Mi Pareja Perfecta IV

By Brity22

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Ángela Grant, es una joven recién egresada que empieza a trabajar en el hospital Edwards, tal como su abuela... More

Ángela Grant
Supervisión
La salida al Spa. I
La salida al Spa. II
La vida de Martina Edwards I
La vida de Martina Edwards parte II
Buscando a la chica perfecta.
Incógnita
Catalina Grant
La chica del Tinder I
Fiesta en New York I
Fiesta en New York Parte II
En la boca de la loba I
En la boca de la loba II
En la boca de la loba III
Mala, del verbo ''mala''.
''No pegan, ni juntan''
Salida a casa de Tía Fer.
Lecciones de motocicleta
''Por la boca muere el Edwards''.
Única en su clase.
Aniversario de Matrimonio I
Aniversario de Matrimonio II
Sesión de Fotos.
Fin de semana de Jefazas.
''Si Quieren Guerra...''
Buscando al culpable
Juntas de amigos
Hogar, dulce hogar.
Inauguración
Una historia romántica y no de acción
Citas a ciegas y aniversario
''Dos grandes que se unen''
La cena familiar.
Buenas jugadas.
Salida en familia I
Salida en familia II
''La terquedad hecha pareja''
La despedida.
Las Intensas.
Especial: ''El dilema de las Gabis''

La chica del Tinder II

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By Brity22


Martina E.:

−Llegué. ¿Hay alguien aquí? −Pregunto viendo la casa vacía, llego al cuarto de estar y por la derecha, en la cocina se inclina una cabeza rojiza.

−Eh pulga. −Saluda. Hace mucho tiempo que no veía a mamá con un estilo así, de hawaianas y shorts.

− ¡Oh por Dios! un fantasma−Digo mirando sus piernas.

−Si, si muy graciosa −Dice revisando su celular. ­­−Tu madre llega luego.

−Genial, ¿y Sandy?

Me mira de reojo.

−Por favor no hagas un comentario creativo aludiendo a que es comida. −Digo cansada.

−Iba a decir que estaba durmiendo, pero bueno. −Levanta la nariz y se adelanta a la nevera, saca algunos vegetales.

−Ajá. −Digo sacando agua.

Se escucha la puerta. Mamá se asoma.

− ¡Tina! Querida, que tarde llegas.

−Me quede haciendo un papeleo corto −Miento.

−Pero si han pasado horas −Se exalta− ¡Christine no la sobre exijas!

− ¡Yo nada! Todos me retan joder −Se lamenta.

−Ay ya no te hagas. −Digo. −Mamá no tuvo nada que ver... esta vez −Es todo el maldito papeleo del viaje.

−Si sigues así te confundiremos con Sam −Dice mi madre Christine. Mamá suelta una carcajada y se apoya en el mesón.

−Ah sí que graciosas. −Digo mientras se dan un besito. −Ustedes me trauman.

−Ya tienes veintiocho, no te traumaste −Responde mamá dándole otro en el cuello.

−Si no te hagas −Bromea mamá Noelle. −Seguro tú no lo haces.

− Hacer ¿qué? exactamente. −Pregunta mi otra madre curiosa.

−Nada. Ya me retiré de esas andanzas −bravuconeo. Me vibra el celular. ¡Ups!

−Ah pues, si trabajas así te creo. −Dice Mamá Christine− ¿He visto menos a Sam? ¿O es idea mía? ¡Cómo crecen! Antes parecía que tuviese dos hijas.

−Ahora tenemos trabajo −Exhalo. −Y bueno, anda gobernada −Sonrío.

¡Cómo cambian las cosas!

Bebo de mi vaso y miro a la pared, siento un par de ojos puesto en mí y miro a mis madres algo perdida.

−Sabes que si estás muy atareada me tienes a mí y a tu abuelo.

−Si lo sé... aunque ustedes merecen más un descanso que yo. −Comento.

−No digas eso, amamos lo que hacemos. −Dice mi madre.

−Antes eras una cabrona −Le recuerda mamá Noelle −Por suerte Tina no es así.

−Si, lo admito, tampoco me arrepiento.

− ¡Eso es puro orgullo! Tina no es de ir a molestar colegas a sus lugares de trabajo.

Ups...

−Iré a despertar a Sandy− Digo.

Reviso mi celular

''Angela Grant.: Lo siento, estaba con mi hermana. ¿Y tú ya saliste? ¿De qué parte eres?''

