Solange

By KryzizBonny

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Solange nació en una familia de cazadores de vampiros legendaria, y por tanto, es su deber formarse como una... More

Advertencia
Prefacio
Capítulo 1 - Una Segunda Vida
Capítulo 2 - Emblemas
Capítulo 3 - Fracasos y Conquistas
Capítulo 4 - Liderazgo y Confrontación
Capítulo 5 - Equipo Integrado
Capítulo 6 - El Punto Débil
Capítulo 7 - Vida Mortal
Capítulo 8 - Iniciación
Capítulo 10 - Siguiente Nivel
Capítulo 11 - Dulces 16
Capítulo 12 - Corazón Roto
Capítulo 13 - Delirio
Capítulo 14 - Jack de la Morte
Capítulo 15 - Promesas, Secretos y Dudas
Capítulo 16 - Historias que se Tocan
Capítulo 17 - El Innombrable
Capítulo 18 - Doble Pérdida
Capítulo 19 - Rostros Amigables
Capítulo 20 - Recompenza
Capítulo 21 - Verdades
Capítulo 22 - Confianza
Capítulo 23 - Convivencia
Capítulo 24 - Rivales
Capítulo 25 - Invitada
Capítulo 26 - Vándala Juvenil al Volante
Capítulo 27 - Verdades que Destruyen
Capítulo 28 - Un rostro extraño
Capítulo 29 - Colapso
Capítulo 30 - Torn el Vampiro
Capítulo 31 - Ayuda
Capítulo 32- Bloqueos y Reuniones Secretas
Capítulo 33- Fuego, Lluvia y Burbujas
Capítulo 34- Revolución
Capítulo 35 - Cosas que se ganan, cosas que se pierden.
Epílogo
Créditos

Capítulo 9 - Cabeza Fría

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By KryzizBonny


⚔️ Antes de empezar: Además de la imagen de arriba, cada capítulo tiene un audio por si lo quieren escuchar al tiempo que leen. Solo hagan swipe izquierda en cada imagen y den play al video.

Kim, Solange y Nolan no pudieron evitar abrir los ojos al doble. La estaca en la mano de Solange estuvo a punto de caer.

—¿Qué su... cede? —balbuceó Miranda al tiempo que le escurrieron lágrimas.

—¡Formación diamante, protección a Miranda a cualquier costo! Esto ya no es un juego —mandó Julieta de forma fría y tranquila, como si aquel fuera un entrenamiento cualquiera—. Miranda, atenta. ¿Hay alguien más ahí?

Formaron un estilo de rombo con Miranda en el medio.

—No— contestó ella sollozando.

—Tenemos que ver que sucedió y ver si tienen armas. Los necesito fuertes, ¿Ok? En especial a ti, Miranda. Eres nuestros ojos. Confío en ti.

Todos asintieron y Miranda se limpió el rostro armándose de valor.

Se acercaron, y entraron al bosque. Pudieron ver primero rastros de sangre, seguidos por pedazos de piel y ropa.

Podían escuchar la respiración fuerte de Miranda, mientras que los demás se habían olvidado de tomar aire.

La escena fue terrible.
Los habían destrozado por completo. Los vampiros en condiciones normales solo bebían la sangre y dejaban los cuerpos, pero esto era una forma de humillación a los cazadores. Deshacerlos cual muñecas rotas.

Aquellos habían sido sus compañeros. Solange aún tenía la pluma morada con aroma a uva que le había prestado Romina hacía unos días.

—Revisen los cuerpos, busquen por armas — les dijo Julieta.

—Está la bolsa, también solo recibieron rocas —dijo Nolan. Los labios le temblaban y por más que los quería mantener firmes, se le desboraban en una mueca de dolor.

Julieta asintió con seriedad pero Solange sabía que solo mantenía la compostura para darles fuerza.

—Julieta... — dijo Miranda con voz ahogada señalando dos puntos en una pierna separada de su cuerpo.

—No me digas que... ¡MALDITA SEA!

