𝚂𝚎𝚛𝚎𝚗𝚍𝚒𝚙𝚒𝚝𝚢| 𝚂𝚝�...

By Mairelys_Quevedo1784

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Steve Mcgarrett capitán de fragata, USN, ex Navy SEAL. Comandante de una pequeña unidad especial de la policí... More

𝕊𝕖𝕣𝕖𝕟𝕕𝕚𝕡𝕚𝕥𝕪🔹𝕊𝕥𝕖𝕧𝕖 𝕄𝕔𝕘𝕒𝕣𝕣𝕖𝕥𝕥.
Capítulo Uno.
Capítulo Dos.
Capítulo Tres.
Aviso
Capítulo Cuatro.
Capítulo Cinco.
Capítulo seis.
Capítulo siete.

Capítulo ocho.

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By Mairelys_Quevedo1784

capítulo ocho
rememorando.

PARA ALGUIEN QUE HABÍA VIVIDO TODA SU VIDA EN EL MUNDO MILITAR, LA VIDA ERA dura. Tenías que adaptarte a que en algún momento de tu vida, si tenías suerte no perderías a ningún camarada. Pero sino ibas a cargar con eso toda la vida, cada misión era analizada detalladamente. A el mínimo fallo o la mínima distracción significaba la muerte, no había cabida para los errores. Eso era muy recalcado, y más en familias dónde entrar en la milicia era una especie de tradición. Existían las que no te obligaban como también en la que eras una deshonra por no querer servir a tu país.

Pero uno podía servir de muchas maneras, cada profesión era una ayuda. El mecánico reparaba los coches del ejército o los buques, el cocinero ayudaba a alimentar a los soldados, el limpiador a mantener en orden las bases o buques, el médico en el campo de batalla o en el propio buque. El maestro ayudaba a inculcar valores, que más adelante lo ayudarían en la elección de su futuro. Sin importar cuál sea la profesión ayuda, desde el limpiador de calles hasta el contador. Todos somos importantes.

Todo aquel que se enlistaba en la naval o en el ejército, era por decisión propia como también existía el influenciado. Sin conocer los riesgos a los que eran sometidos día a día, cada día miles de soldados morían protegiendo a su país. A la distancia pero protegía, luchaban contra la libertad y soberanía de su patria o la del pueblo sometido bajo el propio yugo de los paramilitares de su país.

Cada vez que la fecha se acercaba más y más, recordando a los soldados caídos. A los hermanos de batalla, a los que habían dado su vida para proteger a los civiles en su país. Homenajeando a aquel marine que prefiero morir con tal de salvar a sus camaradas, aquellos que sin importar qué defendieron sus ideales. Ya casi se cumplían dos décadas, de sus muertes. Dos décadas que habían llenado de dolor y añoranza, casi veinte años de su partida. Casi veinte años de cuando recibieron la bandera doblado y el corazón púrpura, casi veinte años desde que eso fue lo único que les quedó de ellos además de sus recuerdos. Casi veinte años dónde la naval de los Estados Unidos había sufrido una fuerte golpe a mano de los talibanes afganos, un golpe que dejó a personas destrozadas por perder a un compañero, un líder, un hermano.

Porque eso era lo que los S.E.A.L eran una familia, una extensa e inigualable familia. Una que daría la vida por él otro, una que había sufrido pérdidas, batallas tan difíciles como el perder a un compañero. Batallas por las que arriesgaban su vida y todo para que su país y el mundo, estuviera libre de los talibanes.

Algo que era una paradoja, porque si bien recordamos los que entraron y armaron a los talibanes fue el gobierno de los Estados Unidos. Lo único con lo que no contaban era con la rebeldía de ellos, creando terroristas para enfrentarse a otros. Para después de casi veinte años y cuatro administraciones, y ellos aún seguían respirando. Esos mismos que reclutaban niños desde pequeño, los mismo que no les importa nada. Los mismos que creían fervientemente en el Corán, esos machistas de mierda.

A la cuál maltrataban, denigraban y un fin de cosas horrorosas. Unos que no tenían escrúpulos, que mataban lo mismo que mujeres, niños o ancianos incluso mujeres embarazadas. Y todo con el propósito de obtener lo que querían, Afganistán que era ocupada por una parte por los Estados Unidos y otra por la milicia talibana. Todo aquel que hubiera prestada o prestaba servicios a los países aliados, sería condenado a muerte.

