Nuestros Universos ||One Shot...

By petalsforarmcr

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"Porque no me alcanzaría sólo una vida para amarte, mi amor. " •Donde subo OS Rubirena. •Los OS pueden ser d... More

I. "Malentendido y rumores"
II. "Uno entre cien"
IV. "Cartulina"
V. "Anything 4 u"

III. "Calificación" [m]

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By petalsforarmcr

Advertencia: Este one shot contiene smut o mature content, por tanto, si no te sientes cómodx con ese tipo de lectura, te pido que no leas esto y esperes el próximo one shot. Muchas gracias.

[Mierda, no puedo estar más nerviosa por esto. Y les pido, anticipadamente, una disculpa si esto los pasa a llevar o les molesta.]


Sinopsis: Donde Macarena ha obtenido una calificación que no es suficiente para aprobar y su profesora está dispuesta a subirla... Sólo si ella demuestra que se lo merece.

-... Espero que todos estén satisfechos con sus calificaciones. Y los que no, lo lamento. Una calificación perfecta amerita un trabajo perfecto. Nos vemos en la clase del viernes.

Fue un miércoles por la tarde cuando la profesora de Derecho y Filosofía había entregado las calificaciones de uno de los trabajos finales para todos los alumnos, aquel, era uno de los más importantes, pues valía el 70% de la calificación final.

Los estudiantes, al oírla terminar la clase, comenzaron a guardar sus cosas para poder retirarse y marcharse a sus hogares.

Sus alumnos no podían creer que a pesar de que la mujer fuera, relativamente joven, tuviera aquel carácter de mujer mandona y perfeccionista. La docente podía escuchar a algunos gruñir con frustración, y a otros casi saltar de alegría por obtener una calificación suficiente.

A la fémina no podían importarle menos los lloriqueos de sus estudiantes. Así eran las cosas y a quién no le gustara, podía tragarse todas sus frustraciones e intentar hacer algo mejor para la próxima.

Algunos estaban conformes con sus resultados y otros simplemente estaban molestos.

Y Macarena formaba parte de este último grupo.

Se había quemado las pestañas día y noche para poder obtener una calificación que valiera la pena, tanto como para aprobar, como para quedarse tranquila y sentirse totalmente realizada. Pero su profesora, simplemente no parecía sentirse satisfecha con nada, y aquello le hacía sentirse completamente impotente.

¿Acaso era tan dificil de complacer?

- Dios, finalmente mis padres se van a sentir orgullosos de mí. -Exclamó con alegría un joven de rizos.- Esta nota los va a dejar boquiabiertos.

En realidad, era una calificación media, lo hacía aprobar, pero casi a rastras.

- Me alegra que hayas aprobado, hermanito. -Julián, el mejor amigo de la rizada, le daba leves palmaditas en el hombro a su hermano.- Tienes que seguir así.

- ¿Tú crees que los papás me den una platita para hacer una fiesta en forma de celebración?

Julián soltó una carcajada.

- No seai patuo, Miguel. Es sólo una nota.

Su mejor amigo dejó de reír para mirar a la chica a su derecha, quien no dejaba de mirar a su profesora, como si quisiera asesinarla con la mirada.

- Maca, ¿Estás bien? -Le preguntó tocando su brazo con delicadeza, como si tuviera miedo de que en cualquier momento la rizada fuera a morderlo.

Sí, así de enojada estaba.

- No entiendo que es lo que está tan mal en mi trabajo como para que esta mujer no me dé la calificación que merezco. ¡Ni siquiera alcanzo a aprobar con esta mierda! -Gruñó mientras lanzaba su informe sobre el banco.- Pareciera que quiere joderme la vida.

- Vamos, Maca, tú sabes que no es fácil sorprender a Cárdenas. -Una rubia se acercó a ellos y cerrando su mochila, le dió apoyo a su mejor amiga.- Estoy más que segura que el próximo trabajo te dará una calificación mejor y-

- Ese es el puto problema. -La interrumpió.- Llevo meses dándole trabajos casi perfectos, y lo único que hace es dejarme con la primera nota que le sale del culo. -Dió un golpe contra la mesa y aquello, llamó la atención de su profesora.

