ANNIE

Od heroscot

1.1M 79.9K 7.3K

Ella tan rota y maltratada, sin memoria pero con mucho sentimiento. Él tan serio y por lo que se creía, sin... Viac

Aclaraciones.
Prólogo.
CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 5
CAPITULO 6
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPÍTULO 9
CAPITULO 10
CAPITULO 11
CAPITULO 12
CAPITULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPITULO 35
CAPITULO 36
CAPITULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 43
CAPITULO 44
CAPITULO 45
CAPITULO 46
CAPÍTULO 47
CAPITULO 48
CAPITULO 49
CAPITULO 50
CAPITULO 51
CAPITULO 52
CAPITULO 53
CAPÍTULO 54
CAPITULO 55
CAPITULO 56
CAPITULO 57
CAPITULO 58
CAPITULO 59
CAPITULO 60
CAPITULO 61
CAPITULO 62
CAPITULO 63
CAPITULO 64
CAPITULO 65
CAPITULO 66
CAPITULO 67
CAPITULO 68
CAPITULO 69
CAPITULO 70
CAPITULO 71
CAPITULO 72
CAPITULO 73
CAPITULO 74
CAPITULO 75
CAPITULO 76
CAPITULO 77
CAPITULO 78
CAPITULO 79
CAPITULO 80
CAPITULO 81
CAPÍTULO 82
CAPITULO 83
CAPITULO 84
CAPITULO 85
CAPITULO 86
CAPITULO 87
CAPITULO 88
CAPITULO 89
EXPLICACIÓN
CAPITULO 90

CAPITULO 42

10K 796 85
Od heroscot

Andrew.

El estómago lo tenía contraído desde que llegué, sin embargo al ver esas fotos todo lo que quería hacer esa vomitar.

—Suficiente, nos vamos—declaré volviendo mis pasos hasta Annie.

La mano de Manuel me agarró el hombro regresandome a su lado a punta de empujones. Me lo saqué de encima pero él se adelantó.

—¡Todavía no!—ladró antes de buscar a Annie con los ojos—: Annie, ¿Me escuchas?

No obtuvo respuesta, ella seguía de rodillas en esta mierda, quien sabe lo que esté pasando por su cabeza ahorita y el muy cabron quería seguirla manteniendo aquí.

Manuel se puso ansioso y prendió el micrófono.

—Jerry, me avisas si escuchas algo—me miró de nuevo mientras me seguía impidiendo el paso—: Algo no me cuadra.

Me crucé de brazos.

—¿Sigues con dudas?—esto era el colmo—: ¡Claro que fue aquí!

Él sacudió la cabeza.

—No dudo de eso, pero hay edificios más cerca. Hay casas Andrew, estamos hablando de una niña, de una criatura de aproximadamente 5 a 7 años,—comenzó a explicar—: ¿Qué hacen los niños? Llorar, quejarse.. ¡Gritar!—exasperó—: Tuvo que haber un tiempo en el que no se callara... ¿Y que ningún vecino haya escuchado nada?

Tenía razón pero no sé la iba a decir, seguir bajo este techo no hacía que me sintiera mejor. ¿Aliviado porque ellos estaban avanzando? No.

—¡Annie, grita!

Me tensé.

—¿Te volviste loco?—lo empujé de los hombros. Me ignoró.

—¡Annie, si alguna parte de ti me escucha quiero que grites!—ladró más fuerte—: ¡Ahora!

En segundos, el silencio que habitaba en el lugar fué sustituido por un fuerte grito por parte de ella. Yo, que desde niño no lo tolero me llevé las manos a los oídos, Manuel arrugó la frente y su equipo no estaba muy lejos. Todos habían escuchado la orden de su jefe, pero no sé esperaban la magnitud de los pulmones de la otra.

Al callarse, Green prendió el micrófono.

—¿Escuchaste algo?—levantó la mano hacia mí cuando me notó la intención de irme.

Los pájaros,—su jefe casi sonrió—: De un momento a otro, todos los pájaros del techo salieron volando pero nada mas.—sonó como si se abriera una puerta—: Ojalá no me hayan cagado la camioneta.

Manuel miró al equipo que tenía alrededor y dió un aplauso que retumbó en las paredes.

—¡Quiero que rasguen todas estás paredes!—ordenó.

El primero en tomar iniciativa es él, se aprovechó de una grieta para con una patada terminar de abrirla. Empecé a toser por todos el polvo que corrió por todo el lugar.

