Mi Pareja Perfecta IV

By Brity22

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Ángela Grant, es una joven recién egresada que empieza a trabajar en el hospital Edwards, tal como su abuela... More

Ángela Grant
Supervisión
La salida al Spa. I
La vida de Martina Edwards I
La vida de Martina Edwards parte II
Buscando a la chica perfecta.
Incógnita
Catalina Grant
La chica del Tinder I
La chica del Tinder II
Fiesta en New York I
Fiesta en New York Parte II
En la boca de la loba I
En la boca de la loba II
En la boca de la loba III
Mala, del verbo ''mala''.
''No pegan, ni juntan''
Salida a casa de Tía Fer.
Lecciones de motocicleta
''Por la boca muere el Edwards''.
Única en su clase.
Aniversario de Matrimonio I
Aniversario de Matrimonio II
Sesión de Fotos.
Fin de semana de Jefazas.
''Si Quieren Guerra...''
Buscando al culpable
Juntas de amigos
Hogar, dulce hogar.
Inauguración
Una historia romántica y no de acción
Citas a ciegas y aniversario
''Dos grandes que se unen''
La cena familiar.
Buenas jugadas.
Salida en familia I
Salida en familia II
''La terquedad hecha pareja''
La despedida.
Las Intensas.
Especial: ''El dilema de las Gabis''

La salida al Spa. II

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By Brity22

Ángela G.:

− ¡Vamos García! ¡Hacía el frente! ¡¿Ese es tu frente!? −Grita Martina enojada.

− ¡Estoy vendada! −Grito. Dónde estaba el frente ¡por la mierda!... tiro palabrotas desorientada.

− ¡Dios! −Se frustra −Sólo quedas tú. −Dice burlona.

− ¿En serio? − ¡carajos! solo me conformo con ganarle a Myers.

−No. −Dice con una dulzura tan cruel que siento un escalofríos −Apúrate García, o te dejo aquí.

Doy un paso al frente enojada, siento algo curvo en mi pie, me voy hacia el lado y caigo. Escucho unas risas. ¡Malditas pelotas duras! ¡Podrían ser de esas para el stress! ¡pero no! ¡La reina del infierno quiere unas donde nos peguemos madrazos contra el suelo!

− ¡¿Contenta?! −Gruño sin dignidad y ciega− ¡Eres la peor! −Grito con el puño al aire. ¡Si da las indicaciones así en el futuro me temo que los Edwards se irán a la quiebra!

−Soy lo mejor de este maldito Spa. −Dice. Escucho la risa de Jo vendada cerca mío.

− ¡Jo! −Busco el apoyo de mi compañera. −Maldita sea, no te rías.

−Vamos ¡Ah! −Ruido de tropiezo. −Creo que no me gusta este juego.

−Pero si no hubieses fumado antes de venir...

− ¡Era el mañanero! −Protesta. Decido dejarlo así.

Al terminar me quito la venda y regreso con mis amigos, ya tengo bastante de esa Martina.

−Excelente, todos los hicieron muy bien− Sentencia. Gruño cruzada de brazos. − Están libres, disfruten las instalaciones y ¡Diviértanse! −Finaliza −Se escuchan murmullos de excitación.

− ¿Y eso? −Me extraño. − ¿Al fin?

−Si −Dice Alfonso − estamos libres.

−Eso me gusta −Dice Myers asintiendo. −y tal vez me gusta esa Edwards− se ordena el pelo coquetamente.

−No creo que la Edwards le haga a la zoofilia. −Murmuro.

Afortunadamente no me escucha. Vamos a las cabañas y nos preparamos para bañarnos.

− ¡Yo pediré un masaje! ¡Quiero un tipo fuerte! −Dice Emma tocándose la espalda baja.

−Ay Emma −Finjo que me sonrojo− Tú no perdonas ni en el Spa. −Aunque si tenemos de esos...

− ¡No era por eso! − Se sonroja.

−Mientes −Le tomo el pelo − ¿Quieres masaje con ''happy end''?

Se ríe.

− ¿Happy end? −Dice Trini− estamos listas.

−Uy mis compañeras. −Insisto, puede que sea muy feliz aquí.

Nos juntamos con los chicos y subimos al último piso. hacen un ruido de asombro al ver la piscina, Myers suelta una risita creída como si siempre viniese.

−Oye venden licores, ¿No es peligroso con la piscina? −Dice Emma.

−Si− Concedo. −Pero habitualmente contamos con salvavidas y la piscina no es para nada profunda. Me parece que no ha habido accidentes. – Observo las cámaras de reojo.