Pese a los cuerpos destruídos, las mordeduras varíaban, los vampiros jóvenes teniendo poco control, siempre dejaban mordidas con todos los dientes, a veces arrancando pedazos... las mordidas discretas como esos dos puntos significaban vampiros mayores al centenario. El mayor problema es que pasando esa marca no se podía saber cuántos centenarios tenían. Arriba de lo trescientos años ya incluso se consideraban peligrosos para cazadores de elite.

—Tenemos que tener mucho cuidado. No hay más que podamos hacer, tendremos que dejarlos y reportarlo cuando estemos a salvo.
Vayamos tan rápido como podamos, Miranda te necesito al pendiente de todos los vampiros a nuestro alrededor o si hay otros compañeros vivos. Si encontramos a otro equipo tendremos más posibilidades de sobrevivir.
Necesito extra cuidado con sus estacas, no podemos darnos el lujo de desperdiciarlas, ahora más que nunca. Recuerden el ángulo para estacar. Con esto no podemos cometer errores.

Corrieron. Su esperanza era que el autobus siguiera por los alrededores, quizá en la cima. Esperaban desesperadamente que el señor conductor siguiera vivo. Como plan B, Nolan sabía manejar. Quizá no un autobus, pero eso era la menor de sus preocupaciones en ese momento.

Sabían correr de forma ligera, les habían torturado con esa práctica y entrenamiento por meses, uno de los que tenían que hacer casi a diario. Hacían el menor ruido, eran rápidos y precisos, sin embargo, pronto escucharon un paso que no les correspondió al equipo y todos lo notaron al mismo tiempo.

—¡Vampiro a las 6:00! Oh.. es un... oh, Dios, es un centenario— gritó Miranda pero aquello fue extremadamente rápido, justo en cuanto terminó de advertir, el vampiro se lanzó, evadió a Kim y Julieta con un giro, y tomó a Miranda con un brazo rodeándola por el cuello. Miranda gritó aterrorizada pero el vampiro frenó frente a ellos.

—¡Suéltala! —gritó Kim.

—Quítense las capas de la cabeza— exigió el vampiro—. Ahora.

Todos obedecieron confundidos. No tenían idea qué quería lograr con eso. El vampiro ignoró a Julieta y Solange para mirar a Kim y Nolan con detalle.

—Quédense quietos o le rompo el cuello ante cualquier movimiento— les dijo con una sonrisa. Julieta temblaba furiosa.

Miranda los miró con lágrimas en los ojos pero no fue solo eso, su semblante fue diferente. Parecía sentir dolor incluso antes de que el vampiro siquiera la tocara.

El vampiro le apartó la trenza del camino, pareció olerla y justo cuando abrió la boca para morderla en el cuello, empezó a gritar.

No entendieron qué sucedía pero el vampiro abría más y más la boca al punto que parecía estar lastimándose, luego intentó sujetarle el cuello a Miranda pero también sus manos solo se abrieron tanto como podían sin poder sujetarla.
La expresión de Miranda era como si estuviera haciendo un esfruerzo tremendo.

¿Era ella? ¿Ella estaba haciendo eso?

Todos se quedaron congelados, no podían creer lo que sus ojos veían, excepto Kim, quien corrió tan rápido como pudo, saltó y se le agarró del cuello al vampiro con una mano hasta apartarlo de Miranda, mientras que con la otra lo estacó multiples veces desde atrás.

El vampiro soltó un alarido terrible y escabroso. Miranda cayó al piso de rodillas inhalando y exhalando sosteniéndose la cabeza como si la acogiera una gran migraña.

El vampiro trató de sacudirse a Kim al tiempo que sangraba profusamente pero no pudo, así que se lanzó a la izquierda por el barranco. Kim cayó con él y rodó colina abajo.

—¡KIMMM!— gritó Miranda levantándose tropezando y desgarrándose la garganta. Escucharon a lo lejos ramas romperse y sus cuerpos barriendose tierra abajo. Los demás acudieron rápido a la orilla tratando de visualizar algo entre los árboles pero todo estaba muy oscuro y muy quieto.

Hubo un silencio total que les heló la sangre.

