School days with idiots.

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Días de escuela con los idiotas de Dazai y Chuuya. -No cronológico, algunos capítulos estarán relacionados e... More

Aviso
Chuuya
El nuevo amigo de Chuuya 👥
El nuevo amigo de Dazai👥
Entre profesores
Escuela para hibridos malcriados 😾
El achichincle de Dazai 👥
Escuela para hibridos malcriados 😾😾
Dazai el otaku 👬
El ejemplo del buen híbrido 😺

Chuuya el porrista 👬

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🔸Una pequeña aclaración: la narración está desde el punto de vista de Dazai, quien escribe esto en una especie de blog o una de esas cosas donde las protagonistas de las comedias romanticas del 2000 escribían su vida.

______

 Lunes 3 de septiembre del 2007.


¿No les ha pasado que se han quedado toda la noche viendo Cowboy Bebop así que la mañana siguiente no pueden ni abrir un ojo pero tu padre histérico te obliga a levantarte para ir a la escuela?

Pues a mi ya van cuatro veces que me pasa.

Al escribir esto, estoy siendo llevado, en contra de mi voluntad, a la escuela. Lo que no le veía mucho sentido, soy muy inteligente, y todos los regalos de cumpleaños han sido libros académicos, sin contar las clases particulares de cualquier cosa a las que me llevaba Mori. Ir a la escuela era totalmente innecesario.

Mori decía que era para socializar, pero era inútil, pues, mi desbordante carisma terminaba siendo demasiado intimidante para aquellos seres de mente simple a los que estaba obligado a llamar "compañeros".

Y miren, yo realmente intenté hacer amigos, pero la gente terminó siendo tan estúpida que es hasta decepcionante.

Sólo dos personas me han parecido lo suficientemente interesantes y uno se graduó y el otro se cambió de escuela.

Llegué a la escuela, pero estaba demasiado ocupado escribiendo en mi teléfono como para prestar atención a la gente a mi alrededor. Choque varias veces con algunas personas, aún así no recibí ningún reclamo, supongo que por mi encantadora apariencia.

Todos eran muy ruidosos, los gritos de la gente empeoraban mi humor. Al entrar al edificio, me tropecé con algo chiquito, pequeñito, diminuto.

"Oye, momia idiota, deberías ver por donde vas"  eso fue lo que me dijo la hormiga, se atrevió a decirme idiota, a mi, que soy por mucho más inteligente que él.

"Oh, enano estúpido, es que eres tan pequeño que incluso si prestara atención al camino, no podría verte". Y esa fue mi genial respuesta.

El pelirrojo molesto sólo giró los ojos, y se fue acompañado de sus también estúpidos "amigos". Quienes lo seguían como moscas con el único objetivo de conseguir al menos un poco de su popularidad. Esa pelirosa, Yuan, se aferraba al brazo de Nakahara como alguien se aferra a su dignidad. El peligris, Shirase, tenía su brazo en el hombro del pelirrojo, mientras hablaba ruidosamente con él, tratando de que la atención del enano se centrará en él.

Pobre enano estúpido.

Ignoré la escena y me dirigí al salón donde seguramente pasaría el resto del día.

Gente, ¿por qué tiene que ser todo taaan aburrido?

De verdad, más allá de que ya sé todo lo que explican, ¿tienen que explicar todo de manera tan aburrida?

Además los amigos del estúpido enano nunca dejaron de hablar, ¿lo peor? Hablaban de mi. Nakahara parecía tener un poco más de conciencia de mi presencia en ese salón e intentaba hacer callar a sus amigos, pero estos no le hacían caso.

El timbre marcó un descanso de mi martirio.

Me arrastré hasta la cafetería a comprar las deliciosas tostaditas preparadas*.

Tomé aire y me prepare para adentrarme en la multitud deseperada por comprar su comida antes de que se acabe el receso. Recibí varios codazos, y fui aplastado en mi intento de adentrarme más, empuje y fui empujado, incluso patee a varios niños de primero, pero lo logré.

Caminaba de vuelta al salón con una sonrisa triunfante. Mis tostaditas se veían gloriosas, con la crema bañando las tostadas rojas, los cueritos camuflandose entre la lechuga y la crema hacían gruñir mi estómago.

