"Dicen que morimos dos veces, la primera es cuando dejas de respirar y la segunda cuando alguien pronuncia tu nombre por ultima vez"
El frío se cuela por la delgada tela mojada por las gotas de lluvia, el escalofrío y dolor persistentes me hacen abrir los ojos, la mejilla me palpita y mis dedos apenas si se sienten por el frío, abrir los ojos es casi un martirio, mi mente lo logra saber dónde estoy ¿Estoy soñando?
Siento como mi cuerpo cae dolorosamente a lo que debe ser el suelo, eso ocasiona que el golpe me maree y reaccione tosiendo.
—Pueden irse.
Escucho como pasos pesados se alejan, un escalofrío recorre mi espalda al recuperar un poco más la conciencia, esta vez me sobresalto al sentir como alguien me toma del brazo hasta tenerme de rodillas, pronto me doy cuenta que mis manos están atadas con tal fuerza que empieza a doler.
—¿Que...? —apenas logro pronunciar.
Esta vez obligo a mis ojos a abrirse por completo y poder enfocarme en donde sea que esté, cuando lo hago, no se porque, pero una parte de mi ya sabia lo que pasaba.
—Hola cariño.
Amanda me sonríe con inocencia fingida, ella se resguarda del frío y de la lluvia con una sombrilla y una chamarra con el logo de Valeza, intentó tragar saliva pero al pasarla mi garganta se siente rígida.
Tengo miedo ¿Morire? ¿Sin ver a Regen?
—¿Por qué no me sorprende que seas tú la que me tenga así? —hablo.
—Te advertí que no empezaras lo que no podías terminar —susurra con una sonrisa — Y no solo eso, metiste a mi hijo y lo pusiste en mi contra.
—Quizás solo su hijo se dio cuenta de la clase de persona que es—escupo saliva amarga.
Un golpe se impacta en mi mejilla nuevamente haciendo que suelte un chillido, a pesar de eso me mantengo en mi posición.
—Siempre dije que tenias que ser educada de mejor manera, y tu forma de resongar es la prueba de ello.
Alzó la cabeza para mirarla fijamente, mi pijama está mojada y manchada de tierra, estamos en medio de un bosque, el cielo me indica que es de noche aun, debieron tomarme mientras estaba dormida.
—¿Y cómo quería que fuese educada si alejabas a mi madre de mi? —le grito — Me das asco.
—Conmigo o sin mi, a tu madre no le importabas — me toma del mentón — Por eso estuvo de acuerdo en matarte al cumplir los 20.
Esta vez sí que consigue una reacción en mí, eso la hace sonreír aun mas, veo como su mano hace una señal y mi nerviosismo toma vida cuando escuchó pasos nuevamente detrás mío, esta vez son más ligeros, Amanda me suelta el rostro para dar dos pasos hacia atrás y reunirse con lo que sea que esta atras.
—Si vas a matarme hazlo ya —le digo.
—¿Matarte? Pronto cariño, pero tienes que conocer a alguien...
Nuevamente ella aparece en mi campo de visión, mi mirada busca lo que viene detrás de ella, me arrepiento enseguida, mi corazón no para de latir con fuerza, esta vez el miedo se apodera mas de mi haciendo que me paralice.
—Ay...por la cola de Lady bug...
Cierro la boca, parece que no me escucharon y eso es bueno, ¿Quien está con Amanda? Un Norystarc, si, ese mismo monstruo que se dedica a matar humanos hasta comérselos, aquel ser que entró en Valeza y casi la mata.
—¿Por qué estás con un Norystarc? —preguntó temblando.
—¿Recuerdas la vez que me preguntaste donde estaba tu lluvia?
No...por favor no, mis pies toman la suficiente fuerza para poder levantarme, es como si tuviera clavos en todo mi cuerpo, como si mi cuerpo se fuese a romper en tan solo un instante.
—¿Qué has hecho maldita? —le gritó.
—En la guerra todo se vale, no importa que, ya que querias saber tanto te lo diré, aquellos monstruos a los que llamas Norystarc no son más que seres lluvia mutados, tomaron esa horrible forma por ser débiles y no soportar lo que tengo planeado.
—Tú no proteges a los seres lluvia...¡Tú experimentas con ellos!
Mi mirada se fija en aquel Norystarc, se mantiene con lo que alguna vez fue una cabeza humana, baja, no ataca, es como si le temiera a los humanos.