—¡KIMMMM!— volvió a gritar Miranda antes de toser y sollozar. Nolan la sostuvo pues se le vencieron las rodillas —¡KIIIIIMMMM!
La respiración de Miranda se había vuelto dolorosa de escuchar.

—¡Estoy bien! —dijo entonces una voz algo lejana.

Los cuatro se miraron con una sonrisa y los ojos llorosos, y se deslizaron con precaución colina abajo.

—¡Lo maté pero creo que me rompí el pie! También entró ceniza a mi boca.

En efecto Kim estaba cubierto de ceniza recargado contra un árbol.

—Fue un vampiro tonto. La caída logró clavar la estaca donde necesitaba.

—Tu tobillo está roto —lo analizó Miranda con cuidado.

—Lo siento —dijo Kim, su mirada expresaba tristeza y decepción—, creo... deberán dejarme aquí. Es mejor que tengan cuatro cazadores en buena condición que tres bien y uno cargando mi cuerpo. Sus vidas pueden depender de eso.

—De ninguna forma, hermano — le dijo Nolan cargándolo. Además ese centenario seguro nos da el pase al siguiente nivel, te necesitamos en nuestro equipo — lo animó.

—¿Puedes escalar con él?— preguntó Julieta.

—Sí, sin problemas.

—Bien, marchémonos, siento que ese grito fue para dar nuestra locación.

Subieron las rocas y el camino empinado con facilidad, no era sorpresa. Los entrenaban para incluso escalar edificios. Tenían que ser rápidos puesto que era una posición bastante expuesta. Corrieron un poco más y escalaron de nuevo poniendo mucha atención a cualquier ruido. Les extrañaba no ver otros autos todavía. Parecía como si hubieran vaciado de gente aquel cerro. Un pueblo fantasma.

—Están tras nosotros —dijo Miranda de pronto.

—¿Cuántos son?

—Tres... arriba de los 50 años posiblemente.

—Ok— dijo Julieta con una mirada discreta de derrota—. Sigan, podemos llegar.

Pero Solange detectó esa mueca en Nolan y Kim que dejaba claro que no sería posible. Además, no tenían idea siquiera de si había ayuda arriba.
Miranda estaba agotada, apenas y se podía mantener despierta. Nolan tenía las manos ocupadas. Kim no podía mantenerse de pie...

—No, no podremos y lo sabes. Sigan ustedes —dijo Solange de inmediato.

—¡No contradigas mis órdenes, Solange. No ahora!

—Tres vampiros, treina metros a las 6:00 —dijo Miranda mientras jadeaba.

—No estás pensando claro, Julieta. Estás metiendo tus sentimientos —le dijo Solange con un nudo en la garganta.

—Veinte metros a las 6 y 7— volvió a advertir Miranda.

—¿Cómo te atreves a cuestionarme? ¡Te lo prohibo! Si te detienes, te dejamos, Soleil. No podemos frenarnos o morimos. ¡No hagas tonterías!

Pero no era una tontería. Era lo que se tenía que hacer. Todos lo sabían pero nadie quería decirlo y tenía que ser ella.
No sentía tristeza. Sí, sería un cadaver más en esa noche trágica pero al menos moriría protegiendo a esos cuatro y lo valía.

—Por eso seguirán andando y me dejarán cumplir con mi deber —dijo dándoles una última mirada acompañada de una sonrisa orgullosa y entonces sin aviso Solange frenó.

Todos sabían bien que no tenían oportunidad corriendo. Seguro que así habían atrapado y deshecho a los demás.
Sus poderes no venían de correr, los vampiros tenían ventaja ahí, los poderes de los cazadores venían de hacerles frente.

Le quedaba el consuelo de que sus compañeros no pararían. La mejor posibilidad de éxito era llevar a Kim a un lugar seguro y pedir ayuda. Mínimo debían agruparse con sus otros compañeros si ya habían llegado al punto de encuentro. Mientras más, mejor.

