A.Z: El último Omega.

By itsGre3

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𝔏𝔞 𝔞𝔳𝔞𝔯𝔦𝔠𝔦𝔞 𝔡𝔢 𝔱𝔯𝔞𝔢𝔯 𝔡𝔢 𝔳𝔲𝔢𝔩𝔱𝔞 𝔞 𝔲𝔫𝔞 𝔤𝔩𝔬𝔯𝔦𝔬𝔰𝔞 𝔤𝔢𝔫𝔢𝔯𝔞𝔠𝔦ó𝔫 𝔣𝔲𝔢... More

Una pequeña nota antes de comenzar :))
α Prólogo Ω
Capitulo 2: Volver a casa. (Parte 2)
Capitulo 3: Solo regresaron dos.
Capitulo 4: Un momento de paz.
Capitulo 5: Día de expedición.
Capitulo 6: Los ojos color esmeralda (El comienzo del fin - Parte 1).
Capitulo 7: ¿Qué sientes luego de la venganza? (El comienzo del fin - Parte 2)
Capitulo 8: Pedido de ayuda (El comienzo del fin - Parte 3).
Capitulo 9: Fantasmas y demonios (El comienzo del fin - Parte 4).
Capitulo 10: Manchados con sangre (El comienzo del fin - Parte 5).
Capitulo 11: Sin hogar.
Capitulo 12: Bengalas rojas.

Capitulo 1: Volver a casa.

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By itsGre3

Actualidad 

(6 meses después de "La Segunda Ola")

Noah Walker

Siento que mi mayor temor se vuelve realidad, perder poco a poco mis ya confusos y distantes recuerdos del como era mi vida antes de que todo se vaya a la mierda; Alicia siempre me aconseja que no me quede estancado en el pasado, que es mejor que esas bonitas memorias se esfumen para así concentrarme en el presente, capaz si mantengo la cordura y sigo su consejo evito que una horda de muertos me devore vivo, o evito algo peor...

Jake se hallaba a pocos metros cerca detrás de una vieja maquina expendedora que se encontraba bocabajo pegada al suelo. Luego de algunos minutos en silencio levanta su mano haciéndome una señal para que avance con extrema precaución, aún no era momento de acabar con aquellos dos errantes¹ que se hallaban a pocos metros frente nuestro, debajo de los carteles de "Oferta 2x1" que seguían colgando luego de tanto tiempo.

Las semanas de intenso frio son las más difíciles en todo el año. Estábamos a nada de entrar en otoño así que aún teníamos tiempo para prepararnos lo mejor posible para nuestro primer invierno solos, eso implicaba llevar todas las latas de comida y botellas de agua que podamos a la comunidad. Y esa era nuestra misión, ir a buscar las últimas latas de comida que habían dejado las últimas expediciones que realizó Martha hace ya un largo tiempo.
Antes de la Segunda Ola las expediciones de la comunidad eran realizadas por Martha y los demás quienes iban frecuentemente a las ciudades más cercanas a nuestra zona, recuerdo que casi siempre volvían con las mochilas y bolsas repletas de provisiones.
Hubo un momento en el que por alguna extraña razón, Martha comenzó a enviar algunas pocas (que luego se convirtieron en muchas) provisiones a los almacenes de este supermercado, suponemos que fue porque estos lugares son ideales para almacenar alimentos por lo hermético y seguros que llegan a ser. Pero todo eso cambió en el momento de que ellos murieron, las expediciones a las ciudades aledañas dejaron de ser frecuentes y por consecuencia comenzamos a persistir gracias a las grandes provisiones que se guardaron en este almacén, las que quedaron en nuestra comunidad y en las sobras dentro de la Zona Roja.

En la actualidad Jake no dejaba que nadie más vaya a por las valiosas provisiones, exceptuando Sebastian, Alicia o yo, la decisión fue unilateral y la tomó luego de los ataques a nuestros grupos de exploración hace dos o tres meses atrás, en donde perdimos a mucha gente, incluido el amor de mi vida... aún sigo sin perdonarme el no haber ido.
Las secuelas de lo que pasó ese día siguen afectando a gran parte de la comunidad, pero muchos decidieron no volver hablar de eso y enterrar e ignorar su dolor como lo haría cualquier persona normal ante una situación traumática.

