💠𝗘𝗟 𝗧𝗜𝗘𝗠𝗣𝗢 𝗘𝗡𝗧𝗥�...

By FanmeryWrite

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Los poderes sobrenaturales que nos dieron fueron la maldición de nuestras vidas, por eso, tu, Marinette Dupa... More

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💠PARTE 1💠

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By FanmeryWrite

M A R I N E T T E

Haber presenciado tantos eventos de la historia de Francia, la hacían consciente que una pandemia no se provocaba de la nada, había un motivo y ella estaba decidida a descubrirlo pero aun no estaba segura si usar lo que le había causado tanto dolor. Dominar "eso" no era nada fácil, le costaba hacer saltos de tiempo, sentía que en cualquier momento iba a provocar un cambio en su vida.

—Marinette ¡Amie!—gritaba asustada.

Desde que había empezado la nueva cepa del lorius en Paris, ella se la había pasado investigando sobre el tema y por si fuera poco Ladybug y Chatnoir no habían regresado desde el inicio de esta época, justo cuando más los necesitaban.

El lorius había terminado con la vida de los padres de Alya dejando a la hermana pequeña, Joanne, sin protección por lo que tuvo que hacerse cargo con su trabajo de Periodista ; sin embargo, no le alcanzaba para los gastos de las dos por el alquiler del departamento en el que vivían. Por eso la azabache le prepuso a Alya que se mudaran a su casa con el propósito de que gastaran menos, ella aceptó y desde entonces habían formado una pequeña familia.

Marinette por un momento agradecía que sus padres no tuvieran que vivir estos episodios de su vida ya que no querría verlos sufriendo en estas condiciones.

—No me digas que alguien estornudó y tu estuviste cerca— dijo sin miramientos mientras preparaba la cena.

—No entiendo cómo puedes controlar tu miedo porque a mí me espanta todo esto del virus, no sabes el susto que me dió. La gente no puede ser mas educada?— cuestionó intentando tranquilizarse.—Ahora mismo me doy una ducha y de una vez sacarme todos los bichos de encima—mencionaba asqueada.

—Aja— finalizó la conversación, ella era de pocas palabras ya que ser muy parlanchina era totalmente innecesario.

Cuando terminó de hacer la cena, sirvió los croissants, luego el estofado de Burdeos y finalmente un té verde. Lo último siempre le recordaba a su madre. Las comidas en Francia nunca le habían sido del agradado a su madre ya que le parecía pesado, y por eso mismo, despues de cada comida ella les servía un té verde para no perder sus costumbres orientales.

Después de poner la mesa, fue a la habitación de Alya y a la de Joanne para avisarles que ya todo estaba listo para cenar. Alya amablemente le pidió a su hermana que bajara a cenar pero ella se negó.

Desde el fallecimiento de sus padres, Joanne se refugió en ella misma, formando una barrera, provocando que no socializara. El psicólogo nos recomendó que el ambiente en el que Joanne interactuar sea pacifico y tranquilo, sin embargo, el miedo de Alya por la enfermedad que le tranmitia a su hermana no ayudaba a su recuperación, a pesar de saber de eso su amiga continuaba con su obsesión de total cuidado ante el lorius que acechaba a Paris, mientras que Joanne seguía siendo afectada por todo.

—No sé que puedo hacer— comentó cansada al sentarse en su silla.

—Ya te dije, no puedes seguir creando conflictos con lo de la pandemia, tienes que contener esa obsesión que te traes.— Marinette aunque no se notara, se preocupada por las dos, sobre todo por Joanne, quien era la mas perjudicada.

—Bien, te haré caso. Solo quiero que todo esto se acabe y por fin todo vuelva a la normalidad—La azabache no respondió y empezaron a comer.

Marinette sabía que algo no estaba bien y lo podía sentir ¿que pasaba si esta enfermedad era de la misma naturaleza que su poder conllevaba? El origen siempre era de China, sus padres le habían contado que la planta que la había salvado de la Leucemia era proveniente de ese país. Esos datos ayudaban un poco en su investigación para descubrir mas acerca de sus poderes. Pero algo no encajaba, debido a que le habían dicho que afortunadamente una persona le había dado a su madre, una planta medicinal que supuestamente curaba todas las enfermedades, pero no le dijo mas. Solo quedaba viajar en el tiempo por si misma y ver que le había ocultado su madre.

Y he aquí el problema. Marinette no lograba dominar los saltos de tiempo, y tampoco quería intentarlo porque le daba miedo cambiar algún hecho importante en la historia.

—Gracias. Iré a arropar a Joanne y luego si quieres vemos una peli—sugirió Alya sacandome de mis pensamientos.

—Okey.

Al final no vieron la pelicula que tenían planeada pero al menos durmieron plácidamente...

.

.

.

Al dia siguiente, Marinette fue la primera en levantarse como era costumbre, ya que tenía que abrir la panadería. Alya era la siguiente para ir a su trabajo como periodista y finalmente Joanne se levantaba para sus clases virtuales.

Mientras acomodaba los panes del mostrador y las demás variedades de postres que habían en su tienda, escuchó el tintineo de las campanas, las cuales indicaban que alguien había ingresado a su tienda.

—Buenos días, Mademoiselle.—Saludó campante un joven de ojos esmeralda mientras veía lo que llevaría.

—Bonjour— Respodió— ¿Que va a llevar, caballero?

—Unos macarons para comer aqui, porfavor.

— Perdón pero aquí no puede comer, son los protocolos de bioseguridad.

— No sea aguafiestas, solo son un par de macarons.

— Si es así, le pido que se retire del establecimiento, porfavor.

—Vaya, esta bien, deme los macarons para llevar, entonces.

Fastidiada puso los macarons en la caja respectiva y finalmente le dió su pedido.

—Hasta mañana, renegona.— finalizó. Luego se fue misteriosamente.

Creyó que nunca lo volvería ver, ya que el lugar donde estaba ubicada la tienda era bastante transitada, por lo que cada día venían personas completamente desconocidas, suponía que por eso tambien se asustaba Alya, al ser transcurrido, habían mas posibilidades de contagio.

Un día después, Marinette hizo la misma rutina.

Extrañamente en un parpadeo—por un segundo— veía todo muy rústico, como si estuviera en otro tiempo. Eso realmente la asustaba, sentir que no tenía el control le aterraba. La azabache trato de no alarmarse y mantener la calma para poder continuar con sus labores, pero eso duraría poco.

—¡Bonjour! ¿Donde esta mi renegona favorita?— feliz caminaba hasta llegar al mostrador con su mascarilla puesta.

No podía ver por completo su rostro, pero sus ojos verdes se iluminaban cada que sonreía, para Marinette sus ojos eran hipnotizantes y llamativos. Lo que la mantenía confundida era porque había vuelto ¿No era suficiente que ayer le hubiera fastidiado su día?

