Rumors | Leandro Paredes

By AguustinaHemmings

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•Seamos honestos, deberíamos intentarlo• • Queda prohibido cualquier tipo de adaptación o copia, será denunci... More

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Epílogo
Extra
Agradecimientos
NOVEDADES

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By AguustinaHemmings

Candela Montalbetti// 15 de septiembre de 2023

Me acomode nuevamente la camiseta de París y guardé mi maquillaje en el bolso.

Miré mi aspecto una vez más en el espejo, creo que estoy bastante bien.

¡Candeeee!- exclama Victoria al verme, entra con su mamá al baño-

Hola hermosa - me agacho a darle un beso en la mejilla y me recibe con gusto- ¿Cómo están?

Esta vez miré a Camila, la saludé, tiene una cara de culo impresionante.

Bien, cansadisima - se confesó e hizo una mueca- ¿Vos? ¿Llegaste hace mucho?

Dejó su bolso en el lavamanos y Victoria entró en uno de los cubículos.

Hace una hora - respondí sonriendo-

¿Cómo va la convivencia? ¿Ya te querés ir? - pregunto con gracia y dejó salir una risa-

Por ahora no, pero estamos bien - contesté evitando su mirada-

Ah, que bueno - murmuró- Después vas a querer irte, haceme caso

Reí nerviosa, que incómodo.

No sé si soy yo o Camila actua de una forma extraña.

Victoria salió y rompió ese ambiente tenso generado.

Lávate las manos - pidió su mamá sin verla y la menor asintió-

Una vez que Victoria terminó salimos las tres, Camila va delante de nosotras.

Caminamos hasta el palco, donde hay algunas familias de los jugadores.

Pude conocer a varias hace unos cuantos días en una cena del club.

Saludé a Giovani al verlo.

Me senté junto a Camila, quien no deja el celular.

¿Estas bien? - pregunté intrigada, su actitud es extraña y me pone un poco los pelos de punta-

¿Eh? - me mira desconcertada y su celular se revala de sus manos- ¿Qué me decías?

¿Qué si estás bien? - pregunté nuevamente, la miré a los ojos buscando alguna señal-

Si, tranquila.....son cosas del laburo- respondió, me mintió en la cara, asentí lentamente-

Giré la cabeza para mirar un poco la cancha mientras esperamos el partido.

Saqué el termo y el mate que usamos con Leandro.

Jorgelina, la esposa de Ángel Di María se acercó hasta nosotras, con su alergia y entusiasmo contagió a Camila.

¿Cómo va tu trabajo? - me pregunta Jorgelina sacándose su campera-

Re bien, estoy trabajando seis veces por semana - contesté con alegría y le di un sorbo a mi mate-

Estaba pensando en anotar a las nenas - me comenta, la miro atenta- ¿Se podrá?

Si, esta abierta todo el año la inscripción- respondo al instante -

A nosotras se une Wanda Nara, nos saluda y no dice más que eso. Esta muy ocupada con sus hijos, una multitud.

Pasan unos minutos hasta que los jugadores llegan a la cancha.

Los gritos eufóricos de los hinchas aturden mis oídos, todavía tengo que acostumbrarme a esto.

El silbato suena y el partido comienza.

Pases entre los jugadores de París llegan, logrando unas jugadas espectaculares en los primeros segundos del partido.

¡Dale papi! - el grito de Giovani llega a mí oído, esta justo a mi lado-

Los hijos de Leo tienen una camiseta con el número de él, al igual que yo. Camila también la tiene.

Allez Paris
Allez Paris ou tu es
Nous sommes la
Tu ne seras jamias seule
Car nous deux c'est pour la vie

El cántico clásico de los hinchas aumenta, alientan a sus jugadores con mucha energía y entrega.

¡GOOOOOOL! - desgarro mi garganta al gritar al mismo tiempo que los demás-

Abrazo a Victoria en medio del festejo, el primero llega por parte de Ángel Di Maria, quien se lo dedica a su esposa.

¡Allez París! - grita Jorgelina, sacudiendo una camiseta-

Sonrío y festejo junto a ellas, el primer tiempo comenzó muy bien.

Sólo han pasado unos minutos desde que inició.

Mónaco busca cambiar el resultado, atacan velozmente y toman la pelota.

Los abucheos llegan rápido, todo pasa en cuestión de segundos.

Leandro en el césped adolorido, se retuerce del dolor.

Miré alarmada a Camila, Leandro sigue en el piso.

Sus compañeros enfrentan al árbitro, entra el equipo médico y lo atienden.

Son unos minutos interminables, el juego se detiene.

Leandro se pone de pie con ayuda, no logra pisar del todo.

