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Y el rubio, Franco Reyes, aún después de pasar cuatro horas de la hora acordada con Elizabeth, la sigue esperando, pensando que solo tuvo algún pequeño percance, pero el ni se imagina que por más que desee Elizabeth ir a su encuentro no podrá.
El se siente preocupado y nervioso, se imagina no muy buenos escenarios en su mentes.
Ricardo : ¿no llegó? - pregunta entrando a la Sala.
Mira a su hermano sentando en uno de los sillones y recuerda lo feliz sus se levantó esta mañana porque su bruja como el le dice vendría a verle.
Franco : no y ya comienzo a preocuparme - suspira pasándose las manos por el rostro - para colmó no me contesta su celular - se levanta del sillón demostrando lo impaciente que esta.
Ricardo : ni modo que te presentes a la Hacienda Elizondo con el asco que nos tienen - le dice acercándose más al rubio - yo ahora voy a encontrarme con mi Sarita - le dice - le preguntaré por Elizabeth - intenta tranquilizar a su hermano.
Enseguida su hermano lo mira con un gramo más de esperanza.
Franco : me harías un gran favor - acepta - no se que hacer ahora, mismo me siento estúpido - lamenta.
Ricardo : no te martirices, volveré con noticias - se despide brevemente y sale al encuentro de su amada.
Franco : ¿donde demonios te metiste Elizabeth?...- pregunta aún sabiendo que no tendrá respuesta - ¿donde?
(...)
Mientras en la Hacienda Elizondo, la menor de las hermanas ya se canso de patear la puerta del sótano, así que solo se sentó en uno de los tantos muebles viejos esperando a cualquier persona.
En el despacho de esta casa, la madre sigue firmando papeles como si nada, como si no hubiera privado se su libertad a su hija Elizabeth, aunque para ella este meto es el mejor para que su hija no se heche a perder con unos ladrones, forajidos como son los Reyes.
Toc, Toc, suena la puerta del despacho.
Gabriela : adelante - da paso levantando brevemente la mirada.
Sarita : disculpa mama - entra - pero de casualidad ¿no viste a Elizabeth?- pregunta ya que buscó en todos los sitios posibles que ella pudiera estar, pero no la encontró.
Gabriela : ¿porque el interés? - pregunta desinteresadamente.
Sarita : pues quede de verme con ella en las caballerizas, tenemos sus ver unas nuevas dosis de vacunas - responde simple - pero... ¿La viste? - vuelve sus preguntar impaciente, algo le dice que su hermana no está bien y como dicen por hay ojo de loca nunca se equivoca.
Gabriela : pues que extraño que quedará contigo... - murmura - habló conmigo esta mañana y se regreso a Bogotá, junto con el doctor Méndez - miente descaradamente, sin remordimiento ninguno.
La confusión y sorpresa en el rostro de Sarita es muy notable, ya que Elizabeth le juro no irse nunca más de está manera y es más se le notaba bastante feliz aquí como para querer irse. Algo no pinta bien aquí.
Sarita : si que extraño - opina frunciendo el ceño, ya que sabe que su hermana no se iria de está forma, pudiéndose despedir - ¿con Hernán, el compañero de Universidad? - pregunta a su madre con cierta duda.
Gabriela : si, no dijo cuando regresara, pero ahora dejame tranquila Sarita no tengo mucho tiempo- la hecha de su despacho.
La Morena, camina aún pensando en lo que dijo, algo no le encajaba del todo, Sarita sale de casa rumbo a las afueras de la Hacienda para encontrarse con su enamorado.
Ese hombre que la trae loca y hace suspirar, aunque para ella fuera prohibición por su madre, ahora mismo le da igual, lo ama desde que lo vio y quiere vivir su amor.
Ricardo : ¿como esta mi pequeña salvaje? - la sorprende por atrás.
Sarita se gira encontrándose al motivo de sus alegrías.
Sarita : hola - sonríe en grande para darle un beso.
El hombre se siente dichoso de poder estar con su amor y así pasa como una hora hablado de cosas triviales con muchos besos y sonrisas de por medio.
Ricardo : ¿sabes donde está tu hermana Elizabeth? - pregunta en cuento recuerda la desesperación de su hermano.
