ADVERTENCIA: Este capítulo peude tener escenas no deseadas, por lo que se puede llegar a sufrir ataque emocional. Se recomienda discreción.
PD. No me odien.
(Otelo, En los Juegos)
-Debimos avisarles que salíamos- se quejó Otelo mientras caminaban por el bosque.
-Lo siento- se disculpó Abril —No me vi capaz de despertar a tres niños que dormían dulcemente, además, les dejé un mensaje
-Un holograma de quinta no les va a tranquilizar- mencionó Marco —Cuando se despierten y vean que están solos seguro se asustarán
-No digan tonterías- les pidió Abril —Además, volveremos mucho antes de que despierten
Siguieron caminando.
Habían salido al bosque para buscar armas, estaban muy expuestos al solo tener un cuchillo, una navaja y unas cuantas flechas. Pasaron tres largas horas, en las cuales, por lo menos había encontrado una espada y otro cuchillo.
Como el sol ya se encontraba justo sobre ellos, decidieron regresar a la cueva, seguro que los niños ya habrían despertado. De repente, Otelo se detuvo, sintió algo extraño por las sombras, algo los acechaba, pero no había nada, paseó la mirada a su alrededor, nada.
-¿Sucede algo?- le preguntó Abril.
-Nada, pero será mejor que nos apresuremos, algo se aproxima a nosotros
Corrieron tan rápido como pudieron a la cueva y llegaron en tan solo unos minutos. Los tres pequeños ya estaban despiertos y jugaban en el lugar, sus risas se escuchaban incluso en la entrada.
-Bueno- dijo Marco antes de entrar —Debo afilar las armas, así como están no nos servirán mucho
Abril asintió y entró al lugar, posteriormente entró Otelo.
Los niños jugaban, por lo que ellos dos se pusieron a platicar, sentados en el suelo.
-Entonces...- comenzó a decir Abril abrazándose sus piernas -¿Miedo al futuro?
-¿Eh?- Otelo la miró —Sí- se sentó junto a ella —Por ejemplo, tengo miedo de que mi futuro termine en este lugar
-No lo creo
-¿Y tú?
-Miedo a la vida, realmente no creo poder seguir así mucho tiempo
-¿Y el fuego?
-Es otra historia- Abril desvió la vista a la llama encendida en medio del lugar, la cual alumbraba perfectamente —Me atrae, me gusta la forma en que se mueve y arrasa todo a su paso, pero tuve una experiencia fea con el fuego
-¿Quieres desahogarte?
-No sé...- Abril lo miró por un momento a los ojos.
Era tan parecido a Lancelot, pero al mismo tiempo tan diferente.
-¿Entonces?- preguntó él.
-Nada- dijo ella encogiéndose de hombros —Siempre que lo cuento digo lo mismo, muy resumido, sin dar explicaciones, a los tres años mi casa se incendió, yo me encontraba en mi habitación, mi padrastro me rescató, pero murió tras inhalar tanto humo, además de por algunas quemaduras graves
-Lo dices como si nada
-Es que ha pasado tanto tiempo, realmente no lo recuerdo, mi madre me lo contó, solo por esa razón puedo contarlo ahora, pero realmente ese recuerdo no está en mi mente
-Entonces la única prueba de que es real es tu miedo al fuego
-Sí, no le hubiera creído a mi madre de no ser por el miedo
***
(Umbra, dimensión de sombras)
-¡Umbra!- gritó Faleen corriendo a su amigo y dándole un gran abrazo en el momento —Me alegro tanto de verte, cada vez me visitas menos- se cruzó de brazos e hizo un puchero muy cómico.
-Lo siento, cada vez tengo menos tiempo, tú sabes, el trabajo y todo eso...- contestó él, notando una actitud diferente en su amiga.
-Lo entiendo- dijo ella —Quiero que veas esto- dijo ella mostrando un cuaderno a Umbra.
-¿Qué es?
-Un proyecto en el que trabajo, necesito algo que hacer
-¿Ropa?
-¡Es fabuloso! Divertido, entretenido, lindo...
-Te veo algo extraña...- Umbra la miró con detenimiento, sospechando lo que pasaba -¿Estás bien?
-Sí, perfecta
-Aja...
Él le devolvió el cuaderno y le dio la espalda, listo para marcharse, no sin antes comprobar su teoría.
-Lancelot- dijo él, acomodándose su abrigo y mirando discretamente a Faleen, quien revisaba sus dibujos una vez más.
-¿Quién?
-Nada
Ella se encogió de hombros y se volvió a su escritorio.
Umbra comenzó a marcharse, pero Faleen le impidió irse.