—¡Malditos gusanos!—gruño sacando con sus manos una especie de esponja del hueco que había hecho—: ¡Esto es un aislante!

—¡Oficial Green, aquí hay más!—nos volteamos hacía atrás, viendo los trozos.

—¡Por aquí también!—gritó el que estaba casi por las escaleras.

Manuel, ya frustrado. Lanzó la espuma al suelo y resopló como un animal encerrado. No había que ser un genio para saber que los que estaban aquí sabían que este era el sitio perfecto, pagaría por saber que tanto se le está pasando por la mente del oficial.

—A ver, estamos hablando de una fábrica de hace años,—sorbió su nariz—: Reglas antiguas, tiene que haber cumplimiento con la sociedad. Si habían casas o solamente gente caminando por estos lados. ¡Es imposible que el gobernador permitiera que molestaran a sus ciudadanos!—ya estaba hablando solo—: En algún momento tuvo que haber una renovación, algo para que añadieran esta mierda. —pateó la espuma—: La fábrica venía con esto desde hace rato, no lo pusieron los que la tenían, pero—alzó el dedo—: Si sabían que la tenía.

Miré mi muñeca y eran ya las 4 de la tarde. Me aclaré la garganta mientras retomaba mis pasos hasta Annie, para mí sorpresa Manuel me siguió.

La lastima me invadió cuando seguía de rodillas, me agaché importandome poco si me ensuciaba o no. Extendí una mano para con un dedo acariciar la tela de la chaqueta, lo último que quería era asustarla y por más que no sabía que estaba pasando por su cabeza ahorita, estaba orgulloso de que se había controlado bastante bien.

El mismo dedo lo subí a su oreja, escondiendo un mechón de su cabello detrás de la misma. Ahí, el corazón se me contrajo al ver las lágrimas silenciosas que caían por sus mejillas.

—Annie,—le hablé sólo a ella—: ¿Me escuchas?

Aquella vez en el baño fué difícil lograr entrar a su mente, no me imagina la cantidad de recuerdos que le ha de provocar estar ahora aquí. En el sitio, oliendo y tocando todo dónde estaba. Tenía preguntas, capaz las mismas que Manuel. Pero ya sería en otro momento.

—Quiero que me acompañes para que salgamos de aquí los dos,—murmuré, pasando el dedo para limpiar la lágrima que iba bajando—: Necesito que abras los ojos y me veas, —a todas estás no sabía si el oficial seguía atrás—: Así nos podremos ir.

Poco a poco, sus manos dejaron su espalda para tocar sus rodillas, sus piernas se desdoblaron hasta que cayó sentada de forma normal. No la dejé acomodarse mucho en el suelo cuando la alcé en brazos.

—Buen trabajo—escuché que le dijo Manuel a mis espaldas.

Ese comentario, fué lo que bastó para que comenzara a llorar fuertemente en mi hombro. Ambas manos las mantuve en su espalda mientras me aproximaba a las escaleras. Lo único que deseaba ahorita era borrar cada espacio de este lugar y sobre todo, hacer que ella olvidará todo.

Sabía lo que era vivir con traumas, no porque los tuviera sino porque había sido testigo de una persona que vive todavía con ellos.

—Llevalos al casa,—me detuve cuando escuché a Green hablarle a otro oficial—: Él te dará la dirección.

Le asentí a mi amigo en señal de despedida, él hizo lo mismo subiendo de nuevo a aquella segunda planta.

Una vez en la patrulla, sentí como Annie se había quedado dormida en mis brazos. Por lo quieta que estaba, parecía profunda, y no digo que no lo haga. Lo que me preocupa es que no ha comido casi nada.

Unos 20 minutos después, estábamos frente a mi edificio. Le agradecí con la mirada al oficial y, por muy incómodo que fuera me salí del auto sin bajarla.

—Buenas tardes, señor Reyes—me saludó el portero al apenas me vio entrar.

—Buenas—dije moviendo mis pasos hacia el ascensor.

Cuando las puertas metálicas se abrieron de ellos salió una señora no más de 50 años, muy bajita con el cabello canoso. Al verme, sonrió y me hizo espacio. Un tanto incómodo, me apoyé en la pared contraria a ella apoyando el peso de Annie en un brazo mientras presionaba en botón de mi piso.

—¿Se le durmió en el auto?—me preguntó tratando de buscar conversación.

Negué, tratando de sonar amable—: Algo así.

—Me pasaba todo el tiempo con mis hijos,—sonrió pero no le ví la gracia—: Usted es muy joven para ser padre.

Abrí los ojos con impresión mientras la miraba.

