² beya ★ fred weasley

By Merodeadora05

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❪ 𝗦𝗮𝗴𝗮 𝗕𝗲𝘀𝘁 𝗙𝗿𝗶𝗲𝗻𝗱𝘀, book two . . . ❫ 𝟬𝟬𝟮 ┊ BEYA ៚𖤜 ★ 𝗙red 𝗪easle... More

💔 . . . BEYA !
❱ act one, megan's notes . . . !
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❱ act two, megan's revenge . . . !
i. fred weasley
ii. mixed feelings
iii. bad vacation?
iv. order of the phoenix
v. between jokes and tunics
vii. locked in a closet
viii. unexpected news
ix. gifts and disappointments
x. the escape of the weasley twins
xi. bad mood and exams? a lousy combination
xii. department of mysteries
❱ agradecimientos . . . !
❱ extra uno . . . !

vi. broken hearts

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By Merodeadora05

capitulo seis
"corazones rotos"

Las cosas se habían puesto diferentes desde aquella noche en la que Megan tuvo intimidad con Fred, y aún más por parte de él.

Toda la siguiente semana el pelirrojo se la pasó recordándole en pequeña susurros lo bien que se la habían pasado y que le gustaría repetirlo, y para mala suerte de ella, eso hacía que se pudiera colorada y extremadamente nerviosa, por lo que se dedicaba a voltearse y hacer como si nada.

El sábado, una semana después de lo sucedido, habría enfrentamiento entre Hufflepuff y Gryffindor, provocando que también a lo largo de la semana Fred estuviera diciendo que los iban a aplastar. Siempre apoyaba a los leones excepto cuando iban con ellos, así que solo esperaba que Ron tuviera una mala racha y así ella poder ganar. Un día antes Megan iba en dirección a su Sala Común con el grupo de Hufflepuff ya que habían sido los últimos en reservar el campo antes del partido, y debido a que estaba muy cansada por el duro entrenamiento que les había hecho tener Smith, iba arrastrando los pies y con la escoba casi el el suelo.

Podría ir a comer algo, pensó cuando escuchó a su estómago hacer ruidos extraños. Sí había cenado, pero todo eso se había ido de su organismo y solo quería devorar lo que fuera para tener fuerzas y dormir tranquilamente.

Se despidió con la mano de sus compañeros de equipo y siguió recto hacia las Cocinas, en donde le hizo cosquillas a la pera y entró. Había un par de elfos yendo de aquí para allá, y uno se le acercó ofreciéndole comida a lo que ella no rechisto. Se fue a sentar a una banca y cuando le fueron a dejar su comida  comenzó a comer con tranquilidad, y ésta se esfumó cuando escuchó que alguien más abría la puerta y aun más, cuando vió quién era la persona que estaba entrando.

—Tenemos tanta suerte de toparnos en los mismos lugares que deberíamos estar todo el día juntos mejor, así no serán coincidencias —dijo Fred con una gran sonrisa y sentándose a su lado; tomó una tostada que se encontraba en su plato y le dio un mordisco—. «¿Gómo 'stuvo el engrenamiengo?»

Megan hizo una mueca por los rastros de tostada que habían terminado en su rostro y nada discreta, se corrió un par de centímetros de él y siguió comiendo.

—Muy cansado. Solo quiero cenar e ir a dormir, ¿es mucho pedir? —inquirió con una ceja alzada, para después a su zumo de calabaza.

El pelirrojo sonrió por su respuesta y se volvió a acercar a ella, y a la vez Megan volvía a alejarse.

—La verdad sí —se burló y siguió comiendo de la tostada que tenía en su mano, pero al menos en esa ocasión no hablo con la boca llena—. Nosotros entrenamos hace rato y créeme que termine muy cansado, cené pero es como si la comida se hubiera ido por otro lugar y sigo teniendo hambre, ¿te ha pasado?

—Justamente ahorita eso me sucedió.

—¡Qué coincidencia! —exclamó con emoción, abrazándola por los hombros y acercándola a él—. Te digo que estamos destinados. ¿Smith fue muy duro con ustedes?

Y aunque en realidad se sentía muy cansada para platicar con alguien, sabía que por más que intentará alejarse de él en ese momento le sería imposible debido a lo insistente que era, así que comenzó a contarle un poco su entrenamiento, sin hablar de más y decir los ases que tenían debajo de la manga para el partido en contra de ellos. Porque conociéndolo, seguramente querría intentar tener otro beneficio de ella misma.

