HQ!! ━ Song Shots

By teffyrula

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❝ Me iré viajando a donde mis fantasías me guíen; bailando un compás que sólo nosotros sabemos de qué va. Por... More

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By teffyrula

(。☬ Semi Eita ☬。)

Semi Eita había decidido dejar de fumar hace un año y medio aproximadamente. Ha logrado cierto avance desde entonces, ya no le apetece salir por la madrugada a altas horas de la noche para buscar más aunque sea cientos de colillas usadas y armarse su propia tira de nicotina. Se escuchaba muy patético, jamás llegó a hacerlo realmente, pero Satori tenía sus propios pensamientos con respecto al tema. Tendou Satori es la verdad absoluta de vez en cuando, el único armado de valor para sacudirle la misma verdad a la cara si era necesario. Eita tenía problemas, muy serios problemas.

Satori hacía chistes al azar plagados de buen humor, por ejemplo, cómo era posible que tremendo tipo tan sano terminara dos años después de graduado en tan deplorable estado emocional. Semi Semi era listo, tenía su visión propia del mundo, una idea para todo. Alguien duro, una roca. Nadie pensaría que lograría destrozar sus propios cimientos con tan fácil maniobra. Al final, los únicos que tienen derecho a destruir todo son aquellos que tienen los papeles del terreno.

Cuando Eita se graduó de preparatoria, pasó enseguida con buenas notas de unos exámenes introductorios a la universidad de Tokyo.

Primero quería Ciencias Políticas, luego pensó en Biología, luego en Administración Contable, pero se fue otra vez a la primera opción porque tenía un familiar que le haría palanca para estar cerca del ambiente. Se la pasaba gozando de una vida estable porque sus amigos siempre fueron amigos de por vida, y creía que nada era peligroso. O bueno, sí sabía. Sabe perfectamente lo que está bien y lo que le puede cortar la cara. Desde pequeño sintió un llamamiento por la música, tenía una guitarra y francamente, eso estuvo apegado a él como una extensión de su cuerpo. Su padre meses anteriores le dijo que lo intentara.

Una cosa llevó a la otra. Finiquitar ciertas clases algún fin de semana, cuando pasó la cosa que hoy en día le hace caer de la risa. Está de acuerdo en que no debería darle risa, pero es mejor soltar carcajadas que ceder al llanto porque el sufrimiento es universal y a más de uno le habrá de pasar lo mismo.

Conoció a una chica, que era amiga de un baterista, que era primo de un vecino de la chica. Entonces, algo sucedió. No esperaba que ese mundo lo arrastrara comparado con la fuerza de un tifón sin frenos. Pero ya cuando transcurrió tiempo del segundo semestre, dejó que esos ojos bonitos le quitaran el uso de razón.

¿Qué sabía realmente Eita de la droga? Lo suficiente al menos para hacerse una idea de que si su madre lo viera fumando cualquier cosa, perdería parte de su herencia hasta quedarse sin las menudencias de algún novillo.

No era ningún santo, pero tenía su reputación. Oh, por supuesto que era un santo, es solo que se dio la oportunidad de creerse una mentira que él mismo armó. Haciendo de su verdad algo retorcida y ceder a las extrañezas que le llamaron la atención. Recuerda cuando aceptó el primer cigarrillo, seguido de muchos tragos de cerveza y en seguida, pasaban a ser las dos de la mañana, criticando renuente la luz verde del sitio y cierta anomalía hallada en su sistema. Que aquello no era un cigarrillo, o que la comida no era del todo normal, que todos se alejaban de aquel lugar, pero crepitaba como volcán inactivo despierto después de mucho tiempo. Después de lo que había sucedido en casa, con su padre. Las funciones se cambiaron, pasaba de ser el último a ser el número uno y su pasado quedaba borroso sin recordar la verdadera respuesta de la vida. Caminando como un trausente perdido entre los pasillos del estudio, con personas abalanzadas contra las paredes. Nada más importaba, porque el único objetivo en común con el resto de sus nuevos amigos era esperar a que el mundo terminara y que les diera igual.

A la mañana siguiente de esa, nada le dolía, pero sentía la necesidad de beber una cantidad innecesaria de agua para eliminar la sensación noseabunda del vacío inexplicable en el pecho, el tirón de desesperación de reconocer que estaba bastante perdido. El mundo volvía a ser el mismo, un mundo sin su padre y eso no le gustó.

Esa tarde volvió a fumarse un porro con los audífonos puestos, recorriendo su habitación. La estrecha ventana ser disuelta, encogida y abierta distorsionada. Al cabo de tres horas, volvió a la normalidad. Y sintió de nuevo que no era suficiente.

Después de cada sesión de estudio, clase, grabación, paseo por la plaza, Eita intentaba con cierto temor piadoso fumarse otro porro. Cuando se le agotó los gramos que había conseguido, buscó más y tuvo que hablar con la chica, que era amiga del baterista porque ella no tenía el número del primo del baterista que era su vecino, el punto entre semejante enredo es que el sujeto tenía más de lo que quería y gastó algo del dinero guardado. Suponía que así había comenzado todo; realmente todo había comenzado desde que fue a esa fiesta, pero después de comprarse casi que todos los viernes dos paquetes de six pack y fumar consecutivamente, ya no importaba de mucho a qué echarle la culpa. No le gustaba ir al cementerio.

¿Desde cuándo había dejado de importarle estudiar? Le estaba yendo bien en su exámenes, pero habían cosas en las que no dejaba de pensar. Domingo en la tarde, volvía a buscar a la chica, porque perdió el número del sujeto cuando su teléfono se cayó en el baño y no soportaba pensar mucho cuando tenía ganas de fumar. La chica quiere una salida, él dice que no, y de nuevo, todos se alejan. No quiere que se alejen, como su padre. Acepta exhausto. Nuevo emprendimiento. Nueva sensación.

