-Laia Clane-
Me desperté a la hora de siempre, me duché y como de costumbre salí tiritando. Me vestí y bajé a desayunar, hoy sería el primer día de mi jornada completa en el centro, tendría que estar desde las siete de la mañana hasta las siete de la tarde.
Espero que el negocio triunfe papá, porque como no lo haga no pienso seguir trabajando.
Baje a la cocina, ahí estaba mi madre esperándome para desayunar.
- Hola cariño, buen día, ¿has dormido bien?- dijo ella con una sonrisa.
Yo, intentando poner la mejor expresión posible en mi rostro le sonreí a medias y le dije - si mamá, genial - en realidad no, tengo el colchón de mi cama desde que tenía tres años, está destrozado, cada vez que me muevo cruje, pero bueno, al menos duermo en eso y no en el suelo, aunque no sé qué es más incómodo en realidad.
Hablé un poco con mi madre y me dispuse a salir por la puerta para no volverlas a cruzar hasta dentro de doce horas, dios, en que momento acepté eso.
Llegué bastante bien de tiempo al centro, diez minutos antes de mi hora. Cuando entré vi la cara de sorpresa de Dolores.
- Amm, buenos días señorita Clane, ha llegado temprano, felicitaciones - dijo con sarcasmo.
- Gracias Dolores, también es un gusto verla - le respondí.
- Bueno, entre y cámbiese, puede empezar ya si quiere y marcharse antes o dar una vuelta- dijo con una sonrisa.
Wow, nunca la había visto así de... ¿feliz? - amm, claro, me cambio y em, voy a dar una vuelta - estaba algo confusa por cómo Dolores me había hablado hoy, voy a tener que llegar antes para que me traten bien.
- Vale, pero recuerda, a en punto te quiero trabajando, ¿entendido? - me dijo firme.
- Entendido Dolores, la veo en un rato - le dije amablemente y me dispuse a dar una vuelta por el jardín.
Todo era precioso, y todo estaba bastante cuidado, nunca me había tocado limpiar la parte externa pero ahora que tengo jornada completa supongo que me tocará limpiar esto también.
Ya era la hora y me puse a trabajar como de costumbre, limpiando los baños, las habitaciones y pasillos...
Terminé de hacer mis seis horas diarias, fueron eternas, pero se me hacía más eterna la idea de que no podía marcharme, tenía que quedarme ahí seis horas más.
Ya era la hora de comer, estaba bastante perdida, entonces seguí a los demás. Tanto drogadictos como trabajadores comían en el mismo lugar.
El comedor era bastante amplio por lo que se me complicó encontrar la comida. Wow, era estilo buffet, tú elegías que comer y te lo servían.
Buscando que elegir vi a lo lejos lasaña, agh, quien puede resistirse a la lasaña, nadie, ni yo pude, y pues eso es lo que comí, de alguna forma mis padres ahorraban algo de dinero al no tener que hacer comida para otra persona más y pues aquí comía mejor que en mi casa a si que ambos salíamos ganando.
Terminé de comer y me levanté de la mesa. El comedor tiene dos puertas, una más grande y cerca a la zona del comedor y otra más pequeña, alejada de las mesas y asientos. Yo me decanté por la puerta grande para salir, es la que tenía más cerca, pero, en aquel momento, vi dirigiéndose hacia la misma dirección que yo iba a... si, el chico golpeado, lo seguiré llamando así hasta que sepa su nombre, así que me giré bruscamente y me dirigí hacia la otra puerta. No se si fue mi imaginación o qué pero sentí la mirada del chico sobre mi, espero que no sea cierto porque, uff, que vergüenza.
A si que me fui al jardín a continuar mis seis horas restantes aquí.
Para mi sorpresa, justo llegué al jardín, reconocí a una persona.
- ¡¿LUCA?! ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO AQUÍ? Y con... ¿el uniforme de empleado? - dije muy confusa.
Luca se giró, abrió los ojos como platos - Laia, ¿que estás haciendo aquí?
- Bueno, umm, trabajo aquí, y tú, ¿qué haces aquí?- pregunté, aunque ya sabía la respuesta.
- Yo trabajo aquí también, ¿cómo es que nunca te había visto?
- Tenia un turno normal, de seis horas, ahora tengo jornada completa - dije algo abrumada.
- Uff, que mal, y ¿cómo lo llevas? - me preguntó algo preocupado.
- Bien, bueno, más o menos, se me está haciendo eterno, y todavía me quedan cinco horas y media aquí - dije cansada.
