Odio a flor de piel
Malika Villareal
Estaciono el auto en el parking, bajo de el y camino hasta las puertas del edificio de cuatro pisos. Hoy presentaré mis propuestas para el trabajo que Sebastien me consiguió en el complejo Foster.
Y hablando de él, le agradezco que me prestara su BMW ya que el lugar donde tenía que venir es un poco lejos de casa.
Paso mis manos por la falda de tuvo azul marino y entro a las instalaciones. El nombre de la empresa es lo primero que reluce cuando entras al lugar.
Me presento en recepción y una chica muy amable me da mi identificación y me anuncia en el piso correspondiente. Piso dos, pasillo a la derecha.
Otra chica me guía a una oficina, toca y caudbo del otro lado le dan el pase me deja entrar. Un hombre que debe rondar entre los treinta me recibe.
—Buenos días Señorita Villareal, mi nombre es Arthur Hart y soy el director de la reconstrucción del complejo Foster.
—El gusto es mio Señor Hart, vengo por recomendación de Sebastien Abans. Uno de los propietarios del complejo Foster.
—Así es, tome asiento por favor— me siento en la butaca negra y él me regala una sonrisa— Sebastien mandó por adelantado una copia de su currículum, dice que está terminando la carrera de diseño de interiores y ha hecho prácticas en algunos apartamentos de la universidad.
—Así es.
¿Cómo Sebastien tiene esa información?
No recuerdo haberle comentado de mis prácticas y mucho menos haberle mandado mi currículum.
—Sus diseños son muy buenos y es el estilo que queremos que las casas tengan. Además de ser recomendada por el señor Abans, tiene un gran talento por lo que no tengo que pensarlo mucho— extiende la mano— el trabajo es suyo señorita.
—Muchas gracias, haré un excelente trabajo.
Luego de firmar el contrato y darme expedientes de las casas salgo del edificio. Entro al auto y antes de arrancar decido llamar a Sebastien.
—¿Bueno?
—Me aceptaron
—Eso es bueno, felicidades
—Gracias pero quiero saber ¿como conseguiste mi currículum?
—Tengo mis contactos
—Ya lo puedo imaginar
—¿Quieres hacer algo está tarde? Estoy libre luego de las tres
—¿Qué te parece ir a comer? El restaurante del muelle sería genial
—De acuerdo, a las tres paso por ti
Conduzco hasta la casa y apenas abro me llevo la sorpresa de Miranda con una lámpara en la mano y un Eric parado en la mesa de centro con una olla.
¿Qué demonios pasa aquí?
—¿Me explican que es esto?
—Dile a la patética de tu prima que no le daré el control de la TV— Informático Eric.
—Dile al orangután de tú cuñado que si no lo hace no le daré mi videojuego de vikingos
—Y yo les digo que si no bajan esa lámpara y esa olla no abrá cena por dos días— como si la comida fuera oro para ellos, dejan los objetos en su lugar y se sientan rectos en el sofá — Niños en cuerpos de adultos, patético.
Le lanzo a los dos una barra de chocolate para cada uno y subo las escaleras hasta mi habitación. Me paso la mañana completa terminando mi proyecto final, ordenando el cuarto y vigilando que los niños grandes no se maten entre sí.
"Estoy al frente"
Dejo una corta respuesta a Sebastien pero antes de abrir la puerta me llega otro mensaje.
"Si en 24h Kam Ildyz no sale en libertad el contrato entre tú y Abans se hará público y no queremos eso ¿Cierto?"
Perra y mil veces perra.
Sebastien creyendo que es indefensa pero es todo lo contrario, viene del mismo tallo que su hermano. La imagen de Sebastien no caerá pero se que él no dejará en libertad a Kam, encontraré la manera de resolver todo esto.
Suelto un suspiro al entrar al auto y lo primero que me recibe es el delicioso olor de Sebastien, el susodicho viene con un traje azul oscuro y camisa blanca. Como siempre no trae corbata y sus lentes de sol lo hace más irresistible.
¿Hay algo que no le quede bien?
Creo que una bolsa de basura se vería igual de apetecible mientras yo me vería como un royito mal amarrado.
Se inclina hacia mi y sorprendiéndome me roba un beso, luego da otro en mi mejilla y con una media sonrisa arranca el auto.
Amanecimos de buen humor.
Cuando llegamos al muelle vamos al mismo restaurante de la última vez y pedimos camarones en salsa con pasta y panes tostados.
—El cumpleaños de Killien se acerca y desde ahora está planeando su fiesta, me dijo que te hiciera llegar esto— de su saco saca una invitación dorada y me la da.
"Acompaña al menor de los Abans en su cumpleaños número 24.
Todos los invitados deben ir con roja blanca y un accesorio dorado, el evento será en la playa, en el momento exacto del atardecer"
—Se toma muy enserio su cumpleaños — Él se encoge de hombros.
—El años pasado fue sobre Egipto y no digamos cuando cumplió los dieciocho, la temática era a todo lo relacionado con México, aún recuerdo lo malo que cantó una ranchera.
