La Bestia ✓

By KarlaJacomeG

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La bestia se enamoró del chico bueno. (Gay+18) ¡Ocurrió! El día exacto no sé sabe pero ocurrió. El chico perf... More

Sinopsis
Prólogo
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Epílogo

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By KarlaJacomeG

Puntualito, patético y alcoholizado.
¿Se puede pedir más?

William Ray.

El punto de locura al que me estaba llevando este chico era inexplicable, nunca me había imaginado llegar a sentir cosas así, por una persona de mi mismo sexo y eso me asustaba.

Pensaba en mi padre, en las consecuencias que me traería dar ese paso, definitivamente esto no era lo que quería para mí. No estaba nada bien.

Cargo con una cruda moral horrible, me emborraché y terminé buscándolo a él. Lo odio, ni siquiera me agrada y lo busco como un cachorro asustado.

Eso me preocupaba.

«Sabrá Dios las cosas que dije»

— Hey —Danna me sacó de mis pensamientos—¿Que si estás bien?

— Si...si —carraspeo.

— Escuché que perdiste el conocimiento en la cancha —indaga, preocupada.

Sus ojos expresivos me reparan de arriba abajo.

— No fue nada —explico por milésima vez— no había desayunado bien, hacía calor y ya. Eso fue todo.

— ¿No quieres ir al médico? —me toma de la mano— yo te puedo acompañar.

¿Por qué la vida es injusta?

Lo fácil que sería llegar a querer a Danna.

— No hace falta.

Le resto importancia dando por terminada la conversación.

—¿Dónde dormiste? —cambia de tema.

— Yo, bueno yo...

Había amanecido en casa de Caleb, me asusté, salí corriendo y luego de cambiarme la pasé a recoger para venir al colegio juntos.  

— Salí temprano con mi padre —mentí— regresé solo a buscarte.

— Eres tan bello que te comería — se puso de puntita y dio un casto beso en mi mejilla.

Eres mentiroso Ray.

No solo con ella.

Con todos.

Principalmente contigo mismo.

«Basta»

Llegamos al colegio. Danna recibe una llamada telefónica y se aleja unos pasos.

Pasa por mi lado y golpea mi hombro.— Nos vemos en la noche.

— ¡No! —le tomo del brazo y tiro de él.

Su cabello despreocupado me hace tragar en seco.

— ¿Ahora qué, Ray? —pone los ojos en blanco.

— No me voy a ver contigo en la noche. Ni en el día, ni en ningún momento.

— Iré a tu casa —se encoge de hombros— tu padre tiene una escapadita romántica con mi tía, no me voy a quedar a escuchar como se la folla.

— Es muy mala idea. Que tú y yo estemos solos. No quiero.

— Me importa un carajo, lo que quieras o no, Ray —respondió tan tranquilo—, por favor no me esperes borracho.

— Te dije que no...

— Nos vemos en la noche —sentenció y se largó dejándome con la palabra en la boca.

«Idiota»

— ¿Todo bien? —regresa mi amiga— Estás pálido.

— No pasa nada —resoplo— ¿Te puedo pedir un favor?

— Claro —sonríe. Estoy seguro de que ella haría cualquier cosa por mí.

— Necesito que...

#

La mañana pasa más rápido de lo quería, la noche se acercaba y mi encuentro con Caleb era inevitable. No sé que se cree este chico para llegar a mi vida y hacer lo que se le plazca.

Mi cabeza no daba para más.

Quería correr y gritar.

Vuelvo del colegio, mi padre ya no estaba en casa, lo único que podía hacer era cruzar los dedos, rezar para que Caleb se olvide de mí o que Danna hiciera bien lo que le pedí.

Nada de borracheras ni estupideces.

Termino de cenar solo, arreglo todo, limpio un poco y me tiro en el sofá.

¿Qué mierda me pasa?

No quiero que venga, pero aquí estoy esperando por él.

Bufo.

Yo no era así, en la vida hubiera dejado que un chico, me besara o me tocara, incluso más. Estaba más que confundido y eso no se sentía para nada bien. 

Casi me quedaba dormido con todos esos pensamientos en mi cabeza.  Hasta que el timbre me sobresaltó.

De esta mi corazón colapsa. Lo juro.

Era él, tenía que ser él.

¿Por qué mierda me sudan las manos?

