El destino de las estrellas

By PalomaCaballero

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(LGBT+) Donovan es un estudiante de arte que vive la vida como le place. James es un deportista encerrado en... More

Notas de autor
Dos años antes
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By PalomaCaballero

—Donovan —James lo miró un momento. La cara del chico estaba roja, respiraba con cierra dificultad y sus labios se encontraban entreabiertos, tratando de compensar el aire que su nariz no alcanzaba a enviar a sus pulmones. Incluso parecía que su cabello había sido sacudido por alguien, estaba muy alborotado. Él se giró hacia Skylar y esta le sonrió con cierta culpa, porque sabía que a su amigo no le gustaba que se metieran en su vida amorosa, sin embargo, viendo la situación, encontró pertinente intervenir un poquito.

—¡Taran! —Skylar señaló a James con las manos abiertas—. Bueno supongo que debería perderme un rato, creo que pediré algunas muestras en los puestos de adelante —dijo, encogiéndose de hombros y prácticamente huyendo de la escena.

Donovan no le prestó demasiada atención, pero se dijo que tenía que invitarla a comer después de eso. Luego se concentró en James, que le miraba con los ojos más dulces que hubiese visto jamás, rodeado de luces y viéndose como un maldito ángel en medio de aquel paisaje cotidiano. Donovan se tomó su tiempo para observarlo, porque quería guardar esa imagen con claridad el mayor tiempo posible.

—¿Donovan? —el chico buscó su mirada, un poco incómodo por el repentino silencio de su interlocutor. Sus manos temblaban de manera casi imperceptible y en ellas sostenía una nota que se había arrugado un poco por culpa de los nervios.

—Hola —sus palabras salieron sin pensar y de repente Donovan se dio cuenta que estaba siendo torpe y eso lo desconcertó tanto como para parecer sorprendido e incómodo—. ¿Qué haces aquí? —preguntó, arrepintiéndose de inmediato. Sentía que aquella pregunta podía ser malinterpretada en aquel contexto.

James se cohibió un poco, pero después recuperó su confianza y le entregó la nota. Donovan la tomó con una delicadeza impropia de manos tan toscas como las suyas, pero bastante coherentes con las de una persona que estaba acostumbrada al uso del pincel.

El corazón de James dio saltó cuando los ojos de Donovan se posaron en la nota. Era la mima que llegó con el cuadro, pero al reverso escribió un mensaje nuevo, una respuesta.

"Tú eres la luna en mi firmamento, la luz que ilumina mis noches oscuras"

Donovan entreabrió los labios, mirándole con una mezcla de emociones palpable en su rostro usualmente inexpresivo.

—Lo siento —James no pudo evitar hablar—. No soy muy bueno con las palabras —aclaró, sintiéndose avergonzado por la manera en que había decidido contestar al mensaje de Donovan. Su confianza se estaba esfumando y comenzaba a mortificarse por haber hecho aquella ridiculez.

—No estoy de acuerdo, pero si me gustaría un poco más de claridad —dijo, mientras sus labios formaban una sonrisa conciliadora—. ¿Qué significa esta respuesta?

—Amm... —James miró a todos lados, y luego se encogió un poco antes de responder—. ¿Cuál era la pregunta?

Donovan guardó silencio, un poco consternado por la charla, pero poco a poco se dio cuenta que había cometido un grave error al interactuar con James. El pobre lo miraba confundido y también parecía estar pidiéndole disculpas. Desde luego, no estaba muy seguro de lo que estaban haciendo y había respondido tratando de imitar su idioma, pero Donovan escogió las maneras equivocadas desde el principio, porque si quería comunicarse con claridad, sus mensajes no debían ser deliberadamente abiertos a la interpretación. Aunque James pudiera parecer una obra de arte, no lo era en lo absoluto y tenía una personalidad caótica que tendía a ver demonios donde no los había.

—También me gustas —aclaró, sintiéndose como un estúpido—. No era una pregunta —su voz sonó una nota más grave, estaba tratando de no reír, porque, aunque no fue su intención había terminado enredando las cosas por completo—. Lo siento si te confundo, creo que no soy tan bueno ligando como pensaba.

James se sonrojó ante sus palabras, sintiendo que se ahogaba en felicidad. Por un momento echó a un lado la parte de su mente que siempre trataba de sabotearlo y le decía que estaba imaginando cosas, para poder disfrutar de aquel momento de infinita euforia.

—Entonces —tragó—. Creo que lo que te escribí es una redundancia —comentó, apretando las manos en puños, mientras fruncía el ceño. Donovan sonrió al verlo, James siempre parecía listo para luchar, sobre todo cuando estaba nervioso y eso le parecía bastante lindo.

—Así que si te pido que seamos novios en este momento me dirás que sí ¿Cierto? —él se inclinó un poco para ponerse más a la altura de James y este se quedó en su lugar, mirándolo directamente.