—Killien es muy espontáneo, me preguntó como es que ustedes son hermanos— Noto que sus músculos se tensan pero hace como si nada.
—Yo hice lo imposible para que él no fuera un hombre cerrado a todos, quería que el se sintiera libre de decidir lo que le parecía mejor y siguiera sus instintos, creo que hice un buen trabajo.
—No creas porque lo hiciste, él es un chico maravilloso gracias a ti.
—Eres la segunda persona que lo dice, Zeus dijo lo mismo cuando vió el hombre en que mi hermano se convirtió.
—¿No estás en contra de que sea homosexual, cierto? Porque si es así juro golpearte.
—Si es lo que hace sentirlo feliz entonces estoy de su lado, mi meta siempre ha sido que Killien sea feliz.
—Pero...¿Quién te hace feliz a ti Sebastien?
Deja el vaso de agua en la mesa y aparta la mirada, me hace bien que el piense en su hermano pero siento que él no se siente satisfecho.
Sebastien no es feliz.
Y aunque él pueda decir lo contrario se que es así, en el fondo el quiere una acompañante a su lado por el resto de su vida, quiere libertad y que se meta de lleno en el trabajo y se concentre en hacer feliz a otro hace que él se pierda así mismo.
—Algún día seré feliz, algún día —repite, como si quisiera convencerse de eso.
—Te admiro —confieso, levanta la mirada— realmente te admiro.
—¿En qué me admiras Malika?
—No todo los días se ve un hombre saliendo adelante por el bienestar de su hermano —Comento— eres grande Sebastien, que nadie te diga que no eres suficiente porque créeme, ellos no saben de lo que hablan.
Me mira por segundos y no tengo que ser adivina para saber que mis palabras hicieron efecto en él. Se levanta de su silla y ha grandes pasos se acerca a mi, sin verlo venir toma rostro entre sus manos y me besa. Un beso lento pero que transmite más de lo que las palabras pueden hacer.
—Ahora eres la primera persona que me dice lo importante que soy —Acaricio su mejilla y dejo un beso en la antes que vuelva a su lugar.
—¿No es eso lo que siempre la prensa dice? —hace un movimiento en negación.
—La prensa dice lo importante que eres por el éxito millonario que tienes pero no lo dicen en cuanto a la persona que eres, nunca escuché que ellos digan lo buena persona que soy al donar suministros para casas de refugios o lo importante que soy por hacer el cambio en el mundo —toma una pausa —Killien lo dice porque es mi hermano y Zeus por ser mi amigo, pero que tú lo digas me hace saber que si soy importante como un humano de carne y hueso, no como un empresario con mucho dinero.
—Entonces repite todo los días que Sebastien Abans es un humano de carne y hueso, no un empresario con mucho dinero.
Elevamos nuestras comas así tenga solo agua y hacemos un brindis. Este es el tipo de momentos que hay que recordar toda la vida.
****
Luego del gran día al lado de Sebastien, me convenció de quedarme en su casa y bueno, no me puedo resistir a los encantos de este hombre.
Estaciona el auto en su garaje y caminamos hasta la entrada cuando un auto blanco entra a la propiedad. Sebastien suelta un bufido y me confundo por su actitud de estár irritado, pero luego entiendo todo cuando Felisa baja del auto.
¿No se cansa de molestar?
Camina hacia nosotros con la frente en alto y una gentil sonrisa, lo cual dudo sea gentil. Miro a Sebastien quien parece demasiado disgustado con ella y no es para menos, su ex prometida sigue siendo un estorbo luego de que solo estuviera con él por dinero.
—Tienes un minuto para salir de mi propiedad si no quieres que los guardias te saquen —Dicta Sebastien pero Felisa parece no importarle.
—Hazlo, muy poco me importa lo que hagas.
Sigue de largo y entra a la casa con todo el descaro que pueda tener ¿Y ella quien se cree?
—¿Dejarás que entre como si fuera la dueña? —Le pregunto al francés.
—Claro que no —Entra a la casa y yo voy más atrás pisandole los talones.
Felisa ya está por la mitad de las escaleras cuando Sebastien y yo entramos, él le grita para que salga de la casa pero ella lo ignora y se adentra a una de las habitaciones de la segunda planta, una que especialmente siempre está bajo llaves.
Noto como Sebastien se tensa y entra, cuando entro me paro en el marco de la sorpresa de lo que se encuentra en esa habitación.
Las paredes están pintadas de un azul pastel y la pared que da de frente a la puerta está diseñada con animales de toda clase. El piso está forrado de una alfombra gris y en la esquina se encuentra una especie de carpa pequeña al estilo de los indígenas.
Hay repisas con juguetes, peluches y en una de ellas, con lego en formas de letras se encuentra el nombre de "Samuel."
¿De quién es esta habitación?
Felisa voltea y me ve detrás de Sebastien, me regala una sonrisa y procede agarrar una caja de madera pintada de gris.