-¿Ya te vas?- preguntó ella.
-Tengo cosas que hacer
-Pero... acabas de llegar...- poco a poco se fue acercando a él, quedando a unos pequeños pasos -Y... este... casi no te veo...
Umbra se volteó y le sonrió tiernamente, mirándola como la dulce chica que era, se veía diferente, su actitud era diferente y la manera de sonreír y mirar era distinta, simplemente no era ella.
De un momento a otro, ella se acercó lo suficientes y poniéndose de puntitas le robó un beso a su amigo, quien por alguna razón lo correspondió.
-Faleen- dijo él, tomándola de los hombros y apartándola.
-Yo...- los ojos de Faleen comenzaron a volverse cristalinos —Siento que me falta algo, pero no sé qué es
-Está bien- él acarició su mejilla y juntó las frentes de ambos —Está bien, Faleen, estás olvidando, pronto no me recordarás a mí tampoco
Él volvió a besarla por un segundo y luego desapareció, como si nunca hubiese estado en ese lugar. Eran las ventajas de ser el representante de la dimensión de sombras, siempre puedes escapar usando magia.
Faleen simplemente se quedó quieta, buscando con la mirada a Umbra, teniendo un mal presentimiento con sus palabras, pues no quería olvidarlo. Por otra parte, ya sentía que había olvidado algo importante.
***
(El sueño de Abril)
-¿Una carrera?- preguntó una quimera desde la entrada de la habitación.
-¿Otra?- preguntó su amigo.
-Oye, hemos estado haciendo carreras toda la semana, sinceramente ya se vuelve aburrido- agregó una chica esfinge.
-¿Aburrido? ¿O acaso ya se cansaron de perder tantas veces?- preguntó la primera quimera.
-Lo siento- dijo una voz femenina desde la planta alta y bajando las escaleras —Pero no tienes autorización para estar en este lugar, así que largo
Sintiendo un fuerte viendo empujarlo, la primera quimera terminó fuera del lugar.
***
(Marco, En los Juegos)
-¡Abril!- gritó Marco a su oído, pero ella únicamente abrió los ojos lentamente -¿Ocurre algo?
-Nada, solo soñaba- contestó ella sentándose y frotándose uno de sus ojos.
-¿Te he dicho que tienes unos ojos hermosos?- preguntó él, acerándose más a ella para verlos.
-¿Dónde están los demás?- preguntó ella, alejándose un poco de Marco y mirando por todo el lugar.
-Los niños querían salir a pasear un momento, valla que son estúpidos, pero insistieron tanto que Otelo se los llevó, regresarán pronto
-Valla que todos ustedes son estúpidos- comentó Abril -¿Salir de la cueva solo por querer pasear? ¿Y todavía ustedes ceden?
-Tranquila, Otelo se comunica con las sombras, cualquier cosa, ellas son nuestras aliadas
-Fingiré que te creo
-Cambiando de tema, tienes unos ojos preciosos- dijo él acercándose más a ella.
-¡Aléjate! Me pones nerviosa
-Es tu culpa por ser tan linda
-¡Mundano!
-¡Cerda anoréxica!
-¡Sabes de libros!- exclamó Abril, esta vez con un brillo en los ojos y una sonrisa discreta.
-Sí, y esta es la parte donde tú sonríes más, yo me acerco, nos besamos, tú me confiesas tu amor, yo te propongo matrimonio y vivimos felices para siempre
-¿Qué libro has leído que termine con un "y vivieron felices para siempre"?
-Am... pues... Los cuentos infantiles
-¿Cuentos infantiles? Estás bromeando- él solo miró sonriendo —Está bien, vivieron felices para siempre ¿Pero quién dijo que juntos?
-¡Pero qué forma de arruinar el momento!- se quejó Marco mostrando una mirada disgustada —Tienes una mente muy negativa... me agradas
-Pero que bipolar eres
-Entonces... lo del matrimonio... ¿Ya no?
-¡Marco!- le regañó Abril —Tengo catorce años, ni siquiera he dado mi primer beso, ¿Y tú preguntas por una boda? ¡Estás loco! Además, recuérdame... ¿Qué edad tienes tú?
-Diecisiete, ¿En serio te preocupa algo así?
Ella no dijo nada, estaba segura de que si hablaba se atacaría de la risa, pues aunque mostraba enfado le parecía divertida la conversación que estaba teniendo.
-Oye- dijo Marco, ahora en un tono más bajo y mostrando una gentileza que había estado escondiendo —Ya que ambos sabemos de libros... quiero que la primera persona que te bese, te ame realmente
Abril se quedó estática, con los ojos como platos y sin poder hablar. Lentamente subió la mirada para poder ver mejor a Marco, creyendo que estaría bromeando, pero no fue así.