− ''Contamos'' −Dice Trini −Suenas como a esos que te acompañan en los recorridos.

Mi corazón late rápidamente.

−Quería meterme en el papel −Me ruborizo a punto de ser descubierta. Por suerte se interpretó de la mejor forma y solo rieron.

Nos metemos al agua temperada, suspiramos, tomamos unas bebidas y conversamos animadamente. Veo la barra y un tipo alto, moreno y fornido.

Salgo de la piscina y me acerco.

− Hola nena, no estoy disponible −Baja sus gafas oscuras y me guiña el ojo.

−Te tardaste− Digo a un Omar disfrazado de cliente. −Buen look −Miro su short celeste con palmeras naranja, una sudadera musculosa blanca, una cadena de oro y sus gafas. Para sorpresa mía anda descalzo. − ¿No tuviste problemas para entrar? −Bromeo.

−Por favor, ¡las dejé encandiladas! −bebe soberbio.

−No te emborraches, debes protegerme−Digo pidiendo otra ronda.

−Lo tengo todo controlado −levanta de nuevo el vaso, se queda pegado menos de un segundo en la entrada − ¿Esa es la chica Edwards?

Miro a esa dirección y se le ve con varios colegas.

−Si.

−Se ve joven.

−Si... −digo. Doy un respingo recordando. −Ya sabes, que no se te salga nada. −la veo pasar cerca nuestro.

− ¡Claro que no! ¿Quién hablaría de los Grant? ¡Los García son mejores! −Responde.

−Exacto.

−Un gin tonic. −Escucho. −García. −Saluda Martina.

−Edwards −Repito.

Toma su vaso y va donde unas amigas.

−Por cierto, mil veces mejor los Edwards a esa gentuza−Dice.

−Ahí lo tienes −Dice Omar. Siento un malestar en el estómago y la veo devolverse, me causa molestia que tenga la desfachatez de decir eso.

−Zorra. −Me desahogo, el se queda ahí revisando la barra y yo vuelvo con los chicos.

−Hey, ¿quién es tu amigo? −Sonríe pícara Emma moviendo las cejas. Trini y Jo nos miran divertidas.

−Un amigo de la infancia−Digo sin más, sigue moviéndolas y caigo en la cuenta. −Oh por dios no. −Aclaro. ¡Oh! ¡No, no, no!

¡No!

− ¡Es guapo! ¿Por qué no?

− ¿Es que no lo ves? −Me sorprendo.

− ¿Ver qué? −Dice perdida.

−Pero si pensé que era obvio... −O sea, ¡mírame! ¡Podría actuar en ''The L word''!

− ¿Qué no ves lo obvio? −Se suman Jo y Trini.

− ¿Ver qué? −Me mira buscando algo.

−Cuando ella nació... ¡le guiñó el ojo a la enfermera! −Dice Jo.

−Cuando ella nació... quiso salir dos veces −Dice Trini. Chocan palmas... menuda parejita.

−Cuando ella nació... ¡ella le dio una nalgada a la Dra.! −Dice Jo. Trini asiente.

−Cuando ella nació... ya perdón. −Dice Trini.

−No me molesta −Digo con serenidad−Emma, me gustan las mujeres. −Se sorprende.

−Uuuuh −Dice Myers nadando cerca nuestro −Que asco. Pero ya lo supuse−Me mira por sobre el hombro.

−No esperaba nada de ti. − Esos comentarios a estas alturas, solo me rebotan.

−Pues yo creo que eres genial −Dice Alfonso.

− Gracias −Digo perdida.

−Bueno, no me lo esperaba. −Dice Emma.

−Es obvio −Dice Myers.

− Sin duda −Dice Omar llegando.

Omar de mierda, dijo que era amigo de la familia, agradezco que sea bueno en estas cosas. Se ríe con mis amigos, nadan un rato y luego de unas horas se sienta cerca de mí.

−Son geniales.

−Seeeh, lo son.

−Qué bueno que les gustó tu Spa. −Me mira burlón.

−Ya creo que sí, sirve involucrarse más en esto.

−Yo creo que es lo tuyo.

−No me jodas...

−Oh vamos, eres joven y no estás en la quiebra, al contrario, te va muy bien y aun así tienes tiempo libre para videojuegos y a veces una que otra juerga destructiva. −Me apunta con el índice tranquilamente. −Tus padres desde luego sabían lo que hacían cuando te educaban. Tienes ese privilegio y esa capacidad. Úsalo y que se jodan.

−Bro... −Digo débilmente fingiendo que tocó mi corazón.