—Vengo por esto, nunca me lo diste cuando nos separamos —Le habla a Sebastien. Yo aún no salgo de mi impresión por este lugar.
—Qué yo recuerde esto nunca te importó —Se acerca a ella y trata de quitarle la caja. Felisa le pasa por el lado y se para en frente de mi.
—Por tu cara veo que no sabes nada —Gira a ver a Sebastien —que mal hombre eres al no contarle lo más importante para ti a tu novia.
Sebastien gira cuando nota que estoy en la habitación, se queda ahí parado parado hacer nada. Mi cabeza máquina a mil por hora y tengo miedo de que esto sea lo que estoy pensando.
—Felisa será mejor que te calles y te largue de mi casa —ordena entre dientes, está empezando a molestarse.
—Lamento que tengas que pasar por esto Malika pero alguien tiene que decirlo —hace una mueca de lamento que le queda falsa y luego se pone seria —¿Nunca te preguntaste porqué Sebastien y yo terminamos nuestro compromiso?
—¿Por ser una frívola que solo quería dinero? —me atrevo a hablar. Rueda los ojos como si eso no le afecta.
—Eso lo dudo ya que si lo llegué a querer, le tuve afecto a Sebastien pero no siempre las cosas son como uno quiere .
—¡Lárgate de mi casa ahora!
—¡Me iré cuando ella se entere y te deje! ¡es lo mínimo que te mereces por ser un asesino!
Todo a mi alrededor se detiene cuando oigo sus palabras, no sigo escuchando cuando se siguen gritando porque mis oídos emiten un sonido abrumador.
Solo puedo observar el nombre en forma de lego una y otra vez sin dejar de escuchar esas palabras.
"Asesino"
No, él no lo es. Me niego a creerlo
Felisa es capaz de todo con tal de destruir a Sebastien y no caeré en su juego. No es con ella a quien le tendré que pedir explicaciones luego.
—Por ti propio bien retirate de esta casa Felisa —le ordeno, ella parece desconcertada de mi reacción y la deja insatisfecha.
—Él es un mal hombre, el peor de todos y te hará daño Malika. Aléjate de él antes que te destruya —Sonrio con ironía y me acerco a ella.
—No oigo las palabras de una mujer rencorosa por no haber cumplido su misión, te ves patética al querer lograr que yo esté en contra de él. No lo repetiré por tercera ves, retirate Felisa.
Furiosa sale de la habitación, le doy una última mirada a Sebastien y bajo con ella hasta la entrada. Cuando la veo entrar a su auto e irse volteo a verlo porque sé que me siguió hasta la entrada.
Nos miramos por largo rato hasta que él suspira y pasa sus manos por rostro y su cabello, siempre lo hace cuando se siente frustrado o no tiene el control de las cosas.
Soy muy buena observando el lenguaje corporal.
—Háblame Malika, hazlo —Sigo con silencio mirándolo —Joder.
—Mi cabeza es un lío y no tengo idea por donde empezar —murmuro.
Sebastien no responde si no que se queda de pie, ignorando mi mirada.
—¿Quién es Samuel?
La tensión se siente en el aire y a cada paso que pasa sin responder es un paso a que me siga sofocando con la duda.
Se sincero y háblame cariño.
Ábrete a mi por una vez.
—Samuel es... —quita la mirada de la mía y habla —Samuel es mi hijo.
Me lo esperaba. Al entrar a esa habitación y ver que era de niño supe que era parte de él, parte de Sebastien.
Primero creí que podría ser un hermano pero luego recordé porqué Felisa entró como si nada y se llevó esa caja. Supuse que se debía a un hijo entre ellos.
—¿Por qué nunca lo he visto? ¿tú separación con Felisa fue por qué no lo querías a él?
—Jamás en mi vida rechazaría un hijo mío Malika, no soy un monstruo —Se ofende y luego suspira —es complicado.
—No quiero presionarte Sebastien, no quiero que me digas algo que no quieres decir pero si no me hablas y sigues ocultándose las cosas me iré —Admito —no puedo estár al lado de alguien que no me tiene confianza.
—Si te tengo confianza pero hablar de mi es complicado, todo mi mundo es complicado
—Entonces meteme en tu mundo complicado Sebastien —Me acerco a él y acaricio su mejilla —¿no lo ves? Te quiero y me duele que no me hables de lo que te atormenta.
—El contrato no dijo que me quisieras —Frunce el ceño.
—El contrato me importa una mierda, estoy a tu lado y si no sientes lo mismo por mi haré lo que sea para que lo hagas. Yo sé que detrás de esta armadura de hierro se esconde un hombre de sentimientos.
Mi observa por minutos y luego me besa. Cuando se separa junta su frente con la mía.
—Estoy dañado Malika, no sé si en algún momento pueda abrir mi corazón al amor —coloca un mechón detrás de mi oreja —Pero lo que si puedo hacer es contarte de Samuel y Felisa, pero prométeme no irte.
—No lo haré ni aunque tú lo quieras.
Asiente con la cabeza y me lleva de nuevo adentro de la casa.
Estamos avanzando.