Sí, pequeña, para ti...
Aunque no me leas, te escribo. Sí, lo hago porque creo en las vueltas de la vida, en lo bonito de coincidir y que hasta Dios jugó en mi equipo el día que llegaste a mi chat. Te escribo para decirte que -aún- no somos nada, pero de serlo, no existirá papel que aguante los motivos por el cual se que eres tú a quien mis miedos le temen. Te escribo por dos simples motivos, porque me gusta hacerlo y porque me gustas tú. Te escribo porque te admiro y quiero aprender un poco de ti cada día. Te escribo porque lo mereces, llegaste como tormenta, poniéndolo todo en calma. Lo sé, tan contradictorio como decir que esto no es una carta de amor. Definitivamente, te escribo porque las palabras no me salen cuando estás cerca, y de alguna forma quiero conquistarte, sin invadirte. Lo tengo claro, desde hace unos besos atrás; te escribo porque es la única forma que tengo para que sepas que me he enamorado de ti.
PD: Cualquier parecido a mi realidad no es pura coincidencia.
PD de la PD: Repito, esto no es una carta de amor.