Luna Nova - RE & The Promised...

By Jua_synthesis

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Hace años que Emma dejo las riqueza y las comodidades de la nobleza para irse a viajar por tierras extrañas... More

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Capítulo 2: Nocturnal Contact
Capítulo 3: Let me love you

Capítulo 1: Blood Meeting

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By Jua_synthesis


La oscuridad prosperaba sobre el inmenso boscaje veraniego, sus mezcladas hojas con cierto brillo por el roció y sobre ellas posaban los insectos nocturnos; algunos silenciosos y otros que destacaban su existencia con agudos sonidos. A su sinfonía nocturna se unían el silbido musical de las aves y el arrullo del viento desde el norte.

Esta noche en particular el bosque se escuchaba inquieto. Una presencia extraña, un nuevo movimiento y aroma sacudía de los nervios a la vegetación, y que el licántropo dueño de la zona no pudo evitar rastrear. Una luna completa se imponía radiante en el cielo, iluminando el sendero natural lo suficiente para que el poseedor viera los rastros deliberadamente dejados dentro de su territorio como un mensaje ofensivo. Es un lobo de áspero pelaje azabache y ojos lóbregos, una sombra andante de la oscuridad; del cuello conserva un collar de fino cuero con una joya como colgante, una esmeralda de intenso verde: refinada y ovalada, embutida en una magia antigua y sostenida por un delgado y delicado entrelazado de bronce.

Ray olisqueo el trazo de olor en los arbustos maltratados, no parece pertenecer a un animal o/a otro licántropo en específico intentando desafiar su afirmación, en cambio, es un olor de fina suavidad en comparación a las fragancias salvajes del bosque. Desconcertado. Continúo caminando silenciosamente por el manto de hojas y ramitas secas, parando en seco para observar las huellas en el suelo. El tamaño y la forma le indico que era un humano el que atravesaba su territorio, y por la textura de la tierra, fresca y brillante, debió pasar por aquí hace unos cuantos minutos aproximadamente.

A estos momentos debería estar a varios metros de su posición.

Generalmente... a Ray no le importaría que un humano cruzara a través de su territorio: sin embargo, en esta noche en particular de Luna llena sus instintos y hormonas estaban insoportables. Entonces, si lo racional e ilógico fueran pesadas en una balanza, probablemente, la derecha pesaría más.

Era un animal, uno frenético y territorial, sin compañera con la cual pasar la temporada y mantenerse ocupado... cualquier intrusión... no... será... tolerada. Ray siguió el sendero dejado por el humano a través de los matorrales, con el pelo del lomo erizado, colmillos al descubierto y gruñendo bajo en la garganta. Listo para cazar.

.

.

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Emma se estremeció ante el viento helado que sacudió los árboles, exhalo con pesadez y levantó su mirada al cielo para utilizar las alineaciones de las estrellas para confirmar que iba por el camino correcto. Al estar segura, siguió caminando por la ruta. Intentando no causar demasiado ruido en la naturaleza. Su destino era un pequeño pueblito conocido como Grand Valley ubicado a un kilómetro después de este inmenso bosque, su plan era reabastecerse de víveres y descansar todo lo posible para luego continuar su viaje por la cordillera montañosa.

La vida de Emma es inquieta, siempre en constante movimiento para recorrer la región, evitando a las ciudades y su gente a propósito. La razón, odiaba llamar la atención.

Lo que era una acción complicada. Ella naturalmente es un icono resaltante por su cabello pelirrojo y ojos verdes.

Era una belleza para los ojos de la gente común y los campesinos, su curiosidad e interés respectivamente creaban comentarios que irían como el viento. De un lugar a otro rápidamente, llegando a muchos oídos. Los cuales pueden llegar a pertenecer a personas indeseadas que irían en su búsqueda sin mucho pensarlo ya que sus características físicas son algo que solo los altos nobles del país pueden poseer.

Durante cuatro años esta rutina le ayudó a evitar regresar a la vida de aristócrata, su etiqueta y obligaciones tediosas, pero, en especial el tener que confrontar a sus padres y la familia Ratri.

Sigue firme en su decisión, en paz con su vida actualmente. La autocompasión oscurece aquella culpabilidad que la corroe por destrozar cruelmente el corazón de sus padres con su impensado abandono. Uh. Es justificada su razón... no le dejaron más opción. Emma no podía soportar ver como el orgullo y el ego por estatus decidía fácilmente la trayectoria de su vida. Hasta el punto en que se imaginó como un objeto y no como una hija, otro ser humano libre con el poder de decidir, o tener emociones y sentimientos.