- Bueno, mira el lado positivo - él dijo - vas a estar conmigo cinco horas y media entonces - rió.
- Ya..., JAJAJAJA, espero que se me haga más liviano limpiar acompañada que sola - dije algo más animada.
- Bueno, pues, pongámonos a trabajar entonces.- dijo con una sonrisa.
Empezamos a limpiar, recogimos la basura del jardín, cambiamos las bolsas de basura de las papeleras... Todo muy romántico JJAJJAJAJ. Llevábamos unas dos horas limpiando cuando lo vi, ahí estaba, el chico golpeado por una puerta gracias a mi, con sus amiguitos y que, sin darme cuenta me había quedado mirando un rato.
Gracias a Luca reaccioné.
- Hoolaa, Tierra llamando a Laia, ¿estás ahí?
- Amm... ¿qué?... ohh, ehh, si, si, aquí estoy - dije sacudiendo la cabeza y volviendo al mundo real.
- ¿Qué hacías mirando para allá? - dirigió su mirada hacia donde yo miraba.
- Nada, nada, solo, miraba un pájaro, si, un pájaro enorme, se había posado allí ves, era súper grand... - me interrumpió Luca.
- Vaya si es grande, parece hasta una persona diría yo ¿no? - dijo de forma sarcástica.
Lo miré mal - No estaba mirando al chico- dije.
- Nadie dijo que lo estuvieras mirando. - me respondió.
Mierda.
-Por si te interesa, se llama Eric, Eric Jones, drogadicto por problemas familiares, no se mucho más sobre el, solo que es un antisocial de mierda, bueno ... o eso dicen- me miró y siguió limpiando.
-¿Eric?
- Si, Eric.
Lo miré por unos segundos, vi como él apartó la mirada de sus amigos y la dirigió hacia mí. Joder. Me había pillado mirándole, vaya mierda. Giré descaradamente la cabeza y continué con mi trabajo hasta qué...
- Tan irresistible soy que nos conocimos ayer y ya estás siguiéndome miedosa.- dijo una voz grave pero conocida.
Me giré de nuevo y lo ví, joder, estaba muy cerca, nuestras respiraciones se mezclaban, me estaba poniendo nerviosa y el lo notó.
- ¿Qué, también te pongo nerviosa? - dijo con una sonrisa victoriosa.
- No te creas tan importante chaval, no eres el centro del universo. - le respondí intentando mantener la compostura.
- No seré el centro del universo, pero si el centro de tu atención - me dijo.
¡¿El centro de mi atención?! Pero este quien se creía.
- Por cierto extraña, ¿cómo te llamas? - me preguntó
- Que te hace pensar que te lo diré - dije haciéndome la difícil.
- Venga ya, hemos hablado un par de veces y todavía no se como te llamas, ¿prefieres que te siga llamando miedica?, porque por mi no hay problema sabes. - dijo.
Ahí le había dado.
- Bien, me llamó Laia, ¿contento? - le dije algo enfadada.
- ¿Se suponía que debía estarlo? - me dijo con un tono irónico.
- Vale, bien, ahora tú, ¿Cómo te llamas?- le dije, ya sabía su nombre pero quería escucharlo salir de su boca.
- Mmm... sabes, es que yo no soy de esos - me dijo.
¿Qué no es de esos? ¿ Pero qué dice?
- ¿de esos que qué?- pregunté, no podía quedarme con la duda
- ... de esos que le hacen la vida más fácil a los demás - me respondió algo serio.
- ¿y tú crees que diciéndome como te llamas me facilitas algo a mi?- le dije. Quería callarlo, no que él me callara a mi.
- Horas de investigación - dijo seguro de su respuesta.
-No creas que es tan difícil descubrir cosas sobre gente que no conoces - dije, no se para que hablo a veces.
- Ya... bueno, pues... entonces te veo otro día, ah, por cierto- se me acercó al oido y me susurró -si me investigas ten el valor de decírmelo al menos y no te hagas la tonta Laia, sabes bien quién soy - me dijo, se separó de mí y se marchó.
¡¿QUÉ ACABABA DE PASAR?!
En que momento se dio cuenta de que sabía sobre él, como lo sabía, era imposible que lo supiera, tenía el sentido auditivo desarrollado o ¿cómo escuchó la conversación entre Luca y yo?
Helloo peoplee, parte 5 subiida, espero que os encante tanto como a mí.
Esta parte es algo más larga que las otras.
Si os gusta la historia votadla por favor, y así puedo seguir subiendo partes.
See you guys :)