—Mira lo que tenemos aquí— dijo uno de ellos.
Solange dejó de respirar el aire con la nariz, el área abierta ayudaría pero no podía siquiera inhalar un poco o sus feromonas la atontarían. Agarró bien las estacas escondidas en sus mangas largas. Los miró dejando su boca abierta y sus brazos a su lado. Solo de pie, fingiendo embelezamiento para ganar tiempo.

—Es tan pequeñita —dijo uno de los vampiros rodeándola, tocando su cabello —Seguro que se rompe rápido.

—Qu...que...— pronunció Solange haciendo temblar su voz al tiempo que analizaba sus movimientos con extremo detalle. Los demás sonrieron y se acercaron.

Eran tres vampiros, tenía dos estacas.
Los necesitaba más cerca o fallaría. Solo tenía una oportunidad de salir viva de ahí.

Uno le hizo la cabeza a un lado. Estaban en perfecto ángulo a su alrededor.
Tendría que hacerlas rendir. Esperó. Esperó. El vampiro abrió su boca.

Solange se movio rápido y usó toda su fuerza para atravezar el pecho del vampiro frente a ella. Hubo un grito estruendoso y el chupasangre cayó sobre su espalda, la piel se le comenzó a abrir y a secar dejando un cadaver carcomido. Pero esperó mucho tiempo para sacarla de regreso y el cuerpo la absorbió solidificando alrededor de ella.

No podía lamentarse, no tenía tiempo para esas cosas. Sacó la segunda estaca casi inmediatamente después de perder la primera y con ella perforó a su segundo atacante pero el vampiro se movio unos centímetros, lo suficiente para no llegar a su corazón ni tener efecto. Intentó sacarla pero el vampiro le sujetó la mano y en un movimiento la azotó contra el suelo lleno de rocas.

El impacto le sacó el aire. Un dolor agudo se le extendió por la espalda. Pero al menos logró posicionar su cuello de tal forma que no se golpeó la cabeza.
El otro vampiro se le tiró encima, pero Solange ya había agarrado una roca a su lado y de un golpe le destrozó la mandíbula. Eso le daría tiempo. La sangre y saliva le cayeron al rostro. Se levantó de inmediato apenas esquivando una patada del otro vampiro y se dio una distancia suficiente al tiempo que rellenaba sus pulmones de aire.

Sus semblantes habían cambiado, ya no la miraban con burla. ¿Le temían? Solange se sorprendió sonriendo al tiempo que se limpiaba la cara con la manga.
Algo había cambiado en ella, algo que no experimentó en la academia. El miedo que vio en sus ojos se volvió un sentimiento de satisfacción exquisito. 

Estaba desarmada pero aún así no se le acercaban. Tenía todavía sus puños, había una forma de matarlos. Si pegaba una patada lo suficientemente fuerte para destrozar su cabeza (un movimiento extremadamente raro incluso entre las elites de cazadores y que ella, siendo tan pequeña probablemente no lograría) o podía también golpear, romper el esternon y parte de las costillas, perforando así el corazón con su mismo hueso.
Al no ser madera, no lo terminaría, pero el vampiro quedaría en un estado cercano a la muerte en el que le llevaría tiempo recuperarse y volver a moverse... aunque traía un riesgo, en el intento, Solange podía romperse el puño ya que los huesos de un vampiro eran sumamente duros.
Si perdía la movilidad de tan solo una mano, aquello en definitiva sería la muerte.

—¿Quienes son ustedes?— les preguntó para ganar tiempo mientras pensaba—. ¿Qué hacen aquí, qué es todo esto?

Se miraron con una risa.

—¿Por qué todos preguntan lo mismo? No vas a sobrevivirlo. Es lo único que tienes que saber. —dijo uno de ellos.

Solange señaló con la mirada el cadaver del vampiro.
—Mmm... no sé. Si estuvieran tan seguros de poder matarme, no habría porqué ocultarlo. Conversémoslo. ¿O qué no hay tiempo para las preguntas de una niñita? ¿Tienen prisa?