−Dale bro.

−Si bro. −Me cruzo de brazos y veo cerca de la barra a Myers intercambiando palabras con una Martina más preocupada de la fruta de su cóctel. Suelto una risotada burlona.

−Por cierto, tu padre me pregunto por ti.

− ¿Qué quería? −Voy al grano.

−Pues sabe que estás trabajado−mira alrededor −Supongo que no es normal que no aparezcas los fines de semana.

−No tengo porqué avisarle. −Digo pensando con que calmarlo para que no joda y no se meta en esto, ¡me estoy divirtiendo aquí!

A papá le gusta saber en qué estamos cada cierto tiempo, cualquiera pensaría que se preocupa de nosotros, aunque yo diría que el interés especial es que no quiere escándalos dentro de su propia familia.

−Pudiste decir que viniste de visita a revisar como está todo.

Sonrío por la excusa

–Me estoy relajando. Ya le diré que tengo un trabajo por ahí.

El relajo termina en menos de cinco minutos, (¡ya me estaba extrañando esta paz!) Miro de reojo la silueta de dos rubias caminando hacia Martina. Imposible que semejantes bombones no llamen la atención. Si o si deben ser...

− ¿Florent? −Susurra Omar mirando de reojo. Se pone las gafas oscuras como si no fuese reconocible su silueta.

Como no se me ocurrió que la familia más preocupada de su imagen personal iba a perderse un fin de semana de Spa. pero claro, ¡si tienen membresía!

−Eso no lo veías venir−Adivina Omar− ¡Pensé que habías pensado en eso!

− ¿Me entere hace muy poco que veníamos? −¡Joder! − ¡No puedo decirles a ellas que no vengan!

Antes de que nos agarremos a madrazos veo a Martina saludando a Violeta, la hermana mayor de las Florent, veo su semblante serio, y recto, la mayor siempre fue así. ''Las más hermosas joyas, los más finos cristales''. Papá se jacta de que nuestros utensilios de cocina tengan el sello Florent; una rosa delicadamente grabada en el mango acompañada de una ''F'' cursiva.

Veo a Aida girar el rostro y encontrar el mío, hago una mueca. Omar suelta una risita.

−Estuvo bien mientras duró. −Bromea. Ya derrotada le sonrío de lejos. La más pequeña de la familia Florent, saluda a Martina y rápidamente va donde nosotros.

−Querida Angela... −Me saluda entrecerrando los ojos y abrazándome. Me ruborizo.

''Aaah las Florent'' canturreo en mi mente. ''Cositas hermosas y bien hechas''. La miro embelesada.

Oh por dios, ¡no ahora Ángela! es probable que los demás estén mirando no muy lejos de aquí.

Me centro en mis asuntos, apago mis hormonas y carraspeo.

−Aida, cariño. −Digo. −Necesito pedirte un favor.

−Un favor se paga con otro −Pestañea coqueta.

−Salgo del agua y la invito a sentarse a mi lado.

−Siempre tan señorita, me encantan tus Spa. −Dice feliz. −Toca mi piel −ronronea.

Eso no terminará bien.

−No tengo dudas de su suavidad. −Digo casi gimoteando. −Pero más importante. Aida. −Me acerco y me mira con duda. −Por circunstancias estoy de encubierta en este lugar y supuestamente me llamo Angélica García. −Digo con velocidad.

Me mira incrédula y rompe a reír, llamando más la atención de las personas, sobre todo hombres que pasan en frente de nosotras.

Muchas personas la conocen, estos rubios Florent, son una familia antiquísima. Ni siquiera se ven afectados por las disputas idiotas de los Edwards y los Grant, digamos que tienen su propio mundo. Aunque a mí no me afecta en absoluto que Aida suba fotos en instagram para sus millones de babosos seguidores mientras disfruta de este Spa., por supuesto que le sugiero que etiquete todo, ¡incluso ha modelado para mí!

Y no me refiero al sentido pervertido.

Así que no es raro ver a Isolda o a Violeta, su hija, por estos lugares, o en la oficina de los Edwards, o, por, sobre todo, en desfiles de modelos, teatro, exhibiciones de arte, subastas, etc. A la otra hermana, no se la ve mucho, se sabe que trabaja con su familia, decidió casarse y tener una vida más tranquila. Aida, en cambio, siendo la más joven, aún disfruta su juventud y como buena Florent, saca mucho provecho a sus talentos, aptitudes y belleza.

−Genial −Gruño.

−No te lo tomes a mal, pero eres muy Grant.

−Gracias.