Los llego a odiar cuando organizaron, bendijeron, un matrimonio con el primogénito de los Ratri solo para mezclar apellido, sangre y tierra. O más... Pero no está realmente segura, porque nunca prestó atención a las reuniones que se organizaron con el propósito de crear una conexión con su prometido y/o futuro esposo.

Fue ridícula la felicidad de sus padres al ver su silencio, interpretándolo como una aprobación, sin más, sin objeciones al respecto. O sea, es Norman Ratri del quien estábamos hablando aquí. Entiende, admite, que es un hombre guapo y con cierto carácter simpático, pero... a Emma no le gustaba el misterio inteligentes que se ocultaba en eso ojos azules. Se asustó, ¿vale? Tampoco se iba a quedar para averiguar el significado... por eso huyo. Emma cree que su tiempo debe ser invertidos con la persona correcta y no porque otro lo decide solo por política, negocios, poder o dinero que solo garantizaran un vacío en el corazón del cual puedes lamentar años después. Glorificar la idea de que "el amor vendrá después"... es inhumano. ¡Es de una persona adulta a quien le están robando su vida!

Emma se detuvo y respiró profundamente para liberarse de la repentina ira que sufría cada vez que recordaba esas memorias, sus manos enguantadas se apretaron sobre la tela negra de su capa, cerca de los apliques metálicos que la sostenían en su lugar. La vida después de su huida fue, al principio, una experiencia traumática. Entre burlar a la caballería de los Ratri y en aprender a ser independiente en la ciudad hizo de ella una persona nerviosa. Demasiado. Son raras las veces en la que está tranquila ahora... Por fortuna y gracia de los Dioses, tuvo el apoyo de algunos de sus amigos más cercanos, los cuales a veces contacta para preguntar por sus padres y las actividades de Norman Ratri cuando no puede evitar cruzar una gran ciudad donde su influencia es notable.

Emma retoma su ruta un poco más calmada, y también un poco apresurada. No es que realmente tuviera prisa, en su opinión, le encantaba pasearse por los bosques independientemente del horario y no le importaría menos instalar su tienda y dormir rodeada de la naturaleza y brillantes estrellas: sin embargo, lo reconsidero al notar la ausencia de sonido enredado en las raíces, ramas y hojas de los árboles. Dejando ver un aura siniestra y de extraño misterio que le daba escalofríos. No fue normal. Y tampoco quería averiguar exactamente que causaba este efecto porque su única arma para defenderse era una simple daga heredada.

Pero mientras más caminaba y caminaba la sensación no se iba, en cambio, aumentaba, el vello en su nuca estaba erizado por la repentina idea que algo la estaba observando. ¿Un animal? Probablemente. ¿Un Búho?, no escucha el siseo de alas o ulular típico. ¿Un Zorro o un Oso... tal vez? No, los hubiera escuchado por muy sigilosos que fueran.

Emma, nerviosa y un poco asustado, se adentró en dirección a los cenizos matorrales con movimientos que hicieron eco en el bosque. Las espinas aguijonearon la tela de sus ropas, pero ella siguió a pesar de la molestia, camino hasta que a lo lejos escucho el sonido de agua circulando y se apresuró. Llegó a un borde del bosque, a diez pies de distancia estaba un rio de caudal con rápidas corrientes. La inquietud pesaba en su estómago cuando camino a la orilla de tierra húmeda, piedras y ciertas plantas acuáticas. Emma apretó la correa de su bolso de cuero, estaba convencida de que algo rondaba por la zona y la seguía determinadamente con una impresionante destreza de pasearse inadvertido de su vista, pero, sea lo que sea, animal o persona, está muy equivocado si cree que puede sorprenderla.

Empero, lo que vino a continuación fue una de las escenas más insólitas que ha contemplado en toda su vida. Un oscuro gruñido retumbó y los arbustos se sacudieron bruscamente. Emma apenas y pudo reaccionar, fue muy veloz, soltando su bolso y levantando su antebrazo para protegerse el rostro mientras gritaba de dolor cuando una mandíbula gigante penetró la piel. La criatura era grande, negra como una sombra. Emma contuvo un sollozo, a tientas buscó la daga en su cadera, empuñándola para acuchillar al animal: sin embargo, el animal era inteligente porque liberó bruscamente su brazo. La pelirroja presiono su brazo herido contra el pecho, retrocediendo más hacia el río mientras el brillo de lágrimas ardía en el borde de sus ojos verdes

Entre la tenue luz ofrecida, su mente desacelera en un intento de ponerle nombre a aquella monstruosa criatura de las sombras. Guardaba una cierta semejanza canina en cuanto al contorno y la forma de moverse, poseyendo un pelaje azabache y ojos negros profundos.