Días después, el partido no fue para nada lo que esperó. Éste fue corto, demasiado incluso que los Gryffindor no tuvieron que seguir soportando vergüenzas con la mal actuación que estaban teniendo. Ron había fallado demasiados tantos que perdió la cuenta desde la décima, Sloper no había logrado darle a la bludger y golpeó a Angelina en la boca con el bate, Kirke había montado un espectáculo en donde se puso a chillar y cayó de espaldas de su escoba y Smith salió zumbando hacía él con la quaffle. Ginny Weasley había logrado capturar la snitch (que había estado en las narices de Summerby) pero no tenían los suficientes puntos para ganar por lo que Hufflepuff se llevó la victoria por diez puntos.

¡Eran unos imbéciles!, pensó Megan cuando Madame Hooch sonó el silbato indicando que el partido había terminado. Habían estado entrenando demasiado para ese partido, y aunque ganaron, lo habían echado todo a perder. ¿Creen acaso que a Megan Jones le hacía sentir mejor ganar, aún cuando su equipo actuó como un inútil en conjunto? ¡Por supuesto que no! Por lo que cuando puso el suelo firme del campo tiró su escoba y salió furiosa de ahí.

Sentía que en cualquier momento estallaría y provocaría que todo se fuera a la mierda, lo sabía. A veces si actitud explosiva salía a la luz cuando en verdad la provocaban, y en un momento así lo único que quería era desaparecer. Cuando llegó a la carpa se quitó su uniforme y se metió a la dicha de chicas que había ahí, lamentándose de su horrible equipo.

—Meg, ¿estás ahí? —La voz de Wayne hizo aparición en el lugar. Aunque ella no respondió, el sonido que provocaba el agua cayendo al suelo le dio su respuesta—. Oye, vine antes de que tu príncipe rojo viniera a buscarte.

El apodo más reciente de Fred era «príncipe rojo», lo que le causaba demasiada gracia.

—Qué imbécil eres —se burló.

—Pero este imbécil es tu mejor amigo —le recordó con un tono demasiado burlista, provocando que ella rodara los ojos a pesar de que él no la veía—. Anda, sal de ahí. Vayamos a molestar a Kevin si eso te hace sentir mejor.

—Uy, mierda, ¿cómo supiste que eso quería hacer?

Escuchó la risa de su mejor amigo. Megan terminó de ducharse y se cambió rápidamente, saliendo y viéndolo ahí con su escoba (que había tirado y ni se preocupo en volver por ella) para después acercarse y darle un abrazo. Wayne nunca demostraba afecto con ella, pero sentía que lo necesitaba, así que le correspondió y enterró su cabeza en su pecho.

—Son unos idiotas, los detesto —confesó en murmuros. El castaño asentía dándole la razón.

—Son pésimos jugando, pero tú eres un as y eso debería ser suficiente. El equipo de Hufflepuff brilla gracias a ti.

—Solo porque Cedric murió —admitió por primera vez en voz alta. Recordaba todo perfectamente, y sabía que el único motivo por el cual el equipo y los de su casa ahora le prestaban atención era porque el jugador estrella había muerto, tomándola como segunda opción. En realidad, ella prefería serlo, que tener atención de unos hipócritas. No todos los Hufflepuff eran buenos como decían, y lamentablemente le habían tocado los peores en conocer.

Wayne tomó de nuevo su escoba y sus cosas, para llevarla con cuidado a la Sala Común de Hufflepuff. Lo único que quería en ese momento era descansar, y agradeció que su mejor amigo hubiera ido por ella infinitamente.

Después, los pocos días pasaron y el lunes en el desayuno vió como le llegó a Harry un montón de correo.

—¿Y ahora por qué tan solicitado Harry? —le preguntó Megan a la par que tomaba jugo, y esperaba la respuesta de la castaña junto a Wayne, que también la veía con curiosidad.

Layla es contó en pocas palabras lo que había sucedido, en que en El Quisquilloso habían hecho una entrevista dirigida hacía Harry y hecha por Rita Skeeter, y ambos se mostraron muy interesados y también su apoyo hacia él. Estaba de más decir que si la familia de Wayne lo veía haciendo un complot contra Umbridge y apoyando a Harry lo echarían de la casa (algo que presentía que pasaría tarde que temprano).