−Uy. −Sonríe animada. −Muy bien Angélica, no hay problema. ¿Le digo a Violeta?

−Claro que sí. − Aunque Violeta nos dirá que no la jodamos un sábado.

− ¿No puedo preguntar el por qué?

−No. −Sonrío.

− ¿No tiene nada que ver con que estés bajo el mismo techo que Martina Edwards y sus empleados sin que ella lo sepa? −Canturrea con una vocecita que da escalofríos. − ¿Sin que haya disturbios? ¿hm? sospechoso, muy sospechoso −Saborea cada letra de esa frase. – ¿Tendrá que ver con el cambio de nombre?

−Ya, joder. Destapaste la olla. −Maldita sea, cruzo los brazos.

−No fue muy difícil.

− ¿Cuento contigo?

−Por supuesto, no tengo mucho que ver con Martina, mi hermana trata más con ella. −Pone los ojos en blanco. −Y aun así no la ve tanto.

Claro, aún está la presencia de Christine en todo esto.

− ¿Ves? Además, no estoy haciendo nada malo. −Le digo. ¡Juro que es verdad!

−Mentir es malo−Sus azules ojos me observan burlones.

Sonrío, Aida es un amor.

Violeta se acerca a nosotras y Martina toma un trago, claro no sin antes de seguir con la vista a una Violeta sonriente. ¡Espero no llamar mucho la atención!

­− ¡Angela!

−Ahora es Angélica −sonríe Aída. − ¡Está de incógnito por Martina!

− ¡¿Qué?! −Replico. ¿Como llegó a esa conclusión? Miro a Martina de reojo y por suerte está distraída... o eso creo.

Violeta nos mira sin interés buscando un punto en particular detrás nuestro.

−Bien... Angélica. Ten un buen día, dale mis saludos a tu padre. −Va hacia el pasillo donde están los baños.

− ¡Mira como la sorprendiste! −Bromea Aida.

−Ups. −Al menos sonó convincente.

−Violeta es muy lista−Dice elevando las cejas. ¿Y tú?

− ¿Yo?

− ¿Sí?

¿Qué diablos quiere?

− ¿Dejarás que, durante toda mi estancia, esté sin compañía? −finge tristeza. −Pensaba que los ''García'' eran considerados.

−Claro que lo soy, ¿paso por ti más tarde? −digo cordialmente. ¡Eso promete!

−Te espero. −Besa mi rostro− Adiós Ángela−Susurra en mi oído. − Trago saliva, observo como se aleja un breve instante y me devuelvo con Omar.

− ¿De nuevo te perderás con esa Florent? −Pregunta sin rodeos.

− En estos momentos te pregunto. ¿Qué habrías hecho tú en mi lugar? −Levanto las cejas tranquilamente. Es Aida por Dios; 26 años, 1.70 de pura hermosura.

− ''Voy de encéfalo''. −Declara.

Cesan las deliberaciones.

− ¿No harás nada hoy con tus amigas?

−No lo sé, quizá se agoten de nadar.

− ¿Y qué harás? ¿Piensas salir un rato y poner una almohada bajo las frazadas para disimular?

Lo quedo mirando, no es mala idea.

−Las almohadas son muy­ pequeñas­­­­−digo estudiando su silueta.

− ¿Qué me ves? ¿No pensarás?...

−Oh sí.

−No...

[...]

Horas después.

− ¡Esto es estúpido! −Dice Omar tratando de levantarse, le doy de lleno en el hombro, cae sobre la cama y lo cubro.

−Solo serán unas horas. −Lo obligo a quedarse allí.

− ¡Si claro! −Exclama incrédulo.

−Enserio, será una cena y luego vendré por ti. –''Ojalá no se les ocurra a Jo y Trini hacer una noche de chicas más'' pienso.

−Lo que hace la calentura−Bromea. − Está bien, ¡seré Angélica García! −gruñe. Cambia su expresión como si delirara −Uy mira −hurguetea en su nariz con un dedo− ¡Soy Angélica García y me comeré lo que salga!

− ¡No me como los mocos!

−Uy soy Angélica −Hace comillas con los dedos. −Soy incógnita. ''tilin, tilin''

−Muy gracioso. −Tomo mis cosas, peino mi flequillo y salgo de la cabaña.

Camino hacia el gran edificio de la entrada, tomo el ascensor y subo al último piso. Voy a la suite que suelen tomar los Florent en sus visitas y llamo a la puerta. Me recibe la hermana mayor de las tres hermanas, Violeta. Violeta tiene unos 40 años. Al igual que Aida tiene el cabello rubio, es algo más baja y a diferencia de su hermana opta por un look más ''serio'' y un maquillaje menos pronunciado. En cuanto a su personalidad, diría que es una mujer muy capaz, inteligente y de humor algo negro.