— Que quieres...—respondió secamente.

— ¿Asi atiendes a tus clientes?

—No

—Entonces...

—Entonces que.

—Dime porque esa actitud en contra mia.— decía mientras continuaba con su sonrisa particular.

—Por nada ¿Quieres Macarons?

—Por supuesto, es por eso que vine.

—Toma, puede irse.

Cortante se fue de la zona donde se encontraba la tienda para ir a las escaleras que iban hacia la sala de su casa.

«Lo que tiene de guapo se le quita con esa maldita boca molesta»

Marinette gritó tapándose la boca, haciendo que nadie la escuchara. Al menos el chico misterioso.

Después de esa escena que le parecía molesta para la pelinegra, todo su día culminó con normalidad a excepción de sus visiones del pasado-futuro.

—¡Llegué!— gritó Alya, al parecer ya había llegado de su trabajo y se estaba sacando sus zapatos para poder ingresar a su hogar.

—Como te fue— preguntó su amiga.

—Bien... bien mal! ¡El idiota de mi jefe cree que mi ensayo es una mierda por el tema que quiero tratar!

—Que se vaya a la mierda entonces...

—¡SI! QUE SE VAYA A LA MIERDA— gritó Alya para despues reirse. No sabía desde cuando la pelirroja se había vuelto más dramática que de costumbre pero eso alegraba sus dias. Recuerda que antes no era así, probablemente fue por lo que había estado viviendo en los últimos meses.

La pequeñas conversaciones que tenían las dos amigas, las unían de forma fraterna. Como los padres de Marinette habían fallecido en los 80s, ella no tenía a nadie, hasta que conoció a Alya en el 2010. Siempre iba a su casa, y pasaban las navidades juntas con la familia de su amiga. Por eso siempre se habían considerado hermanas.

Joanne por otra parte, desde la muerte de sus padres siempre había sido asocial. Podía responder todo, pero por si misma no era capaz de entablar una conversación amena, quería que se recuperará con el pasar de los meses pero no sabía cómo.

Al día siguiente el mismo joven rubio vino a su tienda. Esta ves ya no se sorprendió, era notable que amaba fastidiarle su dia y no iba a permitirselo. Pasaron los dias y el mismo chico venía con su personalidad explosiva. Aunque más curioso era que los problemas con sus poderes eran cada vez mas recurrentes desde su llegada. No le agradaba en absoluto que no tuviera el control lo que la preocupaba demasiado.

—¿Porque sigues viniendo, si te trato mal?—preguntó Marinette colocando los macarons en la cajita.

—¿Porque me atiendes si no te agrado?

—Responde

—No lo sé, algo en ti me atrae, creo que pronto lo sabrás...

Esas ultimas palabras la mantenían intranquila, como era que pronto lo iba a saber. Acaso ¿me espiaba? Si ese fuera el caso ¿porque? Y finalmente ¿porque desde su aparición, los saltos de tiempo se hacían incontrolables? Esas preguntas solo se responderían con el pasar del tiempo... pero para ella el tiempo no era un impedimento, o si?

Fue así que cada mañana a la misma hora, el mismo rubio de ojos esmeralda venía a la misma hora y con el mismo pedido, macarons. Ya se le había hecho costumbre que ese tipo le causara dolor de cabeza cada ves que venía. Era irritante tener que lidiar con sus chistes tontos, aunque debía admitir que lo de atractivo nadie le quitaba. Pero no se puede juzgar un libro por su portada...

Asi pasaron los meses, los dos interactuando mínimamente sin conocer siquiera sus nombres u apellidos. A la azabache no le interesaba asi como al rubio tampoco.

Un día mientras limpiaba el mostrador y el suelo de la panadería, la azabache escucho un grito agudo.

«Joanne»

Marinette corrió hacía donde podía estar la pequeña pero no la encontraba, entonces la llamó para ubicarla por su voz. Ella pronto respondió "Aquí", entonces siguió su voz y la encontró en el sótano.

—Marinette, hay algo allí— señaló la pequeña, mostrando una cara de curiosidad.

Marinette extrañada no le dijo nada y la llevó a su habitación, la arropó para que descansara. Luego se dirigió al sótano ya que se preguntaba que había allí, hace varios años que nadie entraba a ese lugar. Probablemente habían cosas muy viejas, bueno era lo unico que podría haber.

Cuando entró, quiso prender la luz pero no encendió asi que cambió el foco y finalmente el lugar fue iluminado.

Habían muchas cajas, con nombres. Entre ellos estaban Sabine y Tom. Esas cajas las abrió y habían puros albums de fotos, ella despolvó algunos de ellos y se repuso a observar cuidadosamente cada fotografía. Le causó nostalgia ver a sus padres con ella de pequeña. Eran fotos en blanco y negro con poca nitidez pero que eran piezas valiosas del recuerdo.

Todo era tan nostálgico para ella hasta que unas fotos la sacaron de su serenidad.

Al lado de sus padres había un joven alto, contextura delgada pero proporcionada. Esa cara ya la conocía, era...

«¿QUIEN ERES TU?»

La dejó totalmente intrigada ver esas fotos, donde se encontraba aquel chico. Era como ella, no envejecía...

Solo que el era aun mucho mayor que ella, Dios sabe cuanto tuvo que vivir. Era increíble que viviendo lo mismo que ella, se mantuviera con un semblante de felicidad mientras que la de ella...

La vida de la azabache se había vuelto monótona pero trataba de vivirla y disfrutarla, sin embargo le costaba mantener la motivación de seguir con vida.

Sea cual fuera el motivo de la foto, tenía que saber mas de el, y no podía quedarse con los brazos cruzados, por eso mismo, al día siguiente Marinette le preguntaría al rubio porque la seguía viendo, esta ves ella no quería chistes malos, sino respuestas. Esa noche no durmió, trató de unir cabos sueltos para formar ideas, sin embargo, no podía; se quedó muchas horas despierta en la oscuridad hasta que Morfeo hizo de la suyas.

Al llegar el día, el cielo se aclaró y unas nubes oscuras se acercaban amenazando con finas y suaves gotas de lluvia. Cuando Marinette despertó, se protegió con sus brazos por el frío, pero no era suficiente. Se levantó adormilada, abrió los ojos suavemente para ir a su ropero y buscar un abrigo. Mientras hacía eso, quiso ver la hora y se sorprendió al ver su celular. Ya eran las 8:00 y ella seguía durmiendo, apurada fue a abrir la panadería sin darse cuenta que aún seguía con pijamas, cuando quiso cambiar el cartel de "abierto", curiosamente no se fijó en eso, sino en un rostro familiar detrás del cristal.

Ahí se encontraba aquel joven de orbes esmeralda que le había causado tanta intriga.

