Besos de Medianoche 1: Design...

By valen27laborde

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Sexo, amor o romance, la agencia de acompañantes "besos de medianoche" tiene todo lo que usted desee; ¿Pero l... More

Capítulo 1:
Capítulo 2:
Capítulo 3:
Capítulo 4:
Capítulo 5:
Capítulo 6:
Capítulo 7:
Capítulo 8:
Capítulo 9:
Capítulo 10:
Capítulo 11: Viaje al pasado
Capítulo 12:
Capítulo 13:
Capítulo 14: Viaje al pasado
Capítulo 15:
Capítulo 16:
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19:
Capítulo 20:
Capítulo 21
Capítulo 22:
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26:
Capítulo 27:

Capítulo 28

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By valen27laborde

-No puedo despedirme-murmuró Daphne con un hilo de voz observando el rostro de Luca.

La compasión brillaba en sus ojos color gris tormenta, mientras se inclinaba hacia adelante y la estrechaba entre sus brazos.
Ella contuvo la quemazón que amenazaba sus ojos, mientras intentaba tragar el nudo apresado en su garganta.

Habían acordado que Luca se quedaría a darle la noticia, ya que Daphne no soportaba la idea de una despedida mientras veía los ojos azules del millonario cargados de reproche al descubrir que ella le había mentido.
Solo pedía que no la odiara luego de enterarse de la verdad.

-Le escribí una carta, dile que me perdone por no poder despedirme en persona. También dile a Margarita que sus comidas son las mejores-agregó ella casi en un susurró.

-No te preocupes, yo les diré-respondió el agente, sintiéndose mal por la hermosa mujer que parecía desmoronarse sin que él pudiera ayudarla.

Daphne se apartó de Luca y tomando la valija comenzó a caminar hacia la puerta preparándose para partir.

-Nos vemos en la agencia-susurró ella a modo de despedida, antes de atravesar la puerta principal.

El agente cuya sonrisa ausente estaba adornada por piercings, se limitó a asentir en respuesta sin nada más que hacer.
No si ella no se atrevía a desafiar las reglas por el millonario.

Ella bajó por el ascensor del edición hasta el estacionamiento y caminó hacia la moto, acomodó la valija convirtiéndola en mochila, se la colgó sobre la espalda, montó su vehículo, y girando la llave para que el motor cobrara vida, salió del lugar intentando mantener el manojo de emociones que andaban sus entrañas a raya.

Aún así, cuando las ruedas besaron el frío asfalto, su destino no la llevó en dirección al edificio de la agencia, por el contrario, enfiló la motocicleta hacia los barrios bajos de la ciudad con una clara idea en mente.

Luca llegó a la florería cinco minutos antes de la hora pautada, ya que su Uber había atravesado las calles de la ciudad más rápido de lo que había especulado.

Aún así, Elena ya se encontraba de pie en la entrada del lugar, luciendo un aspecto nervioso y eléctrico, muy distinto a la mujer sensualmente calculadora que estaba acostumbrado a ver.
Al notarlo, ella corrió hacia él, rodeó su cuello con ambos brazos y estampó un beso en sus labios.
Sin embargo, él la apartó de forma brusca casi al instante. Aquello desconcertó a la mujer de cabello dorado.

-¿Qué ocurre?-preguntó ella temerosa.

Luca se preparó, tragó para humedecer su garganta y comenzó a decir las palabras que tanto anhelaba liberar desde el primer día en que la conoció.

-Me das asco, Elena Lorchan. No eres más que una maldita cerda asquerosa y manipuladora, ¿En verdad creíste que yo escaparía contigo?-comenzó a decir él con deleite malvado-Se lo de Jackob-ronroneó inclinándose hacia adelante, rozando sus labios contra la oreja de ella.

Cuando este se apartó, vio como el rostro de Elena palidecía, asemejándose al de un fantasma.

-No Luca, te lo puedo explicar...-

-¿Qué cosa me explicaras? ¿Cómo me utilizaste mientras estabas a punto de casarte con él?-la interrumpió él, fingiendo enojo, cuando en verdad estaba disfrutando cada palabra que salía de sus labios.