Uno de ellos sonrió. Le aterraba, era grotesco como su cuerpo humano estúpido se sentía visualmente atraído a esos monstruos. Tenía una sonrisa amplia y brillante. Llevaba una barba desaliñada y el cabello abundante color caramelo. Sus ojos rojos y grandes tenían un aro negro marcado en el exterior. 

—Estamos en una búsqueda, si debes saberlo. Una búsqueda con un gran buffet de bocadillos.

Solange volteó a ver al otro. Su cuerpo reponía los tejidos de su mandíbula con suma rapidez... seguro que esos habían bebido de sus compañeros. Sintio un fuego dentro de ella. No los dejaría ir. Costara lo que le costara, los mataría.

—¿Qué buscan?

Pero no le contestaron.
Podía usar las rocas, la harían más lenta pero era todo lo que tenía como arma.

El vampiro de mandíbula rota se abalanzó, y el otro desapareció. Eran muy rápidos. Apenas y pudo notarlos. En ese punto tenía que intentar adivinar sus siguientes movimientos. Lo esquivó apenas, sintiendo sus dedos fríos rozarle la piel y llevándose varios de sus cabellos entre los dedos. Solange no alcanzó a golpearlo. Algo la sujetó entonces. Intentó romper el agarre pero no pudo. Esa mano estaba casi tan dura como la roca. No solo eso, el otro también la sujetó.
Ya no había escapatoria, había perdido.

—Vamos a partirla.

—No —dijo el vampiro de cabello caramelo tomándola del mentón—. Eso sería muy rápido. No le tiene miedo a la muerte, le tiene miedo a sus deseos. ¿No es así?

Solange solo recordó a su profesor de fútbol, como mientras más calmadas estaban ella y sus compañeras, más histerico se ponía, y por tanto decidió repetir estrategia. No les mostraría miedo alguno, no les daría el gusto.
Le sonrió entonces ampliamente.

—En este momento deseo matarte, así que no, no les temo.

—Veremos hasta que punto te das por vencida. Respira si quieres dejarte ir en una muerte placentera, niña, porque tu vida terminará de todas maneras.

Y así inmovilizada, ambos vampiros hundieron sus colmillos en ella, uno desde su cuello, otro desde su brazo. Solange gritó del dolor tan fuerte, no esperó un dolor tan fuerte. Sintió como su piel se partió y como sus bozacazas perforaron las demás capas hasta casi llegar a su músculo. Quiso safarse pero la tenían anclada y se le iba la vida rápido.
Sentía un pánico terrible por la pérdida de sangre y oxígeno, pero al menos en sus clases en la academia la habían instruido en qué esperar.

Estaba todo perdido. Solo deseaba que sus compañeros hubieran encontrado ayuda, lo único que la preocupaba en esos momentos era que todo hubiera sido en vano.

Tomó aire por la nariz, aunque su orgullo saldría herido, al menos las feromonas de aquellos vampiros le harían halucinar una muerte placentera. Olió algo curioso que le hizo sonreír. Uno de ellos olía a cera de velas y el otro a guayaba. Le recordó a las fiestas de diciembre. Veía las luces de bengala parpadear mientras cantos la rodeaban y esperaba a que le abrieran las puertas a todos los que fingian pedír posada.

Algo la despertó del transe, fue un rugido y un líquido le explotó inmediatamente en el rostro.

Julieta le cortó la cabeza a uno de los vampiros haciéndola rodar por el suelo. Llevaba un cuchillo de carnicero, probablemente habían saqueado alguno de los restaurantes cerca de la carretera. El cuerpo se desplomó en el suelo.

El equipo A estaba con ellos. Paris jaló del cabello al otro vampiro y le estampó la cabeza multiples veces contra el suelo. Luego lo volteó y le clavo una estaca.

—¿Estás bien?— preguntó Luis sosteniendo a Solange quitándole la sangre del rostro con su manga.

—Necesito sentarme —dijo ella en casi un murmullo. Veía muy oscuro, apenas distinguía sus figuras. Le vino un escalofrío y se dio cuenta que estaba empapada en sudor.

Luis la ayudó.
—Ya no sangras. Seguro en un poco más tu sangre empezará a reponerse.

