familia.
Denki está muy nervioso, muy tenso. La tranquilidad del verano no podía durarle para siempre y la comodidad de su refugio de cartón se desmorona un poco más con cada pisada, cada paso pesado que da.
Es el primer día de clases, su segundo año en primaria.
Denki está ansioso, sus manos sudan y su estómago está cerrado. Daiki parece no notarlo, y si lo hace lo ignora muy bien. No hablan de nada, el niño no cree poder formular algo sin temblar. No están lejos de la escuela, menos de quince minutos a pie.
Es pronto cuando la edificación se deja ver, llena de personas adultas y niños a esperas de empezar un año más. Denki queda inerte al notar la multitud. No quiere seguir, no quiere ver a esos nenes. Quiere, prefiere volver a estar encerrado en casa que esto.
—¿Mmh? ¿Sucede algo, campeón? —Daiki baja la mirada, confundido—. ¿Te olvidaste algo?
—Da-daicchan, yo-...
—¡Heey, Denki, Daiki!
Los hermanos Kaminari voltean al mismo tiempo: es claramente la voz de Hanta. Él está corriendo en su dirección, con una mochila de Spiderman revoloteando en su espalda y con el mismo uniforme que Denki; y dejando a su mamá embarazada caminando lento de fondo.
—¡Hantaa, no corras o te vas a caer! —pide la cansada señora.
—¡Dale má, que llegamos tarde! ¡Y mira, ahí está Denki!
La mujer entrecierra los ojos para ver mejor. Su hijo ya está a la par del rubio, emocionados ambos. Ella suspira y sonríe, continuando su lento caminar.
—¡Creo que seremos compañeros este año! —exclama el azabache.
—¡Síí!
Una parte se relaja en el interior del pequeño rubio al saber eso. Si está Sero a su lado, sabe que no va a pasarlo mal nunca. Y se sonroja cuando su mano es tomada por la del chico para proseguir el camino, esta vez, con paz.
Ambos avanzan jugueteando mientras sus cuidadores van detrás suyo, vigilando que no crucen las calles sin mirar.
Las primeras semanas de clase fueron bastante amenas, a decir verdad. ¡Han aprendido ambos cosas interesantes! Cosas que, probablemente, olvidarán pronto, pero que se les hicieron divertidas.
Sin embargo, Sero no ha sido el único chico en empezar nuevo en su salón. Y es triste pensar que gran parte del alivio de Denki se debe a que otro niño pasó a ser el centro de burlas. Un niño con los dientes raros, afilados, cabello azabache algo largo y piel amarronada.
El niño adoptado, con dos mamás.
Y con él, las molestias del resto pasaron a ser más casuales que nunca. A Kaminari ya no le prestaban atención por molestar al otro y eso no le gustaba, ni a él ni a Sero.
—Oye, Denki. Deberíamos jugar con él, ¿no crees? ¡Tiene un camión rojo y se parece al tuyo! ¿No sería genial?
Una parte de Denki teme unirlo a su grupito, a su dúo, y que lo acaben excluyendo. Pero pronto se ve reflejado en él, en el azabache de ojos tan cafés que rozan lo bordo y su carita llena de tierra.
Él pasó por lo mismo el año anterior. Y no desea que alguien más viva la misma soledad que él en el recreo, visto desde manera infantil.
—¡Sí, vamos!
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Eijirō Kirishima es el nombre del niño. Es muy agradable y parece no doblegarse ante los bully's, pero son más que él y le es imposible contra todos.
¡Pero ya no importa! Están los tres juntos y, según una de las mamás de Kirishima, ahora son los tres mosqueteros.
Se supone que todo está bien.
Excepto que a veces, las poca veces que han ido a su casa, Kaminari envidia a Kirishima. Kiri tiene dos mamás que lo aman mucho, y él solo tiene una. Pero esa idea se le quita pronto. Sabe que su mamá lo ama más que a nadie en el mundo y con eso está requetebién. Y también está Daiki. Y también está Hanta.
Sí. Todo parece marchar excelente en su vida.
- heeey, tamo de vuelta. xdd
perdón la superrr demora, trataré de retomarlo y acabarlo pronto.
recordatorio: los papás de denki se separaron y a kami comenzaron a hacerle bullying por eso. sero se hizo su vecino ese verano y ahora, es su nuevo mejor amigo.
el siguiente será más largo. uwuuu
avisen xerrores.
besitos. <33