Contesto y subo las escaleras, desconozco si esta chica es real, aunque algo me dice que puede ser. Por mi parte la foto es falsa; sólo es una selfie del cuello hacia abajo con un escote pronunciado.
Abro la puerta y Sandy me espera del otro lado con aspecto de haber dormido una larga siesta, mueve su trasero con emoción haciendo ruiditos. La abrazo y bajamos.

Ángela me da su ubicación, curiosamente cercana. Luego continúa conversando otros temas, si fuese del tipo que insiste en juntarse, la eliminaría de inmediato. Pero no, no se esfuerza en avanzar a más de lo debido. Lo cual me parece bien porque ni siquiera tiene foto.

Aun así, ha sido entretenido conversar con alguien nuevo, y lo mejor es que no me ha enviado fotos de sus genitales, eso suma puntos.

Me cuenta de su hermano mayor, yo asumía que podía tener más libertad, tomando en cuenta como es su padre. Mamá en algún momento dijo que ese Enrique Grant era un hombre frío y sin gracia. Lo he visto poco, es un tipo alto, de rostro alargado, con escaso cabello castaño y ojos grises; con ese halo de creerse de la realeza, un encanto de hombre. A mamá la desafiaba directamente, pero ella es capaz de hacer que cualquiera se sienta una cucaracha. Una cualidad que yo no tengo. De cualquier forma, mamá no puede evitar los eventos, tampoco le conviene andar de ermitaña, así que creo que mantienen una distancia mutua. Probablemente fueron la comidilla del club. ¡Bah! eso les pasa a los abuelos por tener esas expectativas. Por suerte a mí no me joden con eso. Mejor que ni tengan esperanza porque me va peor que a mis madres. O tal vez, me parece que no soporto a las personas mucho tiempo, o no sé, ando en una etapa en que sólo quiero trabajar, me despedí de esas andanzas en la universidad.

¡Ah! ¡qué grande estoy!

Lo que no significa que esté muerta. Contesto el mensaje.

''Marcela E.: ¿Y en dónde trabajabas?''

''Ángela Grant: Por ahí''

''Marcela E.: ¿Dónde queda ahí?''

''Ángela Grant.: Es confidencial.''

¿Ah sí? ¿Se supone que yo soy la que provoca desconfianza?

''Marcela E.: Pero si tú eres la sospechosa con nombre falso.

''Ángela Grant: Y esas tetas apuesto a que no son las tuyas''

¡Maldita seas Grant! ¡me descubrió!

''Marcela E.: ¡Pues tu tampoco debes ser quién dices!''

''Ángela Grant: ¡Yo soy yo!''

''Marcela E.: ¡¿Por qué Ángela Grant iba a estar en Tinder!?''

''Ángela Grant: Pues porque se me dio la gana''.

''Marcela E.: Compruébalo.

''Ángela Grant: No te enviaré una foto''

''Marcela E.: ¿Tienes Instagram? ''

''Ángela Grant: Si''

''Marcela E.: ¿Me lo das? Yo te doy el mío''.

No es una mala oferta... me río en silencio y escribo.

''Marcela E.: Estoy buenota...''

''Ángela Grant: Jajaja si lo pones así... podría ser

Me llega el link, bastante nada que ver con su nombre. Sonrío y miro a ambos lados traviesa, tiene más fotos de motocicletas que de una persona, otras de viajes, veo una silueta en una y presiono la pantalla.

(...)

− ¿Qué? –Susurro.

Reviso más fotos, entreabro la boca y miro fijamente cada foto donde sale Ángela...

− ¡Pero si es...! −Susurro.

[...]

Al día siguiente

Ángela G.

¡Aaaaargh! me bloqueó.

No sé si sentirme fea o qué.

Saludo a mis compañeras disimulando la carota. Creo que esto de los ligues por la web no me resulta ¡al menos en vivo me la juego con mi personalidad! ¡Mi hermana dice que soy guapa!

Pongo algo suave de música y espero famélica el almuerzo. Reviso mi correo laboral y tengo uno a primera hora donde me citan a la oficina de Martina.

¡Pero si ya me contrataron! Esto debe ser por lo del pinchazo en la costilla ¡lo que me faltaba!

Camino a su oficina y agotada toco la puerta.