—Oh, oh —intervino el chico la plática que comenzaban a tener sus mejores amigas, y señaló hacia la mesa de Gryffindor—, al parecer Umbridge no está tan contenta de eso.

Vio detenidamente como el sapo rosa le arrebataba a Harry El Quisquilloso y, después de seguramente castigarlo o bajarle puntos, se alejó furiosa de ahí hacia afuera del Gran Comedor. Lo más gracioso sin duda fue cuando a media mañana aparecieron colgados enormes letreros por todo el colegio, no sólo en los tablones de anuncios, sino también en los pasillos y en las aulas, el nuevo mandato de "La suma inquisidora", que prohibía estrictamente la posesión de la revista, y en caso de no acatar la orden ser expulsado.

Megan se encontraba en la Torre de Astronomía admirando la vista en solitario. Cuando sus mejores amigos se encontraban en otros lugares lo mejor que podía hacer era disfrutar su soledad en la mejor vista del Castillo. La barandilla podía parecer un lugar bueno para lanzarse sin pensar, y en realidad no supo por qué apareció ese pensamiento en su mente así que lo alejó rápido.

Lo que si no esperó fue que una lechuza se acercaba hacia su dirección poco a poco, y Megan creyó que seguro era para otra persona y meramente era casualidad. Solo que cuando llegó y se posicionó frente suyo, fue que se percató de la realidad.

Se trataba de una carta escrita por su madrastra.

Ya se había demorado demasiado, en realidad. Tragó en seco, recogiendo la carta en sus manos y agradeciéndole con la cabeza a la lechuza. Le comenzaron a temblar las manos inconscientemente y cuando la estaba abriendo se encontraba a ella misma arrepintiéndose rápido, pero tenía que seguir.

Megan.

Estuve conteniéndome estos meses para enviarte la carta, así que ya imaginas que vengo a decirte.

No puedo creer que hayas abandonado esta casa, tu casa, la que tú padre compró con mucho sacrificio y te importara nada su significado. Eres una malagradecida por no estar conforme con que te dejara vivir en MI casa junto a mis hijas, porque si hubiera sido otra persona te habría echado desde el inicio.

Dime ¿ahora qué te queda de tu padre? ¡Nada! Gracias por irte y no verme en la necesidad de correrte, que ya no te soportabamos en casa. Eres tan molesta como un dolor en el culo y no quiero volver a verte nunca más.

Ni se te ocurra volver para las vacaciones de verano o las de navidad. Mejor dicho: nunca más pises esta casa.

Hasta nunca,

Sissia.

—Maldita hija de… —

¿Acaso creía que había sido fácil para ella abandonar su hogar por quince largos años? ¿Que no le importaba nada? Había estado esos últimos meses pensando, sufriendo y culpándose en silencio por ello, pero también había sucedido algo más. Gracias a haber abandonado aquella casa se dio cuenta de que su papá había sido un excelente hombre, que tenía amigos que la procuraban, amigos incluso de él primero, y que algo material como una casa no era importante. Megan se había llevado lo más importante y lo más valioso de su papá: ella misma.

Todos le decían que lo que más amaba Jackson Jones era a su pequeña hija, y nada ni nadie podría contra eso. Menos una casa.

Arrugó la carta y tras haberla hecho bolita comenzó a romperla en pedazos. Uno tras otro, para después lanzarlos por la barandilla con la espera de que estos desaparecieran para siempre y la olvidaran. Megan ya no quería saber nada más de esa asquerosa familia que había corrompido su hogar de una forma terrible, y era más que nada por eso que ya no sentía que ese lugar era donde debía quedarse… ya se había llevado todos los bellos recuerdos en su mente y corazón. No le hacía falta nada más.

Se puso a sollozar. No supo por qué, ya que en su corazón ni siquiera estaba ese sentimiento de vacío que pensó que tendría cuando llegara esa tan esperada carta. Sin embargo, las lágrimas salían de sus ojos sin pensarlo dos veces y ella no pudo detenerlas, por lo que bajaban por todo su rostro y llegaban al suelo, acompañadas de más sollozos.

Lo peor de todo era que no podía contarles a sus mejores amigos. Layla y Wayne no tenían idea de que se había escapado, ni de que había estado la mitad de sus vacaciones en otro lugar en donde le habían pedido que no contara nada sobre ellos. Es decir: estaba sola. Tendría que cargar con ese sentimiento de frustración y tristeza ella sola, y tal vez ese era el motivo de que aquellos la hubieran abandonado, para no hacerla sentir peor de lo que ya se sentía desde que vio la carta en primera instancia.