Lo compruebo cuando abre la puerta y mira a los lados como si hubiese gente espiando.

− ¿Ángela o Angélica?

−Ángela, la misma de siempre.

− ¿Ah sí? −Bromea haciéndome pasar a su gigantesca estancia− Aida saldrá dentro de poco. La dejo a tu cuidado.

Carajos como si alguien pudiese cuidar a Aida.

−Ok. ¿Y tú cómo estás? −Digo tomando el refresco que me sirve su asistente, a Violeta la conozco desde siempre, o quizá ella a mí, ya que era una adolescente cuando nací.

−Oh, bastante bien gracias− bebe de su té− Mucho trabajo, desde luego. Tengo asuntos que atender con la Srta. Edwards Jr. −Dice− Afortunadamente ha sido bien educada y no me hace perder el tiempo con nombres falsos.

− ¡¿Hey?! −Me cruzo de brazos ruborizada. ¡No me esperaba esa! −Es para evitar problemas −murmuro. Violeta sonríe malévolamente.

−No me inmiscuiré −Dice− la rivalidad entre sus familias es conocida.

− ¿Rivalidad? −Levanto el mentón. Sonríe evaluadora.

−Martina es una joven de gran talento. Me agrada.

Me ahorro el comentario ''entre pesadas se entienden''

−Ajá. −Digo. −Tiene el temperamento de su madre.

−La fruta no cae muy lejos del árbol. −Bebe tranquilamente.

Que yo sepa esa fruta es de las que caen en la cabeza de la gente.

Mi pensamiento es interrumpido por Aida, entra a la habitación modelando su precioso vestido verde. Violeta sonríe dulcemente, me consta que tienen una buena relación. Si bien, Aida es más del tipo rebelde y atrevido, sus personalidades, parecen encajar muy bien.

−Que disfruten su velada chicas−Dice Violeta luego de besar la cien de su hermanita. Me recuerda a Catalina, que ahora debe estar de viaje con Coloso, su gran perro. Con Enrique no tenemos la misma dinámica de hermanos que con ella. Me pregunto si Carmen y Violeta se llevaran bien, de las pocas veces que la vi, era una chica silenciosa, al parecer prefería su ordenador a las visitas. De todas formas, por aquí no es común las muestras de cariño.

−Gracias. −Decimos viéndola tomar su cartera.

−Otra chica ocupada− observo.

−Mi hermana siempre está ocupada. Desde que murió nuestro padre. −Dice mirando aún el lugar donde esta estaba hace unos segundos. − ¿Nos vamos?

−Si−Doy un respingo y mi estómago me recuerda lo famélico que está. −Nos reserve un lugar especial junto al escenario.

Tenemos un ''pequeño'' salón que habilitamos los fines de semana para el público; música en vivo, comida, bebida, shows, presentaciones y demás. Quizá mucha gente se sorprendería de lo rentable que es, a las señoras adineradas les encanta. Por supuesto que, a alguien como Aida, la llevo a una zona más privada, por decirlo así. Independiente de su espíritu aventurero, no creo que acostumbre a estar tan abarrotada de gente, algunos riendo demasiado fuerte producto del alcohol.

Aparto la silla de Aida y libera una risita.

− ¿Sabes que no es necesario verdad? −Sin embargo, se sienta muy ufana.

−Oh, como podría dejar sin atención a la hermosa Srta. Florent. −Digo coqueta. Ella levanta una ceja sonriendo. Me conoce hace muchos años como para dejarse llevar por eso.

−Buen intento, Ángela. −Sonríe de medio lado mirándome apartar mi silla. El camarero ya está listo para atender nuestros pedidos.

−...Y bueno, ¿Qué te trae por aquí, ''Srta. García''? −Dice con evidente burla− ¿Asunto de trabajo?

−Más o menos. −Concedo, aunque claro, mi madre ya se había encargado de hacer que la empresa la joda lo menos posible y produzca de la mejor forma. − ¿Tengo que asegurarme que esté todo bien por aquí sabes?

− ¿Viniste de incógnito?

−Algo así. −digo.

−Oh, interesante. −Me mira como si faltara información.

− ¿Me dejo de joder? −Bromeo.

−Si, si vinieses de incógnito Martina Edwards no tendría por qué saber que estás acá. Ni llamarte ¿eh?