−Pase −dice secamente. Frunzo un poco el ceño. Martina, apoyada en su escritorio me mira raro, como con extrañeza y curiosidad. Es como si no me hubiese visto en mucho tiempo.

− ¿Está todo bien? −Ay ya me asusté.

Ella camina rápido hacia mí y cuando pienso q me va a pegar o algo así, pasa de largo y cierra la puerta.

− Ya lo sé todo.

− ¿Eh? − ¿El mundo está loco o qué?

La quedo mirando, ella me mira desafiante cerrándome la única salida. No creo que se haya enterado de mi identidad si hay muchos papeles del contrato bajo el cuidado del abuelo de ella.

−No sé de qué hablas−Digo.

−No puedes ser tan sinvergüenza. −Se sorprende.

− ¿Qué carajos me quieres decir? Ya escúpelo de una vez. −Digo cabreada. ¡Las malas noticias vienen todas juntas!

− ¡Sé quién eres! −Susurra tan fuerte que el aire raspa su garganta. Mira hacia la pared en silencio como temiendo que alguien se pasee por ahí y escuche.

− ¿Ah sí? −Me espanto, mi cuerpo se prepara para arrancar.

Me queda mirando incrédula ¡defenderé mi inocencia hasta el final!

−Tú eres Ángela Grant. −Repite con gravedad.

Abro los ojos como platos, la saliva abandona mi boca.

− ¿Qué... qué...? −Tartamudeo ¡¿Cómo diablos se enteró?!

− ¡Oh mierda, has estado medio año aquí! −Exclama. − ¡¡Si no fuese por el Instagram nos tienes por estúpidos!! −Ese brillo malicioso característico que siempre traía en sus ojos se tornan realmente intimidantes.

− ¡¿Cuál Instagram?! −Me espanto. Pero si no le he dado a nadie de aquí mis redes sociales... Se unen todos los cabos sueltos. Es mi turno de mirarla incrédula. − ¡Tú! −Exclamo − ¡¿Tú eras Marcela?! −Bueno aquí no soy la única que usa nombres falsos.

− ¡Y por suerte! −Dice aliviada − ¡Maldita Grant! ¡¿Qué tramabas con esto?!

Ah resulta que ahora soy la maldita Grant.

− ¡No tramo nada! ¡sólo quería conversar con alguien y descargué la app! −Evado el tema.

Hace una mueca.

− ¡Trabajando acá! ¡¿Fue una orden de tu padre?! −Aventura, se le está notando una vena en la frente.

Me entra la rabia ¡También me siento engañada!

− ¡Jovencita a mí, mi padre no me ordena! −Aprieto la boca. − ¡Estoy acá por simple decisión personal!

− ¡Así que tú lo planeaste!¡Que zorra! −Exclama.

¿¡Qué!?

− ¿¡Zorra!? Tú eres la zorra que se hace cuentas falsas−Respondo. − ¿¡De quién es la foto de la pobre chica que tienes?! Te faltan varias copas −Bravuconeo.

Me da tal mirada que retrocedo un par de pasos hasta sentir su escritorio.

−No juegues conmigo Grant −Gruñe − ¡Vamos a la oficina de la doctora Diaz!

− ¡No! −Exclamo − ¡No me puedes hacer esto! ¡Mi trabajo es bueno! ¡Incluso éramos amigas! −me defiendo, carajos ¡por último que me deje completar el año!

−Yo ya no sé a quién conocí, mentirosa crónica.

El golpe dolía menos.

− ¡Te contaré la verdad! −Digo− Pero creo que al menos merezco ser escuchada. Después de todo también te caigo bien ¿verdad?

− ¡Cállate! ¡Eso queda sepultado! −Levanta el índice en modo de advertencia. − ¡Se me caería la cara de vergüenza si alguien se entera!

− ¡¿Qué?! ¡A mí me daría vergüenza! −Me espanto. −Ya que estamos con la verdad, ¡más respeto niña! −Le advierto.

−Repite eso−Le tirita un alargado ojo señalándome hacía arriba.

−Más respeto. −La apunto también−Además yo vine aquí por mi cuenta, ser Grant no tiene nada que ver.

− ¡¿Entonces por qué te ocultas?!

− ¡Porque ustedes nos odian! −Exclamo. − ¡Sólo déjame trabajar y ya! ¡Ya no te basta con reírte de mí por tú sabes dónde!

−No sé de qué hablas, yo sólo tenía curiosidad.

