✁・・・Nota: Este shot ya estaba publicado en mi libro de Anime. Lo pasé acá para no tenerlo separado. ¡Agradecería mucho si me apoyan con una estrellita de nuevo! (.❛ ᴗ ❛.)❤️
⁀➷ (p/r) = país rival
⁀➷ (c/f) = color favorito
El pequeño chibi Hungría mostraba con gran orgullo los pocos músculos que tenía a su novia (TN), en un intento de impresionar a la niña. Esta escena se vio interrumpida por Prusia, quien hizo a un lado a Hungría.
—Pfff, —se burló el albino— ¿A eso le llamas músculos? ¿Qué te parece esto, (TN)? —alardeó Prusia haciendo fuerza en sus pequeños brazos. Hungría por otro lado hizo puchero y jaló al entrometido chico lejos de su amada.
—¿Tratado de robar a la doncella de otro? ¡Busca la tuya, tonto pruso!
—¡No me rendiré! ¡(TN) será mía algún día! Kesesese.
—Saca tu espada, campesino —demandó Hungría sacando su pequeña daga.
—Chicos, no peleen —insistió la pequeña nación de (TN)—. Prusia, ya sabes que Hungría es mi novio, ¿por qué insistes?
—¡No me importa! Tú te mereces a alguien tan asombrosamente asombroso como yo. O sea, yo.
Horas después del pequeño enfrentamiento entre Prusia y Hungría, (TN) y el de cabello castaño decidieron acostarse bajo un árbol. Ambos siendo los niños que son, llevaban poco de "noviazgo", (TN) no era ni por asomo el mejor país de todos, pero a los ojos de Hungría era perfecta, "la niña más linda de todas" solía llamarle el chico a su doncella.
Ése mismo día en la mañana (TN) había recibido una devastadora noticia que hizo que sus ánimos de hacer cualquier cosa se esfumaran, una noticia la cual aún no le daba a su novio.
—¿Qué sucede, szerelmem¹? No haz estado tan alegre como sueles ser, ¿es por lo que pasó con el tonto de Prusia?
—¿Uh? No —negó con su pequeña cabeza—. Hungría... tengo algo que decirte.
—¿Qué es? —preguntó con curiosidad el niño
—Es que... hoy mis superiores me dijeron que mi país está en la mira de (p/r), planea atacarme y debo prepararme.
—... Te irás...
—No sé cuánto.
—...
—...
—¡Y-Yo te ayudaré! ¡Enfrentaremos a (p/r) los dos juntos!
—¡No! Esta es mi pelea, yo la libraré. No te preocupes todo irá bien.
—(TN)... —la miró con ojos afligidos.
—Sé que no soy el país más fuerte y por eso te preocupa, pero... confía en mí...
—... —se quedó en silencio unos instantes—. E-Está bien, confío que volverás pronto —Hungría disminuyó el espacio que había entre los dos con la intención de besarla, pero la pequeña niña retrocedió un poco.
—Te prometo que daremos nuestro primer beso cuando nos volvamos a ver. Así estarás seguro de que volveré, ¿hecho? —rió traviesa (TN).
—¡Hecho! —dijo Hungría determinado, con una sonrisa en su rostro.
Días, semanas, meses y años pasaron sin que Hungría volviera a ver a su (TN). Perdió la primera batalla, y las batallas subsecuentes a esa, pero siempre supo recuperarse, aunque no del todo. Hungría recibía noticias por diferentes medios de lo que sucedía con su amada. Si bien no se veían en persona, procuraban mandarse cartas para mantenerse en contacto de vez en cuando, aunque era un proceso lento, lo que provocaba que las noticias llegaran desactualizadas la mayoría de las veces.
Un día de suerte, después de mucho tiempo, llegó el día en el que (TN) y Hungría se habían puesto de acuerdo una vez para verse, no sólo ellas, sino también reunirse junto con Prusia y un invitado del que (TN) no sabía mucho, Austria. Esto era para ver a sus viejos amigos y conocer a los de su valiente caballero. Tenía mucho que contarles y estaba emocionada por ello. Aunque ahora mismo sufría de una crisis.
—¡No sé qué ponerme! —exclamó por quinta vez (TN) tirando otro vestido a su cama.
—Relájate, si él te ama tanto como dicen sus cartas deberá de gustarle cualquier cosa que te pongas con tal de verte de nuevo —dijo la amiga mortal de (TN).
—Por eso mismo, nos veremos después de tanto. No puedo ponerme cualquier cosa.
—Piensa, ¿qué le gustaría a él?
—Uh... —pensó la chica—. Bueno, le gustan las flores.
—No digas más.
—¿Qué harás?
—Haré mi trabajo, la razón por la que estoy aquí, darte un cambio de look.
—¡Por favor, ayúdenme! —suplicó desesperada la ahora madura nación.
—Yo te ayudaré, ¿qué podría salir mal? —dijo Prusia dándole palmadas descuidadamente en la espalda a la chica.
