Intocable ➳ DO'B©

By Anna-Mahone

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Rebeca Mendes es una chica que esconde muchas cosas detrás de una sonrisa y un "estoy bien". Siempre se muest... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19 Parte 1
Capítulo 19 Parte 2
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23 Parte 1
Capítulo 23 Parte 2
Capítulo 23 Parte 3
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39 Parte 1
Capítulo 39 Parte 2
Capítulo 39 Parte 3
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42 Parte 1
Capítulo 42 Parte 2
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45 Parte 1
Capítulo 45 Parte 2
Capítulo 45 Parte 3
Capítulo 46
Capítulo 47 Parte 1
Capítulo 47 Parte 2
Capítulo 48
Capítulo 49 Parte 1
Capítulo 49 Parte 2
Capítulo 49 Parte 3
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 51 Parte 2
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60 Parte 1
Capítulo 60 Parte 2
Capítulo 61 Parte 1
Capítulo 61 Parte 2
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66

Capítulo 52

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By Anna-Mahone

Rebeca

Al salir de la ducha y vestirme cómodamente, camine al espejo que estaba en el baño. Tenía un rasguño de 3 dedos en el cuello, una pequeña y muy apenas notable cortada arriba de la ceja, y en realidad lo que más me dolía era la cabeza por lo tanto que tiro Ashley de mi cabello, maldita rubia.

Me peine y salí para ir a la habitación de Dylan, me incómodo y alegro que él estuviera ahí. Pues todavía no sé si pensara lo mismo de mi al verme en estas condiciones, tal vez piense que soy una maldita bruja por tratar mal a mis amigas, o me tendrá lastima por mi situación ahora.

—Hola... —susurre sentándome a un lado de él en la cama. Se miraba tan pasivo, como normalmente seria.

—¿Te sientes bien? —preguntó con sus ojos castaños mirándome, sabía que estaba preocupado por mí y eso me halagaba...pero...

—Tampoco quiero que me tengas lastima—trate de sonreírle. No sé si esa petición que hice sonaba grosera o no, pero, al menos a mí, no me gusta que me tengan lastima.

Él guardo silencio por un par de minutos, tal vez pensaba en decir y que no, pero yo lo conocía y sabia cuando estaba preocupado por algo o por alguien, como ahora.

—Tenías razón—solté, pegando ambas rodillas al pecho—El mundo no es lo que yo esperaba.

Agache la mirada, no esperaba nada sinceramente, tal vez un "no digas eso" o un "Rebeca..." en desacuerdo de su parte. Pero no.

Me dio un escalofrío cuando sentí una de sus manos cubrir mi mejilla derecha y después como sus suaves labios besaban la otra mejilla con calidez.

Oh, Dylan.

—Piensa en otra cosa, ¿quieres? —susurro y pude sentir su aliento chocar con mi perfil. Tibio, pero fresco a la vez.

—Como en que... —me encogí de hombros y él se separó de mí para ver mis ojos. En su boca había una sonrisa media.

—Piensa en el futuro si eso te hace sentir mejor.

—No creo que ahora vea algo en mi futuro, y es peor sabiendo que tú y yo estaremos lejos. Quiero que mi madre regrese, pero si ella lo hace entonces nosotros nos separaremos.

—Nunca me pongas a mi sobre tu familia, Rebeca, menos sobre tu madre porque ella es quien te trajo al mundo.

Tenía razón, y no pude evitar sentirme mal por aquel pensamiento tan vago.

—No creo que tenga planes para el futuro ahora...

Él suspiro.

—Trata de pensar en algo.

—Mm...Lo único que se me viene a la mente ahora son mis amigas...bueno, mis ex-amigas...

—Puedes disculparte con ellas, Mendes.


—Pero es que... —negué con la cabeza—¿qué tal si no me perdonan?

—Sería entonces ya su problema, preocúpate por hacer tu parte. Al menos lo habrás intentado—me sonrió y yo no pude evitar hacerlo también.

Por un momento me quede mirándolo fijamente, quería saber por qué seguía estando a mi lado. Porque la razón me vuelve loca. Ni siquiera sé por qué...

—¿Por qué estás aquí conmigo?... —susurre después de unos minutos de silencio.

Dylan miro mis facciones por un momento, no me incomodo, más bien me dio curiosidad saber qué es lo que pasaba por su mente cuando hacia eso.

—Eres una persona importante para mí...como un ejemplo a seguir —sonreí un poco conmovida por el intento que hacía de ser romántico—y te amo...no puedo dejarte sola cuando estas en situaciones como esta. Tu no me dejaste a pesar de mi mal genio.