¿Y ahora qué haría?

Le había prometido a los de la Orden que cuando recibiera noticias de Sissia les diría para que pudieran acoplarle mejor la habitación para las siguientes vacaciones. Solo que le daba tanta vergüenza tener que escribirle una carta al profesor Lupin contándole todo. No se sentía tan valiente en esos momentos, no como siempre solía estarlo.

Tratando de no tropezarse, Megan se levantó del suelo donde se había hecho bolita mientras lloraba. Ni siquiera sabría a dónde iría, pero conforme avanzaba a pasos lentos y silenciosos por todo el Castillo, inconscientemente se dirigió al lugar donde sabía que podría encontrarlo.

¿Por qué siempre que se sentía así de mal recurría a él? Era como si estuvieran atados de alguna forma, y Megan no estaba segura de sí quería continuar así. Se encontraba molesta consigo misma por ser tan débil, y a pesar de que la mayor parte del tiempo se la pasaba ignorándolo a toda costa sabía que era la única persona con la que quería estar.

No sabía la contraseña así que se sentó en la parte de afuera y esperó. Tenía la esperanza de que llegara pronto, porque no quería tener que estar ahí hasta que un prefecto, premio anual o un profesor la encontrará y castigara.

—Fred, eres un bobo…

Esa era la voz de una mujer. Y sabía de quién se trataba.

—¡Vamos, Angelina! No seas aguafiestas.

Se le formó un nudo en la garganta al ver a la lejanía a Fred con Angelina, y aunque no venían besándose o agarrados de la mano, si estaban jugueteando uno con el otro como unos niños. Sintió su corazón romperse en muchos pedazos y no tuvo la rapidez para abandonar el lugar, sino que cuando ellos llegaron, Megan aún seguís ahí mirándolos inexpresiva.

—Meg… —susurró Fred

Intentó acercarse rápidamente, pero ella negó con la cabeza y lo detuvo con la mano.

—Pueden seguir con lo que estaban —dijo en voz baja, evidentemente con el corazón roto. Sentía que en cualquier momento volvería a soltarse a llorar, por lo que se dio la vuelta. Una mano la agarró de la suya y por instinto Megan le dio una cachetada, murmurando—: No vuelvas a acercarte a mi.

—Pero, Meg… —intentó explicar Fred con desesperación. Megan se daba cuenta de ello, solo que tenía tantas cosas encima que no quería tener que lidiar con otra más.

—Solo vete —rogó con la voz comenzando a quebrarse. Lo peor es que él se daba cuenta de cómo se encontraba, porque sus ojos siempre la delataban.

—Déjame explicarte… —intentó por última vez, y también tratando de atraerla hacia él.

—¡Te dije que me sueltes! —el grito de Megan resonó por todo el pasillo, en el que únicamente se encontraba Angelina a un par de metros presenciando todo—. Déjame sola, Weasley.

Megan salió corriendo de ahí sin esperarlo. Quería que la siguiera, claro, pero sentía que en un momento así era mejor estar sola que mal acompañada. Solo pudo oír a Angelina decir: «déjala, Fred, vayamos adentro». No había escuchado contestación del pelirrojo, y no la necesitaba.

No sabía a dónde ir sin que alguien la viera, y más por la hora. No tuvo más opción que regresar a la Torre de Astronomía, esperando que por fin ahí pudieran dejarla en paz para llorar. No podía creer que creyó que él la ayudaría en esos momentos, cuando estaba con otra chica… y peor, era la misma de siempre.

Fred Weasley era un idiota.

Por su parte, Fred no sabía qué hacer. Había llegado a su habitación desesperado, arrepentido por no haber intentado seguirla y dejado ir. Por su rostro se había percatado que algo le había sucedido a Megan, y si había acudido a él teniendo a más personas con ella era porque había sido algo que solo él podía arreglar. Se sentía inútil. También… ella nunca lo había llamado por su apellido, ni siquiera cuando recién se conocían; lo había sentido como un golpe duro.

George lo veía caminar de un lado a otro sin comprender nada. Su gemelo desde que llegó a la habitación no había pronunciado palabra más que puros susurros y todas eran groserías, así que suponía que algo iba mal. Pero cada que intentaba hablar veía su rostro y se arrepentía.

—Oye… —por fin habló, levantándose de su cama y yendo hacia él—. ¿Qué te sucede? ¿Todo bien?