La vida de los afganos y otros que también parecían lo mismo, fue lo que la impulso a pertenecer a la naval de los Estados Unidos de Norteamérica. Además su familia había sido una gran participante en la Segunda Guerra Mundial. Siendo parte de los aliados.

Esa ideología de Hitler sobre crear una raza aria era una paradoja ya que él era austríaco, no era un alemán puro. Como quería hacerle creer a las personas en aquellos tiempos y más a su círculo cercano. La cantidad de atrocidades que ordenó, era cada vez peor una peor que la anterior. Los campos de concentración, los experimentos que se habían ahí mismo además de las cámaras de gas. Todo ese genocidio contra la comunidad judía en Europa, el como quería eliminar toda evidencia de ellos. Y una prueba es la noche de los cristales rotos, esa noche dónde el terror se sembró en la comunidad judía alemana y austríaca. Esa noche en la que prácticamente los despojaron como si fueran trapos viejos, y no seres humanos. A partir de ahí, la vida de los judíos alemanes fue de mal a peor muchos se suicidaron. Era demasiado el hostigamiento, toques de quedar, romper tu sustento, no poder volver a ir a lugares públicos. Cada vez se hacía más difícil estar en la Alemania Nazifascista

Durante los años que duró está, los nazi habían hecho un holocausto. Miles de inocentes murieron por la ambición y por un hombre que no veía más allá de su ombligo. La ambición y las ganas de que la raza aria—alemanes—dominaran las demás etnias, porque según él era superiores a todos.

Pura mierda inocentes murieron por su avaricia, millones murieron defendiendo su nación. Pero algo era seguro, cada acción conlleva a una reacción. Y toda esa malicia que había sembrado lo cosechó el 30 de abril de 1945 cuando se suicidó con cianuro. Sus atroces crímenes nunca fueron cumplidos por el mismo, se había auto salvado.

Así desde siglos tan remotos la maldad siempre había estado en la mente humana, solo que para algunos era más fácil ocultarla o preferían frenarla desde un principio y estaban los que daban rienda suelta a su perturbada mente. Tal y como demostraba día a día la guerra con algunos países islámicos. El islam era una religión de siglos de antigüedad pero con el paso del tiempo se fue quedando cada vez más atrás. Dando paso a las personas con poder de poder cambiarla a su favor, ya la hermosura de la religión se iba perdiendo con la avaricia y la maldad de la humanidad y sus practicantes.

Ese día se había levantado con una melancolía impropia de ella, ese día era el horroroso día de la tragedia. En la cuál las familias de los afectados recordaban el suceso que les arrebato a sus seres queridos, Regina no los había conocido a fondo. Solamente a uno Mike Murphy, su instructor. Él todavía estaba en servicio solamente lo hacía por el cariño que le había cogido a la chica en su juventud, al enfrentarse a uno de sus hombres sin importarle el tamaño o la experiencia. No se iba a dejar pisotear por nadie.

Al ella ser una cadete de la marina comenzaba sus primeros pasos en ese peligroso mundo, ya después de aproximadamente cinco años. Lo adoraba como a un hermano mayor, el era lo que ella se quería convertir. Ella quería ser alguien que ayudará a los demás, que arriesgaría su vida por salvar la de inocentes, ese sentido desinteresado por el bien y no solamente él era así cada hombre de su comando era así. Esas eran las cualidades de esa gran hermandad. Una a la cuál la guerra se llevó. Llevando dolor a su corazón.

Esa fue la primera muerte importante para ella, su hermano había muerto por la estúpida guerra era una ironía que dijera eso siendo ella una militar. Pero por culpa de los jodidos talibanes su hermano acababa de morir, como lo harían los culpables de esto. No mataría a su familia, no ellos serían su presa. Como a ellos no les importo los hijos, esposas y familia a los que dejaron sin un ser querido ella haría lo mismo. Estaba haciendo justamente lo mismo que ellos, pero su corazón pedía justicia. Sabía que no obtendría ningún alivio para el sociego que cubría a su corazón. Por lo menos ayudaría a que unos infelices murieran y que más familias no llorarán la pérdida de un ser querido.