—No lo soy, no es mi hija—el estómago me dió vueltas.

—¡Oh, lo siento!—se abanico el rostro, dedicándome una sonrisa que no pude corresponder—: Es que por como la tiene, no se.. —no quitaba la sonrisa—: Parece muy fraternal.

Las puertas se abrieron gracias a Dios.

—Sólo la cuido—dije más brusco de lo que pretendía sonar. Saliendo de ahí, tantee mi bolsillo en busca de las llaves.

A mis espaldas traté de cerrar la puerta lo más silencioso que pude. Soy de ese tipo de persona que hasta que no siente que está en un lugar seguro no explota, lo necesitaba. Subí las escaleras hacia las habitaciones con el estómago dándome vueltas, dejé a Annie en mi cama mientras corría hacia el baño.

Levantando la tapa del sanitario dejé salir hasta mi almuerzo de cumpleaños de hace cinco años atrás. Se sentía asqueroso, pero sólo así mi cuerpo sintió alivio. Cómo lo bueno no dura mucho, al pensar en las fotos el estómago se me volvió mierda dejando salir hasta el agua que había tomado.

Cuando creí que ya no quedaba nada le jalé a la cadena mientras me sentaba en el suelo para intentar normalizar mi respiración. Sentía el cuerpo más débil que antes pero sinceramente ahorita de pensar en comida me provocaban arcadas.

Me levanté para lavarme el rostro, me quité la chaqueta y el suéter, lanzandolos a la cesta de ropa sucia. En el camino me saque las botas quedando solamente en jean y medias cuando llegué a la habitación.

Annie seguía durmiendo, y pasando por alto muchas cosas me aproximé a quitarle la chaqueta. Una sombra de sonrisa me llegó al recordar cómo se veía antes de salir, la quedaba gigante y que en pantalón de algodón fuera holgado sólo la hacía ver como una bola de tela.

Con cuidado la dejé caer solamente con la camiseta que traía en la mañana. Caminé hasta el termostato y subí la temperatura un poco para que no pasará tanto frío. Reteniendo el impulso de acostarme también, salí de la habitación directo a la sala, admirando la vista del gran ventanal que tomaba el puesto de pared.

Una de las cosas que más había impulsado para comprar este piso era la enorme vista. La cantidad de edificios que había en la cuidad era impresionante y yo desde aquí tenía vista de un 50% de ellos. Cerré los ojos y me froté la sien.

«Annie encadenada.»

«Fotos de Annie más chica.»

«Annie durmiendo en el suelo.»

Maldecí cuando unas de las fotos que había visto empezaron a pasar como flash en mi cabeza. Me dirigí a la cocina y saqué un vaso.

«—¡Annie, grita!»

De sólo pensar que gritaba, que lloraba para que la sacarán de ahí me hacía querer romper todo. Lancé el vaso a una esquina, al instante los pedazos de vidrio volaron por todo el piso.

Saqué otro y pasando por un lado de los trozos caminé hasta detrás del piano. Un pequeño estante al lado del librero guardaba botellas de los pocos licores que me gustaba. Entre ellos vodka, que era el que buscaba.

Llenando el vaso hasta la mitad me lo tomé, arrugando los ojos cuando líquido agrio paso por mi garganta. No solía tomar, muy pocas veces. Sólo cuando era necesario.

Caminé con el vaso y la botella en mano por toda la sala, dando un sorbo cada tanto. Se sentía bien, lengua y pensamientos adormecidos. Creí que no necesitaba más. No hasta que la ví bajando las escaleras.

.
.
.

¡No sé quién está más ansiosa, si yo o ustedes!

Recuerden seguirme en:

Instagram: heroscot_
Twitter: heroscotw
Tiktok: heroscot

Un beso, recuerden que son lo más bello de wattpad❤

Pokračovať v čítaní

You'll Also Like

78.8K 6.8K 65
Sus métodos de espantar a los hombres han mantenido a Melanie Grey a salvo de cualquier traición o decepción. Una estrategia que ha funcionado exitos...
INEFABLES 》 KiVi Od Bianca

Tínedžerská beletria

14.3K 607 15
¿Que pasaría si te sintieras completamente atraída por la prima de tu nueva compañera de trabajo? Descubre la historia de Chiara una artista emergent...
61.5K 2.1K 40
en esta historia seras Mia 🔞
3M 176K 105
Libro uno de la Duología [Dominantes] Damon. Un hombre frío, amante de los retos, calculador... decidido. Se adentra en un mundo desconocido, donde l...