El pánico abrumo a Emma rápidamente. Jamás en su vida hubiera imaginado que un lobo pudiera ser tan grande. Dios... ¡¿Cómo se supone que iba a enfrentarse a esta cosa?!

El animal la observó salvajemente, concentrado en su imagen, gruñendo profundo con los dientes al descubierto y pintados de su sangre. Iniciando un andar lento, los músculos tensos y listos, rodeándola como a una presa de la cual se servirá un festín esta noche.

Emma mordió su labio, concéntrate, debe haber una forma de burlarlo... pero parece imposible. La diferencia es muy obvia. Ella es superada en muchos sentidos y aspectos. Su única opción es regresar al bosque, así... solo así... puede que tenga una oportunidad. Pero ¿cómo? Debe pensar en algo rápido. Ella se estremece ante el gruñido sordo y los colmillos a la vista en una promesa de muerte.

La bestia se impulsa en otro ataque con un estruendoso gruñido. Emma retrocede, chillando asustada cuando su bota patina sobre fango viscoso del río. Cae sobre su espalda y la daga se desliza del agarre de su mano, su corazón brama violentamente en su pecho al ver como la bestia se cierne sobre ella. Logra mover su torso lo necesario para evitar los dientes en su cara, pero grita y el bosque se estremece ante el sonido desgarrador cuando el lobo muerde profundamente en su hombro. Esta vez no contiene las lágrimas, se deslizan por su rostro porque, Dios, duele horriblemente. Emma se sacude y solloza, desesperadamente estira su cuello y busca con su mirada la daga.

La luz de la luna se refleja en el metal, relumbrando en su dirección.

Un gruñido zumba en la garganta del animal, ojos salvajes perdidos. Si, exacto. Ahí. Hay una arteria importante. La mandíbula del lobo ejerció más fuerza en el hombro femenino ante este conocimiento.

Emma jadeó apretando los dientes, con toda su voluntad se mueve y ejerce un rodillazo al abdomen del lobo. El canino ladra, aflojando la mandíbula brevemente para que la pelirroja rápidamente palmeaba el suelo a su alrededor hasta encontrar una piedra. No duda en utilizarla para golpear la cabeza del lobo. Dejándolo aturdido y jadeando por el daño, liberándola de su agarre mortal. Ella se retuerce hacia atrás, con la adrenalina es sencillo ignorar las punzadas de sus heridas mientras gatea hasta donde está su daga. Otro grito escapa de su garganta, al mirar detrás ve que el lobo mordió su tobillo y la arrastra con ojos rabiosos. Emma coge el puñal de la daga, gira las caderas y el torso, guía con fuerza su mano izquierda para arremeter.

El lobo negro aúlla y sacude el pelaje cuando la hoja afilada corta la carne de hombro hasta el pecho de forma diagonal. La sangre pinta el suelo, el canino camina herido lejos de Emma hacia el río, sus gruñidos ásperos son oídos por el bosque.

Emma se levantó lo más rápido que podían con sus piernas temblorosas, respirando superficialmente y presionando una mano enguantada en su hombro herido para contener la hemorragia, la daga ensangrentada cae al suelo con un sonido seco. Su visión era inestable, puntos blancos y rayas negras debido al dolor, sin embargo, logra caminar hacia el bosque a pesar de su cojera. Abandonando su daga, su bolso, sin mirar por segunda vez al animal detrás suyo.

Camina insegura por los senderos, a través de los arbustos y zarzales espinosos. Pero son sensaciones que no le importan, necesita, debe crear una distancia segura entre esa bestia.

Lo hace... sigue... y sigue caminando... pero llega a un punto, se pregunta, ¿cuánto tiempo lleva caminando? ¿A dónde va? Los pensamientos se desordenan cada vez más en su cabeza. Emma está confundida, adolorida, asustada. Eso no era un lobo ordinario, era una bestia. Las heridas que hizo arden debajo de su piel... Es cierto que los lobos eran más grande que un canino doméstico, eso era obvio, pero naturalmente no crecían al tamaño de un maldito caballo. La pelirroja tosió seco, oscuro, un dolor de cabeza pulsando intensamente. Una extraña ola de náuseas la hacen detenerse, respira por la boca, es como una serpiente arrastrándose lentamente por sus brazos, torso y piernas, rodeándola en un abrazo pesado e intenso. Ejerciendo con cada respiración más fuerza, ahogándola, dejando una sensación de ardor en sus pulmones. Insuficiente. Duele respirar. ¡Basta!

