Nuestros Universos ||One Shot...

By petalsforarmcr

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"Porque no me alcanzaría sólo una vida para amarte, mi amor. " •Donde subo OS Rubirena. •Los OS pueden ser d... More

II. "Uno entre cien"
III. "Calificación" [m]
IV. "Cartulina"
V. "Anything 4 u"

I. "Malentendido y rumores"

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By petalsforarmcr

Sinopsis: Donde Rubí se entera que la capitana del equipo de fútbol quiere cogerse a su pareja.




—¡Esa maldita hija de perra! ¡Ugh!




El sonido de sus puños golpeando su casillero, inundó el pasillo por tortuosos segundos. Sus compañeros la miraban con los ojos abiertos, y algo aterrados. No por el hecho de que hubiera golpeado el casillero de esa forma, sino por las palabras que habían abandonado sus labios con furia. Jamás la habían visto tan enojada.

¿Debían temerle? Probablemente.

¿Debían buscar refugio? Absolutamente.

Rubí había estado completamente calmada aquella mañana. Y aquello era algo extraño para ella, pues no todos los días encontraba aquella paz tan deseada. Supuso que pasaría algo aquel día y no se equivocaba. Su madre era algo bruja y por tanto, ella también había heredado aquella característica.

Esmeralda había llegado con información para ella. Habían rumores de que la capitana del equipo de fútbol, había intentado cogerse a su pareja. Su hermana había escuchado los rumores en los baños del colegio y también había leído algo en una publicación de instagram. Era una cuenta de chismes.

Tampoco era algo muy confiable, pero sólo eso bastaba para arruinarle el día a Rubí Cárdenas.




—Ella cree que yo no conozco ese jueguito de mierda —Escupió con furia.




Su respiración estaba acelerada y luchaba internamente contra el deseo de golpear otra vez su casillero, pues sabía que si lo hacía, probablemente su madre tendría que pagar el inmobiliario.

Otra vez.




—Rubí... Hay una posibilidad de que no sea cierto —Jacinta le hablaba con suavidad, intentando así calmarla—. Sabes que siempre son rumores.



En realidad, su noviazgo con Miguel era una farsa. Estaban en una relación porque ambos tenían secretos que esconder, y por su popularidad, por lo demás. Ella era porrista y su novio era el capitán del equipo de fútbol para varones.

Los populares con los populares ¿no?

A pesar de que no le interesaba demasiado su relación, esa tal "Macarena" intentaba quitarle a alguien que se había convertido en su posesión. Ya no veía a su pareja como tal, si no que a un algo en el que se basaba toda su reputación, y ante el mínimo descuido, podía derrumbarse y dejarla expuesta.

Y aquello era lo que realmente la ponía furiosa.




—¿Cree que por ser la "hija de papi", puede venir y arrebatarme lo que le da la puta gana? —La castaña soltó una risa que llegaba a ser aterradora para cualquiera que la escuchara.



Su hermana y su mejor amiga se miraron entre si con preocupación. Si alguien buscaba a Rubí Cárdenas, la encontraba.




—"Maca esto" "Maca lo otro" —Imitó con un tono infantil—. Esa perra se me aparece en todos lados. Vamos, que se me aparezca en la sopa también.




Se volteó mientras dejaba reposar su cabeza en el casillero que antes había golpeado. Estaba intentando evitar todos los escenarios donde la rizada le quitaba todo lo que le pertenecía, fallando completamente en cada uno de ellos. No iba a permitir que aquello pasara, su reputación no iba a ser arruinada por una niñata malcriada.

Abrió los ojos mientras cepillaba su cabello hacia atrás y una perversa sonrisa se posaba sobre sus labios. La chica tenía un plan.




—R-Rubí no creo que... —Intentó interceder su hermana.





—He tenido encuentros con ella antes, y parece que no entiende ante las advertencias sutiles que le he hecho. Creo que está queriendo joderme la vida —La interrumpió—. Y yo, hermanita, estoy dispuesta a hacerla bajarse dos estaciones del metro, para que pare con sus mierdas.





Aventó su mochila a los pies de ellas y comenzó a caminar lejos. Estaba tan furiosa que, a pesar de que escuchaba a su mejor amiga y a su hermana llamarla, no se detuvo por nada. Todos sus sentidos estaban nublados por una fina capa de ira.