Ese día el Almirante la había mandado a llamar para ultimar sobre su vuelo, ella de ante mano había solicitado su salida de la isla. Arreglándose con su uniforme partió para la base, no tenía las ganas suficientes como para manejar. De eso se encargaría Josué chófer de la familia.

Todo el viaje estuvo distraída, su mente recordaba como si fuera ayer su despedida el fuerte abrazo que se dieron. El gran amor que existía en ambos, el como él le pedía que cuidara a su pequeña y a su mujer, además de a sus padres. Ella que creía o quería creer que nada le sucedería bromeo con ello.

/ FLASHBACK/

Una pelinegra al pie del helicóptero despedía a su comando favorito, el cual tendría que llevar a cabo una misión. Alitas rojas irónico nombre al ser que al dirigente del mismo comando le encantaban, ella como buena hermana menor y mejor amiga lo despedía y aguardaba su regreso.

—Pequeña Regie te has convertido en toda una preciosa mujer, una gran comandante serás tú futuro es el más brillante de todos. Incluso más que el mío, serás mucho más.—el hablaba como sí fuera a morir, eso la asustaba.—Quiero que me prometas que te cuidarás, como también a mi familia cuida a mi pequeña hija recuerda es tu ahijada. Y ve a visitar a mis padres te extrañan, cuidalos mientras no estoy. Prométeme que te cuidarás tú y a ellos, ustedes son mi familia. El mayor motivo para mi regreso.

Para esconder el miedo y eso lo que mejor se le daba bromeó, no quería pensar en las consecuencias de esa misión. Ni tampoco si ellos saldrían con vida, se obligaba a pensar en que sí. Ellos volverían y la estrujarian en sus abrazos de oso.

—Mikey eres un amor, ve y hazle gala al nombre de las alitas que tanto te gustan me guardas unas. Y dale unos cuantos zapes a los chicos y se comportan mal. Te estaré esperando con una cerveza en mano y un gran abrazo. Pateale el culo a esos talibanes, que vean quién manda.

—Deja las bromas para después peque, prométeme lo que te pedí.

Siguió con esa actitud desinteresada para no preocupar más a su homólogo, aunque no lo escondía bien sus ojitos siempre fueron fáciles de leer.

—Joder sí que eres pesado.

Este divertido por su actitud infantil, volvió a insistir sabía que ya estaba cediendo.

—Dale.

—Está bien prometo cuidalos y cuídame, y todos el resto de chorradas que dijiste.

—Además encuentra el amor.

—Ya te amo a ti, hermano.

—Ese tipo de amor no. Sabes a qué me refiero.

Le volvió a instar veía la añoranza en sus jóvenes ojos, ella tenía miedo a volver a enamorarse. Su primer amor no había sido lo de las pelis chicle.

—Si lo sé pero para que lo espantes no gracias.

—Hazme caso.

—Está bien.

Justo en ese momento el piloto aviso del despegue, ya era hora. La despedida llegaba a su fin, ambos corazones latían por distintas cosas. Uno por el miedo de perder a su familia y el otro por el miedo de perder a su hermano, a su familia.

—Te amo, peque.

—Ti amo, mia stella.

Para ella él era eso su estrella.

—Hasta pronto.

—Hasta luego.

/Fin del FLASHBACK/.

Recordó con dolor el momento de su partida, tan lleno de alegría y juventud. Y esos jodidos talibanes se lo habían arrebatado y ella la vida a ellos.

Aún recordaba el momento cuando le dieron la trágica noticia.

/ FLASHBACK/.

Ese mismo día había llegado a la base la noticia de la emboscada que los rebeldes afganos habían hecho, la ubicación era por dónde Mike le había dicho en la llamada satelital que había hecho. El día pasado por la mañana, se oía bien estaban ayudando a los pobladores.

Estaba terminando sus actividades del día, el entrenamiento había terminado. El Almirante a cargo de la base naval de Irán, la había mandado a llamar. Ella no tenía ninguna misión hacía ya una semana y lo agradecía, en especial su cuerpo. Pero como que ya le estaba urgiendo algo.

—Genovés.

—Señor.

—Tengo que darle una desafortunada noticia, usted viajará para darle la noticia sobre la muerte de un miembro del equipo 6—tal noticia le heló la sangre.—Michael Patrick Murphy.

