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ANAKIN SE ENCONTRABA RECOSTADO SOBRE UN SILLÓN, con los ojos abiertos mirando al techo, cuando Obi-Wan pasó por su lado. Eran las 5 de la mañana, y al verlo, se quedó mirándolo desconcertado.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—No podía dormir—respondió Skywalker—Llevo despierto unas horas.
—¿Ocurrió algo?
—Solo una pesadilla—dijo quitándole importancia—No te preocupes.
Kenobi se sentó en el asiento contiguo, cruzando los brazos.
—¿Era...sobre tu madre?—inquirió—¿o sobre Padme?
Anakin negó con la cabeza.
—No...fue diferente—contestó—Pero estoy bien. Estoy seguro de que no volverá a ocurrir.
Obi-Wan asintió. A pesar de que Anakin dijo que se encontraba bien, él no pensaba igual. Al mirarlo, podía notar que estaba agotado.
Pensó que tal vez fuera porque hoy les dirían a él y a Venus quién quedaría en el Consejo; pero Anakin no se había preocupado por eso en todo este tiempo. Era algo diferente lo que le ocurría.
—Puedes contarme lo que sea, Anakin—dijo Kenobi—. Solo quería que lo supieras.
—Gracias, Maestro—contestó Anakin, parándose de su asiento—Debo ir a ver a alguien, si me disculpas.
—¿Premoniciones?—repitió el Maestro Yoda—Premoniciones...¿De qué son, estas visiones que tienes?
—Son de dolor, sufrimiento...muerte.
—¿Hablas de ti mismo, o de alguien que conoces?—inquirió Yoda.
—Alguien que conozco—respondió Skywalker.
—¿Cercano a ti?—Anakin asintió, Yoda agregó—Cuidado debes tener al percibir el futuro, Anakin. El miedo a perder es un camino al lado oscuro.
—No permitiré que estas visiones se realicen, Maestro Yoda.
—Parte natural de la vida, la muerte es.
—¿Qué debo hacer entonces, Maestro Yoda?
—Entrénate para dejar libre...—respondió Yoda—todo lo que temes perder.
* * *
Anakin se encontraba con el Senador Palpatine.
—Necesito tu ayuda, Anakin—habló el Senador.
—¿De qué habla?
—Cuento contigo
—¿Pero para qué?
—Para que seas mis ojos, mis oídos y la voz de la República. Te nombraré como mi representante en el Consejo.
—Pero...hoy anunciarán si Venus o yo entraremos en el Consejo —respondió Anakin—Yo no puedo...
—Elegirán a la chica—respondió el Senador—Y creo que tú eres el indicado para esta tarea. Ellos te necesitan...más de lo que te imaginas.