Claramente se ve como putea, en la pantalla repiten su caída provocada por uno del equipo contrario.

Hacen un cambio, Leandro no puede continuar en la cancha.

Vuelve el partido, se perdieron varios minutos.

Lo veo desaparecer con el equipo médico, supongo que lo llevan al vestuario para revisarlo.

Suspiro con frustración, espero que pueda recuperarse antes de los partidos con su selección.

El partido continúa, tenso y con bronca.
Un segundo gol no tarda en llegar y realmente espero que antes de que termine el primer tiempo, Mónaco no obtenga ninguna oportunidad de gol.

Tiré la yerba en la bolsa de residuos y guardé el mate.

Se me terminó el agua caliente, y me agarró hambre.

El árbitro agregó cinco minutos más, dándole posibilidad a Mónaco.

¿Quieren comer algo? - le pregunté a Victoria, deseando que diga sí-

Nop - responde sin mirarme, muy atenta al partido- ¿Gio querés comer?

El menor asiente, Gio es de los míos.

Justo suena el silbato y unas galletitas de chocolate están fuera de mochila.
Me estoy dando un gusto, me cuidé toda la semana, me lo merezco.

Lo abrí y al instante las miradas de los chicos se posaron en mi.

Reí nerviosa, me voy a quedar sin galletitas.

Compartilas Gio- extendió su mano para recibir el paquete, mi hermoso paquete de galletitas-

Él, muy contento empezó a darle a cada uno de sus amigos.

Toma - dice Giovani devolviendo el paquete vacío, y lo dejé en la misma bolsa donde tenía la yerba usada-

[•]

Pasan los quince minutos del entretiempo. El ambiente se pone pesado, y hay algunos cambios por parte de ambos equipos.

Leandro esta en el banco de suplentes, lo enfocaron algunas veces hablando con otros compañeros y se mantiene serio por momentos.

El silbato vuelve a sonar, dando pie al los próximos minutos restantes de juego.

Mónaco tiene un objetivo claro, y es el arco.

Logran tener posesión de la pelota de forma inmediata, París se ve perdido.

Comenten faltas tontas y eso provoca nervios entre los hinchas.

Ahora los hinchas de Mónaco son los que alientan como más euforia.

Mónaco mejoró, hay que admitirlo.

Torpemente y con mucha suerte llega el primer gol de Monaco.

Puta madre - murmuré bajo y con bronca-

Victoria, quien está sentada sobre mis piernas se ríe.

Eso no se dice - me reta logrando que me ponga colorada-

Perdón- murmuré avergonzada y agache la cabeza-

No le voy a decir a papá- recibo su contestación inocente, asiento-

El segundo tiempo pasa rápido, fue un tanto aburrido para ser sincera.

Mónaco no tuvo más oportunidades, se notó una mejoría pero no fue suficiente.

Algunos hinchas comienzan a retirarse del estadio.

Entrevistas por parte de los periodistas deportivos y algunos saludos entre jugadores se pueden observar.

Intercambios de camisetas y algunas cosas más.

Ambos equipos abandonan la cancha, dirigiéndose hasta los vestuarios que les corresponde a cada uno.

¿Vamos? - me pregunta Camila, asiento y guardo mi celular en mi mochila-

Tengo que esperar a Leandro.

Saludo a Wanda y Jorgelina antes de irme, la rubia me invitó a merendar.

Con Giovani agarrado de mi mano y Victoria con su mamá, salimos del palco.

Todavía me cuesta horrores ubicarme dentro de la cancha, por suerte esta Camila. Ella la tiene más clara en esto.

¿Vienen a casa hoy? - le pregunté a Camila, una vez que llegamos hasta la salida-

Hoy no, pero capaz el finde se quedan - respondió y Victoria frunció el ceño ante su contestación-

Esperamos durante unos minutos hasta que Leandro llegó.

Me dio un beso en los labios y saludó a sus hijos con un abrazo.

¿Te duele? - pregunté preocupada y negó- ¿Seguro?

Si, tranqui - respondió esbozando una sonrisa- ¿Vienen hoy?

Miró a su ex esposa, a lo que ella negó con la cabeza.

Saluden a papá, así nos vamos - ordenó Camila, entre gruñidos y quejas lo hacen-

Cuídense mucho - Leandro le reparte besos a los dos y los abraza -

Se acercan hasta a mí y los abracé también.

Nos vemos, cuando vengan a casa hacemos una torta ¿sí? - propuse con una sonrisa y ambos asiente-

Por último saludamos a Camila y nos abandonan.