—T-tu..—señaló asustada, porque ahora para ella ya no era una persona común. El sería las respuestas de sus tantas preguntas, aunque a la ves, le daba miedo saber quien era y descubrir todo lo que había detrás de sus poderes.

—¿Lo dominarás o no?

Esa pregunta la desconcertó más ¿el sabía que ella quería aprender más de sus habilidades?

—D-de que hablas...—Tartamudeo tratando de ocultar sus pensamientos.

—Se que quieres hacer, así como yo sé que quiero ayudarte.—la miró con intensidad, esa mirada la hacía confiar en el pero sus mismas acciones la hacían desconfiar.

«¿Debería contarle mis secretos?¿y si no es quien pienso que es?»

—¿Quieres croissants?—respondió con incredulidad, tratando de evadirlo, sin embargo, el rubio fue habil y abrió la puerta haciendo sonar las campanitas e hizo retroceder a la azabache, desconcentrandola de la conversación

—Eran macarons...

—¿Qué?—cuestionó confundida.

— Lo que siempre pido

—Eh, si, eso es verdad. Ahora iré a traer los macarons

—Te digo que te ayudaré ¿es que acaso, no lo oíste?—preguntó jugando con su anillo.

—En que, estoy bien, estimado...—quiso decir su nombre, sin embargo, desconocía ese dato de él.

—Adrien... Adrien Agreste— dijo rápidamente,

—Bien, aquí tienes tus macarons, Adrien. Puedes irte— forzó una sonrisa y se volteó para irse.

—Gracias, Marinette. Pero...

Marinette detuvo su paso al escuchar su nombre.

Como era posible que el supiera su nombre si nunca se lo había dicho, de verdad la había estado espiando, inmediatamente volteó a ver de nuevo sus ojos verdes para enfrentarlo.

—¿C-como sabes MI NOMBRE?—hizo énfasis en "mi nombre" mirandolo desafiante—¿Quien eres Adrien Agreste? Y ¿porque estas en las fotos con mis padres siendo un adulto?

—Ups, se me salió tu nombre—Rió, burlándose así de sus preguntas.—Tu nombre es Marinette y te apellidas Dupain Cheng. Tu padre es Tom Dupain de origen totalmente frances aunque eso puede cuestionarse...y tu madre es Sabine Cheng de origen chino. No pensaba que una combinación franco-china fuera tan exquisitamente hermosa...

Escuchar sus ultimas palabras la hicieron ruborizarse, afortunadamente con la mascarilla puesta era imposible que viera su reacción, asi que solo se mantuvo derecha y se alejó tratando que el dejara de provocarle emociones que la desestibilizaran. Pero era imposible que todo lo que el dijera o hicieran tuviera que pasarla por desapercibido. Adrien sabía demasiado de ella pero Marinette no sabía nada de él.

—¡¿QUIEN ERES?!—La azabache estaba cada ves mas intrigada, quería saber quien rayos era el que estaba ofrenciendole su ayuda sin haberle contado algo sobre ella.

—Soy quien que te ayudará para revelar todos los secretos que hay en nuestros dones.—dispuso para luego irse.

Marinette se quedó muda, ahora estaba más que segura que sabía todo acerca de ella. Pensó como pudo haber sacado tanta información de ella sin haberlo dado. Era imposible que la haya espiado, a menos que conociera a toda su familia. Como lo vió en las fotos familiares...

Cuando menos lo esperaba, un trueno la saco de sus pensamientos y el sonido de la lluvia intensa se escuchaba desde la panadería.

«Debo conocerte, Adrien Agreste»

Marinette corrió sin importarle si tenía paraguas o no para salir y cuando abrió la puerta, vió a Adrien caminando del otro lado de la pista. Unas gotas se colaban por su cabello para caer en su cuerpo expuesto al frío ya que su abrigo no era grueso. La lluvia la mojó y en una reacción rapida se abrazó a si misma para abrigarse. Luego cruzó la calle fijándose que los carros no la detuvieran y cuando llegó al otro lado, Adrien seguía alli pero mirando el semáforo. Ella tomó la mano fría del rubio y lo atrajo hacia ella, obligándolo a que la mirara a los ojos.

—No sé quien eres, ni quien te dijo todo lo que sabes sobre mi, pero si tu tienes toda esa información... me servirás y tendré que conocerte para poder confiar en ti—afirmó.

La lluvía le parecía tan cliché para la azabache que quiso irse pero Adrien agarró mas fuerte su mano y eso la sorprendió.

—¿No quieres un paraguas, hermosa? — él sacó un paraguas negro de su bolso y lo abrió para agarrarlo encima de ella. Marinette con una expresión molesta tomó el paraguas bruscamente para finalmente irse.

—Gracias— la pelinegra respondió con astío.

Marinette odiaba que ese chico rubio fuera tan misterioso, lindo y a la vez fastidioso, sin embargo, eso la atraía por que en el encontraría mas respuestas que cualquier otra persona.

•••|||•••

A D R I E N

Adrien estaba mas que satisfecho con lo que había logrado, finalmente ella conocía sus intenciones, solo quedaba que liberaran el poder que estaban destinados a llevar y por fin terminar con la pesadilla que ni los héroes de París podían lidiar.

Por fin la pequeña bebé que había conocido en los 50s había madurado, había esperado mucho para quitarse por fin este bendito don que maldecía con el alma. Poder ir al pasado, presente y futuro; tener una fuerza sobrenatural, poder saltar como si fuese el mismísimo Tarzan y sobretodo tener inmortalidad e inmunidad era agotador para él.

Después de haber pasado un siglo viviendo sin ningún sentido, sin algún verdadero propósito, al fin una luz de esperanza nació ya que en un saltó de tiempo al futuro, vió algo que lo dejó boquiabierto, jamas en la vida había visto algo asi, una enfermedad azotaría a la humanidad. Un virus totalmente desconocido pero que Adrien sospechaba que era impartido por los mismos quienes le otorgaron sus poderes.

Un tipo de llamado se formó en su ser para encontrar la solución a esa premonición.

Adrien había pasado muchos años tratando de averiguar como le habían sido dado sus poderes y evitar que eso sucediera, pero no podía. Solo podría viajar y ver, mas no modificar. Eran sus limitaciones, y esas mismas le impedían ver mas de si mismo. Tenía que tocar a las personas para dar ese salto gastando su energía, estas se desmayaban sin recordar que las había hecho desvanecerse.

Cuando nació Marinette, Adrien estaba allí y mientras era una niña también. Vió como había sido afectada por la Leucemia que la amenazaba a los 5 años y como le habían dado esa planta. Solo supo que Sabine había viajado y ella le había encomendado cuidar a la pequeña Marinette. Al volver, simplemente le dió una infusión de aquella planta traída del extranjero y magicamente la enfermedad se esfumó. Desde que cumplió 23 años no envejecía, y sus padres al morir la dejaron sola con la panadería. Solo ella podía entender lo que era vivir con el dolor de ver envejecer a los que uno amaba.

