Las puertas automáticas del Hospital Universitario se cerraron de golpe detrás de ti, sellándote fuera del cálido edificio y forzándote a protegerte contra el aire fresco de la mañana. El supuesto interrogatorio policial fue más breve de lo esperado y más parecido a un cuestionario de quince minutos que a cualquier otra cosa.
Le preguntaron con quién había estado, si había visto algo sospechoso antes del ataque y otras preguntas aburridas similares. No tenías la capacidad de regañarlos en tu estado de cansancio, así que decidiste responder obedientemente lo mejor que pudieras. La policía no había sido de mucha ayuda para su difícil situación la primera vez, por lo que tenía muy pocas esperanzas de que sus respuestas realmente se dirigieran hacia algún tipo de investigación activa.
Después de que se fueron, una de sus enfermeras regresó para desengancharla de sus máquinas antes de cambiarse los vendajes y llevarla a la recepción donde completó el resto de su papeleo. Los miembros de la junta del comité Delta Lambda Zeta se ofrecieron a pagar la factura restante del hospital después del seguro. Pensaste que era un intento desesperado que te unieras a su hermandad o querían darte un incentivo para no presentar cargos por ser atacado en la propiedad de Delta. De cualquier manera, estaba levantada y caminando poco después de las once.
No muchos periodistas se habían enterado de su paradero y respiró hondo al ver el patio relativamente vacío. Era la primera vez en mucho tiempo que podía salir de algún lugar sin tener que responder a nadie.
"¡Perdón!" Una sola voz gritó, rompiendo tu paz en una fracción de segundo.
Se dio la vuelta para ver dos figuras acercándose desde la acera. Uno tenía una cámara voluminosa apoyada en su hombro y una mirada cansada en su rostro. La reportera a su lado, por otro lado, sonreía como si acabara de ganar la lotería.
Ella debe haber pagado mucho dinero por tu ubicación; probablemente también avisó a algunos guardias de seguridad. Ella blandía su micrófono como una espada y si no fuera por el tinte rojo con manchas, la habrías tomado por una profesional.
Su nombre era Gale Weathers. Antes de mudarte a Windsor, incluso antes de la masacre, la conocías por las noticias matutinas locales de Woodsboro. Ella había tenido su gran oportunidad cubriendo el asesinato de Casey, luego el ataque a tu casa poco después. Todo el tiempo ella se esforzó por hostigarte mientras viajabas hacia y desde la escuela, bombardeándote con preguntas personales de mal gusto.
Fue por Gale Weathers que la película Stab se puso en producción y probablemente fue por Gale Weathers que un cabrón enfermo te perseguía por el campus con un complejo de superioridad a la altura. Dios , pensaste, estudiando a la mujer mayor que tenías delante. Ser una perra furiosa hizo maravillas con su piel.
"¡Disculpa, (T/N)!" Lo intentó de nuevo con una sonrisa falsa y cegadora. "Gale Weathers informa para el Canal 12. Me gustaría hacerle algunas preguntas".
"Nos conocemos", murmuraste principalmente para ti misma, dándole una mirada antes de acelerar tu paso en la dirección opuesta. Ella debe haber sabido el impacto que tuvo en ti y el resultado de tu vida hasta ahora. Y si no lo hizo, envidiaste su ignorancia. "No tengo tiempo para preguntas en este momento".
Gale se lamió los labios rojo rubí, su sonrisa se desvaneció con una risa nerviosa antes de recomponerse rápidamente. Sus tacones repiquetearon contra el pavimento mientras luchaba por seguir tu ritmo. Ya le habías prestado tanta atención y no estaba dispuesta a dejarte ir ahora.
"¿Crees que era seguro ir a esa fiesta con un asesino suelto? Teniendo en cuenta tu pasado, quiero decir".
Sus ojos se entrecerraron y detuvo sus pasos, sin correr más hacia la salida. El vendaje en tu mejilla te picaba de nuevo, pero te negaste a darle la oportunidad perfecta para tomar una foto luciendo incluso un poco dolorida. "¿Estás sugiriendo que es mi culpa que fui atacada?"
Un silencio colectivo cayó sobre el patio. "Por supuesto que no, pero los espectadores sólo pueden preguntarse-".
"¿Sabes lo que me pregunto, Gale?" Bromeó, cambiando su postura para que la enfrentara de frente. Se detuvo abruptamente y retiró el micrófono, lanzando una mirada rápida y preocupada detrás de ella a su camarógrafo, que parecía tan harto de ella como tú.
No les prestaste atención y te inclinaste hacia adelante para hablar claramente por el micrófono. "Me pregunto cómo duermes por la noche sabiendo que el dinero que se destinó a tu tratamiento con botox se pagó con la sangre de mis mejores amigas".
Su mandíbula cayó y tiró del micrófono lejos de ti, cubriendo la pieza de espuma con su mano cuidada. Pero el daño ya estaba hecho. Channel 12 acababa de escuchar cómo se sentía exactamente con respecto a su reportera estrella.