-No, por favor. Te amo-imploró ella, sus ojos color esmeralda desbordando de lágrimas mientras caía de rodillas ante el aferrandose a su ropa.

Las personas que pasaban por la vereda y los que pululaban dentro de los negocios miraban asombrados, expectantes de la escena que se estaba desatando, sacando sus propias conclusiones al respecto.
Pero a Luca nada de eso le importaba en aquel momento, toda su atención estaba depositada en la oración que la mujer de oro acababa de conformar

«Te amo» aquellas dos palabras fueron las que colmaron a Lucas. La última vez que las había oído, salían de los labios de la mujer que amaba.
Ahora eran pronunciadas por los vulgares labios de Elena.

-¿Amor? Qué palabra más blasfema. Tu nisiquiera tienes corazón-escupió él mientras comenzaba a caminar hacia atrás.

Elena se arrastró como un gusano, aferrada a la chaqueta del agente durante un par de metros, destrozando sus rodillas contra el pavimento mientras las lágrimas arruinaban su maquillaje.
Ver a la Diosa de oro rendida ante sus pies fue lo último que necesito el agente para dar como finalizada su misión.
Dando una larga zancada hacia atrás la apartó por completo de él.

-Eres patética-finalizó Luca, con una sonrisa de satisfacción desbordando su rostro.

Luego, sin nada más que hacer o decir, dió media vuelta, comenzando a apartarse de ella, manteniendo aquella sonrisa en su rostro.
Con el pecho inflado de orgullo y seguridad, el agente comenzó a caminar por las calles de la ciudad, alejándose cada vez más de una Elena tendida sobre sus rodillas con el alma y corazón partidos en un millón de partes.

Luca estaba feliz, por él, por Dorian, por Jackob, y por la infinidad de hombres que habían caído en su red de araña, había logrado ubicarla en su lugar.
Con el alma menos pesada, el agente disfrutó su caminata de regreso al departamento, preparándose para enfrentar la peor de todas las despedidas.

La hermosa mujer de cabello oscuro como la noche, detuvo el ronroneante motor frente al desarmadero.
El aire estaba viciado de combustible, lo cual le indicó que aquella era la dirección que estaba buscando.

Sin pensarlo dos veces bajó del vehículo y comenzó a caminar hacia el enorme terreno repleto de chatarra y partes de autos.

«Vamos Daphne, este será tu último regalo para Dorian» se dijo a sí misma, mientras se disponía a comenzar a llamar.

Sin embargo, no había hecho ni tres pasos dentro del terreno cuando escuchó unos pasos a su derecha, seguido por el sonido de fierros y chapas siendo movidas; con cautela se aproximó, hasta que finalmente, un hombre fue revelado ante ella.

-¿Quien eres?-dijo el atractivo joven escrutandola con su mirada de hielo.

Daphne sonrió feliz, al notar la familiaridad de su hermoso rostro.

-Hola soy Daphne Moon. ¿Tú eres Aiden no es así?-interrogó ella, conociendo ya la respuesta.

El atractivo joven se cruzó de brazos y entrecerró los ojos con desconfianza.

-Eso depende del motivo de tu pregunta-respondió él evaluandola, siguiendo el movimiento de cada una de sus acciones.

De la calle. La desconfianza y la incertidumbre, eso era algo que se adquiere con la experiencia de vivir en la calle, algo que ella había experimentado en carne propia.

Daphne expuso unos blanquecinos dientes en una sensual sonrisa, al tiempo que deslizaba las manos dentro de sus jeans negros ceñidos.

-Bueno Aiden, tenemos mucho de qué hablar pero poco tiempo-.ronroneó ella avanzando un poco más hacia él-Comencemos con lo apremiante, tienes un hermano.

El sol comenzaba a morir cuando Dorian llegó al departamento, había demorado debido al regalo que escondía dentro de su abrigo.
A la salida del trabajo, había decidido pasar por una joyería y escoger algun bello accesorio que combinara con ella, sin embargo todos les parecían mediocres comparados con Daphne.
Aún así, luego de buscar durante largas horas ayudado por el personal del lugar, encontró lo que buscaba.
Una luna de plata con una pequeña estrella de cristal de roca prendiendo de un extremo de esta, reposaba en la pequeña caja de estuche de terciopelo, con una pequeña nota escrita a mano por él.