—¡¿Cómo va a estar todo bien, George?! —gritó, evidentemente molesto.

—Explícame qué sucedió y tal vez pueda…

—Es que soy un imbécil —habló, dejando anonadado a George; en cualquier momento bromearía y diría que más que eso, solo que sabía que no debía hacerlo al verse tan mal. Lo dejó continuar—: Meg… vino a buscarme. Y yo de estúpido, recién regresaba de haber ayudado a Angelina con un encantamiento. Nos vio y seguro malinterpreto todo…

—¿Intentaste explicarle lo que sucedía? —trató de razonar, pero Fred no parecía querer hacerlo y solo asintió con la cabeza.

—Sí, solo que se veía diferente. Creo que algo más le había sucedido, sino no hubiera acudido a mí. Seguro se sentía muy mal y la hice sentir peor…

—¿Quieres arreglar las cosas con ella?

—Por supuesto —hasta pareció molesto con la pregunta—. Sé que fui el peor con ella el año anterior, y me arrepiento demasiado. Pero te juro que ya no soy así, la quiero…

—¡Entonces no seas más un imbécil y ve a buscarla!

—Pero ¿cómo sabré dónde está? —se cuestionó.

George quiso golpearlo en la frente, solo que se abstuvo. Fue entonces que le dijo que fuera a buscar a Harry para que le prestará poco tiempo el Mapa del Merodador y encontrarla rápido. Fred se sintió tan tonto al darse cuenta que era cierto, así que tras buscar a Harry en su habitación y encontrarlo (por suerte) fue que obtuvo prestado en Mapa y al verlo fue que visualizo a Megan en la Torre de Astronomía.

Tengo que actuar rápido, pensaba mientras subía las escaleras para entrar en donde se encontraba. Segundos antes de entrar soltó un suspiro pesado que llevaba cargando desde que comenzó a caminar, para entonces adentrarse y ver a Megan en el suelo, con la cabeza recargada en la pared y viendo hacia la vista. Algo dentro del corazón de Fred se rompió, y nuevamente se sintió fatal por lo que hizo.

Solo que Fred no era especialmente silencioso, por lo que Megan sabía de su llegada desde que estaba subiendo las escaleras. Así que cuando sus pasos se aproximaban más a ella fue que habló:

—¿No te dije que me dejaras sola?

—¿No te he dicho yo que no te haré caso a tus peticiones tontas? —respondió con otra pregunta el pelirrojo, sentándose a su lado. Pero no la miró, sino que también observaba la vista. Megan se rio en voz baja entre mocos, ya que apenas estaba limpiándose de todo lo que había llorado hacía apenas unos minutos antes—. Meg… lo de hace rato…

—No tienes que darme explicaciones —volvió a interrumpirlo. Vio de reojo como él asentía, y cuando iba a hablar volvió a hacerlo ella primero—: No te pediré explicaciones porque no somos nada para eso. Tu puedes hacer lo que quieras.

Si Megan creía que eso haría sentir mejor a Fred, se había equivocado, porque fue todo lo contrario. Se sintió mal recordando y analizando sus palabras: no eran nada. Y todo por su maldita culpa de no haberse dado cuenta que lo del curso anterior no fue una niñeria, sino que ella en verdad se estaba enamorando de él. Tal vez si se hubiera percatado de eso le habría puesto un alto al respecto, o simplemente tomado una decisión de si en verdad quería una relación con ella. Al menos así no le hubiera roto el corazón y no estarían en esos momentos así.

Porque en ese momento Fred Weasley se encontraba terriblemente enamorado de Megan Jones después de haberle roto el corazón. Ella se había encargado de conquistarlo de una forma diferente y lo logró. Solo que cuando había triunfado en su cometido fue que le dijo que no quería nada serio y por el contrario de lo que creyó Fred, ahora era Megan la que se encontraba jugando con Fred como él un año antes. El karma existía, y de eso se había dado cuenta a las malas.

Y aunque su historia no fuera precisamente la más consistente ni perfecta, él sentía que la quería en verdad. Por eso se arrepentía tanto de sus acciones y trataba de reparar todo el daño que había en el corazón de ella.

El silencio se había hecho presente entre ambos, y Megan fue entonces que se dispuso a levantarse de ahí. No tenía caso hablar con alguien que no parecía estar presente. Fred al darse cuenta la sujetó de la mano y provocó que cayera al suelo, precisamente en sus piernas.

