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Remus suspiró con pesadez al ver como la chica caminaba hacia él.
-Bien, cuál será mi trabajo extra? Normalmente la profesora McGonagall me hace escribirle nuevas ideas, aportaciones sobre la lección... Snape normalmente hace que prepare pociones algo inusuales...- empezó a él decir ella.
-También haces trabajos extras con Snape?- interrumpió Remus sin tenerme miedo a sonar algo celoso.
Madison sonrió.
-Si profesor, todos saben lo buena alumna que soy.- dijo cruzándose de brazos.
No mires, no mires...
-Bien, supongo que podrás escribir un ensayo sobre ella materia que estamos viendo. No creo que sea mucho de tu agrado, pero es lo que hay.- dijo torpemente pues su vista le había fallado. Diablos.
"créame señor, tenerlo a usted ya es un regalo." pensó mientras una sonrisa boba se apoderaba de ella sin poder evitarla.
-Bien, pero... tengo algunas dudas. Me las aclararía antes de poder empezar?- preguntó ella con cara inocente.
-Esto, em... claro, siéntese ahí.- dijo señalando un pupitre.- Y que dudas tiene...?
La chica se sentó y abrió su libro de texto. Empezó a pasar las hojas con delicadeza hasta que llegó a la indicada.
-Siempre me ha surgido la curiosidad con el encantamiento muffliato...- empezó a decir.- Es un encantamiento usado para crear un zumbido no identificable en los oídos de cualquier persona en las cercanías del ejecutor del encatamiento, para permitir conversar sin ser escuchado, me equivoco?- preguntó ahora mirándolo.
-No, no lo hace.- respondió Remus quien estaba apoyado en su escritorio.
-Pero hay algo que no acabo de entender.- dijo ella mirando el libro.- Se supone que solo sirve para los seres humanos... pero que pasaría si la persona fuera un animago?
Remus frunció el ceño y se acercó a ella algo intrigado. Apoyó sus manos en el pupitre mientras leía del libro de la chica.
Madison casi se desmaya al verlo tan cerca de ella, al no poder hacer nada... por todos los galeones del mundo, ese hombre era la gloria.
-Resulta interesante la duda... señorita Bellemore, realmente me deja impresionado con su mente.- dijo ahora mirándola pero sin moverse en absoluto.
-Usted... está impresionado profesor?- dijo ella con su tono más inocente.- Entonces no imaginará cuántas dudas tengo ahora mismo.
Remus notó como la chica lo miraba con ojos deseosos, y no solo como un profesor más. Ella también lo deseaba tanto como él.
Simplemente fue demasiado para el hombre. Se apartó de inmediato de la chica dejándola algo confusa.
-Si... tengo algo que podría ayudarte.- dijo sentándose en su escritorio algo nervioso.- Sobre tu duda del encantamiento muffliato...
Madison no podía creérselo.
-Va a seguir fingiendo señor?- preguntó directamente mientras se levantaba.
-Disculpe?- preguntó él acomodándose en su silla.- Si acaso piensa que... podría pasar algo entre nosotros está muy equivocada, señorita Bellemore.
La chica sonrió mientras se acercaba a él.
-Que hace pensando en eso profesor? Yo hablaba del trabajo, me refería a que no tiene ni idea de la respuesta a mi duda.
"maldita listilla, por qué habría caído en su juego?" se maldeció Remus avergonzado.
Sin embargo ella se siguió acercando al hombre hasta poder ver el bulto que se formaba en sus pantalones y trataba de ocultar.
-Señorita Bellemore... que, qué está...- empezó a decir mientras ella giraba la silla para tener vía libre y poder subirse.
-Puedo ayudar profesor, de echo, debe saber que se me dan muy bien este tipo de... trabajos extra.- dijo ella sentándose completamente.
Remus no pudo contener un gruñido de su parte haciendo que la chica sonriera satisfecha.
-No debes. No debemos...- empezó a decir con la respiración entrecortada.