Mi amigo con sencillas señas deja en claro que irá solo a los almacenes, pidiéndome haga guardia en ese tiempo, respondo asintiendo con la cabeza.
Jake rodeó a los dos errantes yendo por el pasillo de productos de limpieza, yo continuaba cerca de la puerta principal esas las cuales en un pasado lejano se abrían solas, hoy en día los vidrios de las puertas están rotas y los pocos fragmentos de vidrio que continúan pegados a los marcos se encuentran cubiertas con manchas de sangre seca, asumo fueron de personas que intentaron entrar al local ya sea para saquearlo o buscando refugio, pero en ese mar de desesperación no lo lograron.
En cambio las grandes ventanas siguen intactas pero cubiertas de cientos de papel diario y cartones pegados por dentro haciendo que entre poca luz, pero imposibilitando que alguien de fuera pueda ver lo que ocurre dentro.

Ya en soledad asomo la cabeza de vez en cuando vigilando parte del pequeño estacionamiento de enfrente... nada, aún siguen ahí los mismos autos variados en tamaño, modelo y marca que ya comenzaban a oxidarse, algunos con vidrios rotos y llantas pudriéndose con el pasar de los días. La maleza ya casi se apoderó de todo el suelo de concreto del estacionamiento. Al otro lado del estacionamiento, pasando la avenida, frondosos arboles comenzaban a desprenderse de un gran e imponente bosque que poco a poco reclamaba su territorio en las mundanas construcciones (una bonita postal post-apocalíptica siendo sincero).

Pasaron los minutos sin respuesta y el paisaje ya dio todo lo que podía dar, los pensamientos intrusivos comenzaban a aparecer en mi cabeza. Jake en verdad se tomaba su tiempo, la duda crecía dentro mío, antes de entrar notamos la simple presencia de dos errantes pero ¿y si eran muchos más?, supe que debía de ir y asegurarme de que todo este bien.
Agachado y con mi arco color gris oscuro tirando a negro en la mano fui hacia la maquina expendedora en donde anteriormente se encontraba mi amigo intentando hacer el menor ruido posible pero siempre preparado para lo peor. 

A mitad de mi corto camino el estruendoso ruido de unas latas cayendo proveniente de dentro del almacén hizo retumbar mis tímpanos y posiblemente todo el supermercado, acabando de manera abrupta la charla que mantenía conmigo mismo... mierda.
Debía de quitarme de encima a los dos intrusos que seguían parados escalofriantemente como estatuas a pocos metros frente mío, de forma rápida quito una flecha de mi carcaj que colgaba en mi espalda, lo tenso y disparo, impacta al instante el cráneo de uno de los errantes, el otro queda en una aparente confusión hasta que pasado pocos segundos decide abalanzarse a por mi, en lo que fueron segundos para mi fueron horas. El rostro de este errante era desagradable, su ojo derecho colgaba rebotando contra sus mejillas cada que daba un salto, se acercó a mi rapidamente con la boca abierta preparado para arrancarme un pedazo de carne, un uniforme de conserje con manchas de sangre me dio la pista del pasado de aquel muerto.
Con rapidez tenso otra flecha, ya había entrenado lo suficiente para hacerlo con facilidad y en momentos de alta tensión, disparo la segunda flecha clavándolo en el ojo no colgante del corredor que cayó al instante a un lado, manchando mi capa con algo de su sangre.
Quito una tercera flecha y la coloco en mi arco preparado para ir a ayudar dentro del almacén, me dirijo con prisa a la última sección en donde un cartel de vinos me recibe, crucé rápido por aquel saqueado pasillo, sentía como el viento golpeaba mi rostro y mi corazón tocaba mis costillas.

