Sunlight『Chilumi』

Da Sonye-San

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【One-Shots】Lumine era como el sol, radiante, deslumbrante, pero sobre todo mortal, y en cada universo, Tartag... Altro

One-Shot II: Adorno Floral
One-Shot III: Encuentro Nocturno

One-Shot I: Flechazo

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Da Sonye-San

¡Saludos fandom Chilumi!

Me presento, soy Sonye-San y vengo a contribuir a esta fascinante parejita, con esta serie de One-Shots independientes, como regalo de mi amadísima waifu, YM015!

¡Feliz cumpleaños mujer! *-*

¿Creíste que no te regalaría nada en tu cumple?

Pos,tu falta de dé me lastima (?

Yo Te prometí Chilumi, y como dice nuestro querido Tartas, las promesas se hicieron para cumplirse~ 7u7

Es mi primer intento, por lo que, disculpo si llego a cometer OOC, espero adaptarme a los personajes mientras los vaya escribiendo, porque los amo tanto juntos asdadasd QuQ

Disfruten la lectura!

(Reeditado el 20/4/2024)

▬▬▬▬▬ஜ۩۞۩ஜ▬▬▬▬▬

.

Lumine era como el sol, radiante, deslumbrante, pero sobre todo mortal. Tartaglia lo sabía. Oh, claro que lo sabía, en su enfrentamiento se lo dejó claro.

¿Valía juzgarlo por sentirse atraído al albur desconocido que ella destilaba con orgullo?

Su baja estatura, cabellos dorados, mirada ambarina, sonrisa encantadora y la capacidad de usar más de un elemento sin una Visión o un Engaño. Nada de ella era de este mundo; su belleza era totalmente única.

Por más que el undécimo Heraldo de los Fatui, Nobile, luchaba para sacarse de la cabeza la imagen de la misteriosa viajera, le era imposible.

Y guiándose por aquellos impulsos, ella fue nombrada no en una, sino en varias de las cartas que habitualmente enviaba a su familia, creando malentendidos que lo avergonzaban cuando se percataba de lo que había hecho.

Era como si su singular presencia iluminara la oscuridad que engullía su anegado corazón.

Incluso, por primera vez se llegó a plantear la estúpida idea de abandonar la organización para irse de viaje con la joven y su extraña amiga flotante, pero, por más que quisiese seguir ese ideal, sus manos estaban ya muy manchadas de sangre y su lealtad le pertenecía por completo a la Zarina.

Además, ya era un milagro que, pese al duelo a muerte que tuvieron en La Casa Dorada a causa de la Gnosis del falso fenecido Arconte Geo, mantuvieran el contacto, al punto que jamás expresaría suficientes palabras de agradecimiento por lo que hizo por su hermanito, Teucer.

Solitario, Ajax rememoraba una y otra vez, los momentos que vivió junto a Lumine con un fastidioso ardor en las mejillas y un ímprobo cosquilleo en su estómago, mientras yacía recostado en una cómoda cama de la famosa posada Wangshu, supuestamente descansando en espera del barco que lo retornaría a su gélida nación, Snezhnaya, para continuar con las ordenes de su señora, la prominente Arconte Cryo.

El genio soldado nunca se trazó la idea de entablar una relación con una persona, ni en ningún modo sintió aquel sentimiento vehemente, ya que se describía como alguien orgulloso, problemático, sanguinario y un apasionado empedernido de las batallas intensas.

Su vida dejó de ser normal desde que escapó de su monótona familia a los 14 años con tan solo una espada corta y un trozo de pan; se perdió en lo que se describía en la actualidad como el Abismo, y una estrafalaria maestra habitante de ese mundo de tinieblas, le enseñó a pelear al igual del cómo moverse con libertad en ese lugar, fomentando aún más un temperamento bélico.

Siendo sincero, no culpaba a su padre por enviarlo al ejército de los Fatui para «controlarlo», sino que, en cierta medida, le agradecía, pues sus días ya no eran aburridos ni tediosos. Si bien al subir de rango con suma sencillez, no tardó en ser el principal soporte económico de su familia, no le era una molestia; las promesas se hicieron para ser cumplidas, por más estúpidas e irracionales que fuesen.

