—Pueden quedárselo, no quiero criar animales. Me bastó con Luka.
La señora escorpio reaccionó encantada a la idea de Honne de adoptar el gato, siquiera sabía que le gustaban los animales hasta ese momento, estaba segura de que solo lo hizo por llevarme la contra, ya que ese monstruo me atacó.
Ella no lo sabía, pero me apropié del 50% de su gato.
Rodé los ojos, volví al patio donde los hermanos estaban sentados frente al otro sin comunicarse, me quedé en el umbral de la puerta. En el lapso que estuve allí comprobé que, en definitiva, no se hablaban.
Creía que podía sentir las energías de los lugares, personas y situaciones, en ese caso, aquella era oscura, en extremo densa-
—Kalum. —llamó Luka.
—Deja de intentar arreglar las cosas, ya sabes lo que pienso.
Me escondí detrás de una gran maceta a escuchar el bardo, Honne llegó unos instantes después. Nada corta ni perezosa lo captó al segundo, sujetó su demonio con fuerza y se puso en cuclillas al lado mío, me sorprendió ver que se hizo pequeña, además de ser igual de chismosa que yo.
—Mamá me echó —Luka se encogió de hombros—. piensa lo que quieras, era menor y no tuve opción.
Su hermano se tensó, aunque hizo lo posible por disimularlo la próxima vez que hicieran contacto visual. De lejos sin poder ver bien se notaba el parecido, no solo físico sino entre sus voces, sus gestos.
—¡Podías haberte quedado, pero me dejaste! —reclamó en Kalum en voz alta.
—Lo siento.
—Me dejaste solo en casa con ese ser y te fuiste con un señor que vendía chipa a quien sabe dónde.
Tardó en responder, se giró hacia atrás.
—Shhhs, escucho respiraciones.
Era imposible salir de nuestro escondite a esas alturas, quedaríamos mal por haber irrumpido en su privacidad. Por fortuna, la puerta de al lado se abrió, dejaron de prestarnos atención cuando su progenitora salió.
Ella traía comida en sus manos, desde que llegamos fue lo único que nos dio. Tenía un carácter complicado, pese a hablarle por unos minutos es fácil darse cuenta, no trataba con igualdad a nadie e incluso la pillé mirándonos raro, pero quizás alimentar era su forma de demostrar cariño.
—¿Será chef? —preguntó Honne en un susurro.
—Es probable —musité— aunque creo que es su lenguaje de amor, la forma en que lo expresa o pide.
—¿Cuál es el tuyo?
—Los regalos.
—¡¿Y a mí me críticas por materialista?! —dijo entre risas, elevó su tono y yo me asusté por si nos pudieran escuchar.
—No es lo que crees, son los detalles —negué con la cabeza—. soy feliz si me dan media flor, una piedrita o una pluma con tal de que hayan pensado en mí.
—Pff, qué cursi.
—¿Cuál es el tuyo?
—Contacto físico supongo.
—Ja, pensé que dirías dinero.
—Mar, cualquiera te puede dar dinero, pero el dinero no puede hacerlo todo —chasqueó la lengua.
En el instante que terminó su frase, retiró su mano de mi muslo, como algo de lo cual no hubiera sido siquiera consciente hasta ese momento. El gato se escapó de sus manos, fue la señal, salimos a hurtadillas.
Pusieron música de fondo, era probable que fuera por tapar el silencio incómodo mientras comían, esa distracción fue perfecta para que nosotras entramos actuando de seres humanos normales, no la reencarnación de super espías.
***
Ir a México no fue un viaje paradisíaco o un descanso al menos, fui a trabajar y eso estaba sufriendo cuando en lugar de relajarme me obligaron a ir a la playa a grabar un video. Sacamos dos sencillos de los cuales uno se hizo viral, según Vero las oportunidades no se desaprovechan, por ello el apuro ya que nos dio solo dos días de tiempo.
¿Me estaban explotando? sí, pero daba igual porque con el dinero que fui ahorrando, calculé que en unos meses juntaba lo suficiente para huir a un campo de Europa y vivir mi vida de hada del bosque.