−Muy listilla, ¿puedo confiar en ti?

−Me ofendes− vuelve a su clásica expresión de burla. −Solo intruseo.

−Estoy trabajando ahí. −No creo que se pase de vergas. La conozco de mi niñez y siempre ha sido igual. A pesar de ello, sin duda se sorprende.

−No. ¿Enserio? ¡¿y cómo?! −Pregunta

− ¿Y cómo es que qué? −Digo sin entender.

−Y como no te han sacado de las mechas. −Sonríe. −Eres bien parecida a tu papá.

−Gracias−Gruño. −Trato de no meterme en problemas.

−Ahora que me cuentas esto, no sé si creerte. −Ironiza. −Te gustan las emociones fuertes ¿eh?

−Solo quiero ejercer como cualquiera. − Digo. −Me gustaría la maestría que dan los Edwards... y, me lo he pasado bien. −Reconozco.

−Vaya, ¿es sólo eso? −Dice incrédula.

−Si −levanto una ceja.

−Bah, ¡solo Christine Edwards montaría escandalo! −hace un movimiento de su mano restándole importancia. −No vas a jugar, vas a producir. Ni siquiera deberías estar de incógnita.

− ¿Tu conoces a Christine Edwards? Tu no conoces a Christine Edwards−Digo. Reímos.

− ¿Y no has tenido problemas con la hija? ¿Cómo es? Cuando va a cenar con su madre es algo reservada. −Dice confidente.

−Humm... Es algo insoportable−Digo pensativa− me parece buena gente... aunque a veces asusta.

− ¡Que mezcla! Aunque por aquí ''insoportable'' no es raro. −Se calla al llegar el mesero que sonríe embelesado.

Recibimos los tragos, ¡me hacían falta después del baño! Tomo mi jarra de cerveza mientras la veo revolver su cóctel. Agarra una fruta con la mano y se la come mirando la decoración, sonrío imaginando que si su madre, la viese así, quedaría escandalizada.

Comenzamos a hablar de la vida, nos vemos pocas veces, Aida frecuentemente tiene viajes siendo modelo y yo, pues... estoy fingiendo ser una empleada normal en el edificio principal de una familia que odia a la mía.

¡De telenovela! de todas formas, mi cita de hoy tiene una personalidad relajada y si bien disfruta el chisme no se inmiscuye. Uno pensaría que teniendo más dinero eres más feliz, pero me sorprende como cada persona se atormenta a veces de su realidad, he escuchado tantas lamentaciones en la mesas de primera clase de un bar con mujeres sacadas de las revistas con tarjetas de crédito exclusivas, como en las salidas a la casa de Omar cuando estamos alrededor de una mesa lleno de familiares y vecinos ocasionales tomándonos hasta el agua del florero y comiendo por doquier.

Hay de todo, levanto mi vaso haciendo ''un salud'' conmigo misma.

− ¿Cuánto tiempo estarás?

−Pretendo varios años, aunque lo que dure. Después, seguro tengo chance en cualquiera.

−Por favor, Ángela, tu no tendrías problema. Te vas justo al peor, definitivamente eres una Grant.

− ¿Qué?

− ¿Qué? ya sabes que Christine y tu padre...

−Algo me dijeron, pero no tuvo importancia.

−Eso es verdad−Dice bebiendo. −Pero estamos hablando de gente importante.

−Mi padre es un hombre orgulloso nada más.

−Ajá. No tengo dudas.

− ¿Tú qué sabes de eso? −Pregunto curiosa.

−Oh, ya sabes, lo que te enteras cuando te invitan a cenar y los señores de la casa no tienen nada más entretenido que contar, que la fallida historia de amor de dos ricos. −Bromea. −Sinceramente no me interesa, pero es un hecho que ambos hacían ''jugadas'' en términos económicos en contra del otro. Como si quisieran que uno quede arruinado primero. Tanto que los medios inventaron una tragedia griega para sacar dinero −Rodea los ojos. – Muy orgullosos ambos la verdad. Pero las cosas se agrandan...

− ¿No le crees a la prensa verdad?

− ¿Alguien lo hace? −Se ríe. − ¡Vaya! −Exclama sorprendida. − ¡Esto está delicioso! −Dice con la misma cara viendo la comida −Suelto una carcajada, Aida y sus expresiones.

−Y hablando de la prensa... ¿Qué tal tú y el tenista?

−Si me hubiese preguntado algo de mí, aparte del nombre, esas semanas... puede que hubiese funcionado.

−Ya veo.

