Honne.
—Entonces, ¿Qué hiciste con ella? —cuestionó Vero.
—La cogí —admití apenada—. los humanos cometemos errores, mi defensa es muy linda.
—Concuerdo, es irresistible —cerró su laptop—. cógela y déjala por allá, que la gata no ensucie la oficina.
—Disculpa, no tiene niñera. Por cierto, tienes que dejar de usar modismos españoles, al menos cuando estemos en público que "coger" un animal es indecente.
Inspeccioné la revista digital para la cual hicimos unas fotos antes de viajar con Mar, podríamos ser polos opuestos, pero la química en como acariciaba mi mejilla o la naturaleza mía de sostenerla era bastante creíble.
Sirvió otra taza de café, era tarde y la acompañaba en lo que el editor respondía así no muere de nervios, a Verónica solo le importaban tres cosas en esta vida: Ella misma, su trabajo y que no le rompan las pelotas.
—Háblame de ti —me ofreció un bocadillo—. sé que hiciste la sesión de fotos con Astrohada en la revista musical, que grabaste el video y que estás en tu mejor momento ¿Qué tal?
—Horrendo —suspiré— llevo tres meses sin tocar un ser humano.
—¡Honne! —por poco escupió su comida de la risa—. Eso es mucho tiempo.
Asentí, en nuestros años trabajando juntas nos hicimos amigas íntimas, demasiado cercanas sin pudor a contarnos nada. Supuse que también tuvo que ver que nos conocimos en un club subido de tono y esos locales donde daban panchos gratis.
—Es que por el contrato ver a otras personas es lejano, con quienes estaba saliendo me dejaron de hablar —expliqué desanimada, hundiéndome en su sofá—. aunque da igual, con lo que ganó pronto podré ir a Europa a conseguir novia y novio millonarios.
—Querrás decir novia o novio.
—No, me expresé bien.
—Madre mía —bebió un largo trago—. me hace gracia que haya gente que crea que eso es actuado de ti, de igual manera, despreocúpate, de seguro el tiempo del contrato se te pasará volando.
Joder, estoy en mis años más cogibles y solo me cogen las desgracias.
Jugueteé con mis dedos ansiosa, quería preguntarle cosas igual, no obstante ella estaba tan concentrada y tensa que me dio pena. Por fortuna mis ganas de chisme siempre eran más grandes que mis ganas de tener decencia humana.
Mientras ella conducía, me hice bolita en el asiento trasero, probablemente hubiera fans por las calles con los que no me quise topar en mi tiempo libre. Aunque los ame, era difícil vivir sin poder separar tu libertad de tu trabajo, no importaba donde estuviera, tendría que fingir.
Me quedé leyendo un fanfic sobre nosotras donde éramos princesas con magia hasta que, desde una de las cuentas fandom en mi poder, una amiga me etiquetó en un comentario viendo que había una nueva novedad, cosa extraña ya que no recordé subir nada.
Un video mio bailando se filtró.
El teléfono se me resbaló cayendo sobre mis pechos y rebotando hasta el suelo, lo tomé apresurada.
En la grabación estaba con un amigo, en una fiesta mientras Julieto Santos sonaba de fondo, era de varios años atrás y ni idea de cómo apareció, solo que tuvo más de 20 millones de vistas en tiktok. El editor mostraba luego a alguien cayendo al suelo con corazones de fondo mientras lo pisaba.
Quisiera decir que no me quedé viéndome a mí misma por minutos, pero lo hice, si Dios me dio esa facha de otro planeta al menos debería admirarla. Finalmente, entré a la sección de comentarios.
Mar era el primer comentario, además del más likeado.
"Me siento identificada con este video, procedo a poner el pronombre yo"
Como persona pacífica, le respondí:
"Dimelo a la cara si tienes ovarios"
Automáticamente me llegó un mensaje privado de una tal astrohada: HONNE TONTA.
Sonreí divertida. Quizás la relación falsa podría ser interesante.