−Pero me bloqueaste−Me defiendo. −No te cuesta nada guardar el secreto.

−Si me cuesta, si estos son planes...

− ¡Deja de ver conspiraciones! −Me exaspero−Tu abuelo también me ayudó, ¿No confías en él?

− ¡Ese anciano! −Escupe. De todas formas, parece tener algo de resultado.

−Bueno, él creyó en mi −recurro a mi último salvavidas −además sólo es trabajo, ¡lo prometo! −Me mira callada mientras sus ojos recorren mi rostro.

− ¿Por qué no me di cuenta? con razón el parecido, no podía ser coincidencia. Eres igual a... −Nos quedamos mirando, se interrumpe.

Si, soy igual a mi abuelo, mi padre, mi hermano y mi hermana. ¡Qué sorpresa!

Transcurre un silencio incómodo. Decido tocar el tema que me tiene sorprendida a mí.

−Así que estabas ligando por redes sociales −Digo. Un delicado tono rosa aparece por su rostro, no me lo esperaba de Tina, con lo ego que es.

−Y tú que dijiste que traías locas a muchas, pero mira cómo te pillo ¿Así que los Grant pasan hambre? −Ataca.

−Por supuesto que no, Marcela −Elevo un poco la voz.

Nos fulminamos con resentimiento.

−Mira Ángela tarde o temprano se sabrá quién eres, todos los informes, al menos, tienen las fotos de cédula al revés y al derecho de cada persona que trabaja aquí. Es cuestión de tiempo que mi madre lo vea y te mande a joder. −Dice volviendo a estar alegre. −No sé si valga la pena guardar silencio.

−Si no es mucha molestia. −Digo sabiendo que esa foto está en poder de su abuelo. −Te lo recompensaré. Además, no haré nada malo. − Junto mis palmas.

−Como saberlo...

−Ya no lo he hecho.

− ¿Cuál fue tu motivación al venir acá?

−Solo laboral −Digo.

−Pudiste haber ido a joder a otro lado.

−Este era mi mejor opción. −Al menos su rostro de suficiencia me hace ver que está de acuerdo en eso.

−Vamos, solo un tiempo más al menos − ¡Me estaba adaptando tan bien! −Si quieres me pones cámaras en la consulta.

− ¿Ah? da por hecho que no te quitaré el ojo de encima. −Me advierte.

El alma me vuelve al cuerpo.

−Entonces ¿Me ayudarás? ¡Me gusta aquí! −Mis ojos brillan. −Las jefas intimidan un poco, pero sin duda es un buen lugar−Comento. Frunce el ceño. −Bueno tu mamá es la que intimida−Sonrío.

− ¿Cómo?

−Ella me intimida un poco, y sabes...

− ¿Y yo no?

−Un poco, pero eres una buena chica −Asiento.

− ¿Qué?

−Además fue divertido conversar−Digo algo incómoda.

Me mira de reojo.

−Tal vez...

− ¿Entonces quedamos así? ¿Guardarás el secreto?

−Necesito pensarlo −Mira a otro lado. −Tal vez unos días para comprobar si no buscas sabotearnos o algo así.

− Claro que no, yo tengo lo mío. −Aclaro. −No tengo nada que envidiarles.

−Me imagino −Me da esa mirada extraña nuevamente. −No tiene sentido. Nunca te había visto.

−Tal vez estuve ahí, pero no me viste −Sonrío −Descuida, no muchos me reconocen.

− ¿Por qué?

−Era un poco... diferente.

− ¿Qué tan diferente? De aquí se ven tus facciones de mierda.

− ¡Oye! Antes no te parecían mierda. −Gruño. −De cualquier forma, me veía diferente, y nunca anduve por ahí con papá, ni mi hermano. −Aparto la vista.

Guardamos silencio.

−Todo lo que me contaste... ¿Era verdad? −Pregunta curiosa.

−Claro que sí. −Respondo, ¡Maldita sea sigo siendo yo! ¡¿Qué no lo ves?!−De haber sabido que eras tú... te bloqueo primera−Le tomo el pelo.

− ¿Te dolió? ¿eh?

−No −Maldita sea.

−Bien Gra...García−Dice. −Ve a comer. −En eso su mirada se vuelve tan recta como siempre y me mira tan fríamente que estoy segura de que no es una simple amenaza. −Si descubro la más mínima mala intención contra mi familia, te aplastaré.

