Narrado por Carolina
Una vez que estaba aseada y maquillada, me preparé para ponerme el vestido. Este vestido lo compre junto con Cristo para darle una sorpresa a Mattias, por eso le pedí que se preparara en otra habitación para yo darle más emoción a la cena.
Era un vestido rojo ajustado hasta la rodilla, el escote en v hasta el ombligo le daba un toque sexy. Cuando me lo puse me acorde de la cara que tenía Cristo cuando salió del probador. Supe que este era el indicado, me quede observándome en el espejo hasta que el toque de la puerta me saco de tal transe.
—¿Estas lista amor?
—Si, voy.
Eche un último vistazo al espejo y abrí la puerta, dejando ver a un Mattias con un esmoquin blanco, se estaba arreglado la corbata hasta que me miro y vi como se le abría los ojos como platos.
—Está prohibido comerme.
El sonrie—lo intentaré, ufff —se mordía el labio mientras me miraba de arriba a abajo.
—Se nos hará tarde así que no.
—Vale vale —levanta las mano —me rindo.—me ofrece su brazo y yo lo cogo con justo.
—Me vas a decir ¿dónde vamos?
—No, lo averiguarás cuando lleguemos.
—Vale, me encanta cuando haces estas cosas.
—Aunque la sorpresa me la he llevado yo —me mira el escote. —no aguantaré toda la noche.
Me vuelve loca con solo mirarme. Nos subimos en un lamborghini, Mattias le encanta llamar mucho la atención. Pusimos un poco de música y estuvimos tranquilos hasta que me fijé que cada vez estábamos más cerca De la Torre effiel.
—Amor, ¿vamos a la Torre Effiel? No íbamos a cenar.
—El restaurante está allí.
—¿Abajo?
—No, en la misma torre.
—¿Que?
Dije sorprendida, no me lo creí hasta que me vi subiendo por el ascensor ubicado en el centro De la Torre effiel, el restaurante estaba justo en el medio De la Torre, al llegar vi una alfombra roja que cubría toda la sala, un hombre estaba justo en la puerta parado con un esmoquin negro.
—Tenemos reserva al nombre de Mattias Bartholion.
—Si señor, por aquí porfavor.
Nos llevo justo en el centro del restaurante dejándome ver la hermosa ciudad.