Él también había perdido a sus padres, los había visto envejecer como era normal. Hasta que se enamoró de una mujer normal, fue entonces cuando se dió cuenta que esta habilidad era una porquería, quería envejecer y morir al lado de sus seres queridos, no verlos morir mientras él gozaba de juventud y salud.

Desde ese momento no volvió a relacionarse con alguien, solo trabajaba desde casa en ventas e inversión así que no tenía problemas financieros, estaba esperando el momento indicado para presentarse ante la hija de los Dupain.

Al verla, quedó embelesado con su belleza, lo que dijo de la combinación franco-china era verdad, sin dudas era hermosa pero no estaba allí para contemplarla, sino para deshacerse de estas habilidades sobrenaturales que poseía y de paso descubrir el origen de ellos.

Mañana iría de nuevo a la panadería pero esta vez para enseñarle a dominar lo que tanto la atormentaba. Adrien sabía que solo podía viajar y ver el pasado, presente y futuro pero Marinette podía modificarlo, podía entender que todavía no hubiera controlado su habilidad ya que el de Adrien era más simple.

Por lo que había averiguado, ella vivía con 2 personas mas, Alya y Joanne. Aún era joven y por eso no tenía la misma reacción de aislamiento que Adrien, debía evitar que las 2 convivientes no se enteraran de que tenía contacto con Marinette porque sería sospechoso.

En la mañana fue a la panadería de los Dupain y al llegar la vió de nuevo, esos ojos azules intensos, sus cabellos finos y sedosos, las curvas perfectas y...

—Hola... Hey, mis ojos están aquí.

«¡Concentrate!»

Debía centrarse, debía entrenarla para comenzar con la misión y no caer en el camino.

—Si lo sé. Buenos días, bonita.—molestarla había empezado a ser un lindo pasatiempo para el, todas las expresiones de la azabache eran demasiado adorables para él.

—Deja de llamarme así— expresó molesta, si Adrien podía ponerle un apodo sin gracia entonces ella también lo haría— bien, señor Apuesto, como vas a ayudarme— Al escuchar sus propias palabras, ella se puso nerviosa, ella no quería decir eso, inconscientemente le había dicho que era "apuesto". Ella misma se estaba torturando.

—Ese sobrenombre me gusta, bonita— respondió en tono burlón

—¡Esto es injusto!— renegó mientras Adrien reía.

—Como sea, ahora debo enseñarte como lograr controlar tu habilidad...

—Y como rayos se hace eso—dijo con incredulidad.

—Es simple la fórmula pero cada uno le pone su dificultad. Concentrate, fija una fecha e imagina una luz que sirva como transporte, finalmente, toca a una persona para que gastes su energía y su historia. En tu caso es diferente, tu puedes hacerlo sola. A diferencia de mi, tu si puedes modificar la historia, por lo tanto debes tener mucho cuidado.

La expresión de Marinette era un completo dilema, estaba muy confundida. Era difícil de interpretar algo que jamas en la vida había intentado. Adrien rodó los ojos y trató de pensar algo rápido.

—Haber señorita Marinette, lo que tiene que hacer primero es...—se colocó detrás de ella y levantó sus brazos. El no se daba cuenta que su cercanía la ponía nerviosa y hacía que los latidos de la azabache incrementaran.—Respirar profundamente, relajate y no te tenses.

En ese momento la campanita que indicaba la llegada de alguien sonó y ellos dieron un pequeño respingo por la inesperada visita.

—Continuaremos después— susurró en el oído de Marinette provocando que se estremeciera. Adrien partió de allí rápidamente sin ser visto. Entró por la puerta que daba a la sala, ya que no había salida. Conocía todo sobre aquella casa asi que bajó al sótano donde habían muchas cosas guardadas, se quitó la mascarilla, bajó las escaleras y vió que una caja se encontraba abierta.

Habían muchas fotos tiradas en el suelo alrededor de esa caja, entre ellas fotos de el con la familia Dupain, eran muy viejas.

«Así que con esto te enteraste de todo, eh?»

Revisó el resto de objetos que habían dentro de la caja y notó un libro muy viejo. Tenía un símbolo extraño.

"Porque rayos no había revisado antes el sótano" se preguntaba.

«Porque no querías traicionar la confianza de la familia Dupain Cheng»

Maldita consciencia...

Al abrir el libro quedó demasiado confundido pues todo, absolutamente todo estaba en un idioma encriptado, apenas había logrado aprender algo de chino con Sabine y ahora debía aprender un idioma totalmente desconocido, el colmo de los colmos.

Siguió hojeando el libro hasta encontrar el miraculous de Ladybug, luego el de Chatnoir y el de otros mas ¿que tenían que ver los superheroes de paris con las habilidades que tenía?... ellos tenían amuletos que los transformaban y nosotros eramos parte de esos poderes.

Continuó buscando algo que sirviera pero nada, decepcionado, botó el libro y de el salió una pequeña hoja, o mas bien dicho una foto.

En la foto había un señor chino y detrás había un mensaje.

Es hora de liberar el máximo potencial

Tu hija y alguien mas fueron escogidos.

Ven a recoger su salvación.

—Huang Cheng—

¿Huang Cheng?

Tenía el apellido de Sabine... el tío de Marinette?

Tantas preguntas mas fueron agregadas a su mente que le causaba dolor de cabeza, eso significaba que las respuestas estaban en China, ella viajó a China a recoger esa maldita planta.

—¿Adrien?— Una voz dulce se escuchó en el lugar. Adrien rápidamente, guardó el libro y la foto en su bolso para poder averiguar mas de ese libro

—Si, aquí estoy.

—¿Esperaste mucho?

— Si pero ya estas aquí. Me parece que el sótano es un buen lugar para entrenar, nadie nos molestará. Puedes sacarte la mascarilla

—Pero...

—Somos inmunes, lo recuerdas?

—Bien—contestó mientras dejaba— entonces dijiste que tengo que concentrarme e imaginar el tiempo y una luz blanca para trasladarme en el tiempo.

—Si, verás que no es tan difícil como parece.

Marinette dudosa se puso firme, se concentró y el silencio reinando el lugar la ayudó a concentrar su energía. Cerró los ojos para comenzar el proceso y sorprendentemente sintió una energía extraña que hacía que todo su cuerpo se sintiera muy liviano, en un momento se mareo pero trató de no desestabilizarse. Finalmente  pudo sentir como todo su cuerpo se desvanecía  para que de un momento a otro sintiera una brisa fría y húmeda, sus bellos se erizaron y al abrir los ojos, se dió cuenta que no  estaba en el sótano de su casa, sino en la torre Eiffel semi-construida.