Y Tartaglia prometió serle fiel a la Zarina por el resto de sus días.

Empero...

¿Qué pasaría si Lumine, en la obstinada búsqueda de su gemelo perdido, se convirtiese en una enemiga acérrima de su Líder? ¿La asesinaría sin pensarlo dos veces? Y a la hora de la verdad ¿lograría superar el insondable flechazo de la preciosa Ojou-chan que cautivó su corazón de encarnizado guerrero?

El de pelo jengibre suspiró y se removió inquieto entre las sabanas que lo resguardaban.

¿Por qué, de todas las mujeres existentes en Teyvat, se tuvo que fijar en la caballera honoraria de Mondstadt?

No lo comprendía... ¿Qué clase de embrujo utilizó ella en él para que no fuese capaz de borrarla de su línea de pensamientos?

Esos copiosos sentimientos lo quemaban y lo enloquecerían si no les ponía un alto antes de que fuera demasiado tarde.

Porque el éxtasis que experimentaba con tan solo estar con ella, podía confesar, sin premeditación, era aún mayor que cuando luchaba en los cruentos combates que desempeñaba como el representante Fatui que era.

«¿Qué mierda me hiciste, Ojou-chan...?».

Y sin encontrar una respuesta favorable en esa fría madrugada, ansioso, Nobile no volvió a conciliar el sueño.

.·.

De súbito, la menuda rubia se levantó somnolienta de su nueva litera, ya que, por alguna inentendible razón, percibió un sentimiento cálido en su pecho.

—Uaaaah... ¿Qué pasa, Tabibito? —preguntó Paimon, adormilada.

—No es nada, regresemos a dormir... —dictó Lumine, arropándose otra vez junto a su comida de emergencia, corrijo, querida compañera de viaje.

Y atrapada en la fantasiosa tierra onírica, la viajera de distantes mundos, experimentó un agradable sueño con el condescendientemente molesto, undécimo heraldo de los Fatui, pues, al fin y al cabo, descubrió una adorable faceta de él, que suscitó en ella una rara fascinación la cual, por más vueltas que le daba al asunto, no poseía ninguna lógica.

.·.

A medida que los días, semanas y meses transitaban, Tartaglia se encontraba cada vez más cautivado por la presencia de La viejera y a pesar de la lealtad que profesaba hacia la Zarina, no podía negar los sentimientos que crecían paulatinamente en su interior.

Sin embargo, el soldado de cabello naranja surcaba en una peligrosa cruzada; comprendía que continuar adelante con esos sentimientos podría traer consecuencias devastadoras, porque su querida camarada seguía siendo una amenaza potencial para la organización y podría volverse en una enemiga acérrima de su líder, la Emperatriz del Hielo.

Frustrado, Tartaglia luchaba entre el deseo de seguir su corazón y el compromiso que tenía hacia los Fatui; se sentía dividido y confundido. ¿Cómo podría encontrar un equilibrio entre su impetuoso amor por ella y su lealtad hacia su patria?

Mientras tanto, Lumine también se hallaba inmersa en una encrucijada existencial de similares proporciones. Si bien concebía una atracción seductora, cada vez más penetrante hacia el enigmático Tartaglia, no podía relegar a un segundo plano su misión primordial de encontrar a su gemelo. La búsqueda incansable de respuestas y la resolución de los insondables misterios que envolvían a Teyvat, continuaban siendo su máxima prioridad.

Los dos se veían sumidos en un constante torbellino de emociones perennes, librando una ardua batalla interna contra sus propios sentimientos y responsabilidades apremiantes. El destino parecía cernirse sobre ellos como un espectro acechante, erigiendo obstáculos en cada sendero que osaban transitar. Y, aun así, a pesar de todas las trabas, el vínculo que los unía cobraba una fuerza indomable con el transcurrir inexorable del tiempo.

El amor desafiante y la lealtad inmutable se enfrentaban en un choque de titanes dentro de los corazones de los presuntos enamorados, quienes se cuestionaban, incesantes, si lograrían algún día vislumbrar una solución que les permitiera permanecer juntos, sin traicionar sus principios más arraigados ni los deberes que los apremiaban.