¿Cómo te sentís? - pregunté con intriga, hizo una mueca-

Como el orto, vamos a casa - contestó con el ceño fruncido-

Bueno - murmuré confundida, toda esa fachada de felicidad era obviamente para que nadie le pregunte frente a los nenes-

Pasa su brazo por mi hombro y pasamos la puerta de salida. Se despide de algunos desconocidos para mí.

En silencio se sube en el asiento del copiloto, hoy todo el mundo actúa extraño.

Puse la llave en el contacto y él está con una cara de querer asesinar a alguien.

Anda pidiendo algo para comer, no tengo ganas de cocinar - pedí y puse en marcha mi auto-

Bufo y sacó su celular del bolso de entrenamiento. Puse los ojos en blanco.

Cuando pude salí del estacionamiento del estadio, por suerte queda cerca de nuestro edificio, no vamos a tardar demasiado.

¿Sushi? ¿Te parece? - preguntó con la vista pegada a la pantalla de su iphone último modelo-

Eh si, lo que sea - contesté y miré a ambos lados antes de doblar-

Listo - murmuró y bajó el vidrio -

Decidí no decir más nada, por las dudas. Se nota de lejos que tiene el humor más jodido de todos.

Lo ultimo que quiero es pelear, tuve un bien día y su actitud de mierda no me la va arruinar.

[•]

Estacione en mi lugar habitual, él se bajó rápido con sus cosas.

Suspire frustrada y abrí el baúl. Tengo miles de cosas de la academia en el auto.

Agarré las bolsas con miles de telas y trajes. Aparte de profesora soy costurera.

Con mi mochila en la espalda y las tres bolsas llenas hasta el tope, bajé la puerta del baúl.

Me parece bastante desubicado por parte de Leandro lo que hizo.

El portero me ayudó abriendo la puerta y como prácticamente tengo mala suerte, el pedido acaba de llegar.

Le hice una seña con la mano para que me espere. El ascensor se abrió y rápidamente apreté el botón para que las puertas se mantengan abiertas.

Dejé las bolsas y busqué plata en mi mochila.

El repartidor esperó pacientemente, lo amo. Lo saludé y pagué lo que me corresponde, no acepté el vuelto.

Con la comida en mis manos subí al ascensor y bajo la mirada triste del portero apreté el botón para que las puertas se cierren.

Pendejo de mierda - murmuré enojada, me dejó con todo y como si fuera poco ni se rescató en esperar la comida-

Me toma menos de un minuto llegar a mi piso, y ni hablar de que tarde un siglo con todas las cosas.

Golpeé su puerta, porque ni loca suelto las cosas. Que él me abra, mínimo eso pido.

Me abre y sigue con esa cara de culo, que lo único que me dan ganas es de estamparla contra la pared blanca.

¿Por qué tardaste? - pregunta indiferente y mis ojos parecen querer salirse-

¡Me está jodiendo!

Saque mis cosas de mi auto y le pague al repartidor- contesté molesta y lo empujé para que me deje pasar-

Con toda mi dignidad y la frente en alto deje las cosas sobre la mesa principal.

Ni siquiera puso la mesa. ¡Dios dame paciencia!

Dejé mi mochila en el sillón, y él se acomodó ahí.

¿Podes poner la mesa, por favor? - pedí con los brazos cruzados-

¿Eh? - dice sin mirarme, muy atento en escuchar lo que dicen los periodistas deportivos-

Las tres bolsas que son mías las ubique en otro lado.

La mesa Leandro, pone la mesa- repetí de una forma poco amable, perdón pero si se va a poner así por un partido y encima me trata mal a mí, las cosas no son asi-

Me saque la campera y caminé hasta baño. Mínimo quiero hacer pis en paz.

Me lavé las manos y la cara, quiero dormir y que esté día se termine de una vez por todas.

¡Ya está la mesa! - anunció gritando, esta igual de harto que yo y ni hablar de que esta enojado-

Salí del baño, sin zapatillas y con un short corto negro.

Me senté en mi lugar habitual, al igual que él.

Come en silencio, mirando la televisión.

Esta ese típico programa de periodistas deportivos que solo hablan mierda. Me aburre y busco el control.

¿Podemos ver una peli? - sugerí casi suplicando que me haga caso una sola vez hoy-

Estoy viendo - contestó serio y asentí, no dije nada-

Suspiró dramáticamente ante las palabras de esos que hablan de él.

Encima que entiendo poco y nada de fútbol, me tengo que fumar a estos hablando de cosas que no entiendo.

Él, casi ni come por ver ese programa de mierda.

Durante toda la comida estuvo serio, ni una sonrisa se escapó de él. Me frustra mucho que se ponga así.

Levanté mis cosas y le dejé varios pedazos que se que le gustan.

Lavé lo que usé y guardé todo en su lugar.