Llegando a la puerta del almacén (que se encontraba en medio de la sección de vinos y artículos de cocina) comienzo a tirar de la barra de empuje varias veces pero por sorpresa se encontraba bloqueada desde dentro, algo o capaz alguien impedía entrar. Desesperado, con mi respiración agitada golpeé la puerta gritando el nombre de mi amigo buscando recibir algún tipo de respuesta, recuerdos de aquel dolor que invadió todo mi cuerpo en el momento en el que perdí a Ronnie se hicieron presentes, tenía miedo de volver a pasar por algo así, no quería perder a mi mejor amigo.

— ¡Jake! —Pegué mi cabeza a la puerta buscando algún ruido que me pueda dar una pista de lo que ocurría allí dentro, traté de aguantar mi agitada respiración y finalmente pude oír gruñidos al otro lado, ¿Cuantos? no tenia idea pero estaba seguro de que no eran uno o dos.

Tomé distancia e intenté derribar la puerta con embestidas pero luego de muchos intentos fallidos supe que no lo lograría, el nombre de mi amigo seguía en mi boca pero seguía sin obtener algún tipo de respuesta.
Con toda la adrenalina recorriendo cada parte de mi cuerpo recordé el consejo de Jake de "mantener siempre la calma para conseguir una solución". Cerré mis ojos y traté de calmar todos mi respiración y mis músculos, así recordé que si daba la vuelta podía entrar desde fuera, aunque aquella pesada puerta de metal siempre se mantiene cerrada, era mi única esperanza para llegar a Jake pero, ¿lograría llegar a tiempo?. Me apresuré y volví sobre mis pasos a toda velocidad.

Cuando me alejaba y salía de la sección de vinos, el ruido de la puerta del almacén abriéndose hizo que frenara de golpe, al momento de girar la cabeza un Jake cubierto de sangre salió caminando tranquilamente, di un giro de ciento ochenta grados para ir corriendo en su ayuda.    

— ¡¿Qué mierda fue eso?! —Apenas acercarme aparecieron pequeñas arcadas, la sangre y vísceras es algo que nunca disfrute, por lo general (o sea siempre) me producen mareos o incluso hasta vómitos, sé lo contradictorio que es viviendo en un mundo así pero nunca me logré acostumbrar y tampoco creo que alguna vez logre acostumbrarme.

— Una rata me tomó por sorpresa, cuando encendí mi linterna me encontré con 5 errantes durmiendo dentro— Contesta, tenía los ojos cerrados con la cabeza levantada, parecía que intentaba calmar su también agitada respiración.

— ¿Estás bien?, ¿No te mordieron, no? —Quité un pañuelo azul oscuro que siempre llevo en el bolsillo y se lo pasé— Límpiate la cara, estas cubierto de sangre —El cogió el pañuelo y comenzó a limpiar su frente y sus mejillas— ¿Y tu arma? no oí ningún disparo, pensé que estabas muerto. La próxima podrías al menos responderme —Me distancié y le di la espalda, mis náuseas seguían.

— No quería llamar la atención. Parece que no pudiste hacer lo mismo —Nos alejamos de la puerta del almacén, manteniendo siempre la distancia y fuimos en dirección de la entrada, él aún seguía limpiando su rostro.

— Perdón por preocuparme, imbécil —Le reprocho.

A Jake lo conozco desde hace años que todo esto comenzara, de hecho nos conocimos en la escuela cuando apenas éramos unos niños, mantuvimos esa amistad y cercanía en todo el instituto hasta ahora, y en verdad lo quiero mucho, y sé que él también aprecia mucho a todos sus amigos, y aunque sea alguien muy frío y siempre esté tratando de mantener esa fachada, sumado al hecho de que su sinceridad y franqueza a veces llegan a ser un problema, realmente es una buena persona (o al menos trata de serlo) que lo único que busca es proteger a nuestra gente y cumplir la promesa que le hizo a Martha "mantener a salvo a todos". 
Al fin y al cabo Jake Kobayashi no es mas que el típico chico inteligente que ordena las camisas de su armario por lo que va a llevar puesto en cada día de la semana, el típico niño callado que no ríe mucho (las veces que bromeamos él no entiende el chiste, o no le causa gracia o simplemente suelta una pequeña risa), el típico niño serio que parece no mostrar ningún sentimiento, el típico que prefiere mantener todas sus preocupaciones y miedos para sí mismo, el típico chico que prefiere sufrir en silencio antes de preocupar o "molestar" a los demas... Y sí, creo que eso es mi mejor amigo, Jake Kobayashi.