Está aterrada. No sabe qué sucede con su cuerpo... ¿Qué es? ¿Como? ¿Un efecto de alguna planta venenosa...? ¿O es la bestia? Emma solloza, su cabeza duele y se siente entumecida, aturdida y mareada, incapaz de dar orden a sus pensamientos o sentidos o lo que sucede a su alrededor.

¡¿En qué momento dejó de caminar?! ¡¿Dónde estaba?! Las imágenes eran borrosas e inestables, el sonido seco y espaciado, los olores y aromas abrumadores.

Su espalda se encuentra contra un árbol, y se desliza hasta caer sentada en sus raíces y hojas caídas. Emma inhala y exhala ansiosamente incómoda por el dolor, sin poder sentir o mover su brazo derecho. Busca con la izquierda los apliques de su capa, desabrochándolos, la pesada tela se libera y cae en la tierra; sus dedos se arrastran más arriba, en su hombro sangrante y marcado por dientes. No entiende por qué lo hace pero, solo al tocar el área afectada una corriente de fuego hace hervir su sangre: agobiándola, sacudiéndola y dejándola temblando sobre la tierra. No duele, pero es un escozor. No siente frío, pero es demasiado fresco. Las punzadas que siente son agudas y penetran en su interior como buscando su alma, es muy extraño, espeluznante, como una aguja cosiendo alrededor de la seda. Fácil, no obstante, es delicado y sensible. ¿Por qué? ¿Qué es lo que está sucediendo? ¿Qué significa?

¿...Está muriendo?

Emma permanece con los ojos cerrados y acostada en la helada tierra, acurrucada, intentando inútilmente respiran lento... profundo. Se queda así, quieta, en silencio y cansada, creyendo que si permanece así por un tiempo esa será la cura para sus síntomas. ¿O solo es una falsa esperanza? ¿La muerte es lo que desea? Si lo hace... morir aquí... será libre. De las expectativas de sus padres, del control de los Ratri y del mismo mundo cruel en el que vive. Libertad. Paz. ¿Eso es realmente lo que vale la muerte? Quizás. No lo sabe. Emma ya no sabe qué es lo que desea... está cansada, adolorida y extremadamente sola. Esa es la verdad. No tiene nada o/a alguien que le importe lo suficiente que la obligue, anhele, tener una determinación a seguir viviendo un poco más de tiempo.

Un viento helado azota el bosque, estremeciéndola, su cabeza ruge de dolor de nuevo como para detener finalmente sus pensamientos. Emma cierra sus ojos, esperando que dormir ayuda y alivie todo el caos que es su vida.

El viento fluye místicamente por el boscaje, moviendo ramas y hojas en una sonata tranquilizadora. Grillos chirrían y aves nocturnas cantan sus melodías. El cielo es oscuro, negro, y el dosel de ramas y hojas impiden su vista, pero en la cúspide se alza la redonda luna observando todo. Iluminando, su luz atravesando el espeso dosel, claridad tocando la piel de la joven mujer que duerme sin saber de su destino.


Gruñidos resonaron y el lobo negro se tambaleo hacia el río. Ray parpadeo rápidamente, tratando de concentrarse más allá de los puntos blancos y el dolor palpitante en su cabeza. Maldita sea. Está realmente sorprendido de no tener un conmoción cerebral. No debió subestimar a la humana; refunfuño irritado mientras abandonaba el pelaje de animal.

Bajo la luz de su Diosa reveló una figura alta, esbelta y de músculo cincelado; cabello azabache, ojos negros, rostro afilado y sugestivo con expresión desafinada de seriedad. Ray gruño nuevamente al sentir más intenso el dolor de cabeza, agregado a su vez, el ardor de la herida que sangraba trazando su pecho desnudo. Es doloroso pero soportable, se curará en unas horas, sin embargo, el dolor de cabeza puede que continúe por algunos días. Genial. El licántropo resoplo, cerrando y abriendo los ojos, sus orejas moviéndose al compás de cada ruido producido por la naturaleza.