Y va muy en serio...

−Ok −Respondo en un hilo de voz.

Abandono la oficina sin estar segura de sí tuve suerte o no, al menos no me cabe duda de que Martina no le dirá a su madre, por el momento. ¿Debería contar esto como un buen día? Se supone que sigo en el juego. Pero por otro lado Martina es algo impredecible así que no sé qué pensar. Yo no tengo idea que dirán de mi familia en esa mesa. Me invade un sentimiento de vergüenza al recordar todo lo que hablamos por Tinder, creo que le conté cosas personales que no le contaría a un Edwards, quizá dejé a papá mal parado frente a la familia rival.

''Al menos no te bloquearon por intragable'' dice la voz burlona de mi conciencia en mi oído. Miro mis pies.

Es una lástima... La forma de ser de Marcela me había gustado. Martina a veces asusta.


Mas tarde.

−Me descubrió Tina−Digo. Miro mi joystick, estaba todo bien mientras jugaba con Omar, hasta que recordé el temita.

− ¡¿Qué?! −exclama Omar dividiendo su atención entre la pantalla y yo. En eso lo matan y sonrío de medio lado.

−Manco.

− ¡Entonces no salgas con semejante revelación! – dice ofendido− ¿Y qué paso? ¿Cuánto te dan el finiquito? −Pregunta sobándose las manos.

−No me ha echado. −Que esperanzador...

− ¿Ah no? −libera una risita nerviosa − ¿Y eso por qué?

− ¿Qué no ves? por lo simpática y guapetona.

−Si me imagino −Pone cara de aburrido−Supiera que en el fondo eres una pervertida. −Murmura.

Recuerdo dicha App.

−Ahora eso también lo sabe. −Me rasco la nuca.

− ¿Qué hiciste? ¿Se besaron? −aventura.

− No, claro que no. Pero era la chica del tinder.

−Hmm− Se rasca el mentón, probablemente uniendo cabos sueltos. − ¿La que te gustaba?

− ¡No me gustaba! −Exclamo orgullosamente. Me sigue mirando extrañado

−Qué cosa más rara que se encontraran.

−Coloqué mi nombre real− confieso.

−Muy inteligente−­ ­dice sin mirarme− Aunque eso quiere decir que la jovencita Edwards realmente estaba interesada en conocer a Ángela Grant.

−Solo quería espiar no tenía ninguna foto...

−Pero estaba tu nombre, siente curiosidad. −Me mira con cara de listillo.

− ¿Qué insinúas?

−Que le des al público lo que pide, además está siendo tu aliada, puede salvarte la vida de Christine Edwards.

−Tal vez −No había pensado en eso.

−Y dime... ¿te gusta?

− ¿Quién? ¿Martina?

−Si.

Humm pienso en ella y creo que es muy ruda. Aunque de alguna forma Marcela era adorable, o esa sensación me daba... siempre leyó todo lo que tenía para decirle y siempre tenía algo genial que decir. Parecía alguien sensible de buenos sentimientos. Aunque ahora en este momento no clasificaría a Martina en la parte de sensible.

Aunque no me delató... supuestamente.

−Ya lo pensaste mucho. −Gruñe.

−Pero es que me cuesta pensar que son la misma persona. −Que tragedia.

−Pero lo son. Si te gusta Marcela, te gusta Martina.

−Si hubiese sabido que era Martina no le doy match −río. −Ahora estoy nadando en la mierda... laboralmente.

−Yo no lo veo así.

−No voy a intentar nada. −Respondo de inmediato.

−Mirar de lejos y no intentar nada... siempre resulta. – Dice con ironía −Usualmente no le das tantas vueltas. −Levanta y baja las cejas rápidamente.

−Es mi jefe −Levanto una ceja.

−Ya. Te vas a morir de hambre si te despide. −Ironiza− ¿Qué importa? Anda, ve, dale un besito y si no te gusta. Sólo fue un besito.

Nos reímos.

−Tal vez... −Dudo un poco. ¡Ay! ¿por qué tengo que pensarlo tanto? ¡Ya querría ser como Omar! − ¿Cómo lo harías tú?

− ¡Es fácil! −Se endereza, me recuerda al niño enérgico que conocí en las cocinas −Dile algo bonito, pon la voz grave. ''Hola linda'' −Dice gravemente estirando la boca como un Adonis − Luego te acercas y si no arruga la nariz, es tuya. Si la arruga, es que le das asco y nunca lo fue.