Su visión regresó tras unos minutos.
Galiel se veía algo grave y traía a un niño de la mano. Nolan aún cargaba a Kim.

—¿Qué sucedió, quién es él? —le preguntó Solange a Miranda.

—Vivían en uno de los restaurantes. Los vampiros entraron. Galiel corrió a ayudarlos. Solo pudo rescatar al pequeño, se llama Guillermo. Ahí fue que obtuvimos los cuchillos.

—¿Cuántos más vampiros hay?

—Otros tres.

—¿Cuántos otros equipos vivos?

Miranda bajó la mirada con dolor.

—2 y medio.

—¿Dejaron cuerpos los vampiros?

—Sí. Justo le preguntamos eso al equipo A. ¿Verdad Luis?

—¿Todos? —le preguntó Solange.

Luís asintió.

—Maldita sea... espero que los demás equipos hayan matado a más antiguos

—¿Más antiguos? —preguntó Paris.

—Sospechamos que quizá haya más centenarios. Kim mató a uno.

—¿Qué? —Galiel parecía muy sorprendido.

—Fue suerte —dijo Kim—, pero no pensamos que sea el único.

Vieron entonces unas luces a lo lejos. ¡Por fin! Era el primer auto que veían en toda la noche. Aliviados agitaron los brazos.

El auto se frenó quemando llantas, la conductora sacó su cuerpo sin siquiera el auto haber parado por completo.

—¿Dónde están los vampiros?— rugió la profesora Mina empuñando dos espadas y un cuchillo entre los dientes saltando desde la ventana, cayendo con gracia sobre el pavimento en posición de pelea con su capa roja ondeando en el aire.

—... esos eran los últimos por ahora. Creemos que hay otros tres —señaló Nolan.

—Oh... — dijo ella de forma bastante anticlimática. Recorrió el lugar con la mirada, vio los cadáveres y asintió.

—¿Qué sucede, qué es todo esto? —preguntó Julieta.

—Fueron un tributo. El director de la academia los vendió a cambio de vida eterna. Ya lo apresamos y pagará por sus crímenes con su vida. ¿Lograron sobrevivir todos? —dijo lo último muy seria, aunque ella sabía la respuesta, pues había varias personas de las que ya no captaba nada.

—No.

—Ok. Julieta, Solange, Paris. Ustedes vienen conmigo —dijo sacando una bolsa grande del auto —. Todos agarren sus armas.

Ellos obedecieron cada uno llenando sus harneces con las distintas armas de cazadores.

—¿Estarás bien? —le preguntó Nolan a Solange. Sujetándole la mano.

Ella sonrió débil. No tenía cabeza para sus enamoramientos en ese momento, pero aquello la había hecho sentir mucho mejor instantaneamente.

—Sí, no te preocupes.

—Nolan, Enrique, Galiel, Miranda. Quédense aquí por si sus compañeros vienen. Tomen un teléfono. Los otros profesores deben estar por llegar. Luis, Alex, tomen mi auto y lleven a Kim y al niño al centro médico de la academia. —siguió dando indicaciones la profesora.

Julieta se acercó a Mina y le murmuró algo. Mina lanzó una mirada a Mirada y se quedó boquabierta unos segundos. Miranda no notó aquello, se le cerraban los ojos del cansancio.

—Ok, cambio. Luis, te vas con Kim y Miranda. Alex te quedas con Nolan, Enrique y Galiel. La ayuda no tardará en llegar.

Todos asintieron y obedecieron. Después de alejarse unos metros, la profesora Mina se dirigió al grupo que iba con ella.

—Los elegí porque he notado, son quienes tienen la cabeza más fría. Esta... carnicería, no es algo que debieran ver ni experimentar todavía, pero es algo que van a tener que hacer.

Caminaron y llegaron a una parte, parecía un parque de paintball con diferentes transportes usados como escenario.

Mina caminó hacía el cascarón de un avión y les indicó que la siguieran. La mitad del equipo C estaba ahí. A Rosa y Carlo, justo como a sus otros compañeros del equipo D, también los habían partido en trozos.