Actúa normal. Ve y abre la puerta con tranquilidad, no ocurre nada.

Respiro.

— Ray —dice con desdén cuando abro.

Pasa de mí y se tira en el sofá.

— Buenas noches a ti también —digo con ironía. Me cruzo de brazos y lo analizo detalladamente.

Lleva el cabello despeinado, va de negro completamente con pantalón rasgado y una chaqueta de cuero. Su expresión está vacía, aunque tiene sus labios retorcidos en una sonrisa, no transmite nada. 

«Apático»

¿Cómo puede un chico estar vivo y la vez lucir tan muerto?

Quizás esconda mucha tristeza bajo esa inquebrantable oscuridad.

— ¿Pensaste que no venía? —me mira.

— Me daba igual si venías o no —disimulo mi nerviosismo— No te iba a esperar ni nada parecido.

Ese cuento a otro.

— Ya veo —se encoge de hombros— Yo tampoco tenía muy claro si iba a venir.

— ¿Entonces para que estás aquí?

— Para joderte e incomodarte.

Me cruzo de brazos.

— ¿No tienes un mejor plan?

— ¿Acaso lo tienes tú? —pone los ojos en blanco— Una opción sería emborracharte para que me pidieras que te folle, pero perdería la gracia. Lo fácil no me gusta mucho.

— Borracho o no, nunca te pediría eso. —espeto— No soy gay Caleb, deberías continuar con tu camino y dejarme en paz.

— Yo tampoco soy gay —se muerde el labio— Solo que borracho y por impulso me da por ir besando personas de mi mismo sexo.

— Basta.

— ¿Por qué?

— Porque ya te dije que fue un error, yo nunca estaría contigo.

— Pásale bien el pestillo y trágate la llave.

— ¿Ahora de que hablas?

— Del puto armario en que estás metido.

Lo que me faltaba.

— No estoy en ningún armario. Tengo bastante claro lo que me gusta. Y tú no te incluyes, de hecho ningún hombre lo hace.

Iba a responder, pero tocan el timbre.

—¿Esperas a alguien?

— La verdad es que sí.

Abrí la puerta y aparece Danna, me da un casto beso en los labios. Es la primera vez que me besa, no siento nada, más que afecto cariñoso. 

— Hola, Caleb —lo saluda sonriente— No sabía que estabas aquí —levanta sus manos, traía una bolsa de palomitas y una película— ¿Te unes a nuestra noche?

Mirándolos cerca puedo decir que Danna derrocha alegría, como un poni rosa que reparte brillantina por doquier, miro a Caleb y lo único que transmite es oscuridad, sufrimiento condenado a agonía.

¿Qué le pasó para que sea así?

— Me largo —es lo único que dice antes de irse. Azota la puerta con rabia y Danna da brincos cuando estamos solos. 

— ¿Se lo habrá creído? —me pregunta.

— Eso espero. 

Suspiro tirándome en el sofá

Flashback.

— Finge ser mi novia —le digo.

— ¿Es broma?

— No es ninguna broma, por favor, solo tú me puedes ayudar.

—¿Qué sucede Will? —pone ambas manos en la cintura— Si quieres mi ayuda, deberías explícarme y contarme toda la verdad. 

— Caleb —todo en él me agobia.

— ¿Qué pasa con Caleb? —tuerce los ojos, para nadie es un secreto que no le agrada.

De hecho creo que sí quitamos a todas las chicas y chicos que se ha follado, a nadie le agrada.

— Me está molestando, ya no sé que hacer con él —explico— Eres mi amiga, a ti te lo puedo contar todo. Me confunde. 

— Te confunde —repite, incrédula— ¿En qué sentido?

— No lo sé, me quiere adentrar en la porquería de mundo en el que vive. He intentado de todas las maneras alejarme, pero resulta imposible y aunque no quiera admitirlo por una extraña razón siempre termino volviendo a él.

— Si estás seguro de que lo que quieres es alejarlo —responde— Te voy a ayudar con una condición.

— La que sea —me apresuro.

— Fingiremos tener una relación de verdad por algunos días —agrega— Yo necesito poner celoso a alguien.

— Acepto.

— Perfecto. 

Fin del flashback. 

Esta noche había comenzado con una mentira sin imaginarme ni un poquito la gravedad de las consecuencias.

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