—Perdón por todo —fue lo que dijo, con un nudo en la garganta. Pero verla ahí, con la mirada perdida y evidentemente rota, era lo que le impulsaba a no dejarla ir así sin más—. Fui un idiota, lo sé. Todo lo que me ha pasado me lo merezco… Solo, créeme cuando te digo que te amo y que esta vez es en verdad. Por favor.

—¿Crees que es fácil creerle a alguien que ya jugó contigo una vez? —contraatacó Megan con molestia, pero sin ignorar que su corazón comenzaba a latir rápidamente por sus palabras—. ¿Quién me asegura que no volverás a hacerlo?

—Lo haré con acciones.

Aunque Megan estaba lista para seguir peleando, lo que dijo la sorprendió. Era justo lo que planeaba decir, así que abrió la boca balbuceando un poco y tratando de encontrar las palabras, pero Fred se le adelantó:

—No necesitas decir nada, yo me encargaré de eso. Lo prometo —debido a la fuerza que poseía él, la levantó y con cuidado la acomodó mejor encima de sus piernas. Por primera vez compartían un espacio tan íntimo en un momento que no fuera sexual, y eso la hizo sentir mejor aunque no lo demostró, simplemente se dedicó en asentir con la cabeza—. Ahora sí… ¿me contarias que fue lo que sucedió?

Claro, había olvidado que iba para eso. Megan dudó un par de segundos en hacerlo, porque quería tratar de olvidarlo. Sissia no merecía lágrimas, ya no más.

Le contó brevemente lo que decía la carta. Cuando Fred expresó que le gustaría leerla por él mismo Megan se rio para entonces decirle que la había hecho pedacitos y tirado por la Torre de Astronomía. Ambos volvieron a reír entonces.

—Si gustas puedo escribirle yo una carta a mi mamá contándole lo que sucedió, y ya ella puede informarles. Estoy seguro que no les molestará tenerte en vacaciones ahí, Meg, ellos te dijeron que si esto sucedía tenías las puertas de su casa abiertas —le sonrió, pasando sus dedos por su mejilla con cariño, y después sus ojos brillaron antes de hablar de nuevo—: O… puedes quedarte en mi casa.

—Me gusta más con Remus y Canuto —agregó rápido al escuchar su propuesta. Fred hizo un puchero—. Además, tu mamá no dejará que estés cerca de mi. ¿Crees que ella es tonta o algo? Siempre se da cuenta…

—Es el sexto sentido de una madre, estoy seguro —levantó un dedo para confirmarlo.

—Me hubiera gustado conocerlo —murmuró de pronto con nostalgia. Tenía vagos recuerdos de su mamá, pero sabía que había sido una persona increíble. Sus ojos se empañaron—. Los extraño mucho, Fred…

—Ellos te extrañan también, Meg —limpió una lágrima que bajó por su mejilla entonces—. Te aman mucho y te cuidan desde donde estén, estoy seguro. Aún así, no te preocupes por eso, yo les pedí desde aquí que nos cuidarán y a cambio les dije que yo te cuidaría aún más —guiñó un ojo.

La tristeza que la había abundado de repente se fue y comenzó a reír. Por algo se había enamorado de Fred Weasley: siempre la hacía reír en los mejores momentos.

—Tienes razón, ellos me cuidan y me aman. No debo causarles preocupaciones desde aquí.

—¿Lo ves? Siempre le atino a la mejor opción.

Megan le dio un golpe con su mano en su hombro riendo.

Para ese momento ya se había hecho de noche y no se habían percatado. Solo que ella no quería irse porque a esa hora había una mejor vista, debía regresar a su Sala Común o podrían castigarlos… aunque, pensándolo bien, nunca les han importado los castigos.

—¿Entonces cómo quedaremos?

Reaccionó tarde, pero comprendió a lo que se refería. Megan hizo un mohín en los labios y enterró su cabeza en su pecho.

—No lo sé —murmuró desde ahí. Fred sonrió.

—Entonces te lo diré yo, ¿sí? Seguiremos como siempre, pero ahora nada de estupideces de mi lado. Prometo cumplir mi promesa de que veas que esto va en serio —ella no respondió.

Megan esperaba que así fuera.



espero les haya gustado y a las pocas personitas que recuerdan este fanfic les pido por favor que VOTEN y comenten si les gustó el capítulo que tarde un año en hacer, muakkk los quiero

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