La preciosa vista que me daba mi comida fue interrumpida por un pelirrojo con la cabeza agachada. Estaba solo, lo cual era raro, usualmente estaba acompañado de los dos parásitos que tenía de amigos, y si no estaban ellos, había un montón de gente que se moría por juntarse con él.

¿Cuándo es que se hizo tan popular? Nos conocemos desde primaria, pero las únicas veces que hemos hablado han sido en discusiones por trabajos en equipo. Aunque, ahora que recuerdo, Chuuya tendía a atraer mucha gente, incluso cuando era el niño que siempre volvía al salón lleno de tierra.

El pelirrojo, al verme observandolo sólo fruncio el ceño y desvío la mirada. Que payaso.

Seguí mi camino al salón, no estaba tan lejos de donde se encontraba Chuuya, un par de pasos y ya te encontrabas con la puerta.

Sin entrar todavía, escuche las voces de los dos amigos de Nakahara. Me asomé para verlos y poder escuchar mejor el chisme.

"Te digo que pronto nos va a cambiar." discutió la pelirosada, Shirase buscaba algo en su mochila. "Hoy lo vi con Tachihara y otros chicos del equipo de fútbol. Y no es sólo hoy, Chuuya se ha estado juntando mucho los hermanos Akutagawa. ¿Y si nos cambia? Seremos tan populares como el idiota ese de las vendas o tal vez menos."

Pueden imaginar mi cara al ser mencionado en este contexto. Yo vine a oír chismes del pelirrojo, no mios.

"Tranquila" la consolo el peligris, sacando una botellita naranja, era casi transparente y se alcanzaba a ver un liquido. "Se lo voy a poner en la comida mañana antes de la presentación de porristas."

"¿Qué es?" pregunto la pelirrosa.

"Lo hará sentirse mareado, y por lo tanto no podrá participar en la presentación"  le contó a Yuan su plan sin responder directamente la pregunta.

Tremendas víboras que resultaron ser tus amigos, Chuuya.

Recordé que, de hecho, Chuuya se encontraba justo al lado del salón. Retrocedi unos pasos, y alcancé a ver una cabellera pelirroja correr lejos del salón.

"¿Pero qué pasará si, aún si se lo toma, participa incluso si se siente mal? Sabes como es, no va a funcionar." oí la preocupada voz de la pelirrosa. Caminé hasta donde estaba Chuuya para comprobar algo.

"Incluso si participa estando enfermo, estará lo suficientemente mareado como para fallar. Lo único que tienes que hacer es hacer perfecto la presentación".

Ahí me descubrí a mi mismo sonriendo.

Desde donde se encontraba Chuuya se podía escuchar todo.

Regresé al salón confiando en que Nakahara les daría una lección. Al fin podría ver a esos parásitos llorar.

Entrando al salón ambos chicos borraron su sonrisa al verme, lo que sólo me hizo sonreir más.

La pelirrosa caminó hacía mi y me empujó con su hombro. El empuje fue demasiado débil como para hacerme retroceder, pero fue en el lugar correcto como para hacerme tirar mis tostaditas.

Mire mis tostaditas en el suelo con tristeza, apenas había podido darles una pobada antes de que cayeran. Les juré que las vengaría. Me aliaría con Nakahara y le daría ideas para que se vengue de esos dos alacranes. No porque me importara el pelirrojo, era por mis tostaditas.

Esto se había vuelto personal.

Recogí como pude mis tostaditas, y las tire a la basura, ya las había chupado el diablo. Mientras lo hacía, se me ocurrian cientos de maneras en las que podía vengarme y miles de formas en las que Chuuya podría golpearles.

Sonó el timbre, y podría estar molesto por las horas de aburrimiento que se venían si no fuera porque ahora mi cerebro estaba muy ocupado.

Nakahara y sus "amigos" llegaron al salón poco antes que el profesor llegara. El pelirrojo iba un par de pasos más enfrente que el pelirosa y peligris, quienes iban riendo sin darse cuenta de la mirada triste de Nakahara. Creo que solo yo me daba cuenta de ella, pero no me sorprende, aquí todos son idiotas.

