Capítulo 31:
Aly.
"La elijo a ella"
Sus palabras no dejaban de repetirse una y otra vez por mi cabeza.
Acababa de tirar su sueño a la basura por mi...
Su futuro...
-¿Como dices?- Roger arqueo una ceja.
-Que la elijo a ella, ¿Estás sordo?
Joder... lo ha vuelto a decir...
-¿Vas a renunciar a tu sueño por una cualquiera? ¿Te estás escuchando Aiden?
-No es una cualquiera. Es mi mujer y la madre de mis hijos. Así que, si. Renunciaría a cualquier cosa por ella.
No puede estar diciéndolo enserio. No puedo dejar que renuncie a su sueño, tiene que haber otra forma de solucionar esto.
-Bien, pues tú sabras. Has tomado tu decisión- se alejo de Aiden negando con la cabeza- Anularé la ceremonia y empezaré a buscar un nuevo candidato para tu puesto.
-Pues genial.
-También anularé tu cuenta bancaria. A partir de ahora no tendrás acceso a el dinero de la familia, no te lo mereces.
¡¿QUE?!
JODER COMO SE ESTÁ RELIANDO TODO.
-Genial, no necesito tu dinero ¿Te crees que todo lo que tengo es gracias a ti? Pues vas listo si crees que voy a rogarte.
-Vete de mi casa- dijo sin titubear.
Aiden sonrió y me agarró de la mano.
Tiró de mi hasta la salida junto a los dos guardaespaldas.
Le pidió las llaves al conserje y nos montamos en el coche en silencio.
-Aiden yo...- susurré.
-Cállate.
Estaba cabreado, pero sabía que no conmigo.
Suspiré.
No volví a hablar en todo el camino.
Vi como más de una vez apretaba el volante hasta que los nudillos se le ponían blancos.
Estaba apunto de estallar.
Cuando llegamos a casa fui directa al cuarto para cambiarme, estaba loca por ponerme el pijama y andar descalza.
Aiden hizo lo mismo, sin mirarme.
Me sentía culpable.
Culpable por que iba a renunciar a su sueño por mi. Iba a renunciar a todo lo que deseó desde que era pequeño y yo era la culpable de eso.
-¿Podemos hablar?- pregunté mirándolo desde la otra punta de la habitación.
-¿De que?
-De lo que acaba de pasar.
-No ha pasado nada, ha sido una simple discusión con mi padre y punto. No hay que darle más vueltas.
-No ha sido una discusión normal y lo sabes.
Salió del cuarto sin mirarme y lo seguí hasta el salón.
-Tu padre te ha echado de su casa...
-¿Y que? ¿Crees que eso me afecta?- preguntó a la defensiva.
-No es que lo crea, es que lo sé. Se lo que significa tu padre para ti y se lo que te duele toda esta situación.
-Pues te equivocas.
-Sabes que no.
Suspiró y relajó los hombros.
-No voy a renunciar a ti- dijo mirándome por fin.
Lo sabia, sabía que no iba a renunciar a mi...
-Y si tengo que renunciar a todo lo que tengo por ti, lo hago con los ojos cerrados y sin pensármelo. Me da igual el dinero, mi trabajo, me da igual todo menos tú. ¿Cuándo vas a entender eso?
-¿Y cuando vas a entender tu que no se trata de tener que renunciar a nada? Simplemente hay que buscar otra solución.
-No la hay, no malgastes tu tiempo buscando otra solución.
Quizás si...
Deja de pensar en lo que estas pensando.
Tengo que hacerlo... por el...
Vas a liarlo todo más.
Voy a salvar su sueño y a permitirle convertirse en el hombre que el quiere ser.
El no va a renunciar a mi, pero puede que yo a él si... Es la única manera que se me ocurre de solucionar todo esto...
-¿En que piensas?- dijo sentándose en el sofá.
-En que tengo hambre- mentí -al final no hemos cenado.
-¿Que quieres cenar?- cogió su móvil.
Lo miré sonriendo.
-¿McDonald's?- arqueó una ceja resoplando.
Asentí con la cabeza.
El se encargó de la comida y yo fui a coger un mantel para no manchar la mesa.
La cena no tardó en llegar y yo no tardé en devorarla.
Me encantaba, lo siento.
Entre una cosa y otra, cuando nos fuimos a la cama, era más de media noche.
Aiden al día siguiente tenía una importante reunión con una famosa empresa a la que no podía faltar, así que, fue el primero en quedarse dormido.
En cambio, yo me quedé tragando techo más de una hora pensando en todo lo que había pasado.
Lo miré mientras dormía y sonreí.
Aiden era lo mejor que me había pasado y el que me eligiese a mi por encima de todo, se merecía el mundo entero, y yo no podía dárselo.
Por eso, tenía que dejarlo volar y convertirse en el gran hombre con el que soñaba.
Cogí mi móvil y le envié un mensaje a Tyler;
*Yo: necesito que me hagas un favor*
No tardó en contestar.
*Tyler: dime baby*
*Yo: necesito que pases por casa mañana a las nueve de la mañana, no te retrases, es importante*
*Tyler: allí estaré*
Puse de nuevo en móvil en la mesita de noche y observé a Aiden mientras dormía.
Una lágrima cayó por mi mejilla mientras lo miraba.
**
Por la mañana escuché el sonido de la ducha y me estiré en la cama.
Miré la hora; las ocho.
Aiden salió en toalla aún mojado y se acercó al armario.
Se puso una camisa blanca y unos pantalones de vestir negros.
-No llegaré muy tarde- dijo acercándose a la cama.
-Vale.
-Te quiero, ojitos- me dio un beso en los labios.
-Yo también te quiero- le di otro beso, pero uno largo.
Un beso de despedida.
Cuando se separó, me sentí vacía.
Unos minutos después, escuché la puerta de casa cerrarse y fue cuando me levanté de la cama.
Cogí mi maleta y empecé a meter todas mis cosas.
Metí toda la ropa, mis cosas del baño, los zapatos...
No podía parar de llorar.
Estaba rota.
Estaba apunto de abandonar al amor de mi vida, al padre de mis hijos...
Y joder, como dolía.
Tyler llegó a las nueve y cuando le expliqué mis intenciones, no se lo creyó hasta que vio mi maleta abierta encima de la cama.
-¿Estas segura de esto?- volvió a preguntarme.
-Es la única manera de que consiga cumplir su sueño- me sequé las lágrimas.
-Baby, no puedes irte así. Habrá otra solución, ademas, si el lo ha decidido así, no es culpa tuya es de su padre.
-Tyler... tengo que hacerlo... el no renunciará a mi, pero yo si puedo a él, aunque me hunda en el camino.
-Vas a haceros daño a los dos sin sentido.
-Solo necesito que me lleves al aeropuerto.
-Va a matarme.
-No tiene por que saber que has sido tú el que me ha llevado.
Me ayudó a cerrar la maleta y se la llevó al salón.
-¿Y Amber, Sebastian? ¿Y yo? Joder, Baby. Que estás embarazada de el. Esos niños necesitan a su padre- se sentó en la encima de la cocina mirándome.
-Y lo tendrán, no voy a prohibirle ver a los bebés, simplemente no dejaré que este conmigo. Y con vosotros seguirá todo como antes...
-Te estas precipitando. ¿No piensas explicárselo al menos?
-Le he escrito una carta...
-Lo tienes todo claro entonces...
-Si... es lo mejor...
-Pues entonces... al aeropuerto...
Agarré mi maleta y antes de salir, miré la casa por última vez.