Nadie dijo nada durante mucho tiempo y consideraste que podrías haber sido demasiado duro con ella. Pero no tuvo que pensarlo mucho porque muy pronto, se escuchó otro par de tacones acercándose por detrás. El furioso repiqueteo del plástico contra el pavimento te hizo mirar por encima del hombro, rezando para que no se acercara otra turba.
Era una segunda mujer, un poco mayor que Gale pero con ojos más bondadosos y cabello castaño rojizo más corto y teñido por el sol. Estaba vestida para ajustarse a la descripción de una reportera con un traje pantalón blanco y una insignia azul colgando de su cuello, pero carecía de la mirada desalmada de alguien que trabajaba en la industria de los medios.
Ella sonrió esperanzada, sabiendo que había llamado tu atención, y continuó acercándose hasta que estuvo parada a tu lado con los brazos cruzados sobre el pecho. Observó a Gale con el mismo ceño fruncido que tú.
"Estoy con la policía del campus", dijo, aunque su tono era inseguro. "Me llamaron para acompañarte de regreso a clase."
Supo de inmediato que esto era una mentira. Pero Gale no lo hizo. Y la expresión de su rostro no tenía precio. Pensó que estaba demasiado ocupada pagando al personal del hospital por su número de habitación como para pensar siquiera en obtener una orden judicial por ser una visitante en el campus.
"Suena bien", dices, lanzando una última mirada a la pobre excusa de un reportera antes de dejar que la extraña te guíe por el patio. Incluso con la espalda vuelta, de alguna manera sabías que ella estaba mirando la parte de atrás de tu cabeza, esperando hasta que estuvieras lo suficientemente lejos para poder soltar una serie de maldiciones detrás de sus hinchados labios fruncidos.
Tu salvadora no trató de hacer una pequeña charla y estabas cruzando los dedos para que ella no lo intentara pronto. No pensaste que podrías manejar muchas más rondas de "cómo estás" antes de que finalmente rompiste. Podías sentir el peso del osito de peluche en tu mochila pero trataste de ignorarlo.
"En realidad eres ella, ¿no?" Preguntó la mujer mientras doblaba una esquina. "La última chica".
Frunciendo el ceño, dejaste de caminar y la estudiaste. Antes pensabas que se parecía a una reportera, y todavía lo hace. Pero recién entonces te diste cuenta de que la placa de visitante alrededor de su cuello tenía la palabra PRENSA estampada en ella. Miraste a tu alrededor y notaste que no había nadie a la vista. Todos estaban todavía dormidos o ya estaban en clase.
Solo pensar en la escuela te hacía gemir internamente. No podía permitirse perderse muchas más conferencias. Sus calificaciones no eran exactamente excelentes antes de que comenzara todo esto.
"Gracias por tu ayuda", dijiste, sintiéndote incómodo bajo su mirada expectante. Ajustó el peso de la bolsa en su hombro solo para parecer ocupado. "Pero realmente no estoy dispuesta a ninguna entrevista en este momento".
O alguna vez , quisiste decir antes de detenerte. Esta mujer no era como Gale. Ella fue amable y te ayudó cuando realmente lo necesitabas. Al menos podrías ahorrarle algunos modales.
Justo cuando te alejabas hacia el edificio de las Artes, sus ojos se agrandaron y levantó la mano para detenerte. "¡Espera!" Ella dijo. Hiciste una pausa y observaste como ella metió la mano en el bolsillo de su traje de pantalón, sacando una tarjeta delgada de papel blanco con una pequeña tinta negra impresa. "Soy Debbie Salt del Post Telegraph aquí en la ciudad. Si necesita algo, llame a ese número. No tiene por qué ser una entrevista".
Debbie te dedicó una mirada larga y dura que pensaste que era su forma de decirte que no estabas completamente solo. "Sé que todo esto debe ser realmente terrible para ti, pero al final se solucionará".
Pasó el pulgar sobre la tarjeta y la sostuvo a contraluz. Tal como ella dijo, de hecho había un número de teléfono garabateado en la parte inferior con tinta azul. Asintiendo, te metiste la tarjeta en el fondo de tu bolsillo. "Gracias."
"Es un placer", sonrió, juntando las manos. Había algo tan familiar en sus gestos, la forma en que sus ojos se iluminaban cuando decía ciertas palabras y se estrechaba para otras. Abriste la boca para decirle esto, pero la cerraste rápidamente. No querías parecer más loca de lo que la prensa ya te había dicho.
Una campana sonó en algún lugar al otro lado del patio y pensaste que no pasaría mucho tiempo antes de que el pequeño callejón en el que te encontrabas estuviera lleno hasta las paredes con otros estudiantes. "Debería irme", dijiste.
"Por supuesto," Debbie asintió, sin apartar los ojos de los suyos. Parecía estudiarte, evaluarte con sus ojos extrañamente familiares. "Sólo quería ver de qué se trata todo este alboroto".
Las puertas dobles de vidrio a ambos lados del callejón se abrieron de golpe y el murmullo de la conversación se derritió en la tranquila mañana cuando los estudiantes de arte salieron a trompicones. Sus cejas se fruncieron ante su comentario, pero cuando trató de buscarla en el mar de gente, no estaba por ningún lado.
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