− ¿Y a ti preciosa? −Bromea guiñándome un ojo − ¿Cómo le gustan las mujeres a la joven Grant?

−Hmm, tranquilas. Supongo. −Digo− Con que no estén en el ojo de la prensa todo el día me conformo. −No sé si tan cariñosas, no me gusta que me toquen mucho. −Gruño. Creo que, aunque no me vea como antes, tengo más inseguridades con mi cuerpo que a los diez, cuando era pachoncita. – Y pues, con que tenga buenos sentimientos estamos bien.

−Quizá no has encontrado a alguien que valga la molestia de emparejarse− Bebe de su trago y me mira con interés.

−Puede ser−Acomodo un mechón de mi cabello tras la oreja incómoda. La verdad es que tengo más experiencia conociendo fugazmente a la gente que en algo estable. No me veo ni por un segundo presentándole una mujer a mi padre.

Al fin y al cabo, si me preocupa mi familia. Supongo que mi abuelo no tendrá tanto drama, mi padre será un sarpullido en el culo. Mi hermano, es un sarpullido en sí. Pienso... mi hermanita se ve poco últimamente, pero no creo que se inmiscuya mucho. Sólo me preguntará '' ¿Y cómo lo hacen?'' y supongo que su morbo estará satisfecho.

−No sucumbas al miedo Ange −escucho, doy un respingo. −Si el gran George Edwards se tragó su orgullo conservador tu padre también.

−Mi padre no es George Edwards. −Murmuro. Mi padre solo no es conservador cuando se trata de mujeres, a las que ve como preservativos con pies. Siempre motivó a mi hermano a ''conocer el mundo'' antes de casarse, pero a mí me jodió toda la pubertad. Si no fuese porque no le gustan las mujeres en el ejército, desde luego termino ahí. Si invitaba chicas a la casa, seguridad se lo hacía saber, y a esa chica, no le quedaban ganas de volver. A veces solo eran amigas, supongo que por eso Omar tuvo más flexibilidad. Por eso y porque le dije un par de verdades la noche en que quiso alejarlo de mí.

¡Carajos, no soy una niña pequeña! Me recrimino a mí misma.

Me sobresalto al sentir una suave y tibia mano sobre el dorso de la mía.

−No te encierres en tu mente, disfruta la noche− Los azules ojos de Aida me miran preocupados−No pretendía hacerte pasar un mal rato Ange.

−No lo haces−Digo. −Creo que a veces me encierro en mi mundo. −Sonrío.

−Siempre has sido así, pero no deberías preocuparte− Abro un poco más los ojos cuando su dedo índice dibuja círculos en mi mano, me sonrojo. Ella sonríe victoriosa −Te lo recompensaré −Sonríe exhibiendo su perfecta sonrisa.

−No tienes que...

−Si quiero. −Me corta.

Solo tengo unas horas...

Mientras tanto en la cabaña.

Omar.

− ¡Puta Angelica García! −Murmuro furioso − ¡Como se le ocurre esta mierda! − Gimoteo tapado hasta la nuca con las sábanas muriendo de calor.

Hace 2 horas.

−No lo haré. −Me niego rotundamente, cruzo los brazos. − Es una pésima idea, nos descubrirán.

−Lo harás, eres mi guardaespaldas y quiero que me guardes la maldita espalda de mis compañeros. −Espeta Ángela. −Solo cierra la puerta, las chicas tocarán tu puerta antes de entrar, descubrirán que duermes y no joderán.

− ¡Tu si conoces a las mujeres! −Gruño. − ¿De casualidad leíste la biblia?

−Si−Dice perdida no captando.

−Bueno, no sé si sabías que había una chica muy mona llamada Eva...

Ángela suelta una carcajada.

− ¿Qué pasa con ella?

− ¡Se comió la manzana! −espeto preocupado.

− ¿Y eso qué?

− ¿Sabes que significa eso?

− ¿Qué a las chicas les gustan las manzanas? −Pregunta.

−No, ¡que ustedes son jodidamente curiosas e imprudentes! – Pone un rostro aburrida, resopla y me da fuerte en el esternón, caigo a la cama.

−Tápate puto. −Dice. −Aida me está esperando, duerme y ya.

−Claro, ¡tu follas con la chica linda y yo finjo dormir! −Gimoteo. − ¿Al menos puedo hablar con tus amigas? −Bromeo.

−No. −Se pone la chaqueta. −Diviértete. Dice abandonando la habitación. − ¡Y ni se te ocurra cagarla!

− ¡Esto es abuso laboral! −le recrimino. Da un portazo ignorándome.

