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~ La gracia de Dios abunda en medio de la tormenta ~
Abri mis ojos lentamente.
Mire a mi alrededor y todo lo que vi era agua.
Estaba parada sobre una Roca en medio del mar.
El cielo estaba despejado, el sol brillaba con gran intensidad.
Me preguntaba: ¿cómo llegue hasta ahí? Lo último que recordaba era estar corriendo.
Me sobresalte al escuchar un fuerte ruido proveniente del cielo.
Diriji mi vista hacia arriba, las nubes comenzaron a tornarse oscuras.
El sol desapareció...
Las olas comenzaron a golpear violentamente la Roca donde yo estaba.
Un fuerte viente comenzó a soplar.
Estaba asustada, no sabía que hacer, me encontraba sin salida.
Y cuando menos me lo esperaba la lluvia comenzó a caer fuertemente. Los relámpagos también se hicieron presentes en el cielo.
Me encontraba...
EN MEDIO DE LA TORMENTA
Grite con todas mis fuerzas, grite con la esperanza de que alguien me ayudara y me sacará de ahí.
Cuanto más gritaba mi voz se hiba haciendo cada vez más débil.
Voltee hacia atrás y vi como las olas comenzaron a alejarse.
Cuando estaban los suficientemente lejos regresaron con más fuerza hacia donde yo estaba.
Me cubrieron por completo, sumergiéndome en medio de las aguas.
— ¡Dios ayúdame! —
Crei que me ahogaria en el mar, pero no fue así.
Al estar en medio de las aguas pude escuchar una voz. Era una voz que hablaba con gran autoridad pero que transmitía amor.
— Denisse — pronuncio mi nombre
— ¿Dios? ¿Eres tú?
— Aquí estoy
— ¿En dónde estoy?
— entre el cielo y la tierra...
— ¿por que me has abandonado?
— te prometí estar contigo en todo tiempo y yo nunca rompo mis promesas
— todas las noches lloraba hasta quedarme dormida intentando apagar mi sufrimiento ¿dónde estabas en esos momentos?
— Denisse — pronuncio mi nombre con una voz suave llena de amor — siempre estuve a tu lado, el problema es que te aferraste al dolor y no viste más allá de tu sufrimiento.
— ¿por qué te lo llevaste?
— Yo se lo que hago...
— Yo lo amaba tanto — dije entre sollozos — ¿por qué no lo dejaste para vivir toda una vida juntos? ¿Por qué no me permitiste un futuro a su lado?
— ¿Hasta cuándo dejaras de reclamarme?
¿Agradecerás el poco tiempo que pasate a su lado? ¿O seguirás lamentándote por el tiempo que no pasarás junto a él?
Yo sé lo que hago, se cuales son mis propósitos.
Isaías 55:9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.
Yo tengo a el mundo entero entre mis manos, y yo sé lo que hago, se cuales son mis planes.
Muchas veces va a doler. Muchas veces es necesario el sufrimiento, cuanto mayor es la prueba que atravieses más grande es la bendición que viene.
Y recuerda que yo nunca te he dejado sola, siempre he estado a tu lado, y siempre voy a estar contigo.
Isaías 43:2 Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.
— perdóname...— susurre
— Estas perdonada, ahora tienes que volver...
Y desperté...
Abri mis ojos y me encontraba acostada en la camilla del hospital.
— ¡Despertó! — grito la enfermera que estaba parada frente a mi — ¡Doctor! ¡Doctor! — salió de la habitación corriendo.
Al poco rato volvió acompañada del doctor.
Pude reconocer al médico, era el mismo que había atendido a mi hermana.
El Doctor Abel.
— ¿cómo te sientes? — me preguntó mientras me examinaba
— bien
— ¿qué es lo último que recuerdas?
— estaba en el convivio de mi graduación.
— te haré unos exámenes, llamaré a tus padres para que pasen a verte
— okey
El Doctor y la enfermera salieron de la habitación.
Minutos después mamá entró casi corriendo hacia donde yo estaba.
— ¡Hija que bueno que despertaste! ¡estaba muy asustada!
— Hija que bueno que ya estás mejor — agregó papá quien acababa de entrar a la habitación.
— ¿qué fue lo que ocurrió? — pregunté ya que no tenía la menor idea de cómo había llegado hasta ese lugar.
— Denisse — mamá comenzó a hablar — ¿recuerdas que saliste de casa corriendo? — asenti con la cabeza, eso era lo último que recordaba — corriste varios metros hasta que cruzaste la calle sin fijarte y un auto te atropelló, estuviste dos días en coma, y hoy al fin despertaste.