Escuchar esa palabra fue como arrancar su corazón, el pensar que su mentor e hermano estaba muerto. Había caído en combate, había muerto haciendo lo que más amaba proteger a los demás.

—¿Y los demás miembros del equipo?.—preguntó con la voz neutra.

—Lamento de decir que también perecieron, fueron emboscados. Murieron en un feroz tiroteo con los talibanes, murió salvando a sus compañeros.—contestó con la misma monotonía de siempre, nunca mostraba algún sentimiento o se reía con los demás en la base.

Su corazón que estaba roto se agrieto un poco más, el darle la noticia a su familia era lo peor y más doloroso. El ver la tristeza y el dolor en los rostros familiares. Ella misma sentía como que una parte de su corazón se había ido con él y los demás, nunca volvería a ser lo mismo.

—¿Solamente a su familia?.

—Si de las demás familias se encargarán otros.

Volvió a hablar después de una pausa, para ella también sería doloroso. La familia Murphy era como la suya propia.

—Esta bien, ¿cuando salgo?.

—Cuando caiga el crepúsculo.

Tras unas veinte horas de viaje, por fin tocó tierra estadounidense. La casa de su amigo. A la base que habían llegado era la más cercana a su hogar. Sabía que también miembros de los acosadores nocturnos, habían perdido la vida en aquella misión. Muchos habían perdido familiares y todavía eran ignorantes, aguardaban por una llegada por aquellos meses o años. La comunicación era escasa pero lo necesario lo sabían.

La lugarteniente en la puerta de la familia Murphy no encontró el valor suficiente como para decir tal noticia, como para romper sus corazones de esa manera. Pero el destino definitivamente no estaba de su lado, Maureen la madre Mike habría la puerta seguida de su nuera. Ambas iban a realizar la compra. Cuándo distinguieron una figura de mujer y ese uniforme, que tantas veces lo habían visto en el cuerpo de su hijo y esposo.

—¿Regie?.—inquirió confusa la madre del ahora caído.

—Esa soy yo.

—!Qué alegría volver a verte, europea!.—gritó eufórica volvía a ver a la mejor amiga de su hijo.

Una que en esos años se había convertido en su familia. Vio como sus ojos estaban apagados, con una tristeza y dolor cubriéndolos por completo.

Ambas la dejaron pasar a su hogar, el padre del chico estaba en el piso de arriba. No tuvo ni la suerte de poder retrasar eso. De poder reunir las fuerzas suficiente para ser capaz de admitirlo en voz alta. Porqué al decirlo en voz alta estaba asumiendo su perdida, esa pérdida tan dolorosa.

—...Yo estoy aquí porque me enviaron para informarles de una noticia. Quiero que se sienten y se escuchen al completo. Es un tema muy delicado.—tras ese enunciado los miembros de la familia guardaron silencio.—Hace unos meses se venía preparando una misión de contrainsurgencia en la provincia de Kunar, Afganistán. Está se llevó a cabo el 28 de junio, no solo miembros de los navy también de los acosadores nocturnos, tanto tripulación terrestre como aérea. Trás la emboscada tres de los del comando murieron al igual que de operaciones especiales. Todo ya había sido preparado, caímos en la trampa. Nos costó la vida de muchos.—hizo esa pausa para poder decirles lo más fuerte.—Un feroz tiroteo se desató, había miembros de los acosadores nocturnos que murieron al igual que el escuadrón de los S.EA.L, fue un golpe duro para todos. Y más para su líder al ver como su equipo caía defendiendo sus pensamientos, ya sin fuerza y con más de una bala en su cuerpo subió a una zona alta pero desprotegida. Para llamar a la base y ir por ayuda aún sabiendo que no estaría vivo para ese entonces.

—¡Oh! pobrecilla de su madre. Pero qué audaz. Se merece ser reconocido por la naval y toda la armada.

La respuesta de la madre de su mejor amigo solo hizo que sus ojos lagrimearan, la familia enfrente no entendí nada. Ella era una mujer muy fuerte una a la que llorar no le gustaba, pocas veces lo había hecho y variadas de ella fue con su hijo. Unas de risa otras de tristeza, pero sin embrago eran eso lágrimas que representaban el dolor de su alma y corazón.

—El líder del comando era Michael Patrick Murphy.