Sus pasos eran rápidos y seguros. Estaba buscando a la contraria por todos lados, sin éxito en el proceso. Le encantaba joderle la vida, pero justo cuando quería detener su estúpido jueguito, le daba por desaparecer.

Jodida mierda.

Encontró a uno de sus amigos, sin embargo. Un chico de rizos que se encontraba guardando sus cosas para poder salir del aula.




—Tú. Juliancito... —Lo llamó despectivamente mientras se posaba en el marco de la puerta e intentaba calmarse y actuar como si nada hubiera pasado—. ¿Dónde está Macarena?




—No la he visto desde nuestra primera clase. ¿Quieres que le diga algo por ti? —El joven con la camisa de puntitos, sabía que la castaña no se traía nada bueno entre manos.

Ella y su mejor amiga jamás eran buena combinación.




—No —Apretó los puños y gruñó levemente—. Prefiero decirle yo misma las cosas.





Se giró sobre sus talones y sin más continuó en su búsqueda. Se golpeó mentalmente al no haberla ido a buscar primero en el lugar más obvio. El campo de juego.

Estaba entrenando con otras chicas, entre las que reconoció a un par: La Cata y la Coté. Había tenido un par de contratiempos con las dos hacía tiempo y el sabor amargo del desagrado, era algo que las tres podían saborear si se encontraban en la misma habitación.

Decidió que esperaría a la chica adentro de los vestidores. Tuvo suerte de no encontrar nada más que un leve calor debido a las duchas. Supuso que la clase anterior había dejado así el ambiente.

Bien. Si no había nadie cerca era mejor para ella.

Estaba impaciente, caminaba de un lugar a otro y cepillaba su cabello hacia atrás repetidas veces. Tenía una pequeña mueca de disgusto en su rostro. Habían pocas veces en las que Rubí lograba llegar a ese punto de frustración e ira, y ¡sorpresa! Las pocas veces en las que reaccionaba así eran debido a los rumores que, de alguna u otra forma, siempre terminaban relacionandola con aquella chica de rizos.

Mirando hacia la puerta, repasaba su estrategia mentalmente. Su plan debía resultar, sorprender a Macarena y dejarle las cosas claras, marcarle el campo de juego.




—No tardaré, Coté...





Escuchó su voz a la distancia y se apoyó contra la pared mientras miraba sus afiladas uñas. Repasaba en silencio las palabras que le diría a la contraria para que no volviera a meterse en sus asuntos. Para que dejara en paz a esa persona que se había convertido en su posesión. Un suave sabor a superioridad, habitaba en la boca de la castaña. Le encantaba sentirse aún más que los demás, y si se trataba de su enemiga jurada, el sentimiento era aún mejor.

 

—Hola, rulitos...





Macarena dió un pequeño salto al verla allí. Sus ojos nerviosos buscaban cualquier otro punto donde posarse, en vez de los ojos de la contraria. Rubí la había encontrado con la guardia baja y su voz había sonado seductoramente hipnotica en los sensibles oidos de la menor.

La mayor se veía segura, desafiante y molesta.  Macarena conocía el motivo, no sabía quién había esparcido los rumores, pero una vez que llegaron a oídos de quien fuera la persona encargada de aquella página de chismes, ya no pudo detenerlos.

Lo que había pasado en realidad, era que se había encontrado con Miguel en la biblioteca y por un descuido suyo, había caído sobre su cuerpo, alguien logró verlos y el resto era historia.

Como siempre, los rumores habían sido exagerados.





—Dios, no —La chica soltó un pesado suspiro. Había tenido ciertos problemas con la chica de ojos marrones, pero realmente nada tan grave como una acusación de haber cogido con su pareja—. ¿Qué estas haciendo aquí? ¿Sabes lo que puede pasar si te encuentran aquí? ¿Sabes lo que puede pasarme a mí si te encuentran aquí?




Rubí soltó una risa algo encantadora. ¿Acaso no se daba cuenta que no le importaba?




—Quiero aclararte un par de cosas, Maquita...




—Creo que hay un malentendido, Rubí. ¿Acaso el Miguel no te lo dijo?




A pesar de que estaba algo nerviosa por lo que podía llegar a pasar, Macarena, mantuvo su posición firme y se cruzó de brazos esperando a que las palabras de la contraria abandonaran sus labios.




—Hemos tenido problemas antes, niña de papi. —Susurró—. ¿Acaso no puedes mantenerte fuera de mi camino?