Sarita lo mira extrañada por la pregunta.
Sarita : se fue... ¿Porque la pregunta?
Ricardo : ¿como que se fue? - pregunta confundido, ya que se supone estaba feliz con su hermano - quedó con franco y nunca llegó - contesta.
Sarita : ¿volvio con Franco? - le pregunta al hombre a su lado y este asiente - entonces no me cuadra que se allá ido a Bogotá - murmura pensativa.
Ricardo : ¿donde se fue? - pregunta queriendo recaudar toda la información posible para su hermano.
Sarita : según me dijo mi madre, ella se volvió a Bogotá junto con un amigo de la Universidad, estuvo con el todo el año que desapareció - cuenta dejando sorprendido a su novio.
Ya que para este Elizabeth estuvo sola el año que no la vieron.
Ricardo : hay algo que no huele bien, es demasiado extraño que se vaya de esta forma - murmura pensativo.
Sarita : lo se para mi también - apoya
Minutos después la pareja se despide amorosamente para así el hombre salir rumbo a su Hacienda. Una vez en esta su hermano lo aborda ansioso por saber si sabe algo.
Franco : ¿la viste? ¿Sabes algo de ella? - pregunta interesado.
Ricardo : no la ví - contesta decepcionando a su hermano, pues este tenía esperanzas de que la hubiera visto - pero Sarita me dijo que se marchó - suelta.
Un jarrón de agua fría le cae a Franco al escuchar esas palabras, su cara es de completa confusión.
Osea hicieron el amor toda la noche, pidieron perdon, se volvieron a confesar su amor y todo empezaba otra vez de maravilla.
¿Que paso?
Franco : ¿como así que se marchó? - pregunta aún sin asimilarlo.
Ricardo : según se, tomó rumbo a Bogotá junto con un tal Hernán - le cuenta a su hermano.
Al rubio de tan solo escuchar el nombre de ese hombre, los celos se le suben aún sin conocerlo.
Franco : ¿quien Diablos es ese tipo? - pregunta de malas maneras.
Ricardo : calmate - le dice al ver como se comienza a enfurecer - es un amigo de cuando estuvo en la Universidad, con el estuvo el año pasado - termina de decir.
Y fue por el enojo y los celos que hicieron a franco no pensar y analizar las cosas, si no confundir las.
Franco : me dejó - dice pero la diferencia de cuándo lo dijo hace un año, es que ahora expresa rabia en vez de tristeza - ¡me dejó por otro! - grita con todas sus fuerzas arrasando con toda la mesa de centro.
Esta me la pagas Elizabeth, son las palabras que se repiten una y otra vez en su mente, sin saber que en un futuro este pensar le costará amargos momentos.
(...)
Al día siguiente, por la noche
Un día a pasado, desde que Elizabeth esta encerrada en el frío sótano, nadie a bajado a ese sitio, ni siquiera su madre que sabe que esta ahí.
Para la familia Elizondo, Elizabeth volvió a Bogotá junto con el doctor por una urgencia de este,m mentira que contó su madre que todos o casi todos creyeron, ya que para norma y Sarita es demasiado extraño.
Mientras en el despacho, Fernando y Gabriela revisan los gastos que tuvo la Hacienda...
Fernando : ¿se encuentra bien doña Gabriela? - le pregunta al verla tan pensativa.
Aunque a él no me importara mayormente, pero su papel de blanca paloma tiene que seguir en pie.
Gabriela : claro que si Fernando - miente, ya que su sentido común ataca ahora, diciéndole que deje salir a si hija.
Silencio, minutos de un tenso silencio.
Fernando : perdone que lo vuelva a preguntar pero... ¿De verdad se siente bien? - insiste.
Gabriela : hay algo que me atormenta - empieza - pero tienes que jurarme no decirle a nadie - pide dejando todos los informes en el escritorio para mirarlo fijamente.
Fernando : sabe que puede contar conmigo para lo que sea - recuerda.
Y como siempre, Gabriela come de la mano de Fernando.
Gabriela : Elizabeth no se fue, yo la en cerré en el sótano, por estar re volcándose con uno de los Reyes - suelte quitándose un peso de encima.
Necesitaba decirlo, desahogarse.