—Oh por Dios, esto es... !e-esto es alucinante!—gritó la azabache maravillada por lo que había hecho observando su alrededor, las personas con una vestimenta totalmente distinta a su presente,al menos ya no estaba asustada por su habilidad.

Corriendo fue a una pequeña casona abandonada pensando que alguien pudiera verlos e interpretar que era viajeros en el tiempo, tenía que ser cuidadosa con su poder. Al llegar, todo estaba oscuro. Marinette calculaba que eran las 7 de la noche.

—¿No podías ser mas creativa? No se... talves la cultura inca, la azteca, la cultura egipcia o Grecia?—la azabache se asustó y retrocedió sin darse cuanta que mas atrás se encontraba un ladrillo.

—Oye, no te quejes, recién estoy comenzando aprender, podría perderm...—y se cayó... con el mismo ladrillo mencionado—AAAAH...—Adrien reaccionó, sin embargo, ella ya había caído.

—¡Deberías ser mas cuidadosa!

—No es mi culpa que esa cosa estuviera allí— escupió enojada.

—Ven, toma mi mano.

Al ofrecer su mano, Marinette desconfiada la tomó, pero no para que la levantara, sino la jaló para que el también cayera. Lo que no esperaba la azabache era que el rubio cayera encima de ella.

Fue entonces cuando Adrien la vió mas a detalle, esos ojos grandes oceánicos, esa pequeña nariz celestial, sus mejillas ruborizadas y... su boca, esos labios húmedos y rosados que no los había visto hasta ahora... por esos instantes eran una tentación imposible de soportar. Marinette por otra parte, podía sentir la tensión que había entre los dos, ella también estaba siendo tentada por los labios del rubio, todo en el era tan atrayente...

Quien diría que el manipulador rubio que usaba a la azabache como una herramienta para su beneficio, terminaría perdido en los hermosos ojos de una chica completamente ordinaria. Aunque "ordinaria" no era la palabra, debido a que ella era igual que el, los dos eran inmortales e inmunes.

Que es esta atracción, se preguntaba Adrien.

El rubio se levantó rompiendo el contacto con Marinette. Luego la ayudo recomponerse, sin embargo, como si por inercia se tratara. Ambos buscaban ver sus rostros, sus ojos. El silencio entre ellos no era incómodo ni mucho menos molesto, sino era tan formidable y tranquilo.

Adrien no podía más. Esto lo había estado torturando

Quería probar esos seductores labios...

Fue entonces cuando tomó el rostro de la fémina y la acercó a él. Marinette se veía tierna estando con sus mejillas totalmente sonrojadas y sus ojos concentrados en él. Al llegar al punto de encuentro, los dos comenzaron una interminable batalla de quien tomaba el control de aquel beso.

La intensidad con la que la besaba no era suave ni romántica, sino una posesiva y a la ves nostálgica. La cercanía con ella le traían tantos recuerdos de su pasado...

«Ya no la estás usando ¿Te vas a enamorar?»

«Jamás»

«Yo creo que si...»

Los pensamientos de Adrien estaban arruinando el momento, el estaba disfrutando cada instante de ese beso pero era verdad.... No podía tener sentimientos hacía alguien, eso solo lo haría débil.

Adrien desesperado interrumpió el momento soltando el rostro de Marinette para no mirarla más...

—Joder, vámonos—Sin más preámbulos. Se limpió la ropa rápidamente para luego tomar la mano de Marinette y volver.

Esta ves Marinette no se traslado, sino Adrien la tomo y volvieron al sótano oscuro con unas cuantas manchas de lodo y suciedad.

—Es suficiente por hoy...—soltó un gruñido para luego colocarse su abrigo.

Marinette no podía estar mas confundida, hace unos momentos el la miraba con unos ojos tiernos y amables, hace unos momentos sentía su respiración y sus labios, pero ahora ...era el mismo idiota que conoció cuando entró a la panadería.

Cuando el se fue de su casa, ella solo lo ignoró.

«Quien te entiende, Agreste»

Adrien trataba de convencerse de que ella no era mas una ayuda para por fin cumplir su mayor deseo. Sin embargo, su corazón dictaba otra cosa, lo podía sentir, mas no podía aceptarlo.

Si podía evitar sentir, lo haría.

Había vivido y sufrido mucho como para caer de nuevo en los sentimientos, porque solo eran eso, sentimientos. No aportaba nada en su vida y solo provocaban problemas.

Disfrazó su verdadero ser en una mascara llena de egoísmo y soberbia para no sentirse vulnerable pero ella.... Ella solo hacía las cosas más difíciles.

«¿No puede simplemente dejarse llevar?»

«Ella es igual que tú y lo sabes»

Tenía que sacársela de su mente, tenía que alejarse para no caer...

.

.

.

1955

—¿Donde esta mamá?— preguntó la niña inquieta por no saber dónde se encontraba si madre.

—Ella viajó a un lugar para ayudarte a sanar—respondió el adulto.

Al escucharlo, unas lágrimas rebeldes empezaron a salir...

—Mi mamá se fue por mi culpa ¿verdad? Estoy enferma, así nadie me querrá—soltó llorando.

—Tu mama volverá, sino ¿porque me dejó a mi para cuidarte?

—Porque sientes pena por mi...

—Que dices, te vi crecer y ¿me dices eso?—dijo con una sonrisa burlona mientras con sus dedos, limpiaba las lagrimas de la pequeña

—Haber, si dices conocerme. ¿A que hora nací?—preguntó retando al contrincante.

—Haber— a propósito se hizo el desentendido poniendo su mano en su mentón, simulando que estaba pensando—AJÁ, a las 5:25 am

—Mentira, nací a las 6— respondió segura.

—¿Como lo sabes? Nadie puede recordar las cosas que se vivieron cuando uno era bebé...

—Mmm... ¡Solo lo sé!

—Eres una niña muy viva.—dijo mientras tomaba la nariz de la pequeña para juguetear con ella.

—¡AY!¡NO HAGAS ESO! ¡SE LO DIRÉ A MI MAMÁ!— gritó asustandolo.

—Ya ya, pero para de gritar.

—Me enoje ¡adiós!—se fue haciendo un berrinche.

—Pequeña traviesa.

.

.

.

3 Meses después desde la huida de Adrien

M A R I N E T T E

Marinette no había visto a Adrien desde hace mucho, pero poco le importaba porque ahora dominaba mucho mejor su poder, según Adrien, el tenía una fuerza sobrenatural y también podía saltar muy alto, sin embargo ella no podía... Esa era su debilidad.

Lo que Adrien no sabía era que también podía detener el tiempo y modificar su velocidad. Eso si que era una ventaja.

Volver a sus labores en la panadería al 100% había sido un poco dificil desde que se fue Adrien, debía admitir que hasta extrañaba que la hiciera renegar. Aunque en realidad extrañaba su presencia.