— Lo lamento. Gracias por preocuparte —Contesta algo arrepentido pero con cierto tono de indiferencia. Me adelanté aún más acercándome a los cuerpos de los dos errantes que yacían en el suelo en búsqueda de mis flechas.

— Es mejor que salgamos de aquí lo mas rápido posible, ya está oscureciendo —Quito una de las flechas que había incrustado en uno de los dos errantes que derribé hace algunos minutos, tras ponerlo devuelta en mi carcaj me percato de que ya no me quedaban muchas, alzando la mirada observo a Jake quien se encontraba contando en silencio las latas de comida que había puesto en su mochila, con preocupación decido preguntarle— ¿Cuánta comida queda?.

— No mucha —Un suspiro salió al unísono. En el campamento aún quedaban muchos cultivos pero estos no crecen de la noche a la mañana y aunque por ahora y los próximos meses suponemos que la comida no sea tanto un problema poco a poco la situación inevitablemente empeorará— Si el panorama es como creemos habrá que volver con las expediciones ya sea al pueblo o peor, a Susa o Derbe —Continua, el ambiente se volvió algo pesado, únicamente Sebastian y Jake lograron ir de expedición junto con Martha y los demás a las ciudades cercanas, expediciones que por cierto duraban como mínimo una semana, enviar a un grupo hoy en día sería llevarlos directamente a su muerte. Poco a poco sentíamos que nos quedábamos sin alternativa.

— No pasa nada, ya veremos como nos las arreglaremos. Salgamos ya de aquí que el olor es insoportable—Intenté despejar las malas vibras. Kobayashi trató de devolverme mi pañuelo azul algo que rechacé al instante al sentir que mi almuerzo tocó mi úvula.

— ¿Cómo se encuentra tu mano?. Fue un corte profundo —Accidentalmente me hice un corte en la palma de la mano cuando me encontraba preparándome para la expedición, sangró mucho pero por suerte no fue nada del otro mundo, Ruby vendó mi mano a los pocos minutos. Sentí la pregunta de Jake como una cortesía.

— Bien, por suerte paró el sangrado, aunque sigo sintiendo raro cuando cierro la mano—Contesto.

— Habrá que desinfectar de nuevo cuando lleguemos. 

Ya cerca de la entrada el chirrido de una puerta pesada abriéndose hizo que en verdad vibrara todo el suelo y paredes del supermercado, de inmediato lancé una mirada de alerta a Jake, sabemos que eso no lo hizo un corredor³ o errabundo, la cosa que abrió esa puerta era sin duda un humano...

Jake desenfunda su arma y yo preparo mi arco, deslizándonos y ocultándonos detrás de los mostradores de la derecha, con la entrada a metros a nosotros.

— Mierda, ¡no dejaron nada! —Una voz masculina salía del mismo almacén en el que acabábamos de estar, ¿Suerte o coincidencia? diría que ambos. Parece ser que al final no habíamos cerrado la puerta del exterior, y también parece ser que al igual que nosotros esta persona se encontraba buscando provisiones, pero para su desgracia este tampoco sería su día de suerte.

— ¿Si quiera buscaste bien?, payaso —Pregunta otra voz masculina con un acento perteneciente a alguien del campo, era más aguda que la primera.

— Claro que sí, creo. ¿Qué importa?, mintió, ¡ese hijo de puta mintió!, además ¿En serio crees que sigan por aquí? —¿De qué estarán hablando? capaz sepan de nuestra existencia, ¿y si eran parte del grupo de Daniel y Tomás? las preguntas sin respuesta se acumulaban.
De más estaba preguntar a Jake cual era el plan, necesitábamos saber quiénes eran y qué es lo que sabían, ni acabar con ellos ni huír eran opciones. Con simples señas me explica que él los flanqueara.

