Tres años después.
Zachariah
—Hermano, ¿de verdad quieres hacer esto? ¿No crees que eres muy joven? ¿Qué ella es muy joven?
Me encojo de hombros mientras Nicolas mira las vitrinas con aire distraído. Me acompañó a esto porque lo obligué. Después de tanto tiempo nos terminamos haciendo amigos quisiéramos o no, teniendo una persona muy querida para nosotros en el medio, iba a ser difícil no llevarnos bien.
Suspiro y vuelvo a prestar atención a los anillos que la empleada de la joyería está mostrando para mí. Quiero pedirle matrimonio a Lia. Sé que ella aún está en la universidad y que aún no se recibió ni nada. Se que vivimos separados (aunque la quiero convencer que se mude conmigo porque pasa más tiempo en mi casa que en la suya). También sé que sólo tiene veintidós años pero los compromisos pueden durar varios años y lo que sea. Sólo cuando ella esté lista pondremos fecha y ya está.
Sonrío cuando encuentro el que creo que iría perfecto con ella. Es sencillo, delgado y con una pequeña piedra en el centro. No quiero llevarle nada extravagante porque sé que no lo aceptaría. Así es ella.
Le comunico a la chica que me llevaré ese y se lo señalo a Nicolas. —Wow, si que es lindo. Le gustará.
—Lo sé — sonrío.
—Sí que vas en serio con esto — dice.
—Nunca fui más en serio que en toda mi vida.
Me da una palmada en la espalda. Y asiente. —Ella se merece esto, lo lograste.
Frunzo el seño y lo miro mientras entrego mi tarjeta para pagar el anillo. —¿Qué es lo que logré?
—Mi aprobación. Lia es como mi hermana, y después de lo que le hiciste hace unos años... Costó confiar en que serías bueno para ella. Pero ahora creo que lo eres.
Me llevo una mano al pecho haciéndome el ofendido. —Pensé que eras mi amigo.
Se ríe. —Lo soy, lo soy. Pero ya sabes. Lia primero.
Me río y lo empujo mientras tomo la bolsa con el anillo y salimos de la tienda. —Lo sé, solo bromeaba.
—¿Cuándo te le propondrás?
—Hoy mismo.
*
*
*
Lia
—... ¡Siete! ¡Ocho! ¡Nueve! ¡Diez! ¡Listos o no allá voy! — gritó y me alejo de la pared en dónde estaba contando.
Estoy jugando a las escondidas con Sabri, ya tiene 5 años, casi 6 añitos y es súper inteligente. Vaya a saber uno dónde se escondió ahora.
Recorro la sala de estar y busco detrás de todos los muebles y no la encuentro. Termino buscando en las habitaciones y tampoco. Entonces decido ir al altillo. Quizás se escondió allí. Pero cuando me voy acercando escucho murmullos: un claro murmullo de una niña y un murmullo grave que conozco muy bien. ¿En qué momento llegó Zacha a la casa?
La veo murmurando muy emocionada con Zacha y corro para poder atraparla pero me ve y sale corriendo para dentro de la casa. Intento ir tras ella pero Zacha me toma en sus brazos.
—¡Oye! Eso es trampa.
Desde dentro escuchamos: —¡Gané! ¡Perdizte Lia!
Me río fuerte. —Tú y tu hermano se complotan y eso es hacer trampa. Ve preparando tu mochila que tu tía Cecilia vendrá por ti en unos minutos.
Luego de todo lo que pasó, Zacha llegó a un acuerdo con Cecilia y algunos fines de semana ella se la lleva a pasar unos días con ella. Por mal suerte su abuela murió hace unos meses, así que dejamos que Sabri pase aún más tiempo con Ceci sólo porque... Bueno, la niña también la extraña.
Zacha me da vuelta en sus brazos y me besa los labios. —Hola.
—Hola, ¿en qué momento llegaste?
—Mientras contabas, me escabullí. No quería interrumpir su juego.
—Si sigues ayudándola, siempre me ganará.
—¿Y que tiene de malo?
—Tiene de malo de que yo nunca gano — me cruzo de brazos y hago puchero en broma. Él ríe.
Sabri viene corriendo hacia nosotros y nos abraza. —¡Ya eztoy! —Se separa y nos da esa hermosa sonrisa sin dientes delanteros que nos encanta.
En ese momento suena el timbre de la puerta. —Esa debe ser tu tía. Dale un beso a Zacha.
La niña hace lo que le pido y la acompaño a la puerta. Ceci me saluda y abraza con mucha fuerza y amor a Sabri. Se hacen bien mutuamente. Y ahora Ceci vive sola sin más familia que Sabri y nosotros. Y sólo tiene dieciocho años. Me apena su situación pero... ¿Qué otra cosa puedo hacer?
—Bebé.
El llamado de Zacha me saca de mis pensamientos y cierro la puerta. Se ve que me quedé allí un rato mirando la nada aún cuando las chicas ya se habían ido.
—Perdón, ¿qué?
Me tiende una mano. —Acompáñame.
Se la tomo mirándolo raro y lo sigo. Me dirige hacia el altillo y cuando subo llevo mis manos hacia mi boca.