—¿Lo haces por compromiso? —mire mis dedos que se entrelazaban jugando. Se rio un poco.

—No estamos casados, Rebeca.

Rodé los ojos y le di un leve empujón. Sintiendo demasiadas sensaciones tibias dentro de mi cuerpo; sobre mi pecho sobre todo, con tan solo imaginar aquello. Algo en mí se encendía y mi corazón latía más de lo debido.

—Lo sé...pero... —me encogí de hombros—en los problemas difíciles...a veces es mejor estar sola.

—¿Te gusta estar sola?

—No... —Negué con la cabeza rápidamente, como si su pregunta me lastimara—a nadie le gusta.

—Entonces quédate conmigo.

No pude evitar elevar la vista para encontrarme con sus ojos, que estos estaban siendo iluminados por la luz del sol que entraba por la ventana. Se veían casi miel, y sus perfectas facciones se notaban más que nunca, tan perfectas, todo él se me figuraba aquella palabra. Él, era perfecto, todos él, sus cejas, sus hermosos ojos, su linda nariz y sus rosados labios lo eran igual; luciendo tan suaves.

Repentinas ganas me dieron de besarlo, ¿hace cuánto que no le daba un beso? Ni idea, pero eso quería ahora más que nada.

Tengo la esperanza de que solo él pudiera hacerme olvidar esto que me está pasando.

—¿Puedes besarme?... —pregunte demasiado tímida. Necesitaba pensar en otra cosa que no fuera mi vida. Y que mejor manera que la de concentrarme en él y yo.

No pensar en el mundo, si no en mi espacio.

Dylan pareció sorprenderse al principio, pero solo un poco. Se lamió los labio y empezó a acercase hasta que su mano ahueco mi mejilla, enviando un escalofrío realmente agradable a todo mi cuerpo.

Encontrarme con sus ojos fue como ir a otro mundo, fue como si no existiera nadie más que él dentro de mi cabeza. ¿Al fin había encontrado a aquella persona que era para mí?

A medida que su rostro se acercaba al mío, su mano iba viajando por detrás de mi nuca. Mis ojos se iban cerrando con los suyos. Sentir su aliento con el mío me lleno de intriga, quería saber cómo podía hacerse tan deseable ante mí.

Primero me torturo rozando su nariz con la mía, parecía que lo disfrutaba; hacerme sufrir era una de sus especialidades y lo hacía tan bien. Quise acercarme a su boca, quería terminar con mis ansias ya, pero él se separó unos milímetros antes de que mis labios impactaran con los suyos. Una sonrisa se escapó de su boca cuando me queje. Fue entonces cuando de un movimiento desesperado me tomo de las mejillas y me atrajo a él juntando nuestros labios.

Encajando perfectamente, nuestras bocas se movieron en un ritmo que solo él y yo sabíamos hacer, ese ritmo tentador y tierno. Su dulce lengua pidió permiso para entrar a mi cavidad bocal, no me negué en lo absoluto.

<<Carajo...>>

Me senté en su regazo con ambas piernas a su costado, me sorprendí por alguna parte por mis actos. Sabia como mi cuerpo reaccionaba cuando estaba con Dylan, pero esta vez era más, quería más, lo quería a él, todo él.

Cada beso se empezó a acelerar, y cada caricia también.

Las manos del castaño pasaron por debajo de mi blusa subiendo y bajando tan condenadamente bien. Me sentía caliente, mi cuerpo estaba más que presente.

Solté un gemido cuando los labios de Dylan viajaron a mi cuello e incluso rodé los ojos del maldito placer. Oh, Dylan. Baje mis manos sobre su pecho hasta el abdomen, y técnicamente él me ayudo a quitarle la playera que tenía. De nuevo pase mis manos por su pecho, sí que fue al gimnasio. Acaricie su espalda y todo lo que me permitía hasta ese momento.

—Te amo—canturreo en mi oído. Una boba sonrisa se escapó de mi boca cuando esas palabras salieron de él; el chico intocable parecía ser domado ya. Se sentía bien que me lo dijera. Me hacía viajar de aquí a otro mundo, concentrarme en lo que era él y yo. —¿Lo sabes, no?

Se separó un poco de mi para mirarme a los ojos. Acaricie sus mejillas y bese su frente.

—Claro que lo sé.

—Entonces comprenderás que no quiero hacer esto contigo....

Mis ojos se abrieron de par en par. Me dolió, eso dolió, ¿con quién quiere hacerlo entonces?... Auch. Definitivamente nunca podría darle lo que quiere de una chica, no era suficiente para él como yo creí que lo era.

Me separe de él.


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