«Permíteme ser la luna que te cuide y la estrella te guíe para salir de las noches más oscuras»

Con emoción de ver la expresión que pondría la hermosa mujer en su rostro al recibir el regalo, abrió la puerta del departamento.
Sin embargo, solo le bastó con cerrar la puerta a sus espaldas y ver la expresión en el rostro de Margarita y Luca, para saber que algo no estaba bien.
Su corazón se trabó en un latido al notar la ausencia de la mujer cuyos ojos parecían la refulgente noche.

-¿Dónde está Daphne?-preguntó él, su tono autoritario por primera vez.

Los ojos de Margarita se llenaron de lágrimas mientras evitaba hacer contacto visual con él; por eso fue Luca quien, dando un paso al frente comenzó a hablar.

-Elena dejó a Jackob y pronto volverá a tus brazos por su cuenta, queda en ti aceptarla o no. Nuestro trabajo terminó-contestó él, de forma profesional, al igual que lo hacían en cada trabajo.

Sin embargo, el agente sabía muy bien que aquel no había sido un trabajo normal. Algo había cambiado, no solo en Daphne, también en él.
Le era imposible no sentir el corazón pesado y la quemazón amenazando sus ojos con cada palabra que decía, mientras intentaba mantener las emociones al margen. Tal como lo habían entrenado.

-¿Dónde está Daphne?-volvió a preguntar el millonario acercándose al agente, sus palabras dejando de ser una orden para convertirse casi en un rugido.

-Se fue, no tenía el corazón suficiente para despedirse en persona. Te dejó una carta-respondió Luca, tragando el nudo en su garganta mientras se obligaba a sí mismo a mantenerse fuerte.

Deslizando una mano en su bolsillo extrajo la carta que prolijamente la hermosa mujer de cabello oscuro había doblado, y mirándolo a los ojos, se la entregó.

Dorian no esperó ni un segundo, una vez que tuvo el papel entre sus manos, antes de desdoblarla y comenzar a leer.

Querido Dorian:
Antes que nada quiero que me perdones, no logré reunir el valor suficiente para despedirme en persona, sé que parezco fuerte y todopoderosa, pero mi corazón es débil, tan frágil como un pétalo de mica.
Te mentí, prometí seguir a tu lado hasta que la oscuridad nos reclamara, pero olvidé decirte que yo ya estaba en la oscuridad. La agencia no permite que, una vez finalizado el contrato, las personas y los agentes sigan en contacto, esta es una de sus reglas de oro, y para el que las rompe existen serias consecuencias que incluyen la muerte.
Por esto, desde el primer día que nos conocimos, nuestra extraña relación estaba condenada al fracaso, aún así como una tonta me intenté convencer de lo contrario, y con desesperación me aferré a una ilusión.
Gracias Dorian, fuiste luz en medio de mi oscuridad, la calma en medio de las tormentas y la persona que me hizo volver a creer en el amor; porque tú eres amor.
Durante muchos años me limite a ser un fantasma errante que vagaba por el mundo, cualquier emoción era ajena a mí, aún así, desde que te conocí, volví a sentir, por un instante tú me hiciste recordar lo que se sentía estar viva, que eso no era solo respirar; gracias a ti volví a reír, llorar, creer y amar...
Mientras escribo esto me doy cuenta que no es el amor lo que guía mis manos, es el miedo quien lo hace.
Me aterra la idea de perderte, el saber que jamás volveré a ahogarme en tus ojos color océano, pero sobre todo, que tú no me perdones.
Lo siento.
Si por un designio divino nos tocó conocernos, quizás este se apiade de nosotros y en otra vida permita que nuestra historia sea más larga.
Finalizaría esta carta diciendo "te amo" pero en realidad esa palabra me parece demasiado pequeña, tú eres para mí, más que eso, y me parece cruel de mi parte decirlo en este momento.
Eres mi amigo, quien me enseñó el verdadero amor, mi guerrero, el que peleó las batallas a mi lado cuando ni siquiera yo creía que las ganaría, mi amante inconcluso, quien me enseñó que valgo más que un revolcón en una pocilga.
Hasta que el designio divino se apiade de nosotros, mi corazón permanecerá a tu lado.