Fernando : no puedo creer lo - murmura con asombro, aunque por dentro esta demasiado feliz por la desgracia de la chica - pero creo que lo esta haciendo mal - Opiná.
Gabriela : ¿tu crees? - pregunta.
Fernando : si - contesta - toda la vida no la podrás tener encerrada, tarde o temprano tendras sus dejarla salir y ella correrá a los brazos de ese mal nacido - manipula su mente con lo que más teme - y usted no quiere eso... ¿Verdad? - pregunta sabiendo que ya la tiene donde quiere.
El sabe que esta oportunidad en única para vengarse de todo lo que esa niñata le hizo.
Gabriela : es lo que menos deseó - contesta honesta - ¿pero que más puedo hacer? - pregunta desesperada.
Fernando : yo la puedo ayudar, pero necesito que confíe en mi - le dice - ¿confia en mi? - pregunta.
Gabriela : ha ojos cerrados - contestaste con toda su sinceridad.
Fernando : pues no se preocupe, yo me encargaré de darle la lección a Elizabeth - dice con una sonrisa oculta.
Gabriela : dejó este asunto en tus manos, con toda confianza Fernando - le dice entregándole las llaves del sótano.
Este las reciben gustoso y después de una corta despedida sale del despacho más feliz que nunca.
Fernando : agarrate Elizabeth porque vienen curvas - ríe feliz - me vas a pagar todos y cada uno de tus desplantes.
Un día aquí encerrada y es como si llevará un año, no he comido ni siquiera se ha dignado a bajar agua y para colmo odio la oscuridad, me da miedo el sótano desde pequeña. No he podido dormir del agobio por saber que estoy encerrada.
Camino un par de pasos para alante y depués para atrás y así todo el rato, me preocupa que Franco piense cosas que no son o se sienta mal, me preocupa lo que mi mamá le haya dicho a mis hermanas.
Pero como demonios puede ser asi, osea una no elije de quien enamorarse, solo elige el corazon pero en el no se manda por mucho que queramos.
¿Acaso es malo lo que siento? Yo se que no, pero para ella, si es malo el por quien lo siento.
Suspiro derrotada sentando me en el suelo a la espera de que alguien baje o se acuerde de mi, ya no pateó más la puerta pues me deje hay las manos y nadie me escucho.
Los pensamientos y el encierro me abruman haciendo que las lágrimas que llevó guardando se desborden por mis ojos.
Todo es una gran mierda en este momento, lo único que me medio consuela es el saber que esto es por Franco, por nuestro amor.
Lloro durante minutos apaciguado mi interior, miro la pequeña rejilla que da a la calle y solo puedo ver el cielo oscuro, ya es de noche y nadie aparece por aquí.
El sonido de la cerradura me sobresalta y de un salto me pongo de pie para ir a la puerta, pero la persona que hay detrás de esta me sorprende, su sonrisa me da miedo, ya que no significa nada bueno.
Fernando : la verdad nunca Imágene este momento - me dice burló.
Elizabeth : vete al diablo - insulto empujando lo - dejame pasar - vuelvo a empujarlo y este se ríe.
¿A caso se volvió loco?
Fernando : vas a poder salir de aquí lo único que antes tienes que ver el regalo de tu madre y mío - se acerca a mi aún con esa sonrisa diabólica - aunque más mío que de tu madre - sonríe desapareciendo por la puerta, dejándome confundida y con la duda.
¿Deberia seguirlo? Me pregunto, ya que se que no será nada bueno y menos aún depués de que mi mamá se enteró de lo de Franco.
Pero como curiosa sus soy hay voy.
Y justo ahora la mejor frase que define esta situación es esta.
La curiosidad mató al gato, aunque el gato murió sabiendo.
¿ Valdrá la pena saberlo ?
Y mientras la rubia va camino a su dolor, el rubio, su amado esta en la traición que lo hará doblegarse, que lo hará sufrir pero que sobre todo lo alejara de su amor.
Y es aquí cuando se sabe que el amor que se muere por mentiras, no resucita con disculpas si no con hechos...
Hola!!!
Lo siento por tardar tanto, espero os guste y solo os puedo decir que el siguiente capítulo es una BOMBA!!
Besos, os Quiero!!!