La incertidumbre y la pasión desatada se entrelazaban en un torbellino arrollador de emociones que amenazaban con desbordar sus contenciones en cualquier momento. No obstante, en las profundidades más recónditas de sus almas sosegadas, ambos sabían a ciencia cierta que, tarde o temprano, se verían forzados a tomar decisiones trascendentales, y que el camino que eligieran definiría su irrevocable destino y el curso venidero de sus existencias dispares. Solo les quedaba aferrarse con desesperación a esos fugaces momentos robados al tiempo, donde podían escapar de la cruda realidad y sumergirse perdidamente el uno en el otro en el misterioso mundo onírico de los sueños más íntimos.

.·.

La noche envolvía la ciudad de Snezhnaya mientras Tartaglia contemplaba el horizonte desde la terraza de su residencia. El viento gélido acariciaba su lozano rostro, recordándole la frialdad de su deber y la complejidad de sus emociones. Sus pensamientos se centraban en su Girlie, en cada momento compartido y en cada tácita mirada que intercambiaron. Su corazón anhelaba estar junto a ella, pero su mente le recordaba los efectos que podría acarrear.

¿Podría encontrar un equilibrio entre el amor y la lealtad?

Un suspiro escapó de sus labios mientras se perdía en la inmensidad del cielo estrellado. Sabía que el camino no sería fácil, que tendría que tomar decisiones difíciles y enfrentar las consecuencias de sus acciones. Decidió que era hora de confrontar sus sentimientos y afrontar la verdad. Se dirigió a la posada donde residía Lumine, con determinación en sus pasos y esperanza en su corazón.

Al llegar, fue recibido por Paimon, quien lo miró con curiosidad y reticencia, preguntándole que hacía ahí. Tartaglia sabía que la pequeña compañera de viaje no terminaba de confiar en él y razones tenía de sobra si era sincero. Con paciencia, le explicó a la guía sus intenciones, y al ella creerle, entró y se encontró frente a frente con ella, cuyos ojos brillaban con una mezcla de sorpresa y anhelo. Tartaglia tomó sus manos suavemente y miró directo a sus ojos ambarinos.

Ojou-chan —comenzó con voz firme, pero cargada de emoción—, sé que nuestras vidas están entrelazadas en un destino complejo. Mi lealtad hacia la Zarina es irrefutable, pero mi corazón me guía hacia ti.

Lumine lo escuchaba atenta, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho. Las palabras de Tartaglia resonaban en su ser y aunque comprendía los obstáculos que enfrentaban, no podía negar la conexión que compartían.

—Ajax... —susurró Lumine con voz suave y deseosa —, Yo también siento una atracción intensa hacia ti. Pero no podemos ignorar lo demás.

El heraldo asintió con tristeza, sabiendo que cada palabra de Lumine era cierta.

Desafortunadamente, ambos se encontraban atrapados en las insalvables garras de un dilema desgarrador, aprisionados en la encrucijada más lacerante que cualquier mente mortal pudiera concebir. Por un lado, la llama abrasadora del amor y la pasión arrebatadora que los consumía con su ardor incandescente; por el otro, el deber ineludible y la lealtad férrea hacia sus principios y propósitos trascendentales que habían guiado sus pasos desde tiempos inmemoriales. Dos fuerzas opuestas, dos imanes de polaridad contraria que procuraba romperlos desde el interior en una eterna y agónica lucha de voluntades encontradas.

—Prometo que encontraré una manera de conciliar nuestros sentimientos y nuestras responsabilidades—declaró Tartaglia con determinación—. No importa cuántos obstáculos se interpongan en nuestro camino, lucharemos por un futuro en el que podamos estar juntos sin sacrificar quienes somos.

Lumine sonrió con ternura, sintiendo una chispa de esperanza en su interior, completamente al tanto que el camino sería espinoso, pero confiaba en su amor y en la fuerza de su unión.

