8
—VENUS—ME LLAMÓ AMARA. Tenía el cabello recogido en una trenza y los pómulos más rosados que el día anterior—El consejo quiere discutir algo contigo antes de que te vayas.
Ingresé donde se encontraba el Consejo y me paré en el centro, a un costado de Anakin. No sabía por qué nos encontrábamos ahí, ni qué iban a decirnos.
—Los hemos llamado, Padawan Skywalker y Padawan Storm, para anunciarles que ambos están como candidatos para el nuevo puesto en el Consejo Jedi.
Anakin y yo nos miramos, confundidos.
—Pero...nosotros no somos Maestros.
—Lo sabemos, Padawan Storm—contestó Mace Windu—Pero hemos decidido que están aptos para el puesto.
Anakin miró a Obi-Wan.
—Esto quiere decir que...¿el que sea elegido será Maestro y tendrá un lugar en el Consejo?
—No, por el momento, el lugar en el Consejo tendrá—contestó Yoda—Cuando los suyos lo consideren apropiado, Maestros serán. De ahora en más, evaluados serán en sus misiones y entrenamientos. El Maestro Windu en esta ocasión, los acompañará. Demorarlos más no queremos, Padawan Storm, Padawan Skywalker, irse pueden.
Anakin parecía disgustado por lo que acababa de escuchar de parte de los Maestros. Yo, por otro lado, estaba encantada. ¿Un puesto en el Consejo? Parecía una oportunidad única, y la iba a aprovechar.
Recibimos las instrucciones de la misión y nos subimos en nuestra nave. Obi-Wan nos despidió desde abajo, yo esperaba que nos acompañara, pero parecía que el Consejo quería que fuéramos solos solo con la supervisión del Maestro Windu. Debía ser una tarea sencilla.
—¿Estás enojado?—le pregunté a Anakin.
—No estoy enojado.
—Díselo a tu cara, luces enojado.
—Pues no lo estoy, ¡pero lo estaré pronto!
Tomé aire y suspiré.
—Te acaban de decir que tienes posibilidades de ocupar un puesto en el Consejo, ¿qué tiene de malo?
—Te diré que tiene de malo. Ya estoy listo para ser Maestro, pero en vez de eso, me ofrecen sentarme en el Consejo, siendo el único que continúa siendo Jedi, ¡qué humillación!
—A mi me parece más un privilegio que humillación, pero entiendo el punto.
—Pues muchas gracias—respondió sarcásticamente.
—No te estreses, Anakin, aunque el puesto pueda ser tuyo, ya tiene mi nombre escrito.
—¿Y cómo estás tan segura de eso?
—Porque soy mejor que tú.
—¡Ja! que chistosa eres—se rio de mí, luego agregó— ¿Sabes que? Ahora que sé que lo quieres tanto, me encargaré de quitártelo personalmente.
Lo miré a los ojos y sonreí.
—Buena suerte con eso, Skywalker. A veces se gana, a veces se pierde. Yo soy la excepción. Yo siempre gano.
—Tu exceso de confianza es lo que te hará perder, Storm.
—Eso ya lo veremos.
El Maestro Windu arribó a la nave y esta despegó. Hicimos como que nada había ocurrido y cada uno se sentó en una parte de la nave. Mace Windu nos observaba atento, como si supiera todas las cosas que nos pasaban por la cabeza en ese mismo momento.
—¿Y qué debemos hacer exactamente?—inquirió Anakin.
—Hemos recibido informes de la República sobre el paradero del General Grievous. Dicen que se esconde en el planeta Geonosis—contestó el Maestro Windu—Su misión es encontrarlo y capturarlo.
—Suena fácil.
—Suena, no lo será—contestó el Maestro—. Deben estar preparados para cualquier cosa. Estaré en la nave en caso de que haya problemas.
Anakin y yo nos miramos por unos segundos. ¿Entraríamos solos a buscar a Grievous? Solo asentimos con la cabeza. No hacía falta que dijéramos nada, porque nosotros ya sabíamos que íbamos a completar la misión costara lo que costara.