Al escuchar ese nombre todo quedó en silencio, no se oía ni la respiración de los habitantes en la sala. Los tres la miraban como si una tercera cabeza le hubiera salido. Las palabras que de su boca habían salido no podían ser ciertas, tenían que haberse confundido de persona. Su hijo no podía haber muerto. Sé negaban a creerlo.

—Regie cariño a qué es una broma.—habló con la timbre temeroso no propio de ella.—Es una de sus bromas.

La esperanza que su madre depositaba en ella era algo devastador, también veía la espera de una respuesta afirmativa por parte de los dos restantes.

—Lamento tenen que informar esto, pero soy la única amiga de Mike que queda.—su voz era trémula.—Su llegada es mañana a penas el alba salga. Y su entierro será al siguiente día en lo que se prepara todo para la ceremonia.

Oír la afirmación de su pregunta fue otro golpe a sus maltratados corazones.

—Para todo aquel que lo conoció es un duro, para mí es un duro golpe. Pero él nunca quiso que se le recordará con lágrimas, sino con la valentía y honor que lo representaba.

El despertar si saber que iba al entierro de su hermano, su familia era una sensación inexplicable solo aquél que lo había vivido podía afirmar esto. El corazón duele de pensar en que tus temores más profundos se hicieran realidad, ese día una parte de su corazón se iba con él. No podía presenciar como su ataúd se iba adentrando al hoyo dónde descansaría eternamente, el que lo alejaría de ella para siempre.

—Hoy estamos aquí para despedir a este gran hombre, hermano e hijo Michael Patrick Murphy. Un hombre que dio su vida para proteger la libertad de este país y sus habitantes, honró a la leyes de la constitución de los Estados Unidos de Norteamérica.—la voz del sacerdote naval la tenía en un transe, exponía el pensamiento de todo aquel que trabajo con el ahora difunto.

Antes de que la ceremonia terminara con el debido respeto y proceso, pidió dar unas palabras.

—Hoy entierro una parte importante de mí, fue la primera persona que se me acercó cuando era una novata de la Marina. Me cuido y protegió, me enseñó cada cosa que sé, a seguir la constitución de este país y defender mis ideas aún sí me cuesta la vida. La humildad y sencillez de una persona que tenía todo en la vida, me enseñó que es ser una familia sin lazos consanguíneos.—cada palabra que salía de sus labios salía de su corazón.—Mike hoy te digo adiós, te llevas una parte de todos. Te amo, Alitas.

Cuando el ataúd se llenó de tierra su madre ya no podía mantenerse en pie, al igual que el resto de su familia; la tierra que caía solo lo hacía más real. Cuánto deseaba que eso no fuera verdad.

Un mes después del entierro la noticia de que un miembro del equipo había sobrevivido recorrió y paralizó la base, Luther había vivido. Sin embargo, sus heridas emocionales serían difíciles de curar había presenciado la muerte de su otra familia.

                    / FIN DEL FLASHBACK/

La llegada a la base fue tranquila en el ambiente se sentía el pesar de todo un país sufriendo. Aún a años de sus muertes todos los recordaban y más a su audaz líder, el avión se separaba para su despegue pero algo que nunca pensó fue ver a Steve Mcgarrett vestido con su uniforme de ceremonia muy distinto al de gala; una sorpresa memorable.

—Nunca espere verlo aquí, Comandante.

—Por mi parte aguardaba este momento más que a nada.

Era como si todo estuviera previsto el avión despegó en ese preciso momento, le daba gracias a Dios de tenerlo consigo en esos momentos.

—Está de más preguntarte si sabes qué pasa hoy.—habló Regina rompiendo el silencio.—Quiero ir como cada año, se lo debo y quiero. Hay momentos como este que me hacen replantearme mi vida y mi trabajo, pero momentos como en los que salvo vidas me dan la fuerza y valentía suficiente para seguir. Y Michel es otro de mis motores que me impulsan a más aunque no esté físicamente, aunque sí en mi mente y corazón.

—Nunca he conocido a alguien tan capacitada como tú, él está orgulloso de ti. Nunca lo olvides.

Después de años sin hablarse más de lo necesario y evitando el contacto físico, Regina se abalanzó hacia sus brazos.

Para Steve Mcgarrett eso como si le devolvieran la vida, volvió a respirar.

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