Había una escalera escondida entre el tejado y el tercer piso de esa grandiosa casona. Para suerte de algunos y desgracia de otros, el hijo menor de los Jhones descubrió esté secreto en una de sus expediciones por la casa.
"¿Quién eres tú?"
Preguntó yeonjun, a aquel niño que se escondía en la oscuridad, sus ojos estaban teñidos completamente de negro, tan oscuro como su cabello. La mirada del contrario estaba fija en el prototipo de la casona en la que vivía, era una pequeña casa de muñecas.
"No sé a qué haz venido, pero será mejor que te vayas, mi mamá se molestará si te ve en nuestra casa a ésta hora. "
El pálido dió unos paso adelante, aún sin revelarse ante la tenue luz del dormitorio de yeonjun.
"No, mamá quiere que te largues. Que se larguen todos de su casa. "
Habló por fin, con una voz tenebrosa que logró espabilar a yeonjun, quién retrocedió un poco, con intención de cerrar la puerta de su dormitorio.
"Eres un grosero, los niños no deberían hablar así a sus mayores...y será mejor que te dejes de bromas y salgas por dónde haz ingresado.
"
El rubio cerró la puerta de su dormitorio, algo consternado por el comportamiento de aquel niño, él no era así, su mamá le enseño él respeto que se les debe dar a las personas mayores.