***
La playa es preciosa, nunca tuve la oportunidad de viajar mucho. Así que admiré cada pequeño caracol y concha con el que me topara.
Nos encontramos con ellos, Luka se quedó con su hermano hablando fuera mientras Vero buscaba un cuarto de hotel, nosotras nos quedamos en los asientos. Supe que andaba nadando por las gotas aun cayendo de su ropa, se quedó al otro extremo de la madera pensando que me incomodaba.
—¿Ya comiste? Me regalaron un taco hoy, tienes que probarlos.
A la enana musical le emocionaban los pequeños detalles, probablemente fuera a ganar millones con el video, según ella ese taco fue mayor premio.
—¿Qué te pareció?
—Algo agresivo, tenía alimentos picantes que me hicieron llorar. Aunque me gustó.
—¿Te gusta lo que te hace llorar?
Cambió el tema con rapidez a hablar de sus nuevas piedras poderosas, de lo feliz que estaba por cargarlos con agua pura o de que pronto habría una luna llena, le dejé de prestar atención al empezar la caminata por los alrededores
Desgasté mi tiempo en observar su cabello cayendo sobre su rostro por el viento, el rosa en sus mejillas, sus ojos verdes reflejando las luces de colores, igual a su collar de cuarzo rosa...
Le estaba viendo los pechos. No estoy muy orgullosa de ello.
A veces pensaba en el hecho de que su primera relación era esto, me daba pena que no pudiera vivir una experiencia normal.
Era su culpa, nadie la mandó a ver tan linda. Su belleza de verdad se asemejaba a una mística. El labial se le había corrido luego de la grabación, al no estar acostumbrada siquiera se lo retocó, por lo que peligrosamente, me fijé en sus labios.
De pronto, entendí que parte de su éxito fuera por su apariencia, es hermosa, en especial cuando se pone nerviosa. O sea todo el tiempo.
Me pregunté qué pasaría, cómo se vería si entre uno de los pasadizos de las cabañas cercanas la empujaba contra la pared a besarla hasta arreglarle el color de los labios o llegar a esparcirlo hasta por debajo de su cuello.
—Entonces así fue, le leí la carta astral al presidente de mi país.
—Impresionante.
—Por cierto, estás muy callada, ¿En qué estabas pensando?
—En que tu mamá te debió de haber mandado haber mandado exorcizar, esas locuras que haces no son cristianas.
—Ugh, capricornios —rodó los ojos—. por cierto, nunca me diste tu carta astral.
—Te la doy si me pagas.
—Tienes más dinero que yo.
—Me estaba refiriendo a otro tipo de pago, —noté que casi desmaya por un segundo—. ¡Era broma! Nunca en mi vida aceptaría eso.
Volvimos al punto de partida, la expresión de Verónica se ablandó, mi mente estaba por explotar al enterarme que el reemplazo que consiguió. Por supuesto que existen personas multifacéticas, empezaba a teorizar que Kalum era un robot.
El hotel sería mi nuevo hogar por un par de semanas, me alegré ya que sentí un tipo de energía extraña alrededor de la señora escorpio —así la llamó Mar— como alguien que tiene dobles intenciones. Las madres no son tan buenas.
Al estar tirada en la cama, repasé las conversaciones anteriores aburridas hasta que sin darme cuenta mis dedos me llevaron hasta cierto chat que no toqué en meses.
Ma, ¿a qué hora nací?
Hija, tres horas para parirte. Qué me voy a acordar.
Tardé porque lo bueno se hace esperar.
D:
Con suerte me acuerdo de quién es tu padre.
A las 4:30 aproximadamente, creo que es ascendente géminis.
¿Cómo sabes?
También fui joven.
Me quedé el resto de la madrugada aprendiendo de eso, no porque me importara sino porque ese mismo día caí en cuenta de lo que pasaba y huir de las situaciones no era lo mío, lastimosamente.