Lo había escuchado todo realmente, sólo estaba esperando el momento adecuado para poder dirigirse a ella.

- ¿Ocurre algo, señorita Correa? -Le preguntó mientras alzaba una de sus cejas.

La señorita Cárdenas era realmente intimidante, y era por ello que ninguno de sus estudiantes jamás le había reclamado por nada, a pesar de que fuera la cosa más injusta de sus vidas.

Decían que el terror la alimentaba hasta hacerla una bestia totalmente infernal.

No podían estar más equivocados.

- Oh, no. La Maca sólo- -Intentó hablar su amigo.

- En realidad, sí hay un problema. La maldita nota en mi jodido trabajo es el problema. - Lo interrumpió la chica de ojos marrones mientras se levantaba de su asiento.

Mientras la miraba, intentaba calmarse internamente. Le había tomado todo de ella el no gritarle o lanzarle el informe por la cabeza.

Macarena no le tenía miedo.

- Ya veo. -Replicó la mujer.- Te molesta que no te haya dado una calificación perfecta como crees que te la mereces, ¿no es así?

- Quiero decir, trabajé día y noche para que quedara satisfecha con mi jodido trabajo y-

- Trabajar día y noche no significa que tu trabajo sea digno de una nota perfecta. -La interrumpió.

La rizada comenzaba a perder la paciencia. Lo que aquella mujer tenía de hermosa, lo tenía de desagradable.

- ¿Es una jodida broma?

- Si quieres reclamarle a alguien, reclamate a ti misma. -La docente contuvo la sonrisa que amenzaba con decorar sus labios. Sabía que tenía la razón.- Eres tú misma quien es culpable de aquella calificación.

Macarena apretó la mandíbula. Su profesora parecía querer sacarla de quicio.

- Si quieres que volvamos a ver por qué tu trabajo tiene la nota que tiene, ven a mi oficina.

- Bien. -Macarena aceptó intentando calmar su respiración.- ¿Cuándo?

- Estoy disponible ahora, y tú pareces demasiado desesperada por tu trabajo. Asi que, si eres tan amable... -Lentamente, la castaña le hizo una seña con uno de sus brazos para invitarla a salir del aula.

Ante la mirada expectante de sus amigos, la rizada bajó unos cuantos escalones hasta llegar donde su profesora y así comenzar a caminar junto a ella.

•••

- Toma asiento, por favor.

Luego de unos minutos que se sintieron eternos, debido al horrible silencio que las envolvía, llegaron hasta la oficina que pertenecía a la mayor de ambas.

La rizada esperaba una decoración más formal y anticuada, pero se llevó una gran sorpresa al ver que la mujer tenía un par de cosas que incluso a ella le gustaban.

"Al menos tiene buen gusto." Pensó. "No quita que sea realmente desagradable."

Aún observando un poco el lugar, la chica obedeció, tomando lugar en la silla dispuesta frente a ella.

- ¿Te gusta la decoración? -Preguntó mientras observaba aquel cuadro que su alumna admiraba también.

Las curvas definidas de la anatomía de una mujer que no tenía rostro alguno, coloreadas con hermosos tonos pasteles en óleo, colgaban sobre una de las paredes de aquél cubículo.

- No sabía que era amante de la anatomía femenina. -Comentó Macarena, arrepintiéndose al instante.

Rubí sonrió.

- ¿Quién dijo que soy amante de la anatomía femenina?

- ¿Por qué más tendría un cuadro de la figura de una mujer? -Preguntó cruzando una de sus piernas sobre la otra.

- Porque es arte. -Le contestó como si fuera una cosa realmente obvia.- La figura de una dama siempre puede verse armónica, delicada, suave, fina. Sin importar si su cuerpo no cumple con los canones de belleza. Las mujeres son musas. -Ambas hicieron silencio por cortos segundos y Macarena supo que Rubí estaba pensando algo.- Podría tener la figura de un varón en un cuadro, pero aquello implicaría tener, también, su pene colgado en mi oficina. ¿Qué pensaría la gente de mí? -Soltando una risita y sin esperar la respuesta de Macarena, prosiguió-: Puede sonar sexista, de alguna u otra manera, pero el cuerpo de un varón, jamás tendrá el mismo impacto ni causará las mismas sensaciones que el cuerpo de una dama.