Le tocaba canciones y ella le dio algo mucho más fuerte.

¿Qué sabía él de ese tipo de pastillas? Con la forma rara de bolsas llenas de chispas.

¿Por qué? ¿Por qué todos se alejaban de él? Están dando un paseo bastante lejos.

Perdió otro teléfono. No tenía mucho de ser nuevo. Se le cayó cuando intentaba mantenerse correctamente sobre la motocicleta del sujeto mientras sujetaba la mochila de la guitarra y ambas cosas le parecían un trabajo extremadamente difícil. ¿Que día era? Ya no lo recuerda, el punto es que se reía como un ingrato sobre la cama de la chica al observar el techo cuando lo recordaba.

Otra vez viernes, nuevo paquete de cerveza. Su madre quizás no ha dejado de llamar. Él no le regresa las llamadas. Está desesperado por conseguir más dinero. No tiene mucho tiempo.

Domingo por la tarde, no quiere pensar de más. No necesita hacerlo cuando se está fumando. Porque cuando cierra los ojos estando cuerdo recuerda la sonrisa de su padre y ahí todo se nublaba, imitaba los gemidos tristes de un cachorrito y se cubría con la almohada evitando colapsar. Necesitaba un porro, no ese tipo de ideas lúgubres.

Reon y Ushijima le enviaron unos correos. No tiene manos despiertas para responder, ha estado ocupado orquestando la nueva modalidad de estudio entre no quedarse dormido sobre los cuadernos por estar demasiado colocado. ¿Qué día era? Realmente no importaba.

Otra llamada de su madre y un mensaje atento de Shirabu. No necesita tampoco una amenaza de muerte, menos de un futuro doctor. Eso le pone los nervios de punta.

Se quedó dormido hasta tarde. No quería ir a clases. ¿Por qué es tan difícil preocuparse por algo real? Como abrir la puerta porque un loco tocaba el timbre de forma divertida.

Esperen, era Satori.

—Veo que no estás de buenas –abrió la boca de la sorpresa. Jamás avisa para ir pero ojalá lo hubiera hecho. Está vuelto un desastre–. ¿Semi?

—¿Qué pasa?

—¿Dónde estás ahora mismo?

Ofendido, dice que se largue. No lo aceptó.

Y supone, de nuevo, que allí comenzó otra cosa.

Tendou lo sacude. Tal parecía que no le gustaba verlo así. ¿Tan mal se encontraba? ¡Esperen! Eita está entrando en pánico, no era necesario que buscara en el último cajón.

—¡Es mi pipa! ¡¿Qué estás haciendo?!

—Creo que irá a la basura.

Eso no era bueno, Tendou usaba esa voz melancólica y seria.

—Tu madre me llamó. Era el aniversario de la muerte de tu padre –se endereza para ponerse frente a él–. No es mi problema, pero creo que puedo ayudarte. No es bueno que ignores a tu madre.

Pero, ¿y su propia vida? ¿qué era lo que pasaba? ¿Satori no se alejaba? ¡Aguarden! ¿Cuándo empezó a llorar?

Además, ¿Con qué derecho le eliminaba contactos de su teléfono? Al menos Tendou sí cocinaba algo decente para las cenas. Iba todas las noches a verificar si aún estaba con vida. Sobretodo porque quería rectificar ese cajón en donde guardaba sus secretos. O si se bañaba. Tampoco tenía que enfatizar tales extremos.

Hasta buscaba comida sana para llenarle la despensa.

—Tendou, no tienes que venir todos los días –replicó de mala gana–. Estoy grande para estas cosas.

Silencio.

Cuando el pelirrojo se comenzó a reír, ya Semi perdía la paciencia. ¡El cabrón era un buen amigo!

Aparte de que hacía preguntas innecesarias. ¿Cómo que cuál era su objetivo en la vida? ¿Debía tener uno? Y cuando no respondía, el visitante hablaba hasta por los codos de Wakatoshi, su carrera culinaria o se conformaba con escucharle tocar la guitarra y ver partidos por la TV.

No supo en qué circunstancias aceptó al fin ir al cementerio. Hablarle a una roca y quitarse el peso de encima. O hablarle a su madre y disculparse.

Tendou se sentía de maravilla, la intervención era un éxito total. No vendría mal que Semi tuviera contacto humano que no fuera gente de porquería. Ya había podido encontrar alivio visitando una lápida, sería bueno que manejara.

Semi Eita había decidido dejar de fumar hace un año y medio aproximadamente. Ha logrado cierto avance desde entonces, ya no le apetece tener ataques descontrolados de salir por la madrugada a buscar cosas sin buena pinta. Tampoco salir con gente extraña, o aceptar un intercambio de objetos para deshacerse de una tristeza que siempre fue normal. Eita ha logrado visitar de nuevo a sus amigos, no quejarse del dulce empalagosa que le ofrecía Satori como experimentos.

La verdad ya no estaba retorcida. Solo la había aceptado.

(。☬ Black Sheep - The Clash at Demonhead ☬。)
Movie: Scott Pilgrim vs The World
2010

Nota de autora: primero que todo, quiero disculparme si no lo entienden, porque francamente no buscaba que todo el escrito tuviera coherencia o sentido. Quería reflejar el como a veces, las personas toman una ruta equivocada durante un duelo. Por ello el OoC. No quería que el escrito de Semi tratara de amor, porque esta canción siempre me lleva a otros lugares.

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