Solange tuvo que bajar la mirada. En ese lugar había mucha más luz que en el bosque. Podían ver a detalle lo sucedido.

—Julieta, vas a marcar las partes de Rosa. Paris, marcarás las partes de Carlo. Solange —le dijo entregándole una cámara y una libreta —. Vas a documentar si están todos los miembros. Si falta algo, si hay algo inusual, me dicen de inmediato. Cubran con esto si hay alguna de sus partes privadas expuesta.

Pero Julieta no pudo moverse. Sus labios estaban abiertos y se movían sin decir nada. Desde su pelea, Rosa y ella se habían vuelto buenas amigas.
Solange se mordió los labios, tragó saliva con dificultad, se hincó y le cerró los ojos a la cabeza de Rosa. Al menos así sería menos difícil. El rostro de Rosa incluso seguía mojado por las lágrimas... y entonces se dio cuenta de lo grave de aquello.

Los cuerpos estaban frescos. MUY frescos. Y justo cuando iba a decirle algo a su profesora, ella misma se quedó muy quieta y jadeó apenas audible.

—¡Hay más! Ocultaron sus pensamientos. ¡Malditos bastardos! Paris, Julieta, Solange. Formación de cuatro. AHORA— Los tres obedecieron y prepararon de inmediato sus armas—. ¿Alguien de ustedes mató algún vampiro?

—Yo uno —dijo Julieta saliendo de su transe.

—Dos— dijo Paris.

—Uno —dijo Solange.

Mina por un segundo los vio con cierta ternura.
—Aw... mis bebés —dijo sonriendo en aquella situación tensa—, bien hecho, estoy orgullosa. Es probable que estos sean más antiguos o experimentados, pero ahora tienen las armas y no espero menos de ustedes, sé que duplicarán su número de cacería. Vamos. Dejen la bolsa y los instrumentos de documentación aquí, volveremos por ellos.
Son cinco de ellos. Saldremos corriendo en distintas direcciones. Por mi capa roja, si es que saben lo mínimo de nosotros, no me perseguirán, a menos de que no puedan resistirse.
Irán más bien, tras ustedes. Yo asistiré a quien tenga a más vampiros siguiéndole.
Si lo hacen bien sin mi ayuda, recomendaré a sus equipos para subir de nivel.

Solange tragó con dificultad. ¿Acababan de ver a sus compañeros muertos y como si nada hablaban de sus calificaciones? No. Debía de ser fría. Debía calmarse. Ese era su camino. Todos sabían de las consecuencias.
¿O no? Para ser honesta toda la academia le parecía una fantasía ahora. Se había sentido muy escolar y esto era una masacre para la que no se sentía preparada.

Después de correr en distintas direcciones, Solange notó que traía a dos vampiros tras ella y estaban por alcanzarla. Pero ya no temía, al contrario, se sentía furiosa y lista para vengar la muerte de sus compañeros.
No sabía si era la adrenalina o qué le sucedía pero era como si su sentido del peligro se hubiese apagado.

Le sorprendió que aunque veían que traía dos espadas, los vampiros idiotas la subestimaban y corrían sin cuidado. No necesitó más que frenar de golpe y blandir las espadas rápido para degollar a uno.
Su cabeza salió volando y en ese mismo movimiento, logró lastimar al otro que apenas pudo evitarla.

Corrio hacia el vampiro, él intentó golpearla pero Solange lo saltó y lo estacó en la espalda fuertemente, si no lo hacía con la fuerza suficiente, no llegaría al corazón.
Y así fue, no llegó.
El golpe que recibió la mandó volando contra un auto chatarra. Perdió el aire por unos segundos. El vampiro se tiró sobre ella pero fue un gran error, solange ya tenía las katanas preparadas haciendo que se estacara solo.
Solange sonrió y abrió sus katanas partiéndolo en tres pedazos.

La cazadora se levantó, limpió la sangre con calma con su manga y lo apuntó.

—¿Cuántos más de ustedes hay?