La menor estaba impresionada. Su profesora, que hace minutos estaba hablándole de como su trabajo le parecía mediocre, ahora le hablaba de la anatomía femenina con un brillo particular en los ojos.

- Puedes pensar lo que quieras -Continuó.-, pero si mal no recuerdo, estamos aquí para revisar tu trabajo, ¿no?

Al momento de mencionarlo, la estudiante sacó su laptop y una libreta. Si tenía suerte, la mujer soltaría algo con lo que dejarla satisfecha para la próxima.

- Bien, como pareces estar lista, comenzaré por decir que los párrafos uno y dos podrían haber ido en un orden diferente.

Macarena asintió y tomó nota en su libreta con rapidez.

- Así como las preguntas de los párrafos cinco y seis, habrían podido tomar un lugar diferente. -Señaló mientras continuaba bajando por el documento en su propia computadora.

- Lamento contradecirla -Antes de que la mujer pudiera continuar, ella la interrumpió.-, pero creo que si aquellas preguntas hubieran ido en otro lugar, no habrían tenido un sentido coherente.

Rubí alzó una ceja mientras hacia sonar, en un ritmo armónico, sus afiladas uñas pintadas de un pálido púrpura, sobre el mesón.

- Tienes razón. Te concedo eso.

¿Ella estaba dándole la razón? ¿Cómo era eso posible?

Quizás haber hablado de su homosexualidad latente le había movido un par de cosas en el cerebro.

Fuese como fuese, le había dado la razón. Se sentía como un triunfo.

- Sin embargo, hay algo que no me logra calzar del párrafo doce. Tus ideas están algo enrredadas entre sí.

- A mi me parece bastante claro, en realidad. - Murmuró mientras releía mentalmente aquellas líneas que habia escrito en la madrugada.

- ¿Te molestaría si las lees en voz alta?

•••

Estuvieron alrededor de unos veinte minutos analizando entre ambas cada párrafo que parecía estar erróneo ante los ojos de Rubí, y correcto ante el punto de vista de Macarena.

Ambas parecían totalmente convencidas de que tenían la razón, y por tanto, el ceder en algun punto, no era opción para ninguna. Parecía que no iban a llegar a ningún lado con el ritmo que llevaban.

Macarena estaba un poco cansada de la situación con aquella mujer que no parecía querer darle la razón, hasta que una simple acción, la hizo volver a reaccionar.

Fue cuando Rubí desabrochó la chaqueta de su traje púrpura, que las cosas se salieron de control para la estudiante.

Su profesora llevaba una tela traslúcida del mismo color de su traje con un detalle rodeando su cuello. Aquella tela, dejaba a la vista como aquel brasier negro sostenía los senos de buen tamaño de la mayor, causando un temblor agradable sobre el cuerpo de la alumna.

- Espero no te moleste que me quite la chaqueta. -Comentó Rubí.- Es sólo que hace mucho calor en el aire, ¿no crees?

La estudiante entreabrió los labios levemente para decir alguna palabra, pero al ver como su cerebro parecía haberla abandonado justo en ese momento, simplemente asintió y cerró la boca.

- ¿Estás bien? -Le preguntó mientras se levantaba de su asiento y caminaba con pasos elegantes, dignos de ella, hacia su lugar.- Te siento un poco tensa...

Tragó saliva.

Su profesora se le estaba insinuando...
¡Por supuesto que estaría un poco tensa!

Se había posicionado detrás de ella mientras sus manos, suavemente, eran colocadas sobre sus hombros, masajeandolos para intentar alejar aquella "tensión" que sentía en el cuerpo de su alumna.

- Relajate... -Le susurró sobre su oído.

¿Acaso ella sabía que esas palabras sólo lograban tensarla más?

Aquello desde un principio había sido planeado por la mayor. La mala nota a propósito, la revisión del informe junto a ella, la prenda traslúcida bajo la parte superior del traje, que había usado con la esperanza de causar algo en la brillante estudiante, las frases que usaría con ella. Todo dentro de su cabeza había estado planeado para ese momento.