— ¿Y Edward? Él estaba ahí cuando sucedió todo
— cariño, Edward no estuvo ahí — dijo papá.
Si Edward no estuvo ahí ¿quién fue?
— no mamá, estoy segura de haberlo visto parado del otro lado de la carretera — insistí
— de seguro fue solo un sueño — agregó mamá
De lo que estaba segura era de que no había sido un sueño, todo había sido tan real.
Más tarde mi tía Lety y Miranda me fueron a ver, estuvieron ahí conmigo platicando y haciéndome de reír.
Fue en ese momento en el que el doctor Abel entró en mi habitación para darme una maravillosa noticia.
Según los estudios médicos que me realizaron al momento que llegué luego de ser atropellada por un auto, debí haber perdido la movilidad en mis piernas ya que el impacto había sido muy fuerte.
Pero....
Cuando desperté hace unas horas me volvieron a hacer estudios para valorar mi estado, y todo salió bien, yo estaba en perfectas condiciones...
Parecía que nunca me hubieran atropellado, todo estaba bien, no había señales de ninguna fractura. Solo unos pequeños raspones, pero fuera de eso estaba bien.
Un milagro había ocurrido.
Era como si no hubiese sufrido aquel accidente, yo me encontraba bien y todo...
GRACIAS A DIOS...
Él había hecho un milagro en mi vida, me había perdonado y también me había sanado físicamente.
Al día siguiente recibí la visita de mis amigas.
— Hola Deni, me alegro de que ya estés mejorando — dijo Rosalie con una sonrisa en su rostro
— nos diste un gran susto — confesó Julieta
— Que bueno que ya estés bien — agregó Yareisi.
— me alegro de haber despertado, fue gracias a Dios — dije sonriendo.
Estuvimos conversando de cualquier tema que se nos ocurría.
Me contaron sobre los regalos que habían recibido de su graduación y demás cosas.
Por la tarde Edward me fue a ver.
— Hola Denisse ¿cómo te sientes?
— Hola Edward, ya me siento un poco mejor.
— que bueno eso me da gusto — se sentó en una silla a un lado de la camilla donde yo estaba acostada.
— si te cuento algo que creo que ocurrió ¿creerás que estoy loca? — pregunté
— no claro que no
— okey, bueno el día que salí corriendo de casa...
Le conté lo que había sucedido, que lo había visto a él, y luego le dije lo que había experimentado y que había hablado con Dios...
— Dios estuvo a tu lado en todo momento — sonrió levemente
— Lo se, ahora lo se
Quedamos en un profundo silencio hasta que el dijo:
— te traje un pequeño regalo
— ¿en serio? — frunci el ceño
— si — se agacho para recoger algo del suelo.
— Toma abrelo — Me extendió una caja color marrón con un listón rojo en su tapa, sea lo que sea que estaba dentro tenía vida, ya que pude sentir como se movió.
Lentamente abri la caja y lo que vi me hizo derramar unas cuantas lágrimas de felicidad.
— Oh Edward, es hermoso — dije cubriendo mi rostro con mis manos — siempre había querido uno de estos, Gracias muchas gracias.
Un perrito, era lo que contenía la caja, un perro de raza Chihuahua. Era tan pequeñito color arena.
Siempre había querido uno de esos pero nunca había tenido la oportunidad de conseguirlo.
— me alegra que te haya gustado, ¿que nombre le pondrás?
— mmm creo que Luna
— es un bonito nombre
— lo es
Cuando él se marchó yo me qude sola.
Me puse a reflexionar en aquella plática que había tenido con Dios.
Y me di cuenta de que él tenía razón.
Dios siempre estuvo a mi lado, aunque yo no lo pudiera ver.
Siempre permaneció conmigo en los momentos más difíciles, el problema era que yo estaba tan cegada por el dolor que me costaba creer.
A veces cuando atravesamos por pruebas y dificultades sentimos que Dios se aleja de nosotros, pero en realidad somos nosotros quienes nos alejamos de él.
Nos aferramos más al dolor y eso nos impide ver más allá del sufrimiento.
Más allá del dolor hay una gran bendición.
Cuanto mayor sea la lucha que afrontemos mayor será nuestra bendición.
Ninguna tormenta es permanente, todo tiene su tiempo, y luego de la tormenta viene la calma.
La tormenta es temporal, las bendiciones de Dios son eternas.
En todo momento Dios está a nuestro lado.
Él lo prometió, y Él nunca falla...
Dios siempre es fiel a sus promesas...
Su Gracia abunda en la tormenta...
En medio de la tormenta La luz de Jesús brilló en mi y me dio nuevas esperanzas...