La clase había comenzado, pero ni yo, ni Chuuya, y mucho menos los dos traidores estaban poniendo atención.

Nakahara estaba serio, miraba la ventana cuando no fingia poner atención al profesor. Era claro que estaba decidiendo que hacer, pero me molestaba que tratara de actuar normal con sus amigos cuando sabía que le estaban planeando a hacer.

Está bien, sólo tengo que esperar hasta mañana. 

Martes 4 de septiembre del 2007.

Bueno, otra vez a la escuela. Hoy me encontraba más entusiasmado que de costumbre, y Mori pareció notarlo, pero no me dijo nada.

Llegué al salón, notando que era el tercero en llegar, los primeros eran Shirase y Yuan. Genial.

Rondé la escuela buscando un lugar estratégico para presenciar el drama que se venía. Me coloqué en el pasillo que conducía de la entrada de la escuela hasta el salón. Ahí podía ver a Shirase y a Yuan esperar por Chuuya. 

Esperé en ese pasillo hasta que timbro, pero el pelirrojo no apareció. 

Regrese al salón un poco sorprendido. La ausencia de Nakahara era algo que no había previsto para hoy, y menos teniendo en cuenta que hoy jugaban los de fútbol americano y las porristas harían su gran presentación. Creí que él, siendo vicepresidente de las porristas, no faltaría en un día tan importante.

Por supuesto, ayer había contemplado la opción de que Chuuya se sintiera intimidado por la traición de sus dos amigos mas íntimos, pero había calificado esa opción como imposible. Si algo tenía que reconocerle a ese pelirrojo gritón, era que tenía mucho espíritu y fuerza. Lo había demostrado ese día en la primaria, cuando cuatro chicos mayores que nosotros habían intentado quitarle sus cheetos flaming hot con queso, y él les había dado una paliza. 

Tal vez el cerebro de Nakahara se puso a trabajar por una vez en su vida y había ideado un plan mejor que el mio (que consistía en pegarle a Yuan y a Shirase).

Y para poder ver esa venganza tendría que esperar, de nuevo, a mañana.

Algo me dice que hoy va a ser el día más aburrido de mi vida académica.

Miércoles 5 de septiembre del 2007.

Hoy también fui a la escuela. Ya no estaba tan emocionado como ayer, pero conservaba mi esperanza.

Al llegar al salón vi que la mitad de mis compañeros ya habían llegado, algunos de ellos se encontraban en el aula, y por lo que oí, el equipo de fútbol había salido victorioso, y la presentación de porristas había sido magistral aún sin Chuuya. No puedo confirmarlo, al ver que el día de ayer iba ser aburrido, fingí estar enfermo para poder regresar antes a casa. 

Cuando me dirigí a mi lugar, note que las mochilas de los dos traidores estaban varios asientos adelante que donde usualmente están. La mochila de Chuuya se veía solitaria.

Busqué con la mirada las cabelleras rosa, gris y naranja en el salón, pero no las encontré. Les debo de confesar que me asusté al pensar que Chuuya ya debe de estarles dando una paliza y yo me lo estaba perdiendo. 

Salí del aula lo más rapido que pude, y busqué en todos los lugares en donde alguien podría pelearse con una persona en la escuela, pero solo encontré a un albino que pedía ayuda mientras era golpeado por Akutagawa. No era el chisme que quería ver, asi que los ignoré. 

Seguí buscando hasta que vi a la pelirosa y al peligris en el campo de fútbol americano, siendo rodeados por las mismas personas que una vez rodearon a Chuuya. Me quedé observandolos un poco más, para asegurarme que Nakahara no se encontraba ahí.

Volví a entrar al edificio, y al fin encontre al ojiazul pelirrojo. Estaba cerca de la cafetería, siendo rodeado por miembros del club de porristas. Él discutía con ellos, desafortunadamente no alcanzaba a escuchar, pero se veía frustrado. Al final él se fue mientras la líder de las porristas le seguía reclamando algo.

Se oyó el timbre sonar, dando inicio a las clases.