Obligaron a Honne a participar por la canción ser de amor, quien de mala gana dejó su gato y aceptó, con la condición de que le compre un helado. A ratos me preocupaba qué pasaría al acabar el contrato, esos videos románticos serían con "Mi ex".
Estábamos peleadas, en especial porque quise meditar unas horas antes para vibrar alto y se negó.
—Te dejé la ropa en el vestuario, de ser posible no tardes mucho ya que la maquillista está por irse —indicó Luka—. voy a estar en la costa, apresúrate.
Tenía la mente en el video, una de las ventajas es que la canción la hice en inglés por lo que la mayoría no iba entender al instante, ¿la desventaja? trataba de pensar que las mujeres son tan lindas que me ponen caliente.
En mi defensa, era de las tonterías que pensaba en mi época de adolescente reprimida, nunca me imaginé que millones de personas disfrutaran de mis pensamientos íntimos de madrugada.
Vi su silueta, sus curvas envueltas en un ajustado vestido rosa, se tuvo que poner alas a forma de combinar con la estética del video y verla tan tierna me daba risa, comparado a su estilo habitual parecía vestida de payaso.
—Hadita musical —llamó al verme entrar al sector que establecieron de vestuario—. llegas dos minutos tarde.
—Tuve un percance.
Me tropecé con un perro.
Buscó un objeto entre su cartera, me quité la blusa en lo que esperaba que hablara, al principio me sentía fuera de mi zona de confort, pero recordé que en su vida de modelo no tiene vestuarios privados.
Terminé de atar mi falda, apareció con una caja mediana en sus manos, me la ofreció sonriente.
—Para ti.
—¿Qué es esto?
—Perdón por burlarme de que quieras vibrar alto —desvió la mirada—. si eso te hace feliz está bien. No volveré a juzgarte.
Oh dios, ¿Será otro cristal?
Mi corazón comenzó a latir desesperado, era tan fácil de comprar con cualquier tontería que hubiera dentro, así que abrí la caja emocionada.
Se me borró la sonrisa al instante, abrí los ojos en grande, nerviosa. Volví a hacer contacto visual, la encontré aguantándose la risa.
Era literalmente un vibrador.
—¿Cuánto tiempo te llevó pensar esto? —indagué fastidiada.
—Un par de semanas, rogué cada día que menciones lo de vibrar alto —se remojó el labio—. es celeste y tiene brillitos, tienes que probarlo.
¡¿Qué tengo qué?! ¿Hasta dónde podía llegar la indecencia de esa mujer?
—Anda, no pongas esa cara, como si nunca hubieras visto uno en tu vida.
Bufé, el lado bueno era que me iba acostumbrando tanto a sus bromas que casi no me sonrojé. Iba a salir con la maquilladora, no obstante, mi representante se me adelantó, entró sin tocar la puerta por lo que la escena que encontró, fue cuanto menos inesperada.
—Mari tenemos que empezar a maquillarte en... —su vista bajó a mis manos—. la madre de cristo, disculpen las molestias.
—¡Ven Luka! —grité, pero ya se había esfumado.
Corrí fuera, aunque ya no quedó rastro de él. Dejé la caja en la mesa, controlando la hora ya que quedaban unos minutos antes de que empezáramos a grabar.
—Comediante, por tu culpa la maquilladora se va a ir. —le reclamé.
Serena y despreocupada, frunció el ceño. Recién me percaté de que ya estaba arreglada, se aproximó tranquila como si no me hubiera propuesto una cochinada hace un instante.
—En la agencia dan cursos básicos de maquillaje, déjame te ayudo.
Dudé, aunque por el tiempo, tampoco me quedaron opciones. Asentí en silencio.
Agarró la paleta de sombras del tocador, aún no terminó de cerrar su corsé por lo que a través del espejo podía ver su espalda, se curvó cuando se subió encima mío. Recliné mi silla, me dijo que mantuviera la cabeza hacia arriba y a ratos, la acomodaba con el suave toque de sus dedos.