—¿Esto...? ¿Por qué? — digo sorprendida. Está todo decorado y acomodado como nuestra primera noche juntos. Aquí. En mi cumpleaños número dieciocho. —¿Estamos celebrando algo?
Sonríe y me lleva hacia las mantas hasta que ambos estamos arrodillados frente a frente.
—Todo depende de tu respuesta.
Espera. ¿Qué?
Zachariah
Nunca pensé que en la vida estaría tan nervioso como lo estoy ahora. Me mira sorprendida pero a la vez expectante. No sé si al final esto es buena idea. Estoy empezando a dudar de su respuesta. Pero quiero hacerlo.
Tomo sus manos en las mías y las acaricio. —Sabes que te amo, ¿verdad?
—Sí, lo sé. Y yo te amo a ti —responde mirándome con esos ojos que me enamoran cada día más. La siento nerviosa, por el temblor de sus manos. Así que las acerco a mis labios y las beso. Le sonrío, solo para apaciguar sus nervios.
—Aquella vez, cuando me perdonaste, cuando volvimos, me volví a sentir completo. Y sé que te lo dije. Pero no sabes cuán completo me sentí. Lleno, con calor en mi pecho... vivo. Y allí me di cuenta que nunca amaría a nadie más de cómo te amo a ti. Que te quería para toda la vida a mi lado. Pensé sí somos jóvenes, pero simplemente lo sabía. Así que nos di un tiempo, porque sabía que no te ibas a separar de mí, porque yo no me iba a separar de ti —trago el nudo en mi garganta y vuelvo a besar sus manos. Lágrimas corren por sus mejillas. —Entiendo si no estás lista para esto y te esperaré lo que tenga que esperar pero simplemente... Quiero hacer esto. Quiero hacerte la pregunta. Yo...
Le suelto las manos y rebusco en mi bolsillo trasero por el estuche que contiene el anillo de compromiso. Lo saco y lo abro en frente de ella.
—Lia, te amo como nunca amé a nadie. Me haces tan bien, y soy feliz cada día que te veo y sé que te tengo conmigo. Y... yo quiero esto para siempre. ¿Tú... ?— carraspeo de los nervios y la emoción. —¿Quieres casarte conmigo?
Suelta un sollozo y me abraza pasando sus brazos por alrededor de mi cuello. Suelto el anillo y la abrazo también. Sorbe su nariz y se separa. Toma mi rostro entre sus manos y me besa, fuerte y con pasión. Succiona mi labio entre sus dientes y no puedo evitar agarrarle la nunca y profundizar el beso. La tomo de la cintura y la aprieto contra mí y entonces sentimos la cajita entre nosotros. Nos separamos un poco y pego su frente a la mía. Seco sus mejillas con mis pulgares.
—¿Eso es un sí?
Toda llorosa, mocosa pero completamente hermosa, me sonríe y responde asintiendo y haciéndome el hombre más feliz del mundo: —Sí. Quiero casarme contigo. Porque quiero estar contigo toda mi vida también, Zacha.
No puedo evitar la sonrisa que me divide el rostro en dos después de eso. Tomo la caja entre nosotros, saco el anillo y se lo pongo.
—Es precioso —susurra mirándolo en su mano.
—No tanto como tú.
Me mira, se muerde el labio y acaricia mi mejilla. —Realmente no puedo creer lo afortunada que soy de tenerte — acerca su rostro al mío. —Te amo Zacha, para siempre.
—Yo debería decir eso. Te amo, Lia. Para siempre y por siempre tendrás mi corazón.
Entonces la beso, y le demuestro que la amo una y otra vez. Como esa primera vez, en este mismo lugar. Unimos nuestros cuerpos y nos sentimos uno. Porque lo somos. Nuestros corazones están entrelazados y unidos. Y pronto, algún día, nuestras vidas lo estarán... Con papeles y todo.
FIN
***
Agradecimientos:
Gracias. Si llegaste hasta acá y me bancaste estos cuatro años que tardé escribiendo la novela simplemente gracias. Sí, este es el final, después de mucho tiempo. Todavía no puedo creer que este es el fin. Y quizás no sea el mejor final del mundo, pero es el fin. Voy a extrañar tanto a estos personajes... Y a ustedes. Mis lectores. Esta historia nunca hubiera continuado si no hubiera sido por ustedes. Se merecen todos los agradecimientos del mundo. ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!
Quiero agradecer también a mi mejor amiga Narella, que me apoyó y presionó siempre a que siguiera escribiendo esta novela. Nunca dejó de creer en mí. Gracias por hacerlo, siempre fuiste mi motor y mi fuerza detrás de este proyecto que fue y es tan importante para mí.
Y por otro lado... como toda historia, siempre se necesita una reescritura, una revisión profunda y demás. Pero ustedes saben que acá dejo lo original, lo que me sale y disfrutan de ello. Nada cambiará. Si alguna vez la reescribo, lo sabrán en mi perfil. Y demás.
Y si siguen eligiéndome en otras historias que escribo... Entonces esto no es un adiós, es un hasta pronto.
GRACIAS.
Los adoro,
Vanii