- ¿No estabamos aquí para revisar el informe? -Intentando que su voz sonara firme y segura, la contraria habló.

- Y lo hicimos, pero no estamos llegando a ninguna parte... ¿Crees que alguna de las dos va a ceder? -Preguntó mientras corría un par de mechones de cabello hacia un lado, dejando su cuello al desnudo.

- Pero... Mi calificación...

La castaña soltó una pequeña risita, y girando la silla con suavidad, apoyó sus manos sobre el reposabrazos para que la mirada de la contraria sólo se conectara con la suya.

- Demuestrame que puedes obtener una calificación perfecta.

Y cómo si aquellas palabras hubieran activado algo dentro de la rizada, con rapidez, logró posicionar a Rubí sobre el escritorio.

Sonrió.

Su alumna estaba comportandose como ella lo había deseado y la sensación, la embriagaba placenteramente. Soltó un suspiro al sentir la presión que ejercía contra su cuerpo y como hubiera ocurrido en sus fantasías más oscuras, Macarena suavemente, rodeó el cuello de la mayor con una de sus manos, mientras que la otra, subía peligrosamente por uno de sus muslos, pero deteniéndose antes de llegar más allá.

Creyó que iba a volverse loca.

Y todo pensamiento que alguna vez había sido relacionado a esa chica con la timidez y la inocencia, había desaparecido de la mente de la docente.

Su aroma a café y naranjas, se mezclaba con el aroma de canela de la contraria.

Rubí se preguntó si aquel era el aroma al pecado.

- Sé que cree que soy una niñata que hace berrinche por una puntuación que no me favorece, pero no soy estúpida... -Susurró mientras sus rostros quedaban a centímetros.- Mucho menos soy una chica inocente. Puedo parecer tímida, e ingenua, pero usted no tiene idea en donde he estado.

La mayor le sonrió con descaro

- Y tú no tienes idea en donde estaré yo.

Aquellas palabras seductoras, y dichas en un tono aún más grave de lo normal, habían causado estragos en la menor. Sus pupilas se habían dilatado velozmente y la lujuria había inundado su cuerpo de una manera que no creía que fuera posible.

Las palabras entre ambas estaban llenas de fuego, de pasión, de excitación. Dos mujeres jugando entre ellas en el límite de lo prohibido.

Ya no importaba si estaban en la oficina de la mayor, o aquel informe que las había metido en aquella caliente situación. Y mucho menos parecía importarles la línea que definía su relación profesora-estudiante.

A la mierda. Esa línea ya no existía.

Cerrando la diminuta brecha entre ambas, sus labios se unieron. Sus labios parecían danzar una especie de tango, sensual y acalorado a la vista.

El beso era intenso, asfixiante, totalmente excitante, ambas sintieron pánico y placer al sentir como sus lenguas jugaban entre ellas y escalofríos inesperados recorrieron sus cuerpos.

Definitivamente hacía muchisimo calor en el aire.

Las manos de Rubí rodearon su cuello, intentando, de alguna forma, sentirla aún más cerca, y las manos de Macarena lentamente comenzaron a bajar y subir, respectivamente, hasta llegar a los senos de la castaña, apretandolos con algo de rudeza, causando que la mayor gimiera contra su boca.

Sonrió. A la mayor le gustaba duro... Quizás no mucho, pero sí lo suficiente.

- Shh... No querrá que la escuchen, ¿o sí, profesora?

Rubí volvió a besarla, casi con desesperación. Sus palabras la enloquecían, y la forma en la que la estaba tocando, simplemente la hacía delirar. No podía pensar en otra cosa que no fuera en su lengua recorriendo cada recoveco de su boca. Se sentía tan obsceno, y tan jodidamente excitante.

Poco a poco, el deseo de probar la piel de la otra se hacía presente en sus cuerpos y de a poco, fueron quitando cada prenda que lo único que hacía era estorbarles.

- ¿Siempre usas este tipo de lencería? -Preguntó mientras se deshacía de aquel brasier negro, lanzandolo en alguna parte de la oficina y comenzaba a besar el cuello de la mayor.

Entre jadeos silenciosos la castaña contestó:

- La usaría siempre si vas a quitármela de esta manera.

