Hallelujah | Levi Ackerman

By b-barnes

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H | ❝El amor no es algún tipo de marcha de la victoria. No, es un frío y un muy solitario aleluya❞ Calynn Bey... More

HALLELUJAH
EPÍGRAFE & PLAYLIST
GRAPHIC AREA
PRÓLOGO. Para ti, en 2000 años.
FIRST ARC ━ no regrets
2. La ciudad subterránea
3. Valer la pena
4. Lo que hay tras las murallas
5. Entrenamiento
6. Sueños febriles
7. El Protector de la Humanidad
8. Reflejos del demonio
9. El cielo en los ojos del soldado
10. La expedición N° 23
11. En aquel remoto castillo
12. Sin remordimientos
SECOND ARC ━ wings of freedom
13. El misterio de la mansión Koch
14. Ojos verdes

1. Paralizada

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By b-barnes

NO REGRETS.
capítulo 1: paralizada.

📍 Distrito Orvud.
Año 829.

Ese día había amanecido oscuro, con nubes de lluvia, grises, pronto sería el epicentro de una fuerte lluvia pero las gotas nunca cayeron. El día expresaba la tristeza y el dolor que la niña no mostraba, simplemente no podía, se decía a si misma que debía llorar, gritar al menos patalear, alguien debería de haberla sujetado para no causar tanto revuelo porque el día que más temía había llegado.

Pero de tanto pensar y pensar que esto pasaría, le quitaron las expresiones correctas, no sabía que hacer, no sabía cómo debía hacerlo. Y para sorpresa de los demás permaneció seria, se lo había esperado. Se odiaba por haber parecido menos humana el día que se supone era el peor de su vida. De una u otra manera sabía que esto iba a ser a suceder a fin de cuentas.

Y aunque ella estaba sentada en su patio, sola y seria, las nubes grises eran ella y las gotas próximas de la lluvia, sus lágrimas. Estaba asustada y su mano derecha cubierta de sangre sufría de temblores fuertes que no podía controlar. Apoyada por su rodillas sobre el pasto recién cortado, que dolorosamente le rozaba la pierna en su bonito vestido rosa ya manchado por la sangre, mantenía la mirada fija en los ojos abiertos y ciegos que también la observaban desde su regazo. Estaban cerrados cuando llegó, aún así quería ver los ojos color tierra que había heredado, así que los abrió, porque sería la última vez que podría verlos.

Un grito se escuchó por toda la gran y despampanante casa de tres pisos en el que vivía, haciendo vibrar cada candelabro y pieza delicada que se hallaba en la colección. No fue su grito. Así que alzó la mirada luego de haber visto la guerra y muerte en los ojos muertos, una bonita mujer rubia con piedras preciosas y verdes como ojos se encontraba en la entrada que daba hasta el patio, en donde estaba la niña de diez años que parecía haber envejecido en aquellas pasadas dos horas.

La rubia estaba aterrada, tenía su mano sobre su pecho, los ojos llorosos por lo que le habían informado al llegar a su hogar y encontrarse con los soldados en su sala. Pero no le tenía miedo a lo que oyó, sino a lo vio al ir corriendo al patio trasero.

Su pequeña y bastarda hija sosteniendo la cabeza cercenada de su esposo, manchada de sangre ajena y con la mirada inexpresiva.

Fue la primera vez que Calynn oyó que alguien le decía demonio.

Pero mientras su madre seguía gritando y llorando hasta el punto que el Comandante tuvo que llevársela para calmarla, la pelirroja bajó la mirada y con la mano temblorosa peinó el cabello castaño claro, aún sedoso, de Mim Beyhan que se movía por la brisa veraniega. Parte de su cuero cabelludo fue arrancado de raíz donde se mantenía la sangre seca que sus compañeros no pudieron limpiar antes de llegar, su cuello estaba destrozado, la carne y los músculos caían luego de haber sido separado de su cuerpo y podía ver el hueso que había unido su cabeza con la columna.

El Capitán del escuadrón especial anti-titán de la Legión de Reconocimiento, Mim Beyhan, había muerto protegiendo a sus compañeros y fue despedazado por tres titanes que pelearon por comer más partes de él. Uno le había arrancado las piernas y los otros dos se estiraron desde su abdomen y cabeza, cuando habían llegado para salvarlo ya había sido tarde. La cabeza del Capitán había rodado hasta los pies del Comandante con el terror impreso en su rostro muerto, lo último que sintió fue miedo antes de morir.

Los soldados no esperaban encontrar a la hija mayor, con tan solo diez años, sola en la casa en el distrito de Orvud para tener que entregarle los restos de su padre. Por más que quisieron esperar a la señora de la casa, Calynn fue más lista y se adelantó a los hechos al verlos, a los amigos del querido segundo al mando.