—Insisto en no estar de acuerdo con esta idea, Hungría —dijo Austria—. Si ella te quiere tanto como dice, el hecho de que en realidad seas mujer no debería de afectar tanto.
—¡Claro que afectará! ¡Ella espera ver a al chico maduro, guapo, musculoso con el cual estuvo durante su infancia!
—Lo que me hace preguntarme, ¿por qué no le dijiste que en realidad eres una chica? —cuestionó el pelinegro.
—¿Qué tal si dejaba de quererme?
—Deberías de decirle la verdad y ya.
—Sólo fingiré ser chico por un día.
—¿Y si las cosas van a mayor y decide estar contigo?
—Venga, Austria, —interrumpió el albino—. Deja a la chica hacer lo que quiera, no creo que vaya para más.
—Bien, pero se los advertí.
(TN) esperaba en el parque donde Hungría la había citado, con un hermoso vestido floreado color (c/f) que le llegaba hasta arriba de las rodillas y unos zapatos bajos blancos.
—¡(TN)! —escuchó gritar desde lejos, dirigió la mirada y miró a un muy feliz y emocionado Prusia corriendo hacia ella.
Al llegar Prusia con la chica, se dieron un fuerte abrazo.
—¡Prusia! Cuanto tiempo sin vernos.
—Lo mismo digo, linda. Te vez asombrosa, aunque claro no más que yo.
—Algunas cosas nunca cambian —rió—. ¿Dónde está Hungría?
—Oh, ya viene, estaban detrás de mi ella--, digo, él y Austria, sólo que caminan muy lento —se sobó la parte trasera de su cabeza ante la metida de pata que casi hace.
—¿Son ellos? —preguntó (TN) apuntando a un chico de cabello negro y a otro de cabello castaño agarrado en una coleta de caballo baja.
—¡Si! Son ellos, sólo que Hungría está algo enfermo y no puede hablar. Así que trate de no hacerlo hablar mucho.
—¿Qué le pasó? —cuestionó preocupada.
—Cosas... Cosas de chicos.
—Oh... De acuerdo.
—Buenas tardes —saludó educadamente el hombre de cabello negro una vez que habían por fin llegado al punto donde estaban el albino y la amada de Hungría—, usted es la señorita (TN), ¿me equivoco? Soy Austria, un placer.
—Igualmente —le correspondió el saludo a la vez que volteó a ver a Hungría, quien la veía con singular alegría marcada en sus ojos— Hungría... —sonrió (TN)—la castaña que fingía ser hombre le respondió con un abrazo, y al separarse le hizo señas tratando de decirle que no podía hablar.
—Lo sé, Prusia me lo dijo. No te preocupes, lo que quería era volver a verte —declaró con un ligero rubor en sus mejillas.
Hungría sonrió ante lo que (TN) había dicho, y sin pensarlo la volvió a abrazar pero esta vez pegando su frente con la de ella. Prusia y Austria se pusieron un poco incómodos, ambos se miraron tratando de decidir quién las bajaría de las nubes, puesto que la situación en la que estaba la húngara no era adecuada para dejarse llevar. Al final fue Austria quien carraspeó su garganta y habló.
—¿Qué les parece si tomamos una caminata por el parque? Ya estamos aquí. Así (TN) nos cuenta sobre lo que ha hecho este tiempo.
—¡Sí! ¡Hay que aprovechar el día! Kesese —apoyó Prusia.
Durante todo el día estuvieron haciendo diferentes actividades, caminar por el parque, platicar sobre lo que habían estado haciendo durante todos esos años, Austria quejarse de Prusia, Prusia hablando de lo asombroso que es, los cuatro fueron a los juegos que habían en el parque, Austria no participó mucho ya que no le interesaban esas actividades que consideraba infantiles, mientras (TN) y Hungría hacían cosas típicas de parejas a pesar de que no estuvieran juntos. La húngara, a pesar de tener experiencia en actuar como hombre, no pudo evitar sacar un instante su lado femenino al ver unas hermosas flores, se percató de que se había emocionado un poco de más de como solía hacerlo, y (TN) la estaba observando, disimulando el momento Hungría arrancó unas flores y las colocó nerviosamente en el cabello de su amada, dejándola con una gran sonrisa mientras ella sudó la gota gorda.
Rápido se dieron las cinco de la tarde, y decidieron que era hora de comer algo. Prusia junto con (TN) fueron al auto a sacar la canasta de comida que tenían lista, mientras Hungría y Austria se quedaron sentados en el césped a un lado de la fuente del parque.
—¿Sucede algo? Pareces incómoda —preguntó el austriaco.
—No... Bueno, es sólo que la faja en mis pechos me empieza a molestar —aprovechó de hablar la chica mientras su querida no estaba presente.
—Te hubieras evitado todo esto si le hubieras dicho la verdad desde un principio.
—No importa. Todo va de maravilla, y (TN) se lo está pasando de maravilla.
—¡Aquí estamos! —anunció Prusia gritando desde unos metros, llegando con (TN) cargados con comida.