—¿Quieres preparar macarons conmigo, Joanne?—preguntó; Joanne estaba observando como Marinette preparaba la masa para pan e interesada miraba el bol donde se encontraba la masa de macarons lista para ser moldeada.

—¿Puedo?—respondió con otra pregunta la pequeña.

—Pues claro, aqui somos una familia, linda—mostró un sonrisa que tranquilizó a Joanne, ella se acercó y se remangó las mangas— no olvides lavarte las manos, luego Alya dirá que te dió el virus que anda rondando por las calles.

Joanne soltó una sonrisita y se fue a lavarse las manos, luego fue a ver la masa.

Justo cuando quiso tomar la masa, la campanita sonó y ella dió un pequeño salto, esa cosa siempre la asustaba. En realidad sorprendía a todos.

—¿Marinette?—Escuchó una voz varonil acercándose, cuando levantó su mirada vió al mismo chico que ella había visto con Marinette en el sótano. Marinette, por otra parte parecía ya conocerlo, Joanne sacó conclusiones en base a suposiciones e interpretó que el era su novio o un amigo.

La azabache estaba sorprendida, no tenía planeado tener una visita de Adrien, de hecho había tomado por sentado que el nunca volvería, que su orgullo era tan grande que no podía admitir que sentía algún tipo de atracción hacía ella.

Adrien al encontrar los ojos oceánicos de Marinette, un nerviosismo hacía en aparición en los dos, la necesidad de la azabache de salir del lugar era inminente. Justo cuando quiso retirarse del lugar, Adrien la tomó del brazo y la miró con el rostro sereno y a la ves una que derrochaba arrepentimiento.

—Tenemos que hablar...—dijo mirandola con esos ojos esmeralda hechizantes.

Marinette le respondió con una mirada desafiante mientras decidía si hablarle o no.

—¿Quien es? ¿Es tu novio?— inocentemente los miró y ambos inmediatamente se sonrojaron y al ver que estaban tomados de la mano, Adrien la solto al instante.

—¡NO! Que dices Joanne. S-solo es un conocido...—dijo titubeante—Un conocido muy desagradable...—susurro inaudiblemente.

—Llamame como quieras pero menos desagradable, no después del beso.—Respondió jocoso, lo hacía para molestarla pero claro que su maldito orgullo, el nunca aceptaría que él la besó.

—¿Qué beso?

—¡¿Ves lo que le haces preguntar a Joanne?!—acusó al rubio.

—Bien pudo ser un beso en la mejilla—halzó los hombros.

—Linda, ve a tu cuarto, tengo que hablar con este creti... esta persona.

La pequeña al escuchar la petición de la azabache, obedeció y se fue a su habitación. Mientras se iba, Marinette se aseguraba que Joanne no estuviese en el lugar.

—¿Me ibas a llamar cretino?

—¿Porque no?

—Malagradecida

— Dirás tú...

—Mira, si regresé aquí es porque quiero que continuemos con el plan ¿no querías que este virus desapareciera?

—Si, pero me es imposible hacerlo con tu estúpido orgullo.

—Ajá, y yo tengo que lidiar con tus caprichos.

—Si serás cabezota.

—Como quieras, pero ahora mismo debemos ir a China.

—¿Perdón?¿dijiste China?— dijo casi gritando.

—Ahí encontraremos respuestas para...

—Y dime con que dinero vamos a ir a China — interrumpió desconcertada.

Adrien la miró con un cara que le decía "¿Enserio?"

—Marinette, no se si te diste cuenta de que al trasladarte en el tiempo pasar a teletransportarte a otro lugar. Así que prácticamente podrías imaginar que estas 1 hora atrás en China. Yo no puedo hacer eso porque tendría que tomar la historia de un Chino, pero aquí no hay nadie que sea de allí.

—Bien, iremos alli, pero no me agrada la idea de dejar la panadería, a Joanne y Alya, ella no sabe que no estaré. Tengo responsabilidades aqui.

—Entonces mejor vamos mañana, para que puedas avisar con anticipación y no estés tan preocupada.

—Esta bien, entonces hasta mañana, idiota.

—Hasta mañana, bonita

Como que de pronto empezaba a notar que el sobrenombre que le había puesto Adrien ya no era desagrable, eso demostraba en parte la confianza que ahora mantenían. Al inicio, el había sido un idiota con ella, pero ahora parecía ser un poco más comprensible. El anterior Adrien no habría tenido consideración con sus deberes en la panadería y probablemente la habría llevado sin su consentimiento a China.

Marinette pensó que podía detener el tiempo, pero eso implicaba controlar a Alya y Joanne, y aquello le disgustaba. Por lo que una excusa bastaría para irse al menos un par de días y todo transcurriría como si nada pasara.

Cuando Adrien se fue, Marinette arregló ordenado con el fin de que cuando ella viajara a su pais de origen, Joanne y Alya encontraran todo lo que necesitaran a la vista. Practicamente, ella era ama de casa como trabajo adicional debido a que Alya pasaba todo el día en el trabajo y Joanne tímida, o estaba haciendo su tarea o jugando sola. Tampoco es que le exigía mucho, ya que era muy sensible.

Luego de hacer la limpieza y ordenar su casa, empezó a preparar la cena como la acostumbraba a hacer. Pronto escuchó a Alya llegar, maldiciendo a su jefe como siempre mientras se desinfectaba exhaustivamente. Marinette conocía muy bien a Alya, si decía la excusa para irse a China después de la cena, ella le haría todo un interrogatorio, era preferirle hacerlo antes, para cenar con Joanne y que a la de lentes se le pasara su parte periodista.

—¡Hola!—saludó alegremente a la morena mientras esta se sacaba los zapatos.

Alya al escucharla, intuitivamente supo que su amiga quería decirle algo

—¿Que quieres decirme?—la miró con los ojos entreabiertos ya que había entrado en su faceta de detective.

—Hola, yo tambien te quiero...

—Ay Marinette, te conozco como si fueras la palma de mi mano, así que dime, que pasa.

—Es que... y-yo... iré a visitar unos tios que están en Toulouse. Me quedaré allí al menos una semana y me preocupa la panadería, la casa, ustedes...

—Espera, te vas a ¡Toulouse! Esa ciudad esta muy lejos...

—Si, lo sé. Por eso mismo estoy algo preocupada.

—Si tienes que ir, ve. Tu nos diste un hogar a mi hermana y a mi, ahora nos toca compensarte. Quédate tranquila, nosotras nos la arreglaremos para sobrevivir sin ti—dijo dramáticamente.

—No seas exagerada, Alya—Respondió sonriendo.

Marinette se estaba dando cuenta que desde que Adrien había llegado a su vida, una pequeña esperanza nacía dentro de ella de poder sentir felicidad, algo que había dejado de creer hace mucho. Solo unos meses antes, respondía con pocas palabras a Alya, ahora hasta tenía expresiones en su rostro que desde hace décadas no tenía.