No era la primera persona hacia la que me sentía así. Pero ¿Y si no eran las hormonas? ¿Eso arruinaría el negocio? No lo permitiría, en especial por el beneficio tan grande que produce tanto en mí como en Vero, joderlo por mi egoísmo era una pésima opción.
Tampoco era algo de lo que pudiera alejarme, ella tenía que continuar con su carrera haciendo conciertos mientras que su novia debía estar ahí.
* * *
Al ritmo en el que iban las cosas, llegábamos a la cima en un abrir y cerrar de ojos. La vida consistió en cambiar de situaciones a lo loco, era difícil recordar nuestro ultimo descanso pese a estar "vacacionando".
—En unos minutos —dijo sin aliento, cuando ella estuviera cantando me dijeron de estar en la otra punta—. corre, quedan dos minutos.
—Mucha suerte.
—No la necesito —miré el cuarzo que le regalé en la mesa, se lo habían obligado a quitar—. me lo voy a llevar igual.
—Es solo un accesorio. —quise decir "no significa nada" pero por respeto me lo guardé.
—Me lo diste tú. —dijo con los ojos brillosos.
Oh, claro. Mierda.
—Entonces llévalo —se lo ofrecí—. acuerdate que esa magia no existe, lo único mágico es el dinero.
—Basta —sonrió— ya salgo. Nos vemos luego, tontita.
Me daba gracia como en el escenario, sus alas eran más grandes que ella, probablemente también más pesadas. Aun así, la confianza que le faltó en coquetearla la tenía apenas pisar el escenario, era una persona distinta de la cual jamás te creerías que no era famosa antes, porque su soltura era digna de años en el oficio.
Las chicas, los chicos y con lo que se identificara el público, todos se le tiraban encima, en su primera canción le arrojaron cientos de tonterías alrededor: hierbas, peluches e inciensos. Me sorprendió hasta donde los fans pueden adaptarse.
De pronto la música paró, ladeé la cabeza confusa esperando que no fuera una falla técnica, los colores de los reflectores pasaron a ser rojos, reconocí el ritmo de la siguiente canción, por lo visto la multitud también. Tragué grueso al ver que se deshizo del disfraz, también el saco quedando solo en top holográfico.
Es decir, la letra es sexual, creí que esto era un show apto para todo público, ¿Qué no la escuchan niñas de trece años?
Quise reprimir la sonrisa que formé cuando sus caderas se movieron en círculos, sus manos se deslizaron por su torso hasta su cintura desnuda y las pantallas reflejaban su rostro, hizo tan buen trabajo que hasta camufló su ternura con una mirada intensa. no sabía que bailaba.
Por poco me caí del balcón por verla mejor, estaba jodido aclarar mi mente diciendo "es una compañera de trabajo", sentía que me miraba a mí mientras hablaba de deseo. Casi me da un infarto en el momento en que uno de los reflectores me vino a la cara, por unos minutos me había olvidado que cualquier muestra de nosotras en público era planeada.
Se oyeron gritos al notarme, intenté actuar normal siguiendo el concierto sin embargo fue imposible evitar impactarme, una mujer le arrojó su sujetador a la cara. Ocultó su expresión de dolor rápido.
Astrohada tampoco disimuló, se tapó los ojos sin dejar de bailar, retiró su mano al asegurarse de estar lo suficiente lejos de poder ignorarlas. Miró arriba en mi dirección en todo momento.
Fue un concierto pequeño, las entradas se habían vendido en los primeros instantes, mañana habría otro así cubrir el público. Cantó su última canción llena de energía, siquiera me molesté en preguntar en el grupo donde Kalum y Luka pelearon por una herencia.
Estuve por llamar a una de las antiguas personas con las que hablaba para vernos pero me llegó una notificación suya que me hizo detenerme, siendo de las pocas a las que no silencié. Que fuera la primera en la que pensara apenas tener tiempo libre empezaba a malinterpretarse.