La brocha se sintió en extremo suave, la mejor parte fue que cada vez que abría los ojos, me encontraba con los suyos. Con su cabello cayendo sobre su rostro mientras yo caía por su belleza.
Dijera lo que sea, llevábamos ya un rato conociéndonos, a esa altura la consideraba una amistad. Una buena amiga aunque le caiga mal.
La encontré viendo mi collar con atención el resto de la jornada, me preguntaba si era porque le hizo feliz saber que me gustó su regalo o buscaba hacer un chiste subido de tono sobre ello.
—¿Quieres otro?
Siempre me veía mucho el pecho, tal vez lo de su ateísmo era falso. Era imposible que no le interesaran los cristales, aunque sea un poco.
—Déjame adivinar, tus manos.
—Lo decía en serio, y no —suspiró— serían poco original. Iba a decir mis piernas.
—Te superas cada día, eres increíble.
—Gracias, lo hago para ti.
El recordatorio sonó, en camino al sitio marcado la vi leyendo comentarios, solía pasar de ellos pronto, sin embargo, les prestaba más atención a algunos, sabía que no eran buenos. Me enfadaba, había que estar muy obsesionado para encontrarle defectos a Honne.
Guardó el teléfono al sentir mi mirada encima, los encargados de grabar colocaron una manta blanca sobre la arena, nos sentamos allí mientras explicaban cómo actuar. Escuché que también esperamos que trajeran una botella de champagne.
En lo que hicieron planos cercanos de mi cara y mis ojos, una moto roja se detuvo al lado nuestro, un joven con castro que lleva un bolso cuadrado atrás, reconocí al repartidor de "Pedidos ahorita". Y por alguna razón, no me sorprendí al reconocer a Kalum debajo.
—Pero ¿Cuántos trabajos tienes? —preguntó Honne, riendo impactada.
—Los suficientes para comprar mis libros favoritos.
—¿Los de aliens? —indagó Luka—. no sabía que son caros.
—¡De super héroes de otra dimension! Me vas a hacer quedar como un depravado.
—Tienes que empezar a culpar a tu luna en sagitario, ya verás que se arregla.
Honne no pudo dejar de reír, tanto que uno de los trabajadores se tomó el tiempo de capturar su belleza al sonreír. La manera en la que se le enchinan los ojos, sus mejillas suben y su brillante sonrisa se roba el protagonismo.
Nos recostamos de vuelta, diez personas alrededor nuestro ayudaban a la escena, me preocupaba pasarme con a donde iba mi mano. O romper las alas falsas, aunque lo más jodido era tenerla tan cerca y fingir que era normal, porque las parejas no se ponen nerviosas con la otra.
—Necesitamos que digan un diálogo justo antes de la pista.
—Mar, no sé ingles —respondió Honne al segundo—. y me niego a pasar vergüenza, lo harás tú.
¿Qué me van a hacer decir? Mi familia ve mis videos. Ayuda, guías espirituales.
Leí lo que escribieron un par de veces, tragué aire antes de sentarme encima suyo por estar más cerca, apenas subí resbalé quedando mi pierna en medio de las suyas, la quité rápido para volver a la pose que nos indicaron. Ella me sujetó colocando una de sus manos en la parte baja de mi espalda y me acercó al ver que comenzaron el rodaje de vuelta. Solté las palabras.
—Love you forever, and ever. —murmuré contra sus labios.
Con buena suerte lo pronuncié bien, con mala invoqué al diablo.
—¡Perfecto! Corte, la escena del agua ahora, ¡Vamos que se mete el sol!
Todos corrieron menos nosotras, me aparté con cuidado y ella me ayudó a levantarme, aún sin soltar mi mano mientras el resto nos llamaba, le dio por aclararse una duda.
—¿Qué significaba eso?
—Qué eres tonta, a correr. —señalé el mar.
—Agh, me deberían pagar más por tenerme aquí.
—A mí por soportarte —la empujé, di un salto retrocediendo—. atrápame si puedes.
Hui esperando que me siguiera y lo hizo, lo próximo que sentí fue sus manos en mi cintura, luego arena en mi cara, pero estuvo bien. Fuimos muy felices esa noche.