Las piernas de Jiang Cheng fallaron y cayó de rodillas en el patio donde estaba parado, las lágrimas brotaron sin control y corrieron por su rostro hasta caer al suelo.
Jiang Cheng abrazó su cuerpo. Si lo último que recordaba Lan Xichen era su reclusión, entonces eso significaba que olvidó sus 20 años de relación y 17 de casados.
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Inmediatamente después de que Lan Xichen había despertado, Jiang Cheng había ordenado que la noticia fuera enviada a Gusu para que la familia fuera informada.
Lan WangJi, quien había estado viajando a Lotus Pier para visitar a su hermano, a medio camino se había cruzado con el mensajero del Muelle de Loto. Cuando éste le informó la noticia, el Lan aumentó la velocidad de su espada para llegar cuando antes.
Aterrizó frente a la entrada de la secta y caminó lo más rápido que pudo hacia los pabellones familiares de la secta. Saludó con un asentimiento a los discípulos con los se cruzaba, quienes ya estaban acostumbrados a ver al Líder de secta Lan.
El deseo de ver a su hermano despierto finalmente hizo que su velocidad se acelerara incluso al punto de que empezó a correr, pero antes de girar la esquina sus ojos se posaron en una figura que estaba en el patio arrodillada en el suelo abrazando su propio cuerpo.
Lan WangJi corrió y se arrodilló al lado de la figura para luego rodearla con sus brazos.
Jiang Cheng al notar el olor a sándalo que caracterizaba a su cuñado levantó la mirada y luego se giró entre sus brazos para agarrarse a su túnica y llorar.
El hombre de blanco se limitó a abrazar al líder de púrpura, acariciando su cabello a forma de consuelo. Nunca había sido bueno con las palabras por lo que intentaba que sus acciones fueran suficiente.
Aunque el llanto del Jiang disminuyó, Lan WangJi seguía acariciando la cabeza del hombre de morado. Luego lo ayudó a ponerse de pie para, aún teniéndolo entre sus brazos, llevarlo a un cuarto cercano.
El sanador que había estado cerca todo este tiempo los dirigió a una de las habitaciones del pabellón y luego de que entraron cerró la puerta para darles la privacidad.
Ya teniendo más privacidad, Lan WangJi se separó momentáneamente de Jiang Cheng, tomó varios cojines y los puso cerca para que ambos pudieran sentarse cómodos juntos. Cuando terminó volvió a abrazar al Jiang y se sentaron durante varios minutos, en silencio.
Jiang Cheng, más tranquilo, finalmente pudo sacar las palabras de su boca, aquellas que le confirmarían que situación era real.
- Xichen perdió la memoria.
Lan WangJi contuvo el aliento. Esperó que el otro hombre continuara y éste así lo hizo.
- Lo último que recuerda es su reclusión. No recuerda lo nuestro... nuestra vida juntos... todo lo que pasamos...
Las lágrimas volvieron a bajar y Lan WangJi sinceramente lamentó todo eso. Odiaba ver a Jiang Cheng así, pero se alegró de poder estar en este momento sirviendo de consuelo ya que el hombre que solía cumplir este papel actualmente no podía.
- Estaba tan feliz cuando despertó... lo abracé tan fuerte que lo dejé sin aire, jaja...- soltó una risa sin gracia - después de que el sanador salió del cuarto, Xichen pareció estar teniendo un ataque y me acerqué a él, le tomé de las manos pero... él se alejó... Se alejó de mí y... sus ojos... sus ojos eran iguales a cuando lo encontré mientras estaba en reclusión... no recuerda WangJi... no me recuerda...
Lan WangJi estrechó con más fuerza al Jiang. Lo que le contaba era algo bastante triste. La reclusión del Jade mayor no había sido fácil para nadie. Él mismo admitía que gran parte del tiempo no hizo gran cosa para mejorar el estado de su hermano y lo dejó por su cuenta. De no haber sido por Jiang WanYin... Ni siquiera quiere imaginarse lo que hubiera pasado.
- De seguro es momentáneo. Acaba de despertar después de estar inconsciente durante ese tiempo. Recordará todo en unos días. No te preocupes WanYin. Todo estará bien.
Cheng sonrió ante el intento de consuelo de su cuñado y se separó para limpiarse el rostro lleno de rastros de lágrimas. WangJi le pasó un pañuelo y lo tomó.
- Gracias WangJi. Por todo. Debo admitir que estos últimos días han sido difíciles. Y todo esto supongo que me hizo débil.
- No eres débil WanYin. Eres humano y tienes sentimientos. Llorar no es debilidad. Lo sabes.