— ¿Me traen a mi padre? —había preguntado con demasiada calma que pudo haber asustado hasta al más fiero criminal de la Ciudad Subterránea.

Calynn despertaba cada día con el miedo de que alguna vez, quien tocaría esa puerta, no sería su papá, hasta se atrevió a sorprenderse cuando abrió la puerta y los encontró afuera con expresión fantasmal, que se convirtió en pánico al verla. Ella conocía a la mayoría y fue por eso que caminó hasta la carreta para identificar el cuerpo, subiéndole arcadas al notar que no había un cuerpo que observar pero aún así, bajo las miradas consternadas de todos, sujetó la cabeza con la más pura delicadeza y se adentró a su casa dejando la puerta abierta, quedándose en la misma posición por dos horas hasta que llegó su madre.

Paralizada por lo cruel que podía ser algo tan simple como añorar la libertad de la gente ignorante que vivía protegida por las murallas, para que personas como su padre dieran su vida. El mundo era cruel y aterrador, y Calynn se dió cuenta con aquellas alas de la libertad atadas con cadenas y manchadas de sangre.

Y cuando el pequeño cuerpo tembloroso se rindió soltando una lágrima, las gotas de lluvia fueron cayendo una a una hasta ser más fuerte y empaparla. Mezclándose con su llanto casi silencioso. Las gotas también golpearon el rostro de su progenitor tal cual parecían lágrimas al ver a su niña sin expresión alguna, con ojos llorosos que dolían nada más verla, le dolía, le dolía mucho.

— No llores, papi, estaré bien —murmuró queriendo limpiar el rostro mojado que la lluvia volvía a empapar. Odiaba la lluvia, sucedían cosas malas cuando el cielo lloraba.

Sintió como le ponían algo sobre su espalda y su cabeza, al notar el material verde supuso que se trataba de la capa. Alzó la vista viendo a un muchacho castaño que no había visto jamás en su vida, tal vez un recluta nuevo, con los ojos más bonitos que había visto. Este se puso de cuclillas para estar a su altura y aún así le pasaba por mucho.

— Te resfriaras si sigues aquí, ¿no quieres entrar? —señaló con su cabeza la entrada de la casa pero Calynn miró a la mujer pelirroja, parada tras él, que los miraba con ojos abiertos, pasaba la vista entre el muchacho y ella antes de pasar su mano por su pecho al notar que la miraba, que podía mirarla—. Ey —llamó de vuelta el castaño desviando su atención, se puso de pie y le ofreció la mano—. Vamos, estarás bien.

La niña lo miró abrazándose a la cabeza decapitada con un brazo y aferrándose a la capa con la otra, el muchacho le regaló una expresión de genuina amabilidad y cariño. Era demasiado alto, pensó la niña observando su mano y alzando mucho la mirada para ver sus lindos ojos. Le sacudió el cuerpo una sensación de extraña de familiaridad y la paralización de su cuerpo tembló al tomar su mano, grande y fuerte, ayudándola a ponerse de pie bajo la lluvia torrencial que la limpiaba de la suciedad y la sangre que la habían manchado.

Aunque ni siquiera una inundación podría limpiar en lo más hondo de su ser roto y perturbado, porque nadie merecía enterarse que vivía en un infierno a esa edad.

Se dirigió hasta la entrada trasera de su casa, escuchando como su madre le gritaba al Comandante santas palabras que tampoco debía oír, el muchacho le soltó la mano en el umbral y ella giró a verlo. El castaño le puso una mano sobre su cabeza dándole pequeños y suaves golpes, una promesa, pero no dijo nada más. Sus bonitos ojos tristes parecían haber visto una masacre.

Ella sin decir nada volvió por sus talones para entrar finalmente al desastre, moviendo las alas de libertad en su espalda. Antes de girar en la esquina que se dirigía a la sala donde los demás se encontraban, volvió a mirar a aquel par que se observaban. El castaño le daba la espalda y la mujer lo miraba fijamente, nunca pudo descifrar su mirada, porque la mujer del cabello de la sangre parecía haber descubierto algo aterrador pero, a la vez, liberador.

Parecía que si la tocaban rompería en llanto o por qué ninguno de los dos tenían el uniforme de la Legión.


WENAS KSJSKS ustedes no saben como amo volarles la cabeza, gracias isayama por darme un plot complicado ahre.

Fact: Mim es un nombre nórdico, también conocido como Mimir, un gigante que fue decapitado. Su cabeza fue hechizada para que le siga dando consejos a Odín. (espero entiendan la referencia)

Y aquí tienen a Mim Beyhan:

Tan lindo, una lástima jsjdkd.

Esto fue corto pero intenso, Calynn bien perturbada, en fin, espero les haya gustado, díganme que opinan uwu.

¡Nos leemos!

Mag.

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