—Si —respondió—. Solo en caso de que me estés preguntando ¿Estás preguntándome? —dijo, mientras sus puños se movían con nerviosismo.

—Estoy preguntándote —aseguró y James bajó la vista, parecía que aún seguía luchando con sus miedos y dudas.

—Entones la respuesta es sí —dijo finalmente.

Donovan sonrió y le tomó de la mano. James apretó los labios, mirando a su alrededor, la pose tan íntima estaba atrayendo la atención de las personas, ellos estaban en un lugar público y eso hizo que se pusiera tenso.

James apretó su agarre, pero retrocedió un poco, desviando la mirada, pudo notar a unos metros como una pareja les ponía mala cara. Eran bastante mayores, así que era normal, pero James apretó los labios al ver como la mujer sostenía el brazo del hombre sin pensar demasiado en ello, como si fuera una mueca inconsciente y se preguntó por qué ellos actuaban como si lo merecieran y él tenía que ocultarse.

Donovan ladeo el rostro, parecía un poco cohibido. James nunca lo había visto con ese tipo de expresión.

—Supongo que es demasiado pronto para besos en público ¿Cierto? —dijo encogiéndose de hombros. Él no era el tipo de persona a la que le preocupaban esas cosas, al menos ya no, pero sabía que James todavía estaba luchando, luchaba todos los días con mucha fuerza hasta el punto en que le resultaba extenuante.

Sabía que era duro para él y no quería presionarlo de más, después de todo, las personas tenían sus tiempos y maneras de aceptarse.

—¿Porqué? —preguntó, frunciendo el ceño. Sabía que Donovan estaba comportándose de una manera que no concordaba con sus ideales para no hacerlo sentir mal. Pero él ya no quería seguir así, odiaba que todo el mundo pudiera amar sin preocuparse mientras él trataba de agradarle al mundo. No quería ser una mala persona para Donovan—. Puedo hacerlo —espetó, frunciendo el ceño.

—¿Por qué suena como te hubiera retado a algo? —comentó, riéndose un poco, tratando de que el tema no dejara a ninguno se los dos con un mal sabor de boca. Tampoco necesitaba presión en algo que debía ser natural y cómodo.

—No es un reto —aseguró—. Es un beso —y le tomó del rostro, tirando y asaltando sus labios por sorpresa.

Donovan abrió los ojos, un poco descolocado por la acción, sin embargo, su mente no pudo procesar todas las cosas que llegaron de repente y se quedó solo con la sensación cálida sobre su piel. Al principio fue solo un roce, pero se profundizó enseguida hasta que sus respiraciones se agitaron y tuvieron que separarse. Donovan se enderezó, sonriendo un poco.

Las manos de James sobre sus mejillas eran suaves, dulces y al mismo tiempo demandantes. Hacían que se sintiera en el aire, su contacto transmitía luz, como ser tocado por la felicidad en su estado puro y contagiado por la misma hasta la última de sus células.

—Eso no me lo esperaba —estaba seguro que su voz había sonado raposa.

—¿Te disgustó? —James lo miró, había algo extraño en su rostro, una mueca de confusión y nerviosismo. Pero no había arrepentimiento, Donovan supuso que era algo bueno.

—Para nada, podemos repetir las veces que quieras —su comentario hizo reír a James, quien de repente se veía relajado y feliz. Ya no estaba pendiente de los alrededores.

Ellos se miraron un momento y sonrieron tontamente, atrapados en una burbuja de sensaciones placenteras y acogedoras. De repente las luces del parque parecían más brillantes, preciosas, mientras que las voces de las personas eran como una algarabía.

Música de fondo que adornaba su romance.

—¡Donovan! ¡James! —Vincent los alcanzó con una sonrisa enorme en los labios. No hizo ningún comentario sobre como Donovan tomó a James de la mano y como él aceptó el contacto, sin poder evitar el nerviosismo. Un sentimiento que venía del hecho de que la persona que le gustaba estaba a su lado y le correspondía—. Compré vino de cereza —dijo, levantando dos botellas—. Una para mí y otra ustedes.

—¿Vino de cereza? —preguntó Donovan, levantando una ceja.

—El más delicioso de todos —aseguró el muchacho. James supuso que su amigo había estado espiando hasta ese momento.

Metido.

—¿Vamos? —Donovan lo miró y sus ojos fueron los más amables que había visto nunca. Le hicieron preguntarse su terminaría derritiéndose ante ellos en algún momento.

Correspondiendo a la sonrisa apretó el agarre de sus manos y se recargó un poco de su brazo.

—Vamos.

¡Llegamos al final de la historia! Espero que les haya gustado mucho y que disfrutaran el camino que recorrimos juntos. ¡Gracias por llegar hasta aquí! <3

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