Lentamente, él se acercó a ella, tomando su barbilla y acercando sus labios.
Abril sentía que sus respiraciones chocaban, mientras su corazón latía rápidamente, y esta vez no por miedo, sino por emoción, aunque también algo de miedo.
Sus labios se juntaron, sellándose en un tierno beso.
Se separaron, sus miradas mostraban ternura, Abril estaba algo sonrojada, lo que provocó que Marco sonriera un poco.
-Pero...- Abril intentó hablar normal —Tú, y yo...
-Oye, la edad es solo un número
-Jacob- Abril sonrió tontamente, apartando la mirada.
Pronto se escucharon las risas de los niños acercarse y la voz de Otelo avisando su llegada, y antes de que ellos pudieran entrar, Marco y Abril ya se había alejado.
***
(Michael, Punto de encuentro)
Ambos miraban en silencio el holograma, observando a Abril, esperando que sobreviva.
-¡No entiendo de lo que hablan!- se quejó Marcie en un tono molesto.
-Al parecer de libros- comentó Michael todavía dudando —Pero tampoco entiendo nada de lo que dicen
Marcie observó atentamente a Abril, hace poco que había sido el beso, el cual le había parecido muy lindo, pero le molestaba que ahora ambos se comportaran de manera tan indiferente, incluso se peleaban e insultaban, pero seguían viéndose lindos juntos.
-¿No crees que son una bonita pareja?- dijo Marcie, sonriendo porque tenía la esperanza de que Abril dejara en paz a la muerte.
-No- contestó Michael, que parecía enfadado.
-¿Qué tienes?- preguntó Marcie, notando las extraña actitud del fantasma -¡Ah!- exclamó cuando se dio cuenta de lo que pasaba -¿Celosito?
-¿Qué? ¡No!
-Pues parecen celos
-Pues no lo son
-¿Entonces?
-Soy su consejero, busco su seguridad, me preocupa que ya no tenemos ninguna conexión, y tengo un mal presentimiento con ese chico
-¿Cómo?
-Algo me dice que Abril terminará con el corazón roto
-Por favor... esos son celos, Michael- lo contradijo —El chico parece bueno, y en su mirada puedes ver honestidad, es un idiota, no lo niego, pero un idiota lindo
-Sigue siendo un idiota
-¡Estás celoso!
-Piensa lo que quieras
Marcie comenzó a atacarse de la risa, mientras Michael solo se cruzó de brazos y la ignoró. Pues no le importaba lo que pensara una chica como ella, él sabía lo que sentía, y amor no era, más bien preocupación y temor.
***
(Jess, dimensión humana)
Estaban platicando, como cada tarde después de la escuela, sentadas en el césped del parque haciendo la tarea. Jess estaba muy distraída, parecía perdida en su mundo mientras escribía su ensayo.
-¡Jess!- le llamó Valeria -¡Pon atención! Estás muy rara
-¿Yo? ¿Por qué preguntas?
-¡Ah!- se quejó ella —Estás peor que Abril, no hablas, no sonríes, estás perdida en tus pensamientos... ¿En qué tanto piensas?
-En nada, lo juro... ¿Qué decías?
-Caro, recibiste la invitación ¿No?
-Sí, será como una bienvenida a Abril ¿No lo crees?
-Supongo
Valeria se le quedó mirando, con los ojos entornados y apretando los puños, estaba realmente harta de la actitud de sus dos amigas.
-¿Sucede algo?- preguntó Jess ladeando la cabeza un poco.
-¡Sucede mucho!- gritó Valeria —Es obvio que tú y Abril esconden algo, ya me cansé, quiero saber de qué se trata y así las tres estaremos deprimidas
-Pero qué dices
-Me siento excluida- confesó ella —Primero Abril y hace poco tú... quiero saber que todavía somos amigas
-Claro que lo somos
-¡¿Entonces por qué no siento eso?!
-Por tu actitud, seguramente- dijo Jess, ahora un poco molesta —Es una prueba, si fuéramos amigas confiarías en nosotras y olvidarías el tema
-¡Si fuésemos amigas confiarían en mí y me contarían el secreto!
-Piénsalo dos veces
-¡No tengo nada que pensar!- Valeria guardó sus cuadernos en su mochila y se paró —Llámame cuando quieras hablar
Y Valeria se marchó.
Jess pensó por un momento en ir con ella e intentar calmarla, pero no tenía nada que decirle, nada que no la pusiera en peligro, lo mejor sería alejarse un poco, tal y como Abril, que lo intentó y al parecer lo logró.