Luego de unos minutos, más calmado y racional, se da cuenta gracias al reflejo del agua el brillo verde proveniente de su pecho. Ray abre los ojos, boquiabierto, el corazón acelerando inesperadamente en una anticipada emoción cuando se quitó el collar apresuradamente y observa con maravilla la gema resplandeciente. La magia rebosaba de la gema, cálida al contacto con sus dedos, su luz era como una hoguera en pleno invierno para su alma.

Era como un insecto en estos momentos, maravillado y atraído ciegamente por una luz... olvidando que resto del mundo existe a su alrededor. Una luz que ha estado esperando desde su decimocuarto cumpleaños, en el instante en que el chamán de su clan le entregó su destino.

Han pasado dos décadas desde entonces, y finalmente, finalmente... la luz despertó. Encontró a su pareja de vínculo. O bueno... ella lo encontró a él.

No debió notar el brillo en el momento en que se acercó debido a la imbecilidad de su cerebro cuando es colmado de hormonas e instintos al mismo tiempo. Lo que... Oh no. El gemido que brotó de su garganta fue dolorosamente culpable. Ray arqueo las orejas y arrugó el ceño, encorvó los hombros mientras el miedo se asentaba desagradablemente en su estómago.

La hirió... la hizo sangrar. Dioses. ¿Cómo iba a...?

Lo arruinó completamente. El deseo de sujetar a sus instintos para despellejarlos con garras y colmillos hasta que su rabia bajara se hizo fuerte en segundos. Ahora, debe considerar con mucho cuidado sus opciones si quiere acercarse a su prospectiva pareja para completar su vínculo. Un ronroneo enamorado vibro en su garganta al pensar en ella; dentro de sus energúmenas memorias vislumbro una figura esbelta y pequeña, cabello pelirrojo y ojos verdes. Fuerte, ágil, valiente... tan inteligente y hermosa. Maldición. La deseaba. En sus brazos, en su cama de pieles... tocando su suave interior, ofreciéndole promesas al oído mientras entretejen la vida de cachorros fuertes.

Ray gruño excitado profundamente con los ojos entrecerrados, el instinto de ir por su pareja y reclamarla era fuerte en el fondo de su cráneo: sin embargo, sus instintos pueden irse al infierno ahora mismo. Lo arruinaron la primera vez, no les dará una segunda oportunidad. No es imbécil.

En primer lugar, no puede simplemente revelarse a sí mismo... después de esa locura sanguinaria por su parte, es obvio que ella estará demasiado asustada como para no volver a considerar apuñalarlo de nuevo (si tiene la oportunidad). No es ninguna broma que en verdad sabe emplear aquella daga. Ray puede sentir a la bestia dentro de él agitándose, entusiasmado y hambriento por perseguir a su pareja por el bosque, cazarla y dejar su reclamo sobre su tersa piel. Pero por muy atractivas sean la fuerza, la agilidad y la astucia de su pareja, él no se iba a exponer simplemente. Es peligroso, y aprecia su vida. Quiere compartirla. Hay que ser precavido. Por otro lado, también está herida... quizás esa vulnerabilidad sea su ventaja, el recuerdo parece encender una luz dentro de la cabeza de Ray.

La mordió, dos veces. No es algo de lo que esté orgulloso pero, puede usarlo a su favor, ya que su veneno debe estar comenzando a dispersarse por su sistema rápidamente. A su vez, el efecto de transmutación es más fuerte a comparación del estándar debido a la Luna llena.

Esta noche, afín a su progenie, ella debería transmutar conforme dure la fase lunar completa. Lo que a su vez también aceleraría su ciclo de ovulación. Ray puede usar su pseudo-celo para acercarse, estará lo necesariamente débil y dócil para que él puede acercarse y trasladarla a la comodidad de su guarida.

Un destello en la tierra llama su atención, al acercarse a investigar una sonrisa jovial se impone en su rostro: es la daga. Esto lo cambia todo. Los ojos negros brillan mientras se coloca el collar de nuevo al cuello, el pelo de la nuca y la cola erizadas por la emoción. Alejándose de la orilla del rio camina transformándose progresivamente en su piel de animal.

He, su Diosa realmente lo ha bendecido.

Cuando el Lobo negro está entre la línea principal de árboles, alza el hocico hacia donde su Diosa se impone gloriosamente y suelta el sonoro aullido retumbante en su garganta. Es una promesa a su futura pareja, un juramento a su Gran Madre, y una advertencia al Bosque sobre mantenerse alejados mientras persigue su promesa.

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