—Nos estamos quedando sin soldados, los humanos son débiles para lo que existe en el mundo, los animales mutan, el aire es venenoso, se han registrado más seres con diferentes cualidades sobrenaturales, solo quiero más soldados —me dice.
—¡El mundo no es tuyo! Este mundo no te pertenece, aquellos seres que dices que atacan es por que los humanos lo hacemos, ¡Solo buscan protegerse!
Lo entendí el día en que al quitarme el traje de Valeza el Norystarc no me ataco y, ataco porque yo lo hice, tomo a la chica por el logo de Valeza, eso es porque seguro en sus recuerdos de ser lluvia sabe que Amanda experimenta con ellos.
—El mundo es de los humanos, no de seres que no deberían existir — el filo de un cuchillo me hace temblar — Si no sirven, se eliminan.
El cuchillo se impacta contra la cabeza del Norystarc, y en seguida este cae al suelo retorciéndose, no pudo defenderse, Amanda lo tomó desprevenido.
—Esos Norystarc que atacan...todos ellos atacan porque recuerdan lo que les hiciste, recuerdan el logo de Valeza, por eso nos atacan y rodean la fortaleza.
Y es verdad, los Norystarc solamente se han detectado alrededor del territorio de Valeza, hemos tenido varias perdidas de nuestros soldados, Ataraxia nunca ha reportado pérdidas, simples ataques que se han dado al acercarse mucho a nuestro territorio.
—Ataraxia no quiere matarlos, hiciste que nos enfocaramos con un enemigo falso para que no nos diéramos cuenta de que tu eras el maldito enemigo—digo.
—Y falta lo mejor —me toma del rostro con brusquedad — Gracias a ti nos dimos cuenta de que esos seres podían entenderlos y sentir.
—¿A mi?
—Escapaste una vez de niña, te encontramos en el bosque, estabas con un ser lluvia y un Norystarc, ninguno te atacaba, parecías tener una charla con el ser lluvia pequeño, supimos que si descubrimos que eran lo que mas querian, harían lo que queríamos, por eso enviamos a gente al pueblo experimental, para que ganarán su confianza y así convertirlos en su debilidad.
Ya no puedo sentir mis manos, el frío ya entumece mis pies, si sigo en pie es por milagro, el cuerpo de el Norystarc está en el suelo, ya no se mueve, hace rato que dio su último aliento, el solo hecho de pensar que antes era alguien que sentía y vivía, ¡Oh por dios, mate a cientos de seres lluvia! Nos obligaban a luchar para acabar con ellos, ellos atacaban solo porque querían venganza, esperen...
—¡¿Qué le has hecho a Regen?! —le grito más fuerte.
— Lo que hago con todos, ¿No es espectacular? —sonríe.
—Toda Valeza se enterara de lo que haces...
Da un paso hacia mí, mis sentidos se ponen alerta en cuanto siento una mirada fija en mí, Amanda no lo nota pero yo si.
—¿Los muertos pueden hablar?
—¿Que...?
***
Narrado en tercera persona.
Querido lector ¿Alguna vez has estado cerca de la muerte? Ese momento en que todo se vuelve mas lento asi como tu tiempo en el mundo, en este momento el bosque está lleno de ese olor a muerte, a desperdicio, a mentiras y traición, pues aquella chica pelirroja ya no sabe en quien confiar.
El olor a muerte es algo que nos sigue por el resto de los días, en algún momento compraras la ropa que usarás al morir, pero nadie piensa en eso ¿O lo has pensado? No.
Summer era la primera en desear morir, quería dejar este mundo que la dañaba ¿Entonces porque teme ahora? Es porque tiene una razón para seguir viviendo.
Dime lector ¿Tú ya tienes una razón para vivir?
La mujer sacó la navaja que anteriormente ella estaba guardando para sus futuros enemigos, nunca pensó que la usaría contra alguien que la consideraba su hija, pero ¿Se debe educar a los hijos no es así? Solo que ella rebasaba la locura pura.
Ni siquiera dudo cuando la navaja dejo varios cortes en la mejilla de la chica, los bosques se estremecieron al grito de la chica pelirroja, la navaja chirrio al traspasar el pecho de la chica y aquel joven observando en el fondo del bosque trataba de comprender porque los humanos se mataban asi mismos.
Y en algún lugar del mundo, encerrado entre rejas oxidadas, aquel chico creado de la lluvia logró sentir como desde el fondo de su corazón, la conexión con su chica humana desaparecía.
Porque las gotas de lluvia desaparecen al tocar el suelo.
***
—¿Cuánto tiempo lleva?
