomodándose en su lugar— Quería decirte esto en persona, por esa razón esperé tanto.

Desde que Lauren y Dean se reencontraron a principios del verano, han estado recorriendo el mundo, recuperando el tiempo perdido. Vinieron hace dos días para finalmente casarse.

— Dean y yo nos mudaremos a Washington —bajo las cejas y las comisuras de mis labios recaen— Queremos comenzar de cero. Además mi padre es muy mayor y necesita que alguien lo cuide.

Bajo la mirada a mis manos.

— Quería que seas la primera en saberlo.

Sin dudas extrañaré a Lauren e ir a su consultorio, pero si es lo que desea, no soy quién para prohibírselo.

— Seguirás siendo mi psicóloga, ¿no? —pregunto, temerosa.

— Si no te molestan las consultas por Meet...

— En lo absoluto.

— También quiero agradecerte por reunirme con Dean —sus ojos están cristalizados— Esto es lo más lindo que alguien hizo por mí y te estaré eternamente agradecida.

Puedo notar que quiere llorar, así que procedo a hacerla reír.

— No llores. Arruinaras tu maquillaje.

Sonrío al cumplir mi objetivo.

— No hay nada que agradecer —prosigo— Considéralo un agradecimiento por salvar mi vida.

Se queda viéndome durante unos segundos que parecen eternos y finalmente dice:

— Estoy muy orgullosa de ti.

Sus palabras terminan de estrujarme el corazón, pero de una forma linda. Mis ojos demuestran cuanto me llegaron sus palabras.

— Vas a estropear tu maquillaje —me imita con diversión.

— No importa mi maquillaje, es tu boda —contesto haciéndola reír, abanico mis ojos con mis manos, evitando que las lágrimas se escapen— Significa un montón para mí que estés orgullosa de mí.

Lauren sonríe, luego Gin entra anunciándonos que todo está listo para comenzar. Nos damos un corto abrazo que hace que mis ojos nuevamente amenacen con arruinar mi maquillaje, pero logro recomponerme en el camino.

Joe se encuentra esperándome para caminar hasta el altar. Lauren me eligió como su dama de honor y Dean a él como uno de sus padrinos. Es la primera vez que nos vemos desde esta mañana. Me envió una foto de que estaba teniendo problemas con su corbata, como siempre, y le respondí con una foto comiendo un sándwich. Todavía no volví a tocar el tema del puesto en Washington.

— Tú... —se queda sin palabras— Te ves hermosa.

— Y tú corbata se ve espantosa —me río desamarrando su intento de nudo.

— Hice lo mejor que pude —se defiende, riendo— Eres mala.

— Soy fabulosa.

— También —concuerda, divertido.

Cuando termino, nos quedamos viendo y dejo de escuchar todo a mí alrededor. Solo me concentro en Joe y en lo mucho que me va a costar estar lejos de él. Hace poco comenzamos a salir, nos animamos a dar el siguiente paso y a admitir todo lo que sentimos por el otro. No quiero que nos separemos, pero quiero que sea feliz.

Me separo de él, dejándolo algo desconcertado, pero no puede decirme nada, en ese momento nos avisan que tenemos que comenzar a nuestro recorrido hasta el altar.

Skyler, Brooke y Derek están sentados juntos, nos sonríen al vernos.

Cuando llega la entrada de Lauren, mis ojos vuelven a cristalizarse, pero no soy la única. Creo que todos los presentes, los más cercanos a ella, se sienten del mismo modo.

Mi parte favorita siempre es cuando:

— Lauren, ¿Aceptas a Dean como tu esposo?

— Acepto —contesta sin quitarle los ojos de encima a Dean.

— Dean, ¿Aceptas...?

— Acepto —le interrumpe. Los invitados, incluyéndome, ríen— Lo siento —se disculpa, causando risas nuevamente.

Una vez que son declarados oficialmente marido y mujer, todos aplauden. Nuria y otra morena que recuerdo vino acompañando al tal Sean, se acercan para abrazarla.

Me encuentro bailando con mi padre, horas después de aquel hermoso momento. Nuria, la mejor amiga de Lauren ha estado bailando con Joe las primeras piezas porque a su esposo no le gusta bailar y mi novio es tan caritativo.

No me molesta que baile con ella, pero yo también quiero bailar con él.

— Así que... Colin le ofreció un puesto a Joe —suelto, haciendo que sus ojos vuelvan a los míos.

— Te contó —asiento con la cabeza, evitando decirle que en realidad me enteré en el momento que llamó porque estábamos a punto de hacerlo en la cocina— Admira a Colin desde que lo conozco. No lo culpo, ha cerrado grandes casos —suspira— Pero va a rechazar el puesto.

— Por eso quiero hablar con Joe —le cuento— Esta es una gran oportunidad para él y quiero que sea feliz. Nosotros podremos vernos los fines de semana o tal vez pueda faltar alguna vez al instituto para...