−No le voy a hablar así, soy una chica.

− ¿Ah sí? −Se sorprende.

− ¡Omar!

− ¡Ángela! −Exclama, en eso pone esa expresión de galán de telenovela− ¿Te gusta lo que ves? −Dice con la voz grave.

−No. −Respondo. Se acerca estirando demasiado la boca y me río.

− ¡Chicos! Vengo a... −Catalina se toca el pecho con sus grandes uñas − ¿Qué significa esto? −No la culpo. Omar esta con la boca estirada demasiado cerca y yo sentada cómodamente al lado.

− ¡Acabas de arruinar la última oportunidad que tenía tu hermana de ser hetero! −Reclama Omar. Libero una risotada. No me movió ni una hormona.

− ¡No abuses de mi hermana! −Lo señala.

−Abusador. −Digo empezando a jugar. −y manco. −Él se ofende como si le hubiese insultado a la mamá y me da una paliza.

−JAAAAA −Dice. − Apostemos. Si ganó tendrás que hacer el primer movimiento con esa chica.

− ¿Qué chica? −Catalina cierra la puerta y nos observa con sus grandes orbes azules, tal como cuando era chiquita y nos miraba jugar o le prestábamos un joystick sin conectar.

−No hay ninguna chica. −Digo mirándolo horrible, acaba de sembrar la semilla de la curiosidad en mi curiosa hermana. −Hablaba con alguien por Tinder y ya pasó−Aclaro.

− ¿Tinder? Puaj −Dice. −Te hubiese presentado a alguien.

−Amigas huecas no. −Ya veo me trae de esas con las uñas gigantes.

¡Mi cosita!

− ¡Mis amigas son un amor! −Exclama. − ¿Pero de cuales te gustan?

−Pues, normal −resoplo. Una vez me trajo una amiga que se esforzaba demasiado en agradarme, eso me mató las pasiones. Además, parecía que le daba asco todo y le gustaban los lugares donde abunda gente como nosotros, lo que no es malo. Pero yo no quiero tener una niña mimada constantemente insatisfecha por novia.

− ¿Cómo normal? – me mira seria− ¿Qué se parezca a ti? −Se toca el mentón y me evalúa. Traigo Jeans, converse y una remera negra con un pac-man al medio. − ¿Sin sentido de la moda? −Bromea. Me mira el rostro. Alargado, frente pequeña, mentón puntiagudo y el cabello castaño dividido al medio, igual que ella. − ¿Sin maquillaje? No te ofendas, creo que eres guapa, pero deberías dejarme hacerte algo, con las pestañas a veces no es suficiente. −Dice moviendo los dedos sedienta por ponerme la mano encima. Aunque ya sé cómo me maquillaría, la observo reacia.

−Omar se ríe.

−En pocas palabras quiere a alguien como ella, ya sabes, juegos, cerveza, música pesada −Mueve la mano sin interés. −Alguien como Martina.

− ¿Quién es Martina? −Frunce el ceño.

−Nadie −Digo mirando a Omar horrible. ¡Maldito! ¡Ahora toda China sabe que ella existe!

− ¡Lo descubriré! −Exclama yéndose.

−Genial. −Digo secamente. −Si descubre eso estoy muerta.

−No lo hará −Dice −Volviendo al tema. Perdiste −Sonríe. −Ve y bésala.

−No voy a besarla. Me golpeará hasta convertir mi cuerpo en una masa de carne y sangre palpitante en el suelo. −Todos sabemos que es verdad.

−Entonces salgan.

−No querrá. −Digo apesadumbrada. −Creo que ya no le agrado tanto.

−Pero si eran amigas, dile como amigas y ¡paf! le plantas un beso.

−Olvídate del beso.

− ¿Qué no sabes besar? Aida no te enseña cada vez que viene −Bromea.

−A veces, pero...

−Nada de peros, donde está esa confianza de un Grant. −Ríe. −Además perdiste.

Hmm no lo sé, a mí me agrada, pero estoy segura de que dirá que no.

Al día siguiente entro a trabajar un poco vacilante, primero porque siempre está la posibilidad de que Martina se deschavetara y contase todo... puedo ver a Christine Edwards con una máscara blanca y una motosierra en la entrada; y segundo, porque creo que mi identidad arruinará nuestra relación de colegas amigas. Aunque puede que ella cumpla su palabra y haga como que nada pasó.