Austria puso la manta de pícnic y comenzó a acomodar todo lo que había en la cesta, Prusia intentó ayudar pero siempre era negado por el pelinegro. La chica recién llegada se sentó al lado de la castaña.
—Tengo buenas noticias —comentó (TN) captando la atención de Hungría—. Me quedaré unos meses aquí, mi superior aprovechará para establecer relaciones comerciales más fuertes con tú país y el mío —sonrió ella—. ¿No es fantástico? Podremos pasar más tiempo juntos.
Hungría no supo como responder, estaba feliz por tenerla más tiempo a su lado, pero no podría mantener esta farsa de ser hombre y estar enferma de la garganta todo tiempo. De pronto la atención de las dos se vio desviada hacia con Prusia y Austria quienes discutían.
—¡Yo lo pondré! —insistió el albino escandaloso tomando la bandeja de la merienda principal de un lado.
— Ya te dije que no, yo lo haré, tú sólo traerás descontrol —el pelinegro tomó el lado contrario de la bandeja.
Hungría se levantó tratando de hacer que dejaran de pelear, pero Austria y Prusia seguían jaloneando la bandeja de un lado al otro. Ya que el pruso era el que estaba cerca de la castaña, fue a quien intentó detener primero, pero antes de que la chica pudiera hacer algo Prusia arrebató de las manos de Austria la bandeja sin medir su fuerza, golpeó a Hungría, quien estaba detrás de él, en el estómago. La húngara sintió el dolor del golpe inesperado del metal de la bandeja, provocando que retrocediera, pero para su infortunio el bajo muro que evitaba que el agua de la fuente se derramara se interpuso en su camino provocando que cayera dentro de la fuente.
— ¡Estúpida, mi maquillaje, idiota! —exclamó sin pensar Hungría, mojada completamente por el agua. Al darse cuenta de que había hablado, miró a los dos chicos quienes la veían sorprendidos, pero no más que (TN).
El maquillaje que le habían aplicado a la húngara se estaba corriendo, la peluca se le había movido revelando su largo cabello ondulado; además, la faja que mantenía sus pechos al margen se había reventado.
—¡Oh Dios! ¡Hungría es una chica! —exclamó Prusia con un falso tono de sorpresa. Austria le dio un zape al albino. (TN), ignorando al par, se acercó a la chica que yacía tirada en la fuente.
—No entiendo... ¿qué está pasando? —preguntó con el rostro desencajado.
—(TN), yo... Bueno en realidad soy una mujer —declaró lo obvio.
—Sigo sin entender, ¿ustedes sabían de esto? —se dirigía ahora a Prusia y Austria. Ambos asintieron con un poco de pena—. ¡¿Por qué no me lo dijeron?!
—Hungría creía que te perdería si te decía que en realidad es una chica —tomó la palabra el austriaco, a la vez que ayudaba a la mujer en cuestión a salir de la fuente.
—¿Osea que desde niños me engañaban? —miró esta vez al albino.
—¡No! ¡No es así! —dijeron al unisono Hungría y Prusia.
—Yo sí que en realidad creía que era un niño —se apenó Hungría.
—Yo también, (TN) —habló Prusia—. Los tres creíamos que ella era un chico. Fue hasta después de que te fuiste cuando me di cuenta de que Hungría en verdad era una mujer.
—Siento no habértelo dicho antes, yo les pedí que no te dijeran nada. Es sólo que sabía lo feliz e ilusionada que estabas por tener a ese niño a tu lado que no quise decírtelo. (TN)... mis sentimientos por ti han crecido de la misma manera desde entonces. Entiendo si no puedes corresponderme ahora porque las dos somos mujeres...
(TN) la interrumpió a Hungría poniendo su dedo índice en sus labios. Austria por respeto decidió retirarse y esperarlas en el auto, también se llevó a Prusia arrastrando, quien renegaba y vociferaba que lo soltara, ya que no quería irse por voluntad propia.
—Debo admitir —dijo (TN)—, que me tomó por sorpresa el que fueras una chica, bastante. Pero yo me enamoré de ti por quien eres, no por que seas un chico, de haber sido así, entonces sólo me gustarías porque eres un hombre y no por ti.
— ¿Entonces estás de acuerdo con que tengamos una relación? —preguntó un tanto apenada la húngara.
— ¡Por su puesto!
Hungría sonrió y tomó de la mano a su amada chica entrelazando sus dedos. Comenzaron a caminar yendo a con los chicos, cuando la castaña se detuvo, (TN) la miró dudosa porque dejó de caminar.
—Hay algo que me debes desde hace muchos años.
—¿Oh si? ¿El qué?
Hungría se acercó a (TN) y unió sus labios en un cálido y diferente beso. A pesar de estar confundida, (TN) correspondió al beso dejándose abrazar por la castaña. Al separarse, la chica de ojos verdes dijo:
—Me prometiste que tendríamos nuestro primer beso cuando nos volviéramos a ver.
1. Szerelmem: amor
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Publicación original: may. 06, 2016