Al final, Tartaglia y Lumine se tomaron de las manos y unieron sus labios en un beso cargado de todas aquellas emociones encerradas durante tanto tiempo, preparados para enfrentar el mundo y desafiar las expectativas impuestas sobre ellos. Unidos, caminarían hacia un futuro incierto pero lleno de posibilidades, donde el amor y la lealtad se entrelazarían en un equilibrio delicado...

.·.

...Lumine despertó sobresaltada, su frente sudaba y su corazón latía desenfrenado.

—Un sueño...claro —murmuró decepcionada, era lógico que una situación tan fatua no podía ser real.

Tenía que romper esa burbuja ilusoria de ambicionar un futuro feliz con Ajax, estando tan cerca de descubrir la verdad de Teyvat, y su inevitable confrontación contra la Zarina junto a los Fatuis, debía de enterrar cualquier pisca de esperanza.

Por el bien de ella y de Ajax.

Al día siguiente, Lumine intentó sacudirse las emociones persistentes de su sueño entretanto se preparaba para el día que tenía por delante. Sabía que tenía que concentrarse en su misión, en reunirse con Aether y desentrañar los misterios de Teyvat. El camino que había elegido estaba lleno de desafíos e involucrarse románticamente con Ajax, solo complicaría las cosas aún más. Asimismo, la vida de él era tan ínfima en comparación con la de ella, por lo que Lumine debía aferrarse al sentido común para que ambos no salieran lastimados.

Se unió a Paimon afuera de su alojamiento, su pequeña compañera la miraba con preocupación al verla con ojeras predominantes y Lumine, al notarlo, sonrió tranquilizadora, tratando de apartar su agitación.

—No te preocupes, Paimon, fue solo un mal sueño —aseguró Lumine—. Tenemos una misión que completar, y no dejaré que nada me distraiga de ella.

Paimon asintió, aún insegura, pero confiando en el juicio de Lumine.

Aun con sus ocupaciones en el gremio de aventureros, la mente de Lumine estaba llena de pensamientos sobre Ajax, su encanto enigmático y la conexión innegable que compartían.

.·.

Pasando los meses mientras continuaban viajando por las regiones restantes de Teyvat, Lumine y Paimon se enfrentaron a numerosos duelos e hicieron nuevos aliados en el camino. La determinación de Lumine se mantuvo inquebrantable, pero su iluso corazón no podía evitar codiciar a Ajax, por un futuro que parecía inverosímil.

Al regresar una vez más a Mondstadt para celebrar el Festival de las Flores del Viento por otro año consecutivo, Lumine se vio invadida por vívidos recuerdos de aquellos sueños añorados. A pesar del tiempo transcurrido, las imágenes oníricas de ella y Ajax, desafiando intrépidos las adversidades sin importar los resultados no favorables, seguían acudiendo a su mente con total nitidez.

De forma involuntaria, detuvo su andar perezoso para encontrarse observando fijo a la estatua del Arconte Anemo ataviada de flores, anegada en las hileras de sus reminiscencias.

Paimon notó la inusual distracción de Lumine y tiró suavemente de su bufanda para captar su atención.

—Oye, ¿en qué estás pensando, Tabibito? Pareces distante.

Lumine resopló y se giró hacia su fiel compañera, sincerarse talvez aligeraría la carga que ha estado ocultando en su pecho.

—No puedo dejar de pensar en Ajax, Paimon. Es como si hubiera un hilo invisible que nos une, pero sé que no podemos estar juntos, aunque quisiera, no soy de este mundo, tarde o temprano tendré que irme con mi hermano, y hay demasiadas cosas en juego como para pensar en ser egoísta a estas alturas.

Paimon reflexionó unos minutos en silencio e inclinó la cabeza con sus ojitos llenos de preocupación.

—Pero Tabibito, el amor puede desafiar todas las probabilidades, ¿verdad? —deliberó Paimon—; tal vez haya una forma de que los dos encuentren la felicidad sin comprometer tu misión, además, ¿de verdad quieres irte de Teyvat luego de todos los amigos que hicimos?

Lumine sonrió ante el optimismo de Paimon, pero se mantuvo vacilante.