Daphne Moon.

Cuando finalmente terminó de leer la carta, sus ojos estaban cubiertos de lágrimas mientras sentía un puño aferrando con fuerza su corazón.

Se había ido, la hermosa mujer que le había enseñado a ser feliz, se acababa de desvanecer en el olvido.

No.

Aún no era tarde, él no permitiría que su historia terminara así. Daría su propia alma al rey del infierno por un momento de su vida al lado de ella.

-¿Dónde está?-gruñó el millonario, guardando la carta en su bolsillo.

-No te lo diré, harás una locura. Acepta que terminó-contestó Luca, cruzando los brazos sobre su pecho posicionándose con mayor firmeza.

Los ojos azules de Dorian se enfocaron en el agente, la desesperación, la tristeza y el enojo mezclados en su ser, para reflejarse en las retinas oceánicas.
Aún así, Luca no se aplacó.

-No. Cómo la mierda que lo aceptaré. La encontraré con o sin tu ayuda, y lo sabes-respondió el millonario algo iracundo.

-Joven Dorian ¿Porqué no le hace caso al señor Luca? Tiene razón, pondrás en peligro tu vida y la de ella-se atrevió a susurrar Margarita con voz temblorosa, sus ojos bañados en lágrimas.

-A la mierda mi vida, no me importa. ¿Dónde está Daphne?-volvió a gruñir Dorian.

Su actitud era irreconocible, estaba enojado y desesperado, errático y de forma frenética, caminaba frente a su ama de llaves y el agente, sin saber que hacer o cómo encontrar a Daphne.

-¿Por qué no puedes terminar las cosas así y simplemente olvidarla?-siseó Luca en un nuevo intento por pincharlo, sus ojos grises brillantes, clavados en el millonario.

-¡Porque la amo!-gritó Dorian-Fui un idiota y me enamoré de ella.

El hombre se llevó las manos a su rostro y lo cubrió mientras comenzaba a llorar sin consuelo alguno, cayendo de rodillas en el suelo.
Dos respiros después, Luca hincó una rodilla frente a él, colocó una mano sobre su hombro, en un intento por llamar su atención; cuando sus ojos por fin se encontraron él susurró.

-Al fin te das cuenta-dijo el agente, con media sonrisa tirando de sus labios-ella está en la agencia. No podía dejarte ir sin que tuvieras claro que sientes; apresúrate, la reasignaran a un nuevo caso.

Las palabras fluyeron a través de Dorian, hasta clavarse por fin en su mente.
Sin pensarlo dos veces, se incorporó de forma veloz y comenzó a caminar hacia la entrada.

A la mierda la agencia y sus reglas, buscaría la forma de arreglar las cosas entre ellos, pero si aún así ella escogía su trabajo, él encontraría una forma de vivir con eso.
Pero no sin despedirse primero como era debido.

Con pasos veloces llegó a la entrada, un latido de corazón después, está estaba abierto, sin embargo detrás se encontraba una copia casi perfecta de él.

Atónito y perplejo, sólo logró hilar una pregunta en su cerebro.

-¿Quién eres?-murmuró el millonario.

El atractivo joven, cuyos rostro, ojos y cabello eran idénticos al suyo, tragó duro, mientras contemplaba al propio millonario pasmado.
Elevando una mano bronceada, al igual que el resto de su cuerpo, se la extendió a Dorian y esperó con paciencia su apretó de regreso.

-Soy Aiden, Daphne Moon me envía-comenzó a decir él, su voz casi ronca mientras Dorian tomaba su mano-Ella me dijo que somos hermanos.

Dorian Fleyman podría haberse desmayado, e incluso habría gritado creyendo que aquello era una alucinación, si no hubiera estado tomando la mano de su propio hermano.

Las palabras se habían esfumado de su mente, por lo que solo logró asentir en respuesta; gracias al gesto, en los labios de Aiden se dibujó una sonrisa tímida de felicidad.
Fue entonces que el millonario comprendió que aquel había sido un regalo de Daphne. Ella sabía cuánto anhelaba conocer a su hermano y el miedo que le generaba su rechazo, sin embargo, la hermosa mujer se las había arreglado para hacer su deseo realidad.