En el salón, Nakahara portaba un gesto amenazante que te indicaba que si le dirigias la palabra, ibas a terminar sin dientes.

Los dos traidores, como de costumbre, estaban hablé y hablé, aunque esta vez no con Chuuya, sino con otra gente que trataba de conseguir su atención. 

Miren, no soy una persona especialmente paciente, lo admito. Quería gritarle a Chuuya que por qué no los golpeaba, por qué no vengaba mis tostaditas preparadas, pero espere. Espere todo el día. En el receso no perdí de vista ni al peligris ni a la pelirosa. Nada paso, ni siquiera un reclamo o un intercambio de palabras. 

Las clases habían terminado, y yo me hallaba indiscriptiblemente decepcionado. 

A la salida, persegui a Nakahara en su camino a casa. No fui para nada discreto, quería que notara mi presencia, pero él estaba aferrado en ignorarme. 

"Oye, Chuuya, lo único que vas a lograr en ignorarme es que descubra en donde vives, y créeme, no quieres que sepa donde vives".

Él se volteó, rindiendose.

"Mira, si te vienes a burlar, no estoy de humor."

Negué con la cabeza, alzando las manos en señal de paz.

"La verdad, me caen lo suficientemente mal como para no celebrar su supuesta victoria." le confesé.

"¿Entonces qué quieres?"

"Quiero preguntarte algo." le dije.

No respondió, se dio la vuelta y siguió su camino.

Lo seguí hasta ponerme al lado de él.

"¿Por que no les hiciste nada?" 

Me volvió a ignorar.

"Pudiste venir a la escuela ayer, pudiste no comer nada que ellos te dieran y lo único que tenías que hacer era alejarte de ellos."

Él paró su caminar, agachó su cabeza y se encogió de hombros.

"No sé." contestó "No fue una gran sorpresa que me hayan traicionado, ni que al equipo de porristas se le haya hecho muy fácil poner en la banca a su vicepresidente porque faltó un día." El me miró, con sus cejas ligeramente arqueadas hacía arriba, lo que me recordó por un segundo a un perrito triste. Volvió a mirar el suelo. "No es que lo haya predicho que iba a pasar, pero... No sé es difícil de explicar."

Creo que entendía su punto. Aún así me hallaba un poco sorprendido, aquella fiera que defendió sus cheetos flaming hot de cuatro gorilas mayores que él, había sido domesticada. 

"Pero, aún si no fue una sorpresa, literalmente casi te envenenan, y créeme, me he informado y morir envenenado no es tan genial como parece."

"¿Por qué estás tan interesado en que me vengue? Pensaba que estabas muy ocupado odiando tu vida" 

"Porque ellos tiraron mis tostaditas preparadas y han pasado mucho tiempo hablando mierda de mi. No me molestaría que alguien les provocara un ojo morado y unos cuantos moretones."

El chaparrito se enojó, quien sabe porqué pero así es él, siguió su camino hacía su casa tratando de que no se notaran sus zancadas.

"No sé que hago contándole mis problemas a un otaku que estoy muy seguro no se baña en una semana."

"Para tu información, me bañe hace dos días."

________________________________________________________

Esta es la primera parte, la historia que se me ocurrió es bastante larga como para un capítulo. Tal vez, en total, van a ser dos capítulos o tres si se alarga mucho.

Tostaditas preparadas* son (al menos las que comía en la primaria) unas tostadas (creo que en algunos países la "tostada" es un pan tostado, pero acá en México es como una tortilla dura) chiquitas cuadradas con chilito en polvo encima que las hacía ver rojas, les hechan crema, cueritos, lechuga y salsa valentina, y es una delicia. Si lo buscan en Google les aparecera unas tostadas preparadas, pero no son a las que me refiero.

Como dato: las tostaditas preparadas fueron lo que comí en mis 6 años de primaria y no me arrepiento de nada. Y como esta es mi historia y puedo hacer lo que quiera, Dazai también ha comido por años las tostaditas preparadas, al punto en que las señoras de la cafetería, sólo lo ven y le dan las tostaditas sin necesidad de que Dazai lo diga.

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