Todas las miradas se posan él el joven humano haciendo que este se intimide en seguida, no les responden, en su lugar solo se dedican a mirar a la segunda humana que está dormida.
—Hey, humano, el Sinag te llama.
—Mi nombre es Marcus— suelta de mala gana.
Dime lector ¿Te suena el nombre de Marcus? Yo creo que si, aquel primo perdido de nuestra querida pelirroja, es verdad, él no está internado en ningún centro de recuperación, pero a estas alturas debes de saber ya que lo que alguna vez mi querida protagonista dijo, puede no ser verdad.
Marcus estaba destinado a ser el mejor soldado de Valeza, hasta que en una de sus tantas misiones se separó de su grupo y entró en algún lugar desconocido del bosque, otro de sus compañeros tenía a un hombre de pelo rojizo, casi el podría arrodillarse a sus pies ante tal hermosura que desprendía el ser.
Pero no, era un joven delicado pero trataba de zafarse de las manos de su compañero con tal fuerza que no sería humana, Amanda había dicho que había más seres, no lo creía hasta que no vio cómo el joven sacó llamas de sus propias manos hasta quemar por completo el brazo del soldado.
El soldado murió de la impresión dejando a Marcus solo con el joven pelirrojo, no había visto muchos pelirrojos, su prima era una de las pocas.
—Tranquilo, no te haré daño...—le dijo.
Pero más soldados vinieron e intentaron atacar al joven asustadizo y peligroso.
—¿Qué hacen? ¡Debemos de protegerlo!
Al parecer Amanda era capaz de dañar a quien quisiera, incluso Marcus lo creyó, finalmente el joven ser no logró más y una oleada de calor se abrió paso, algo pasó, porque cuando despertó, todos sus compañeros soldados estaban muertos, calcinados, menos el.
Así fue como conoció a los seres fuego.
Pensó que lo matarian pero no fue así, aquel joven peligroso lo obligó a irse con el, miedoso acepto temiendo que acabaran con su vida si se negaba, pero cuando llegó se dio cuenta de que su manera de comunicarse era mala, apenas unas palabras sabían pronunciar, su manera de vivir era casi comparada a como vivían los animales salvajes.
De alguna manera se dio cuenta que aquel joven pelirrojo no era tan peligroso, poco a poco le tomó confianza y también le puso un nombre "Joash" la primera vez que le propuso el nombre el se enfureció tanto que le quemó la ropa interior con solo mover un dedo.
Pero bueno, mientras algunos seres son pacíficos otros más, son explosivos.
—¿Quería algo señor?
Pregunta Marcus al tocar la puerta, da unos pasos dentro de la oficina de Joash.
—¿Ya despertó? —pregunta este sentado en el gran sillón rojo.
—No, aún está débil.
Joash era la clase de persona que te intimidaba con la mirada, los ojos rojizos eran algo que al mirarlos el miedo saldría descontrolado de tu cuerpo, además ese aire salvaje no ayudaba mucho, aun así Marcus no sentía miedo, quizás era la costumbre o lo calmaba saber que cuando ambos estaban solos, el ser fuego era muy tranquilo.
—¿Ella...no estaba con los humanos? — pregunta el pelirrojo.
—Si, lo estaba.
—¿Entonces por qué la dañaron? ¿Acaso esa es su manera de demostrar afecto? —vuelve a preguntar confundido.
Por el rabillo del ojo, el humano ve como el ser fuego le da una señal para que se siente junto a el, y en un caminar lento logra sentarse.
—No, algo pasó —el humano juega con sus dedos — La mujer que viste cumple con las características de Amanda, la jefa de Valeza, seguramente mi prima descubrió que daña en vez de salvar y quiso deshacerse de ella.
Joash estaba haciendo una ronda nocturna, cuando escuchó los gritos de la joven humana, se mantuvo escondido en los arbustos, porque si, Joash puede parecer peligroso pero su mayor miedo son los humanos.
—¿Dices que no es peligrosa?
Y ahí estaba, se dijo Marcus, aquel Joash tierno y sin aires de mandar o querer quemarlo todo, el cuerpo del humano se estremeció por completo cuando sintió la cercanía del otro joven.
—Summer es todo lo que quieras, pero peligrosa no es una de ellas —contestó en voz baja.
Y cuando la mano cálida del ser fuego tocó su rostro pudo sentir como su corazón amenazaba con salirse del pecho.
—Como sea —le vio sonreír —Tu eres mi humano favorito.