Un último regalo de su parte, para suavizar el amargo sabor de un corazón roto.

La hermosa mujer de cabello negro como la noche, detuvo el motor de la motocicleta frente a la casa de su infancia.
Con el corazón acelerado respiró profundamente y descendió del vehículo, sin embargo no se atrevió a avanzar más que solo unos pasos, quedando de pie en medio de la vereda.

Su ubicación no importaba, después de todo, no había nadie a quien dificultar el paso, a excepción de un hombre de cabello castaño rojizo unos pasos más allá de ella, a quien no prestó demasiada atención.

Respiró profundamente y observó la entrada, igual como la recordaba en su memoria, incluso podría jurar que si cerraba los ojos e inhalaba, podría sentir el aroma a tabaco y moho que desprendía el lugar que una vez llamó hogar.

«Tu eres Daphne Moon y no tendrás miedo, eres tu propio héroe y villano» se dijo a sí misma mientras tomaba un último respiro largo, el cual inundó sus pulmones de oxígeno.
Esperó con paciencia a que el hombre de cabello casi rojo pasará a su lado antes de comenzar a caminar.

-Buen día Daphne-dijo este al pasar a su lado, su voz ronca por el consumo de tabaco.

Ella asintió en respuesta perdida en sus pensamientos al tiempo que comenzaba a caminar hacia su propia casita de los horrores.
Estaba apoyando su bota de taco bajo en el primer escalón de la entrada, cuando se percató de que algo andaba mal.

Después de todo, el hombre de cabello casi colorado la había llamado por su nombre, y ella estaba segura de no conocerlo.
Esa fue toda la alarma que su cerebro necesitaba.

Con velocidad, intentó darse la vuelta para ubicar al extraño, pero esto fue en vano.
Una mano, sujetando un trapo le cubrió el rostro; Daphne forcejeó, pateó e incluso arañó las manos del hombre para zafarse, pero su esfuerzo era por completo inútil.

Antes de que ella pudiera hacer otra cosa, un sueño abrumador y pesado la invadió, arrastrando su mente al olvido.

Adelanto segundo libro:
Caos.

Cuando sus ojos color noche finalmente volvieron a abrirse, tardaron unos segundos en acostumbrarse a la poca iluminación.

El ambiente estaba viciado por el fétido aroma a drenaje, mezclado con humedad y humo de cigarrillos.
Una vez, las siluetas y sombras cobraron sentido en su visión, Daphne notó que estaba atada a una silla, en medio de una habitación cuyas paredes y ventanas estaban recubiertas por diarios viejos.

-Buenos días mi amor-dijo una voz ronca en su oído.

Dando un pequeño sobresalto en su lugar, notó la presencia del hombre, sin embargo aún estaba algo aturdida para hablar o incluso luchar para zafarse de las fuertes sogas que apresaban su cuerpo.
Por lo cual no pudo hacer nada mientras él hombre rozaba la punta de su nariz contra el oído de ella y comenzaba a bajar por su cuerpo.

Indefensa, confundida y aturdida, Daphne Moon no pudo hacer nada mientras el hombre seguía olisqueando su cuerpo; ni siquiera logró contener una lágrima que caía de sus ojos.

Hola bellos seres que leen, ¿Cómo están? ¿Que les pareció este final y el adelanto de Caos?.
Pd: ese ya se encuentra disponible en mi perfil 😏😏.

Muchísimas gracias por todo el apoyo que me dieron a lo largo de esta primera historia, cada comentario, voto y mensaje me llenaron el corazón de orgullo y amor, solo puedo decirles gracias infinitas.
Espero que esté final, aunque agridulce, les haya gustado, aún así este no es el final absoluto.

Espero me puedan seguir acompañando en la continuidad de esta historia, esta es mi primera historia romántica (ya que si ven mi perfil encontrarán puras historias de terror) pero que eso no los asuste, tampoco la portada del segundo libro... Recuerden que cuando llega el caos, irremediablemente luego vendrá la calma.

Un abrazo enorme, espero y nos reencontremos pronto 🥰❤️

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