— Crea una distracción, no te expongas —Me pide entre susurros, segundos luego de que se haya ido por la derecha usando una góndola como cobertura.
Gateando, fui a la última caja y al llegar tomé una botella vacía de cerveza que se encontraba acariciando mis zapatos, sin pensarlo mucho la lancé a unos pocos metros frente mío buscando llamar la atención de los forasteros creando así la distracción para Jake.

— ¿Qué fue eso? —No podíamos meternos en una pelea directa con ellos, no sabíamos si estaban mejor armados, no somos de los que corremos riesgos.

— Si supiese te lo diría. Capaz un mapache o algo así, mejor ve a ver —Contesta el chico de voz grave. Ya en nuestras posiciones, por el rabillo de mis ojos pude divisar solo a dos, uno era alto como de mi estatura y usaba una gorra de beisbol, algo flaco probablemente no había comido muy bien los últimos días, el otro era mucho mas bajo y robusto, con un cabello negro peinado para atrás.
Teníamos la ventaja y debíamos de aprovecharla.

— Emm, ¿Darwin? ven a ver esto. Creo que estuvieron aquí —Mierda, me había olvidado de la segunda flecha que se encontraba en aquel muerto al que un ojo le rebotaba.
Un tenso silencio volvió a acentuarse en el local. Me percato gracias a los pasos que poco a poco el chico alto se acercaba más y más hacia mi, ¿Este era mi fin?, creo que mi desatención es lo que finalmente me condenaría. Si prestaba la suficiente atención los sutiles pasos seguían acercándose a mi, el sonido del metal de lo que supuse era un cuchillo desenfundándose heló mi sangre, tomé un gran sorbo de aire preparándome para segundos que definirían nuestras vidas, cientos de imagenes de mi vida hasta ese momento pasaron por mi cabeza. 

silencio...

En eso otra botella de vidrio es lanzada, pero esta vez acierta directo en la cabeza del chico de cabello negro que al parecer se llamaba Darwin, Jake sale de su escondite embistiendo de forma rápida y contundente a un ya aturdido forastero. Aprovechando aquella confusión salgo de mi escondite y me aseguro de ser el primero en apuntar, apenas salir de mi improvisado y mal escondite, noté como el chico de la gorra se encontraba a unos ocho pasos de mi con un gran cuchillo de caza en la mano, Jake también aprovecha mi sorpresiva aparición y enreda sus brazos por el cuello del chico de cabello negro, tan pronto el chico de la gorra se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo, Jake desenfundó su pistola apuntando a la sien de Darwin.
El de la gorra desenfundó su pistola pero no se atrevía apuntar a ninguno de nosotros. Algo en sus movimientos me dijo que eran unos novatos y algo torpes.

— Cuidado con lo que haces "payaso" —Amenacé, estaba con mi arco de poleas con una flecha lista por si uno de los dos se pasaba de listo. Nos la jugamos y salió bien, espero tener esta misma suerte la próxima— Baja el arma, nadie tiene que salir herido —El intruso de la gorra empieza a ceder y baja en cámara lenta su arma hasta tirarla al suelo para luego ponerse de rodillas llevando las manos a su nuca. Jake empieza a cachear al bajito quien imitó la posición de su amigo.

— Noah, cachea al otro —Me acerco y recojo su arma del suelo, por curiosidad abro el cargador de la pistola, el cartucho se encontraba lleno, y el arma en perfecto estado, llamando mi atención de inmediato. Ahora no solamente era importante saber si conocían de nuestra existencia sino también saber quienes son y si tienen algún tipo de relación con el grupo de Daniel. Prosigo el cacheo pasando mis manos por sus bolsillo y cintura.

— Se encuentra limpio —Informo a mi amigo. Por increíble que parezca no tenia nada más que una foto vieja de una casa que se asemejaba a una cabaña, Jake saca de su mochila dos cintillas inmovilizando a los dos forasteros— Bien, y ¿Qué hacemos?.