Sin embargo ella con todo su orgullo y valor, llevó sus manos a la camisa de este acercándolo a ella juntando sus labios en un rudo y desesperado beso.
Sintió como las fuertes manos de Remus bajaban a su trasero mientras las suyas jugaban con su pelo, jadeando entre medio hasta que le faltaba el aire para respirar.
Remus por otro lado dejó un suspiro de placer mientras su fuerte agarre la acercaba más a él como si de eso dependiera su vida.
-Cuál era...cuál era el hechizo, señorita Bellemore?- consiguió preguntar mientras ella sonreía.
-Muffliato, señor.- dijo apuntando a la puerta consiguiendo así una mirada de sorpresa de parte del hombre quien admiraba con lujuria
todo su ser.
-Buena chica.- susurra en su oído haciendo recorrer una sensación de calor por la columna de la chica.
Madison sentía cómo el deseo aumentaba, ella se arrastraba arriba y abajo con ritmo a lo que Remus solo podía desear que no hubieran telas entre ellos.
Ella sería su perdición.
-Profesor...- gemía ella a lo que Remus llevó su mano a su cuello.
-No me llamo así, preciosa.- dijo mirándola y penetrándole con la mirada.- Sabes mi nombre.
"Se ve demasiado bien, relájate" sólo se decía eso mientras la veía, subir y bajar, moverse a su alrededor, frotar y sentir como ella se humedecía ante su toque.
-Remus.- soltó ella casi en en un grito haciendo que esté la acercara de nuevo para juntar sus labios. La quería para él, la deseaba demasiado.
Él y nadie más. Ni Oliver, ni el estúpido camarero ni Fred ni Félix. Ella debía ser suya.
Desde el primer momento en que la vio. Sus risas y su personalidad... su cuerpo y sus ojos.
-No he podido sacarte de mi cabeza, mierda Madison, que me estás haciendo?- preguntó con la respiración entrecortada mientras le desabotonaba la blusa.
-Podría... hacerle la misma pregunta, señor.- dijo ella a lo que Remus la apretó más hacia él viendo cómo en realidad la chica estaba desesperada.
-Estás tan necesitada cariño...- dijo moviéndola más rápido haciendo que la chica empezara a rebotar creando un mundo de nuevas vibraciones que no creía poder sentir.
-Solo por usted, profesor.- gimió ella a punto de llegar al climax, mientras se sujetaba al escritorio que tenía detrás.
Remus agarró sus muslos con fuerza haciendo soltar un jadeo involuntario.
-Eso no es mi nombre preciosa, ya te lo he dicho. - dijo provocando que ella pusiera sus ojos en blanco, estaba a punto de llegar al orgasmo.
Tenía a una diosa delante de sus ojos.
-Mírame y dime mi nombre.- le exigió con rudeza mientras veía como luchaba por terminar.
-R-Remus. Remus...- consiguió decir mientras aceleraba los círculos con sus caderas desesperadamente.
Remus, Remus Lupin, su atractivo profesor...
Madison no pensó en otra cosa más que en el placer que sentía en ese momento. Empezó a sentir espasmos por todo su cuerpo cayendo rendida en el hombro del hombre.
-Sabía que eras una buena chica.- dijo este asombrado.
Madison miró a Remus y sonrió.
-Espero hacer hecho un buen trabajo, señor.- dijo mientras se levantaba de encima de él.
-Y yo espero haber aclarado sus dudas, señorita Bellemore.- siguió el juego mientras analizaba cómo se alisaba la blusa y se ordenaba el cabello.
-Espero verlo mañana, en el partido.- dijo mientras recogía su libro.
-Si... creo que me verás en las gradas.- dijo con tono desinteresado mientras ordenaba los papeles e la mesa.
Cuando Madison salió del aula de DCAO, fue todo el recorrido hacia su sala común procesando lo que acaban de pasar.
Oh, cielos.
Se acababa de enrollar con el profesor Lupin.