Finjo dormir mientras reviso el celular, sólo hasta las 2am me prometió, pero claro. ¡Yo la conozco bien! De seguro que si sale algo se olvidará de mí. No sabía que entre chicas eran así.

Aunque si yo fuese una lesbiana me las tiraría a todas. Sonrío mientras una gota de sudor cae por mi frente. Siempre he pensado que en ese término la tienen más fácil, creo que si le digo algo a un tipo me da un puñetazo.

− ¡Esta cama está muy chica! −Me quejo.

− ¿Angélica? −Escucho tras la puerta la suave voz de una de sus amigas. Debe ser la de cabello largo.

'' ¡Su puta madre! '' cierro los ojos y me tapo entero. ¡La biblia lo dice!

− ¿Eh que pasa? −Escucho otra voz de otra chica.

−Creo que escuché a Ange. −Dice esta.

'' ¡Lárgate!'' Imploro.

− Dijo que el sol le sentaba pésimo, déjala descansar.

'' ¡Eso! ¡Escucha a tu amiga! ¡Escucha a tu amiga!'' Ruego.

−De todas formas, deberíamos asegurarnos de que no le falta nada.

−Ah pues, quizás si−Duda la otra.

'' ¡Que dije yo!'' cierro los ojos. '' ¡Curiosas hasta la médula!''

− ¿¡Angélica!? −Escucho. − ¿Está todo bien?

Aprieto mi garganta para lograr la máxima agudeza vocal.

−Si. −Digo muy femenino.

−Qué diablos... −Dice una de ellas. − ¿Se habrá enfermado?

Escucho como se abre la puerta, se acercan unos pasos.

−Amiga... −Dice una, toca mi hombro. − ¿Te sientes bien?

−Si−Digo agudamente derrotado. Se abre la tapa y la chica tiende a pegar un grito, le tapo la boca a una.

− ¡Silencio! −gimoteo.

− ¡Qué diablos! ¿estás tomando esteroides Angélica? −Pregunta la de cabello corto que llaman ''Jo'', mirando divertida la escena.

−Una chica no revela sus secretos−Bromeo.

La otra colega me mira contrariada y aleja mi mano de su boca.

− ¡Puaj estas sudado! ¡Qué rayos haces aquí! ¡Dónde está Ange! −Me mira recelosa.

− ¿Ange? Pregunto dudando. − ¡Ah sí! Pues... −Miro a todos lados−No está aquí. −Digo.

−Ya nos dimos cuenta− dice.

−Ella está... en otro lado. −Sonrío. −Volverá más tarde. ¡No le digan que me descubrieron! −Ruego.

− ¿Y quién me asegura eso? −Entrecierra los ojos.

−Es que... −Supongo que no hay nada de malo en decir algo de verdad para que estas chicas no terminen llamando a la policía. −Soy su guardaespaldas −exhalo. −Y también su bro, su pana y a veces sister. −lloriqueo.

− ¿Guardaespaldas? −Jo abre un poco sus ojos. − ¿Angélica es una chica rica o algo así?

−Eh si, un poco. −Me rasco el cuello incómodo. Un poco mucho... −Como sea, ¿pueden guardar el secreto chicas?

− ¿De qué te haces pasar por mujer? −Pregunta Jo curiosa.

− ¡Noo! −respondo delicadamente − no digan que me descubrieron.

Saco mi celular y muestro el mensaje.

''Ángela: Vuelvo pronto, no la cagues.''

− ¿Ángela? −Dice Trini leyendo el mensaje, comprobando el número.

−Así le digo yo. −Digo hinchando el pecho. −Entonces... ¿Cuento con ustedes?

−Me vale. Mientras Ange esté bien, bien por mí. −Dice Jo sacando un cigarrillo muy familiar. −Pudo haber dicho que salía y ya.

−Oye, ¿qué tienes ahí? −Digo curioso. − ¿Cigarros?

−Cigarros que dan risa−Dice.

−Me gusta reírme. −digo rápidamente.

Trini pone los ojos en blanco y se sienta en la cama.

− ¡Noche de chicas! −Dice Jo.

− ¡Si! −Digo agudito.


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Esto ya se salió de las manos... 

Feliz cumpleaños a jennwuw 

Si te gustaron los dibujos de Kate y Ale la pag. de mi amiga te puede interesar ;D! www.facebook.com/xXNehNehXx/  ¡Gracias NehNeh por el trabajo y la buena onda! 

Seguiré buscando diversos estilos de dibujantes a ver que cosa entretenida se puede hacer :D
Cuídense. 

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