Macarena jadeó sobre su piel. ¿Por qué aquellas palabras sonaban tan excitantes?

Rubí mordía su labio inferior con fuerza, intentando que ningún sonido abandonara sus labios, sabía que si alguien las veía allí, en aquella situación totalmente comprometedora, todo acabaría para ambas.

Intentaba no gemir ni soltar jadeos audibles, pero cada vez le costaba más trabajo, y ¿cómo no iba a costarle? Si la rizada parecía conocer cada punto débil de su cuerpo y sabía cual era la manera correcta de usarlo a su favor.

Aquellos besos sofocantes contra su cuello, la forma en la que sus manos acariciaban con suavidad la cara interior de sus muslos o simplemente aquella ardiente mirada que le daba cada tanto al ver que estaba haciendo las cosas bien, le quitaban el aliento y la hacían querer entregarse a ella tantas veces como fueran posibles, para que se la follara y lo siguiente.

Sin embargo, aquello sólo era el principio.

Sus labios habían comenzado a bajar con lentitud, y haciendo una corta parada sobre sus senos, comenzó a marcar, succionar, besar y delinear la forma de estos. Su lengua se sentía tortuosamente caliente y Rubí creyó haber visto al mismísimo Jesucristo cuando la chica sobre su cuerpo, mordió con delicadeza su pezón.

- Mierda... -Jadeó por lo bajo.

- ¿Lo hago bien, profesora? -Preguntó la rizada mientras con la punta de su lengua, lamía de forma sensual su pezón. Al ver como la mayor se estremecía ante el contacto, obtuvo una respuesta. Claramente afirmativa.

La mujer sólo le dió una corta mirada, y la lujuria y el placer que habitaban en sus ojos marrones fueron la señal que Macarena necesitó para continuar.

Con lentitud, comenzó a dejar besos y pequeñas mordidas sobre la piel de su abdomen y vientre, acabando así, con la poca cordura que parecía quedarle a la docente.

Macarena se detuvo por unos segundos mientras sus manos jugaban con los botones de aquel pantalón violáceo, en un acto casi burlesco para la mayor. Casi parecía que estaba disfrutando verla acelerada, agitada y completamente excitada por cada una de sus acciones.

Lo estaba.

- ¿Te he dicho que te detengas? -Preguntó mientras una de sus manos viajaba con rapidez hasta el cabello de la rizada, para así, sostenerlo y jalarlo levemente hacia atrás.

Aquellos ojos marrones jamás se habían visto tan oscuros.

- ¿Está complacida con mi rendimiento? - Preguntó algo burlesca mientras sus manos finalmente desabrochaban su pantalón, y acto seguido, se posicionaban a los lados de aquella prenda, para quitarla de una vez por todas.

Rubí le regaló una sonrisa.

- Veamos si puedes conseguir puntos extras.

En un acto instintivo, la rizada metió su mano dentro de la ropa interior de la mayor y sonrió complacida al ver como la castaña entreabría la boca, se aferraba al mesón y sus piernas comenzaban a temblar suavemente.

"No eres tan dificil de complacer, después de todo."

Comenzando con un ritmo dolorosamente lento para Rubí, los dedos de la chica comenzaron a moverse en círculos sobre su entrepierna, esperando cualquier indicio de que a la mayor le agradaban sus acciones, para así aumentar la velocidad e ir más profundo.

Y su cuerpo le entregó todos los indicios necesarios para hacer con ella lo que le diera la gana. Rubí ya no podía resistirse a nada.

Una fina capa de sudor decora y hace brillar su temblorosa anatomía. Siente como, ante cada movimiento, un escalofrío y una corriente eléctrica, sube por su espina dorsal, haciendola sentirse totalmente fuera de sí.

Luego de unos acalorados minutos, la mayor sintió como, finalmente, la última prenda que quedaba en su cuerpo, era removida y la lengua de la menor, llegaba a hacerle compañía a sus dedos.

Y ante el deseo latente de gemir, mordió con fuerza su labio inferior.