Al transcurrir el día, me doy cuenta de que la última opción es la más obvia, Martina nos saludó como todos los días, noté una pequeña fracción de segundo su mirada puesta en mí, luego fue la misma de todos los días. En la tarde llama mi atención que se sentase cerca y no cruzase mirada conmigo. Habitualmente no estamos muy juntas así que no es raro de todas formas.

La semana es igual. Excepto por la tarde en que ella y su amiga más alta me miraban con curiosidad, decido hacerme la que no las vio y conversar con ella en otra ocasión. Me molesta que me vea como una extraña ¡soy la misma de siempre! ¡cómo no puede ser capaz de verlo!

Antes del turno del sábado, toco su puerta.

−Pase− Escucho.

Al entrar solo me da una miradita y sigue ordenando sus cosas.

− ¿Qué pasa García?

−Venía a darte las gracias por no delatarme... −Empiezo.

−Aún no lo decido. −Revela.

−Bueno, por no delatarme hasta el momento −Digo incómoda. −Y me preguntaba...

− ¿Te preguntabas? −Siempre tan simpática... aun así me armo de valor.

−De si algo va a ser como antes... −Digo. Aun no me mira a la cara. −Mi nombre es nuevo, pero soy la misma de siempre.

...

−Tina...

−No creo que sea buena idea. −Dice en su habitual tono seco.

− ¿Por qué no? −Pregunto curiosa. Se ríe quedamente ordenando su bolso.

−No Grant. −El tono que usa no me agrada para nada.

−Está bien. −Lo acepto. − Pero solo quiero que sepas que, yo no pienso como papá... −Me balanceo un poco incómoda en mi posición− y tú me agradas. Tu personaje falso también me agradaba.

−Seguro que si −Dice. Entonces es cuando pasa, me da una miradita algo lastimera, estaba mentalizada por si me descubriesen y Christine me echaba a patadas. Pero por alguna razón esto se sintió peor, una mirada cristalina y decepcionada. Creo que a pesar de lo vaga que soy, me doy cuenta de que le agradaba de verdad y rompí esa conexión que teníamos.

No debería importarme ahora haberle mentido a una persona más de la lista. Sabía a lo que venía.

Abro la puerta, creo que no me queda mucho tiempo aquí de todas formas.

Aprieto los labios y siento la adrenalina intensificarse en mi estómago cuando me giro. '' ¡Lárgate de ahí!'' me replica mi cerebro indignado con la estupidez de mis movimientos, ignoro la expresión asombrada de Martina cuando vuelvo a entrar, y mi mente me abandona cuando mis manos temblorosas tocan sus mejillas y elevando su rostro hacia mí la beso.

Ahora si todo se va al carajo. Con algo debía irme.

Siento la suavidad y el húmedo calor de sus labios y como se entreabren recibiendo los míos. Nos separamos por un segundo, Martina da un par de pasos hacia atrás hasta apoyarse en su escritorio, me aproximo y pongo mis manos sobre las suyas, su respiración entrecortada choca en mi boca, me acerco nuevamente. Deslizo mi lengua sobre la suya y me acerco un poco más. Al parecer eso también la hace reaccionar porque se aleja un poco y quitando sus manos de las mías me aparta.

Nos quedamos mirando, ella pasmada y yo invocando a su misericordia. Se vienen los guardias...

− ¡Cómo se te ocurre! −Masculla.

−No sé −Digo con una inhalación entrecortada – Pero me seguiste en... −Se indigna −algún momento −Mascullo.

Su boca forma una línea recta.

−No estés tan segura.

Esta es toda una revelación para mí.

− ¿Qué callado te lo tenías? −Me sorprendo entre burlona y sorprendida.

−No te ilusiones Gar... Grant, no es posible hacerlo de nuevo.

Cae en mi el peso de mi persona.

−Si... Descuida, valió la maldita pena −Ahora si échenme.

− ¿A qué te refieres?

− ¿Iras donde mami a acusarme o no?

Frunce el ceño.

−No, el día en que te delate no te quiero acá −Me empuja.

−Suave −Digo, ya ni me imagino que esperar.

−Ahora lárgate −Ordena.

... ni sé qué diablos sentir

− ¡Lárgate!

Desaparezco de ahí sin rechistar. 

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¡o:!

Buen sábado, gracias por sus aportes, un abrazo. 

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