El perdón es un acto de egoísmo, de vanidad. Perdonamos y nos sentimos bien con nostros mismos. No lo hacemos y creemos que es por tener motivos más que suficientes. Ponemos las culpas en la balanza a conveniencia del juzgado y siempre queremos ganar la disputa de el. Perdonamos cada una de nuestras meteduras de pata pero somos implacables con los errores ajenos, perdonamos una mentira porque aprendimos a ponerles niveles, perdonamos infidelidades porque aveces solo conviene quedarse callado...
¿Acaso dios nos permitió esa dicha? ¿Algún día me perdonaré por haberte perdonado?