Decir que su cuerpo ardia, no era suficiente. Rubí sentía como el calor se expandía pro su cuerpo y llegaba hasta lugares que no creía que fueran posibles. Aquellas majestuosas manos, junto con su experimentada lengua, hacían que todo su cuerpo se sintiera como gelatina. Su pecho saltaba en una sofocante lujuria, como jamás lo habia hecho antes.

Y ante aquellas sensaciones, la docente se convenció de que no sólo existía un cielo, y mucho menos sólo un Dios. pues la rizada, que parecía una autentica diosa, y que, en su cuerpo, causaba innumerables estragos, era una prueba viviente de ello.

Ella la traía a un paraíso en la tierra.

Leves temblores sobre su bajo vientre, le hicieron ser consciente de que la excitación, la estaba llevando hasta el punto máximo. Sabía lo que se aproximaba, y la contraria, al sentir como todo se contraía alrededor de sus dedos, sonrió, comenzando a aumentar el ritmo del vaivén que hacía alucinar a la castaña.

El cuerpo de Rubí se pone rígido, y su visión se vuelve blanca por cortos segundos. Su pecho sube y baja, intentando calmar todo el torbellino de emociones que su cuerpo continúa sintiendo. Le cuesta recordar haberse sentido así con alguna otra persona y allí mismo lo sabe: Todo lo que sintió, le pertenece, y le pertenecerá siempre, a la rizada.

Cuando su consciencia corporal vuelve, observa como su alumna está admirandola con ojos hambrientos otra vez.

- ¿Disfrutando la vista? -Pregunta acelerada mientras observa como la rizada lleva dos de sus dedos a su boca, limpiando cualquier resto de sus fluidos.

Rubí se prohibe desmayarse allí mismo y maldice mentalmente.

Esa chica causa cosas inexplicables en su cuerpo.

- ¿Y como no hacerlo? -Pregunta mientras sube despacio y con delicadeza, muerde su labio inferior.- Si eres como una obra de arte.

La docente le sonríe y en un rápido movimiento, posiciona a Macarena sobre el mesón, tomando el lugar que hace momentos le correspondía a ella.

Rubí le regala una sonrisa y Macarena sabe que es lo que significa: Es hora de que ella visite el paraíso.

•••

La estudiante se encontraba de pie en frente de la puerta y con el pomo de ésta en su mano derecha, dispuesta a salir de la oficina de la mayor.

Sin embargo, aún había un tema que resolver.

- Entonces, profesora... -Comenzó la rizada mientras dirigía su mirada a la mayor y con sensualidad, y también con algo de diversión, limpiaba las comisuras de sus labios.- ¿Qué opina ahora sobre mi calificación?

La castaña mordió su labio inferior inconscientemente, reprimiendo el deseo de ir comerle la boca allí mismo.

... Otra vez.

- Felicidades, creo que vas a aprobar. -Dijo mientras abrochaba la parte superior de su traje y cruzaba una pierna sobre la otra.- Y con honores.










[GRACIAS VIVIANNE DIETZ POR USAR TRAJE. NO SABES LO MUCHO QUE ME ARREGLAS LA VIDA.

Tercer one shot, baby!

Creo que me tardé más de una semana en esto, disfrutenlo o me mato.

Quiero decir, primero que todo, que no estoy acostumbrada a escribir smut, y lo único que espero es que haya quedado bien, entendible y que no haya sido grotesco de leer.

Creo que está demás decir que la situación está inspirada en el outfit de Vivianne, pero toda la situación es vivida por Rubí y Macarena. [Pequeña aclaración por si hay alguien que no lo entiende.]

Yo sé que dije que no pondría en una situación tan sexual a mis niñas, pero, el sexo es parte de la vida, así como el comer, el respirar y el hablar. Y esto es un simple OS, una fantasía. [Además que está escrito con el mayor respeto posible, y espero que no ofenda ni pase a llevar a nadie]

[ESTOY ASQUEROSAMENTE NERVIOSA POR ESTO, AYUDA. Pido perdón. DIGANME QUE LES PARECIÓ, POR FAVOR. :( ]

Espero les haya gustado y aquí es donde pueden pedirme alguna temática para el próximo One Shot.

Muchisimas gracias por leer, votar y por comentar. Vivo por sus comentarios. <3

Tengan una buena vida.

Love Only, J. 🤍]

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