— Llevarlos a casa, hay que averiguar quienes son y qué quieren —Jake procede a levantar al chico de baja estatura que aún se encontraba de rodillas, mientras yo hice lo mismo con el otro. Cuando mi rehén se levanta por alguna extraña razón robo su gorra color amarillo que tenía un diseño algo extraño y me la pongo, ninguno de los dos pusieron resistencia y tampoco dijeron algo. Era evidente que los dos armaron un campamento cerca de aquí y que se encontraban algo asustados.

— Viste los cargadores ¿no? —Pregunté susurrándole al oído a mi amigo en el momento que pasó al lado mío.

— Sí, provienen de una base militar —Me contesta serio, con cierta preocupación.

— ¿No creerás que serán de...

— No —Jake me interrumpe, algo nervioso tomó a su rehén por el cuello y muñecas inmovilizadas saliendo del supermercado abandonado dejándome a solas con el otro intruso,  pude sentir como el miedo volvió a recorrer por todo su cuerpo luego de plantearle la idea de que ellos provenían del mismo hospital de donde provenían André, Thomas y Daniel.

— ¿Y cómo te llamas? —Buscaba quitarle algo de información la única manera era iniciar una conversación.

— Ángel —Me contesta indistinto.

— Ok Ángel —Me puse delante de él arrancando una parte de su camiseta de tirantes para utilizarlo como vendaje para tapar sus ojos— espero no lo tomes personal, sabes lo difícil que es vivir en este mundo —antes de vendarlo me percaté de aquel color de ojos del chico misterioso, sentí como aquellos colores me transportaron a algún lugar extraño del tiempo, ¿nostalgia?, ¿deja vú?, ¿premonición?. Eran de un color indescriptible, no sabría y tampoco sé si alguna vez podré, me equivocaría si dijese que eran verdes o marrones, hasta incluso grises, supongo que era una especie de mezcla.
Me hipnotizó por un momento que había quedado en blanco por algunos segundos, que para mi se sintieron toda una vida.

— ¿Todo bien amigo? —Me preguntó el extraño, pregunta que ignoré por completo intentando recomponerme de aquel fuerte sentimiento que acababa de tener. Tras volver a la realidad cubrí sus ojos y lo escolté hasta el estacionamiento delantero en donde se encontraba Jake con el amigo de Ángel.

— Oye Jake, creo deberías de hacer lo mismo con —mis palabras fueron interrumpidas nuevamente pero esta vez por disparos a lo lejos, disparos que provenían de casa. Crucé miradas de pánico con mi amigo, las respiraciones de ambos se volvieron agitadas y nuestra saliva espesa. 

— Hay que volver a casa... —En el cielo un destello iluminó toda la Zona Roja... era una bengala roja. Las bengalas rojas las utilizamos únicamente en casos de emergencias, como un ataque de un thinker⁴ o de un grupo de humanos peligrosos, es una advertencia para que los que estén afuera no regresen a casa y busquen refugio lo más lejano posible— ya.

Glosario 

¹ Errante: Zombies muy comunes, son lentos y poco inteligentes, priorizan el comer. Llamados errantes ya que generalmente vagan sin rumbo hasta encontrar comida o alguna horda a la cual sumarse.

² Zona Roja: Pequeño poblado construido generalmente a las afueras de ciudades o pueblos grandes para las familias de niños y adolescentes con el gen Omega, estos cuentan siempre con servicios básicos.   

³ Corredor: Zombies comunes, son rápidos y poseen una inteligencia decente, priorizan el infectar.

Thinker: Zombies extremadamente inteligentes, debido a los pocos contactos y avistamientos aún se desconocen cuales son los limites de sus capacidades y si estos varían dependiendo de cada individuo. Se sabe que son capaces de hablar, tender trampas, crear emboscadas, poseer cierto control de los errantes y corredores. Aparentemente disfrutan el sufrimiento humano.

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