Apenas son las nueve de la noche. Podría ver alguna serie.

Pase por el living, esta viendo la repetición del partido.

¡Que denso!

Rodé los ojos y caminé hasta la habitación.

En el camino me saqué el corpiño, literalmente debería dejar de usarlo, no tengo nada, soy una tabla.

Me puse desodorante, me bañe más temprano y me da paja a esta hora, soy más de bañarme antes de irme a dormir pero hoy hago una excepción por el cansancio.

Me ate el pelo, solo para sacarme esos mechones molestos.

Me acosté en la cama y prendí la televisión.

No hay nada para mirar, que aburrimiento.

Podría llamar a mi hermano o Florencia, los extraño horrores, nunca me sentí tan vacía como ahora, pero falta poco para vernos.

Leandro entra en la habitación, tiene el torso desnudo, se acuesta a mi lado y pasa su brazo por mi abdomen.

¿Estas bien vos? - pregunta cerca de mi cuello, lo ignoré, así como él hizo conmigo antes-

Soy bastante vengativa, pero bueno, no pedir ser así.

Eu, te estoy hablando - habló otra vez y lo miré, clave mis ojos en los suyos- Estas enojada - llega a esa famosa conclusión y se me escapa un bufido-

¡Se dio cuenta! Denle un premio, terrible lo que tardó en caer.

¿Qué pasa? - pregunta tranquilo, me sorprende que no conecte dos neuronas-

Ahora, un montón de pensamientos me invaden. Es mi novio y yo pensando así de él, bueno, él se lo buscó.

No me diste bola - respondí enojada y con la mirada al frente, es capaz de mirarme súper tierno y me tiene a sus pies-

¿Ah? Nada que ver - se defiende sentándose como indio, apartando ese calor corporal de mi-

Me saca el control, todo para que lo mire.

Estoy viendo, dame - extendí mi mano, esperando que me de el control-

No, vamos a hablar- su voz hace eco en mi cabeza, aunque mis intenciones no son hablar, otra no me queda-

Lo miré de reojo, suspire frustrada y al igual que él me senté como indio.

Enfrentados los dos, en silencio, no me gusta. Odio los silencios incómodos, me genera molestia.

Habla, dale, quiero dormir - lo apure, porque no soporto que no diga nada-

Bue, tratarme bien, no soy tu hermano- su ceño se frunce y se cruza de brazos-

Rodé los ojos, lo imite.

Te pusiste del orto por un partido- expluse de mí y me mira sorprendido- No me mires así, es verdad. Me tratas re mal y yo no tengo la culpa de nada. Es un partido

No no no - me detiene, parece enloquecer al escucharme- No es solo un partido, es mi laburo

Pero tampoco podes dejar que te afecte tanto, si tenes que patear la pelota- me defendí y su mirada cambia a una de enojo-

Flaca, no entendes una mierda - se ríe entre dientes- No es solo patear una pelota

No seas tan idiota - mascullo levantando la voz- Me estás tratando mal por un partido

Me levanté de la cama, me clava la mirada.

¿A dónde vas? - pregunta sin moverse de su lugar-

A mi departamento, acá no me quedo - contesté guardando mi celular-

Ves que sos una infantil, yo no te digo nada por tu trabajo- giré mi cuerpo, quedando frente a la cama-

No necesito que me digas nada, cuando no me sale algo no te ando tratando mal - contesté y me agarró la mano- Soltame, me voy

Forcejamos y finalmente me suelta.

Salí de la habitación, y él no pierde tiempo, me sigue.

Agarre mi mochila, ahí tengo mis cosas.

Se mantiene lejos, se apoya contra la pared.

No seas chiquilina, quédate acá- pidió cortamente y serio-

No hace falta - respondí sin verlo y me acerqué hasta la puerta de entrada-

Candela, no te vayas. Hablemos, somos grandes - lanza una mirada sobre mí-

Vamos a hablar cuando vos estés más tranquilo y pase todo este temita del partido - contesté con claridad- Me encanta verte jugar y vos sabes que yo no entiendo nada de eso, y trato de entender por vos, pero vos te pones así y yo no puedo tenerte con cara de culo

Siendo sincera me gustó aclarar las cosas, porque yo admiro mucho su juego y demás, pero si esto va a pasar cuando pierda o se lesiona, no funciona.

Pero te la pasas reclamando cosas - pongo los ojos en blanco ante su respuesta- Te juro que trato de entenderte, pero es imposible

Me quedé en silencio, no tengo nada que decir. Lo miré, y abrí la puerta.

Lo dejé ahí, solo y con su mal humor.

No me voy a bancar estas cosas, no es así.

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Con la colaboración de @julianalvarezz