—Escuchame, Rubí, no tengo tiempo para esto. Yo deb-





—En realidad yo tampoco tengo tiempo para esto, pero la situación lo amerita, asi que, te guste o no, vas a escucharme.




—No tengo tiempo para una plática infantil con niñatas mimadas. —Soltó Macarena.



Rubí entreabrió la boca y le regaló una sonrisa.




—Auch —Gimoteó falsamente—. Creí que me tratarías mejor, ricitos.




—No sé si mereces que te trate bien, Rubí.




La castaña llevó su dedo índice hasta su boca, mordiendo levemente la punta de su rosada uña, a la vez que en sonreía descaradamente.





—Sé que no soy la chica perfecta... —Aquellas palabras habían salido más seductoras de lo que las habia planeado, pero al ver el rostro de la chica frente a ella, supo que las había dicho en el tono correcto—. pero creí que tendrías un poco más de amabilidad. Aquí tú eres la señorita perfección.




Tintineando a propósito sus caderas, y con una cara de nena inocente, la mayor comenzó a caminar con pasos lentos, y completamente elegantes, para acortar la distancia entre ambas. La menor estaba sumida en el vaivén de sus caderas. ¿Cómo era posible que fuera tan seductora?

El rostro de la deportista era una obra de arte, digna de admirar, y la castaña sabía que su plan estaba resultando. Llevaba una clara ventaja, y aquello, sólo lograba alimentar a su hambrienta superioridad.





—Yo...




Su proximidad aceleraba un poco a la rizada. Estaba cada vez más cerca, y le aterraba un poco el hecho de que, en cualquier momento, la chica con ese perfecto delineado, le lanzara un golpe. Se defendería, claro, pero aquello sólo haría que se metiera en problemas.

La rizada había dado dos pasos hacia atrás para así abandonar los vestidores, pero la mano de la castaña había agarrado su brazo con rapidez. Las uñas de Rubí, se habían enterrado ferozmente contra su muñeca, impidiendo que Macarena escapara. Cuando la capitana del equipo de fútbol soltó un quejido, la castaña continuó.





—Te lo he advertido varias veces antes, Maca — Su nombre salió de sus labios con suavidad, como una dulce nota. Y decoradas con la forma en la que tomaba uno de sus rizos entre sus dedos y jugueteaba con el, cualquiera habría pensado que ambas estaban teniendo un encuentro acalorado en los vestidores—.  ¿Acaso no te das cuenta que si no fuera por ti, no tendría por qué hacer esto?






Las palabras de la chica eran venenosas, estaba usando la manipulación para hacer sentir mal a la deportista por un accidente. Macarena ya no caía realmente en ello, pero, claro, la contraria no lo sabía.




—El Miguel es mi pareja. Es MI pololo. Si estás tan necesitada por coger, deberías hacerlo con Julián, quizás así el pobre no termine virgen de por vida —Rubí sonreía, victoriosa ante la mirada de su enemiga. Encontraba destellos de dolor por su agarre y algo de vergüenza—. Podrías ahorrarte todo esto, capitana. Podriamos ahorrarnos todo esto.





La castaña soltó una risa. Todo ese asunto la divertía y decidió que lo aprovecharía hasta el máximo.

Una de sus manos vagó suavemente por encima de los botones de su uniforme, había desabotonado los tres primeros, dejando a la vista su top blanco y su dedo índice recorría lentamente desde su pecho hasta su cuello. Aquella simple acción había hecho reaccionar a la contraria y a su piel. Sus mejillas estaban encendidas al rojo vivo, y sentía como su corazón latía escandalosamente contra su pecho.

Macarena pedía mentalmente a todos los dioses que Rubí no se diera cuenta de ello, pues si lo hacía, encontraría otra razón para molestarla.






—¿Qué ocurre, Maquita? —Le preguntó en un evidente tono de burla—. ¿Te gusta esto?




Los labios de la chica estaban entreabiertos, el calor del lugar era sofocante y la situación no ayudaba para nada. La mirada de la mayor ya no reflejaba enojo, sólo diversión y si aún estaba enojada, no lo demostraba.




—Creo que no tanto como te gusta a ti.




La respuesta de la contraria la tomó totalmente por sorpresa y soltando un poco el agarre de su muñeca, dió un paso hacia atrás. Macarena sonrió descaradamente y la presionó contra la pared mientras posicionaba sus brazos a un lado de su cabeza, logrando que la atención de la castaña pudiera centrarse sólo en ella.