Luego de esa pequeña conversación, Alya se dirigió al baño para darse una ducha y luego cenar. Mientras Marinette ponía la mesa.

— Marinette, ese chico que estaba en la mañana es extraño ¿no te parece?

—¿Q-que dices?—preguntó Marinette haciéndose la desentendida.

—Si, verás que no es tan difícil como parece.—Esta ves había repetido lo que le había respondido Adrien, lo decía mientras jugaba con su manos.—Eso dijo, el chico. Vi que se fueron a otro lugar...

Le sorprendía la capacidad de memoria que tenía Joanne, y ahora mismo esa habilidad le estaba jugando en su contra.

—¿Quieres comer algo?

—No, estoy bien.

—Okey—le dijo sonriendole nerviosamente

La azabache se puso mas nerviosa aún cuando Alya llegó y se sentó en la mesa.

—Oh ¡¡¡querida hermanita!!! Bajaste! —Gritó la morena al ver a su hermana en la sala junto al comedor.

—Si—Respondió sin verla, queriendo darle una sonrisa.

—Ven, vamos a comer!—le dijo a la pequeña para alentarla.

—¿Marinette va a ir a China?—dijo Joanne inocentemente. Al parecer todo lo que tenía que ver con Adrien, le interesaba a la pequeña y esa curiosidad la llevó a abrirse un poco mas. Pero ¡Dios! ¿Tenía que serlo ahora? Ahora no podría excusarse mas, Joanne podrá ser asocial pero mentirosa jamás.

—Niña curiosa, no. Ella se va a ir a Toulouse ¿De donde sacaste eso?

—Adrien lo dijo...

«Ahora si fuí»

En ese instante quería que se la tragara la tierra porque no podría responder al interrogatorio de Alya. Una ves que la morena iniciaba no había nadie que la detuviera.

—¿Quien es Adrien?¿Tanto me perdí de esta casa?

—No es nadie, solo es un cliente recurrente de la panadería.—Reí sin gracia tratando de ocultar lo mas posible mi nerviosismo.

—Dijo que te dió un beso, eso hacen los clientes recurrentes?—preguntó la pequeña inocentemente?

«¿Como que me estas molestando, cierto?»

Marinette no sabía que Joanne podía ser toda una pillina cuando se lo proponía, esa memoria infalible le estaba jugando una mala pasada, su nerviosismo la hizo juntar sus manos y la piernas como un indicio de timidez. Su expresión lo decía todo, había algo que ocultaba la azabache y claramente no quería que Alya lo supiera.

La de lentes, miró a la azabache levantando una ceja indicando que pronto empezaría su letal interrogatorio para luego dirigirse a la pequeña... ella era consciente de que su hermanita no mentiría si le preguntaba.

—¿Que más sabes, hermana?— le preguntó alegremente para no intimidarla

—Marinette lo insultó y Adrien le dijo que no lo insultara, no después de haberse besado.

—¿Me puedes decir que pasa aquí?

—E-es.... Es una l-larga historia, no crees?—Fingió sonreir cuando en realidad estaba incomoda e indecisa si contarle o no todo.

—Marinette Dupain Cheng, después de la cena nos espera una gran conversación, creía que yo era tu mejor amiga—puso dramatismo en lo último, en realidad Alya.

—Jeje

Luego de esa pequeña charla totalmente incomoda, empezaron a comer la cena que la azabache había preparado esa noche. Mientras que Marinette, pedía que por todas las energias del universo, Alya se le olvidara la conversación pendiente, sin embargo, la memoria de Alya para este tipo de temas era desquiciadamente certera, asi que pocas esperanzas tenía, por no decir nulas.

—B-bien, ya es tarde y no quiero levantarme tarde para viajar a Lyon ¡Bonne Nuit!

Al pararse pensó que había salido victoriosa para evitar el interrogario de Alya pero...

—Claro que no, usted va a hablar conmigo acerca de ese joven llamado Adrien que al parecer hasta se han besado. Además tu dijiste que viajarías a Toulouse no a Lyon...

Cuando Alya mencionó el beso, Marinette quedó terriblemente roja, y como no llevaban mascarilla, era inevitable que su amiga lo viera.

—¿Entonces el beso fue en tu boca? Jjajajajajajajja, Y tu que me decías que nunca perderías la pureza de tus labios porque nadie te querría. Ya pues, cuentame con lujo de detalles!

Alya se dirigió al sofa de 3 asientos y le indicó a la azabache que se sentara allí a conversar.

Estaba emocionada y muy atenta a lo que le contaría Marinette, desde que se habían conocido, los secretos entre ellas no existian por lo que la confianza era una cualidad de su amistad. Sin embargo, la de ojos azules no estaba segura, ya que todo este tiempo le había ocultado el tema de su pasado y todo lo que se refería a sus habilidades secretas. Debía conseguir responder sobre quien era Adrien sin mencionar lo otro pero como eso era posible si lo unico que los llevó a conocerse fue por el tiempo, los poderes que ambos poseían.

Alya al notar que su amiga no respondía, con una mirada inquisitiva le dijo...

—¿No me vas a contar?

—¡No! D-digo si! Pero como que no si...ah~

—Bien! Yo haré las preguntas y tu responderás

—E-esta bien...— respondió pesarosamente sientiendo que cualquier momento explotaría.

—¿Como lo conociste?

—B-bueno eh... el vino a la panaderia por unos macarons, un completo idiota.

—¿Cuando lo volviste a ver?—preguntó mientras acomodaba sus lentes

—T-todos los dias v-venía por los macarons

—¿como asi te besó?

«Mierda, esa pregunta no quiero responderla. Ay Dios»

Como rayos respondería esa pregunta, ni ella sabía porque la había besado, solo sintieron una atracción muy empalagosa que dirfrutaban tenerla pero que a la ves la evitaban, llevaba meses conociéndolo en cuanto a su personalidad y claramente le caía pesado pero fuera de eso, era el único que sabía de su secreto mas profundo, el único a quien podía confiarle sus mas oscuros secretos.

—S-solo pasó—encogió los hombros dudosa de su respuesta.

Alya sin creerse lo que dijo, levemente se sacó los lentes y la miró con lo ojos entreabiertos buscando que la azabache soltara la verdad pero no obtuvo respuesta alguna. Así se acomodó de nuevo los anteojos y continuó con la siguiente pregunta, la cual era mas pesada que la anterior.

—¿Que tiene que ver China con ese chico Adrien, y porque mi hermanita dijo que no irias a Toulouse, sino a China...

—JAjaja, y-ya sabes los niños pueden escuchar otras cosas, seguro en alguna conversación lo mencioné o algo asi.

—Joanne dijo que el mencionó sobre China fue tu chico, no tu, Marinette.