El vampiro solo la miró. Sus entrañas se escurrían cada vez más fuera de su cuerpo.
Solange blandió la espada y cortó otro pedacito de su brazo. El vampiro emitió un alarido.

—¿Cuántos más?

El vampiro le escupió pero solange lo evadió y le puso la bota en la cara.. Solange le clavó la espada derecha al brazo derecho anclándolo al piso, hizo lo mismo con lo que le quedaba del izquierdo

—Última oportunidad, si no vas a hablar entonces voy a poner una estaca en tu boca y martillarla hasta que salga del otro lado.

Con su dedo el vampiro le hizo una seña grosera. Solange quitó la bota de su cara, sacó una estaca. Se la intrudujo a la boca y pisó introduciéndola de golpe. El cuerpo desapareció al instante en polvo.
¡Demonios, por el ánguló quizá le pegó en el cerebelo!
Bueno... de todas formas no iba a hablar.

Escuchó pasos deteniéndose de golpe, era su profesora.

—Ok ¿dónde están los cuerpos? — preguntó Mina

—Se hizo ceniza. El otro está por allá entre cenizas y huesos.

Mina volvió a mirarla orgullosa al tiempo que examinaba las cenizas.

—Mírate, este posiblemente era un centenario o muy cerca de serlo. Buen trabajo Soleil. Si sigues así es posible que superes los números de tu hermano. ¿Llevas tres en una noche?
Solange asintió.

—Bueno, si todo tu equipo sobrevive hoy, pasarán definitivo al siguiente nivel.

—Gracias profesora Helios.

—Ok, Marca con una estaca el lugar de fallecimiento siempre y colorea la punta con rojo. Si olvidas o pierdes tu marcador, puedes usar sangre. Lo hacemos por si vuela la ceniza con el viento, los de control vampírico tienen que estar siempre al tanto de cuántos vampiros matamos... — bostezó — espero mantengan el banquete que les preparamos... estoy hambrienta. Busquemos a los demás sobrevivientes. Nos falta la otra mitad del equipo C y el equipo B, ¿no es así?

Ella asintió.

—Sí, ya los localicé, están vivos. Vamos — dijo Mina —, reunámonos con los demás primero.

Encontraron al resto del equipo C metidos en un basurero, alguien lo había rayado todo con cruces.

No podían siquiera hablar. Georgina estaba contorsionada de forma muy extraña y lloraba del dolor. Marlo, gemelo de Carlo estaba pálido y tenía una mordida terrible en el cuello. Vania estaba bien pero quizá era la que menos respondía, estaba en shock.

Mina sacó una pequeña cajita e inyectó a Marlo, era una substancia que retrasaba la pérdida de sangre. Salieron los siete de ahí y caminaron cerca a la carretera por alrededor de un kilómetro cuando vieron al equipo B.

Se habían mantenido juntos en ls instalaciones  de otro de los restaurantes en la carretera y esperaban en las mesas de afuera con instrumentos filosos de cocina. Tenían lesiones pero nada grave.

Cuando llegaron de nuevo al punto de encuentro, ya habían más autos, profesores y cazadores ahí. Garret estaba de pie en capa roja y corrió hacia Solange en cuanto la vio. Fue reconfortante sentir su abrazo.

—¡Sabía que estabas viva! Lo sabía.

—Soleil. Vamos —dijo un sujeto, Solange ya lo había visto antes, quizá el líder del equipo de Garret, quien también llevaba capa roja.

—Tengo que irme. Vamos a limpiar el área. Ten por seguro que vengaremos a tus compañeros —le dio unas palmaditas y se marchó.

Miranda y Nolan esperaban tras él.

—Julieta, Solange— dijo Nolan indicándoles que se acercaran. El cuanto lo hicieron, Miranda y Nolan las abrazaron fuerte —. Abrazo grupal.

—¿Qué hay de Kim? — preguntó Julieta

—Llamaron hace rato, llegaron bien a la clínica, Kim está bien —dijo Nolan.

Notas de la Autora

Sección de Comentarios Spoiler de Catrina ❤️

Sección de Comentarios Spoiler de Solange 💀

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