La chica había dado un saltito por instinto. Su boca había soltado un pequeño quejido, del cual se arrepintió totalmente luego de darse cuenta de ello. La chica a la que venía a sorprender, la había hecho quedar vulnerable con solo una acción y parecía que no tenía escapatoria.




—¿Te digo algo, piedrita preciosa?
 




¿De donde había sacado ese apodo para ella?





 

—Realmente creí que tu tan amado Miguel, alguna vez sería quien me viniera a hacer escandalo por los rumores... —Rubí intentaba mantener su vista en los ojos de la rizada, pero ahora, aquella parte de su pecho que había descubierto, se veía cada vez más tentadora—. Pero siempre eres tú quien viene... ¿Acaso no te has dado cuenta que yo ya conozco lo que tratas de ocultar?



Ella no podía estar hablando en serio.




—Los populares con los populares —Comenzó mientras una de sus manos comenzaba a delinear la forma definida de su mandibula. Macarena se sorprendió ante su propia acción, pues fue totalmente involuntaria. Sin embargo, no lo demostró—. Así es como han sido las cosas desde el inicio de los tiempos y si alguien intenta meterse en su camino, uno de los dos siempre estará dispuesto a pelear por mantener la mentira. Y esa, Rubí, eres tú.





La cercanía del cuerpo de la contraria, había desconcentrado totalmente a la castaña, no podía pensar con claridad y comenzaba a hacer muchísimo más calor en el ambiente.

¿Por que de pronto, instintivamente, deseaba tocar la suave piel de su enemiga?





—Oh, Rubí, Rubí... No es bueno que vengas a trazar límites en un territorio que no te pertenece.





Sus palabras se oían seductoras y seguras. La rizada no las había planeado así, a decir verdad no las había planeado para nada, pero al ver el resultado, se felicitó mentalmente. Si esto servía de algo, la contraria no volvería a intentar asesinarla por simples rumores.




 

—¿Acaso te parece una buena vista? —Preguntó mientras levantaba la barbilla de la chica haciendo que sus ojos se encontrasen. La mirada de la mayor se había perdido dentro del uniforme de la menor y todos aquellos pensamientos subidos de tono, que se suponía que no debía tener, la habían hecho perder la concentración—.  Mis ojos están acá arriba, nena.






Sus pupilas se dilataron inconscientemente mientras que sus manos comenzaban a sudar, el calor del vapor junto con la forma en la que esa chica estaba frente a ella, no le ayudaban en absoluto. Las reglas del juego habían cambiado y su plan estaba fracasando. Su plan estaba fallando, tortuosamente estaba fallando. En vez de marcar el territorio para Macarena, Macarena estaba delineando los límites entre ellas.

Los pocos límites que parecían quedar.



 

—No creo que te hayas comprado el cuento de que quería coger con el Miguel, pero estoy segura de que si a tu amado noviecito le hubiera llegado el rumor de que yo quería coger contigo... —Se acercó a ella hasta el punto de que sus respiraciones se mezclaron. Rubí pensó que ella iba a besarla, y por muy descabellado que pareciera, ella iba a permitirlo—. Aquello habría tenido más sentido.






Macarena dió unos cuantos pasos hacia atrás, y, para desgracia de la contraria, se dispuso a abotonar su uniforme. Cepilló su cabello un par de veces para luego volver a amarrarlo en una coleta. Volvió a mirar a la mayor y regalandole una sonrisa completamente descarada, finalizó:



 

—No vuelvas a jugar en un territorio que no conoces, Rubí. Oh... Y piensa en lo que te dije.







[Hey, buenas!

¿Cómo va todo con ustedes? ¿Qué me cuentan?

¡Primer One Shot! Lo tenía guardado hace tiempo, era acerca de otra pareja que me gustaba, pero logré adaptarlo a Rubirena y el resultado, me en-can-tó. Espero que a ustedes igual.

Y aquí, es donde pueden pedirme alguna temática para el siguiente OS. Será un verdadero placer escribir para ustedes. (pidan con confianza♡)

Y como siempre (bue, como si escribiera desde hace 40 años) pueden comentar en tw con el #NURubirena. (completo es muy largo, pero si quieren comentar con el # completo, son bienvenidxs) y mencionarme @/javslovesyelyah. Será un placer leerlxs.

Y como dijo una de mis escritoras favoritas: Tengan una buena vida.

All the love, J♡

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