- Las viejas costumbres supongo. Pero de igual manera, gracias. Espera... cómo es que llegaste tan rápido? Se supondría que la notícia llegaría en unas horas a Gusu.
- Estaba a camino de aquí cuando me encontré con el mensajero. Dejé que siguiera su camino a Gusu para avisar a Wei Ying y a los demás que el hermano había despertado.
- Ah, de seguro quieres ver a Xichen y solo te estoy retrasando - Jiang Cheng iba levantarse cuando WangJi lo tomó de la muñeca.
- Iré a ver al hermano una vez que estés mejor.
- Estoy bien WangJi. No te preocupes. Xichen seguro estará feliz de verte. Esperemos que así sea.
El hombre de blanco se sentía reacio a dejar al Jiang pero asintió y se levantó para salir del cuarto, pero antes de cerrar la puerta se giró.
- Volveré contigo cuando termine de hablar con el hermano. Me esperarás?
- Siempre tan terco - el Jiang negó con la cabeza con una sonrisa.
- Mira quien habla - contraatacó el Lan. Jiang Cheng lo miró con falsa indignación y ya no pudieron evitar que una sonrisa se posara en sus labios.
- Estaré en mi despacho. Tomemos té cuando termines.
-Mmh.
Y con ello cerró la puerta para dirigirse al cuarto donde se hallaba el Primer Jade.
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Lan Xichen había quedado bastante confuso luego de que el sanador había salido, claramente aquí había algo que no le estaban contando que explicaría toda su situación y por lo visto su memoria tenía un principal protagónico.
Se recostó en la cama y volvió a tratar de recordar lo que sea que le explicara la situación pero solo se causaba un dolor de cabeza aún más potente que el anterior.
Aunque no quisiera tuvo que darse por vencido en sus intentos. No estaba llegando a ningún lado forzándose a recordar cuando su mente claramente no quería hacerlo. Esperaba que eventualmente volviera y así poder aclarar todo.
Se mantuvo acostado en la cómoda cama, el aroma de los lotos parecía estar impregnado en las sábanas y no sabía el porqué pero no podía dejar de olerlo. Pareciera que le ayudaba a mantener la calma y le daba tranquilidad, el porqué de su efecto no lo sabía.
Se había relajado tanto gracias al conjunto de sensaciones cuando escuchó como golpeaban suavemente la puerta, por lo que se acomodó rápidamente y con un "Adelante" permitió a la persona ingresar. Se sorprendió bastante cuando su hermano abrió la puerta y entró al cuarto. No llevaba mucho tiempo despierto y la noticia de este acontecimiento debería de tardar un par de horas en llegar debido a la distancia entre ambas sectas, por lo que imaginaba que WangJi o ya estaba en el Muelle de Loto o ya estaba a camino.
- Hermano.
- WangJi, es bueno verte.
- Cómo estas?
- Bien, el sanador del líder Jiang, - WangJi que se había sentado al borde de la mesa se sintió incómodo al escuchar como su hermano llamaba a su propio esposo, confirmando lo que este le había dicho -dijo que debo de realizar un par de ejercicios para poder caminar ya que mis piernas están débiles pero que no tomaría mucho rato. Hace cuánto has llegado o ya estabas por aquí?
- Llegué hace muy poco. Me crucé con el mensajero y vine volando lo más rápido que pude.
- Ah, no debiste molestarte WangJi. Estoy bien.
- Me alegra ver eso. ¿Recuerdas el incidente por el que estás aquí?
- En realidad no. -no pudo evitar pasarse una mano por la cara, frustrado - Estoy tratando de recordar pero solo me causa dolor de cabeza. Según yo estuve en el Hanshi todo el tiempo. No sé que pudo haber sucedido para estar aquí ahora y para que...
- Qué sucede hermano?
- WangJi, no se qué está pasando pero, el líder Jiang estuvo aquí conmigo cuando desperté y actuó bastante raro. Se comporta como si fuéramos muy cercanos. Me dijo A-Huan y no recuerdo la última vez que alguien me llamó de esa manera. Qué está pasando WangJi? Por qué estoy en Yummeng y no en Gusu? Por qué el líder Jiang me mira de esa manera? Como si tuviera... sentimientos hacia mí.
Lan WangJi suspiró, él no era nadie para contestar esas preguntas ya que todo esto estaba en la memoria de su hermano, por lo que tenía miedo de que decir o hacer. Decidió cambiar de tema diciéndole a Xichen que llegaría el momento en el cual todas esas preguntas serían contestadas y que nada más tenía que ser paciente. Xichen no tuvo más opción que aceptar y se despidió de WangJi luego de que éste pidiera una sopa para que se alimentara un poco antes de volver a descansar.