— No vas a hacer eso —me interrumpe, entrecerrando los ojos.

— ¡Estaba bromeando! —o no— Pero Nuria no lo suelta. Desearía tener a alguien más que presen... —me detengo— Ve a bailar con ella.

— No la conozco —responde con obviedad.

— Joe tampoco, sin embargo, han estado bailando las últimas dos horas.

Derek finalmente accede a bailar con Nuria y ella no tarda ni dos segundos en aceptarlo. Joe me observa agradecido mientras se acerca a mí, tomo su mano y vamos a sentarnos en las sillas de la ceremonia.

Ahora que es de noche, las luces se ven mucho más hermosas. El viento veraniego acaricia mis brazos.

— Me sorprende que esa mujer siga teniendo ganas de bailar —bromeo rompiendo el silencio.

— Yo creo que tuve suficiente para el resto de mi vida —me sigue la broma haciéndome soltar una risita.

Tomo una bocanada de aire, Joe me observa extrañado.

— Hazlo —suelto de repente.

— ¿Disculpa?

— Acepta el empleo.

— Soph...

— Admiras a Colin. Es todo lo que siempre quisiste.

Joe lleva una de sus manos a mi mejilla.

— Pero no quiero dejarte.

— No vas a dejarme —contesto— Solo... estaremos separados por un tiempo —tomo sus manos— Estaremos bien porque nos queremos mucho.

Sigue pensándolo.

— Hay más probabilidades de que terminemos porque eres Team Jacob que por la distancia —agrego para quitarle seriedad al tema.

— Tienes razón —le empujo levemente, indignada por que esté de acuerdo— ¿Nos veremos todos los fines de semana?

— Y faltaré algunos días al instituto también —le guiño un ojo— Pero no le digas a mi padre —agrego susurrando.

Sonríe.

— Llamaré a Colin —me avisa, levantándose.

— ¡Ve a hacerlo, cariño! —exclamo, dándole ánimos.

Hace una mueca.

— Me duelen las piernas —se queja.

— ¡Tú puedes hacerlo, abuelo!

Niega con la cabeza divertido antes de alejarse para realizar la llamada. A lo lejos veo a Brooke y Skyler venir dando saltitos desde la fiesta.

— ¡Robamos una botella de tequila! —me cuenta Skyler sentándose en mis piernas, pasando uno de sus brazos sobre mis hombros.

— Sí, tu tía es genial —contesta Brooke, sentándose en la silla de Joe, destapando la botella— No nos delató.

— Así es Jade.

— ¿Y tú novio?

— Fue a aceptar el trabajo —contesto viéndolo a lo lejos.

Brooke hace una mueca que dura unos segundos.

— ¿Sabes qué? Estarás bien. Pueden sextear —me dice señalándome con su dedo índice.

— Lo hago con Eithan. Es emocionante —me cuenta Skyler.

— Gracias por la información, Sky —contesto sarcástica.

— De nada —está tan ebria que ya no percibe el sarcasmo— De cualquier forma, estamos a menos de un mes de comenzar nuestro último año de preparatoria. Vamos a vivir una de las mejores etapas de nuestras vidas donde las chicas usualmente conocen al amor de sus vidas o tal vez les rompen el corazón, se drogan por primera vez o se embarazan...

— Oigan, quiero saltarme lo último —dice Brooke, temerosa— Pero tienes razón, Sky. Brindemos por eso y por no olvidarnos las anticonceptivas y utilizar el preservativo.

— Amén —digo sonriendo.

En cuanto me pasan la botella, tomo un tragoesperando que, en efecto, este año escolar sea inolvidable. 

Hola besties!!!

yayyyyyyyyyyyyyyy, por fin se casaron!!! aaaaaah :') pero... ¿No les parece raro que todos vayan a Washington? Derek, Lauren, Dean y ahora Joe... Mmmm, no voy a decir nada más.

¡En finnnnnnn! Espero que les haya gustado <3 amé volver a escribir desde el punto de vista de mi querida Sophie.

¿Qué les pareció el capítulo?

¿Team Edward o Team Jacob? ahre

Siganme en mi instagram blue_woodsx

Gracias por leer, votar y comentar.

¡Nos leemos!

Continue Reading

You'll Also Like

9K 3K 48
Para alguien tan desgraciado como Lucas, la suerte puede resultar algo rara. Y para alguien como Devon, algo inmerecida. Ella es capaz de captar el...
71.8K 6.2K 27
Becky llega a la Universidad con su novia friend Y le toca sentarse con freen Qué es una chica interosexual Y tiene fama De usar a las chicas pero po...
5.8K 234 29
Ella se negaba a volverlo a ver El quería verla, abrazarla y besarla Pero ella se negaba a regresar a ese amor atrayente Pero el siempre tuvo la man...
9.8M 308K 55
Quién vuelve de un viaje no es el mismo que se fue. Valentina no dejaba de repetirse esta frase, la entusiasmaba muchísimo, ya no faltaba nada para a...