Este escrito va a dedicado a ti, por criticar mi cuerpo, y a mí, por permitirlo.
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Mi cuerpo no sólo es mi cuerpo, también es el hogar de mi alma, es mi templo, mi arte.
No porque sólo sea un cuerpo significa que es solamente eso, es mucho más. Tanto que es difícil comprenderlo en su totalidad, tanto que siempre aprendo algo nuevo en mi día a día, tanto que me sorprende y tanto que me asusta.
Es un susto de misterio, de incertidumbre y de aventura. Tengo demasiadas ganas de aventurarme y explorar mi cuerpo, el quién soy y el qué me hace yo ser yo.
Quiero conocerme de manera profunda y única, saber y entender todo sobre mí porque yo soy mi prioridad. Mi cuerpo es con quien voy a tener que convivir y lidiar toda mi vida, con quien viviré cosas buenas y malas, momentos llenos de plenitud y gratitud, y otros en los que simplemente tendré que aguantarme y seguir.
Porque si no me conozco yo misma, ¿entonces quién?
Si no me quiero a mí misma, ¿entonces quién?
Quiero y anhelo seguir conociendo mi cuerpo, saber de qué es capaz, qué puede lograr y contemplarme.
Quiero más tiempo disfrutar de este cuerpo, porque 18 años no son suficientes, seguir aprendiendo sobre mí y amarme. Amar cada detalle de mi cuerpo y de mi alma, porque mi cuerpo es mi mayor tesoro.