—Pues seguro lo repitió Adrien cuando le dije que mi mamá era de China, yo que se. Jeje

—Algo no me quieres decir, Marinette. Y yo voy a descubrirlo si tu no me lo dices....¡Buenas Noches!— Se levantó del sofá para irse y cuando estaba por las escaleras....

—¡Alya! Espera, y-yo...

—Si, Marinette?—Preguntó mas curiosa para luego apoyarse en la baranda de la escalera

No podía ocultarlo mas, conocía lo suficiente a la morena como para saber que en algun momento descubriría por ella misma la verdad pero sinceramente no le parecía justo que después de tantos años, ella no le hubiera dicho la verdad y Alya si.

Así sin mas tartamudeos, cerró los ojos para no verle a la cara y lo dijo.

—PUEDO MODIFICAR EL TIEMPO ¡¡¡¡¡nací en 1950, a los 5 tuve leucemia y me cure gracias a una estupida planta que me dió mi madre, y desde ese momento fuí la portadora de un poder que no podía controlar ademas de ser inmortal e imnune, lo cual apesta. Luego conocí a Adrien, quien me ha estado ayudando a controlar mis poderes e investigar el origen de este horrible virus que probablemente tiene un origen similar a la de nuestros poderes!!!!!

Luego de haber soltado todo tan rápido, dió un respiro ya que se cansó al decir todo en tan corto tiempo para luego taparse la cara. Marinette aún dudaba si abrir los ojos o no, tenía miedo que le hubiese dado algún ataque, o se haya escapado a otro universo por ser la persona mas rara. Pasó un minuto y no había ni un solo sonido solo el silencio reinaba el lugar pero luego la escucho...

—T-tengo u-una... ¡TENGO UNA AMIGA SUPERHEROINA!—Gritó mientras corría hacia ella para abrazarla haciendo que la azabache abriera los ojos de golpe y quedara totalmente desconcertada ante la reacción de su amiga. De todas la reacciones que había imaginado en Alya, esta no era lo que esperaba.

—¿Qué?—respondió Marinette, porque ella podría considerarse de todo pero de ¿superheroina? Agh, tendrían que entrenarla un montón para no estropear todo.

—¡No seré el superheroe pero al menos seré Ned Leeds!

—Espera Ned que?

—Ya sabes, el mejor amigo de spider-man...—aclaró relajada mientras volvía a donde estaba Marinette para volver a sentarse

—Oye n-no, espera...¿no te molesta que te haya ocultado mi secreto?

—Bueno si, pero eso lo compensas con ¡la gran sorpresa que me acabas de dar! Por cierto ¿cual dijiste que era tu poder?

Marinette quedó perpleja con su respuesta, de verdad lo tomó de la mejor manera posible aunque claro, MUY exagerada.

Marinette al salir de su impresión bastante "extraña" quiso responder a su pregunta—H-hacer viajes en el tiempo y poder alterar los hechos.... ¡P-pero ese no es el punto! Tu no debes saber esto.

—Pero ya lo sé, no hay vuelta atrás... ¡espera tu si puedes! ¡No lo hagas porfavor!

—No lo haré, sino ya habrías olvidado todo—musitó siendo un alivió para Alya.

—Ahora si puedes hablarme de ese tal Adrien—Insinuó.

Ay no. Si apenas pudo contar su historia, pues la de Adrien ya era imposible de contar, el no contaba nada de si mismo, era alguien vacio a simple vista, pero ella sabía que no era así. Marinette asi como Adrien habían pasado muchas cosas, si la azabache había sufrido con apenas mas de 60 años estando joven, que habrá sido de Adrien...

El rubio nunca le había dicho su edad pero era obvio que era mayor que ella, puesto que en la foto salía siendo ya como era actualmente. No quería ni imaginar lo dificil que había sido para el manejar su vida, ver como tus seres queridos morían mientras uno mismo estaba joven y sano...

—S-solo se que él tiene las mismas habilidades que yo, solo que mas limitado, ya que solo puede viajar el tiempo sin alterar la cosas.

—y...

—Y tambien dice que tiene un fuerza sobrehumana además de poder saltar muy alto...

«Con razón es atletico...»

«¡Que dices Marinette! »

—Y supongo que lo de Toulouse no es cierto—cuestionó.

—No...—Bajó la cabeza en señal de rendición, ya que, igual lo sabría todo.

—Entonces iras a China...

—Si...

—Iras para descubrir el origen de tus poderes...

—Si...

—Ay chica ¡di otra cosa! Que no sea "Si..." o no

—Que quieres que te diga, ya lo sabes todo...

Alya podía ver que Marinette no estaba cómoda, después de todo, ella le había estado ocultando todo desde que se conocieron, Alya se lamentó que su amiga tuviera que mentirle pero tenía una buenas razones, tenía miedo de ser rechazada...

—Hey, Marinette. No te pongas triste, seguro haz pasado por mucho y yo no te he sabido comprender en muchas ocasiones, pero ahora que sé todo, vas a poder contar conmigo de ese tema sin miedo, y ya no vas a tener que estar guardandote todo y agobiarte por todo.

—S-supongo que tienes razón...

—Nada de supongo ¡ahora me tienes a mi como tu aliada!—La pelirroja se paró rapidamente para ayudar a su mejor amiga a levantarse— Ahora vamos debemos alistar tu cosas, mañana iras a China y no queremos que cuando estes allá ni siquiera te hayas llevado tu cepillo de dientes.

Ante las palabras de Alya ella solo asintió y se dejó llevar...

Mañana Marinette descubriría más acerca de su familia, mas acerca de sus poderes y talves así podía sentirse tranquila de controlar por completo su vida sin temor a ser manipulada por alguien más.

Esa noche investigó todo lo tenía que saber antes de viajar al pais asiatico, perderse definitivamente no era opción en esa ocasión, además que era importante no alterar los hechos.

Si China estaba llena de respuestas, pues entonces tenía que aprovechar la oportunidad para sentirse bien con ella misma y continuar con su larga vida...

⌛⌛⌛
HOLA!!!!!
Soy yo de nuevo  jiji

Aquí tienen el primer capítulo de esta historia, la cual espero les guste.

Esta historia se me pasó por la mente mientras lavaba los servicios JAJAJAJAJA
Peldon, es que fue así XD las cosas que pienso mientras lavo los trastes están aquí así que disfruten

Aquí hay muchos secretos, no sé porque pero pienso que después de terminar este two-shot haré una versión extendida de esta historia ya que tiene muchos secretos y cosas que revelar y contar.

Ya entrando a la historia, que les parece el Adrien de esta historia?

Cual creen que sea el origen de todo? Uwu

Todo esto y más en la siguiente y última parte ;)

Notita: esta parte es la que subiré hasta que tenga de vuelta mi laptop, solo tenía esta parte aquí y la edite un poco.

¡Bye!❤️

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