—Desearía que fuera tan simple, Paimon. Nuestros caminos están ligados con el destino de Teyvat, y nuestras decisiones tienen peso. Es posible que se deban hacer sacrificios, y temo que el amor pueda convertirse en uno de ellos —prorrumpió Lumine—, y no, tampoco me gustaría alejarme de Teyvat, siento que al fin encontré un «hogar» donde asentarme a vivir, pero de nuevo, como viajera del mar de estrellas, es una decisión que debo tomar con mi hermano cuando todo esto termine.

Un «hogar» nunca estaría completo sin la presencia de su gemelo y tampoco le era posible asegurar que tanto cambiaría su opinión propia cuando la verdad de Teyvat le explotara en la cara y la obligara a enfrentarse a él, porque nada justificaba las acciones atroces de la Orden del Abismo gobernado por Aether. Lo mismo si hablamos de los crímenes cometidos por los Fatuis, incluyendo los de Tartaglia como uno de sus miembros principales, la moralidad gris era predominante en ella hasta cierto punto.

Al verla afligida, Paimon se acercó flotando y puso una manita reconfortante en el hombro de Lumine.

—Recuerda, Lumine, no estás sola en esto. Te apoyaré sin importar qué decisión tomes. Solo sigue tu corazón y confía en ti misma.

Muy rara vez Paimon le llamaba por su nombre, ella lo atribuyó a la costumbre, aun así, no puede evitar sentirse consolada por ella.

En el proceso, la determinación de Lumine se fortaleció mientras miraba a los orbes de Paimon. Era consciente que su travesía estaba lejos de terminar y que aún había muchos desafíos y revelaciones por delante. No obstante, también sabía que no podía negar los sentimientos que se agitaban en su núcleo.

—Gracias, Paimon—dijo Lumine, intrépida —. No importa lo que nos depare el futuro, lo enfrentaré con valentía y tomaré decisiones que sean fieles a mí misma.

Dedicándole una mirada rebosante de renovados bríos a su fiel compañera Paimon, Lumine prosiguió su andar, decidida a afrontar con entereza, cada reto que se cruzara en su camino de viajera y cuarta descendida, pues, en el fuero más íntimo de su ser, albergaba el sueño de hallar, tarde o temprano, el sendero que le permitiese conciliar por fin, su inconmensurable amor por Ajax. Mientras tanto, ella se aferraría a esa frágil llama de esperanza, equilibrando con destreza su corazón y su deber en un delicado balance.

Ignorante a los designios del destino, un valeroso heraldo también asumió la misma decisión, augurando que, al final de la vereda, las respuestas a su acuciante dilema se revelarían como un enlace compartido, tejido por los hilos invisibles de las estrellas falsas de Teyvat.

Sumary: Lumine era como el sol, radiante, deslumbrante, pero sobre todo mortal, y en cada universo, Tartaglia lo sabía, haciendo inevitable que él se sintiera atraído hacia al peligro desconocido que ella desprendía, a la vez que, con su luz incandescente, iluminaba la oscuridad que engullía su anegado corazón.

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Soy una amante del Lore y el de Nobile me encanta, por eso no pude evitar mencionarlo para condensar mi idea de un caso hipotético del cómo se enamoró de nuestra bella Lumine uwu

Lamento que no usé "Childe" sé que es su nombre más conocido, incluso el ship es con ese, pero prefiero el "Nobile" , ya que le pega mejor en mi humilde opinión (?

Querida Yanny, gracias por ser mi waifu (? y que fangilees tanto conmigo, te quiero demasiado y cualquier cosa que te escriba, jamás compensará lo mucho que adoro pasar tiempo contigo QuQ

#Nohomo (?

Sé que no te dieron el día libre en tu trabajo chupa vida, pero al menos ojalá esto te haya alegrado tu día cansado uwu

Y a los demás lectores, como dije, esto será una serie de One-Shots, serán tanto del canon, o AU acompañados de What if o Semi-AU, actualmente ando enviciada con NieR:Replincat ver 1.2..., por lo que, no puedo prometer cuando vuelva a actualizar, lo que si, esto no será lo último que suba de ellos~

Sin nada más que decir, espero que les haya gustado, no olviden dejar un comentario, alimentan mi pobre alma en desgracia~

Y nos vemos en el próximo escrito!

Sayonara~

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