Capítulo 22:
Aly.
-Es lo mejor.
-No, no es lo mejor. Es lo fácil- dije cabreada.
-Tienes que pensar en el bienestar de los bebés.
Suspiré.
-¿y que te crees que hago? Pero no puedo dejar la uni, no voy a dejar de estudiar. no puedes pedirme eso.
-No te estoy pidiendo eso, ojitos. simplemente que lo dejes un tiempo, hasta que nazcan y sean un poco mayores. O puedes hacerlo a distancia.
-Pero aún es pronto, puedo seguir este año.
-Son ocho meses, no te da tiempo.
Tenía razón, no me daba tiempo.
No quería dejar de estudiar, pero era lo que me tocaba. No podía ir a clase estando embarazada o teniendo a los bebés, me tocaba esperar o hacerlo a distancia.
-Solo será un tiempo, ya después puedes volver- recordó Aiden.
-Esta bien...
Me sentía inútil.
-Tengo que irme, pero Marcos y Lucas estarán aquí y no te quitarán el ojo de encima. Cualquier cosa, me llamas ¿vale?- dijo dándome un beso- odio tener que irme y dejarte aquí, puta reunión...
-Estaré bien -dije- estaremos -me corregí a mi misma.
-Papi viene dentro de un rato- dijo cuando se agachó y se quedó frente a mi barriga -portaos bien con mamá.
Me dio un beso en la barriga y se puso de nuevo en pie.
-¿Sabes que aún no te escuchan?- pregunté riéndome.
Aunque no puedo negar que era muy mono.
-Si lo hacen.
Me dio un beso en los labios y se fue hacia la puerta.
-Vendré lo antes posible- dijo antes de salir.
Lucas y Marcos entraron y me quedé mirándolos.
-¿Que planes hay para hoy?- pregunté.
-Quedarnos en casa- dijo Lucas.
-Pues que bien, que divertido todo.
De lujo.
Y eso fue lo que hicimos, todo el día en casa.
Aiden de vez en cuando me mandaba algún mensaje como;
*Mr. Cotilla: ¿Estas bien?*
*Mr. Cotilla: ¿Has comido?*
*Mr. Cotilla: estoy deseando llegar*
*Mr, Cotilla: no estarás haciendo nada ¿no?*
Y algunos más...
Yo como una madre aburrida y vieja, por que ya me sentía vieja, me puse a mirar por internet cunas...
No se el por que, pero acabe llorando.
No entendía nada, un momento estaba bien, y al otro lloraba o me ponía a gritar como una loca.
Para ser sincera; estaba deseando ir de compras con Aiden, me hacía ilusión. Y ya que Amber me recordó todo lo que tenía que comprar, pues me acabe agobiando.
Quería ir de compras.
Lo antes posible.
Pero Aiden se negaba a ir todavía.
Así que una vez más, me tocaba esperar, por que no quería comprarlo sola. Quería ir con el, con el padre de mis hijos.
Sobre las siete más o menos, pegaron a la puerta y me levanté para abrir, pero Marcos me apartó y abrió el.
-¿Su nombre?- preguntó Marcos.
-Solo vengo a dejarle un paquete a Aliyana Lagos, ¿Esta?- preguntó el cartero.
-Si- dije.
El cartero me entregó el paquete y Marcos cerró la puerta.
Al levantar la tapadera de la caja, una arcada me hizo correr hasta el baño y vomitarlo todo.
Marcos vino detrás de mi, pero se quedó en la puerta del baño esperando a que saliera.
-¿Está bien?
-Si- dije echándome agua en la frente.
-Tirare el paquete e informaré al jefe de esto- me informó.
¿Quien podría haberme mandado algo así?
¿Quien era capaz de mandarme a una cría de gato muerta en una caja llena de sangre?
Pero la respuesta llegó sola cuando un número desconocido me envió un mensaje.
*Desconocido: espero que mi mensaje sea claro. Me he enterado de que vas a ser madre y quería mandarte un regalo y advertirte de que así terminara uno de tus hijos, por que se que son dos, y los dos no nacerán. Yo me ocuparé de eso personalmente. Enhorabuena preciosa, espero verte pronto.
Besos, Scott*
Las manos me temblaban y mis ojos empezaron a soltar lagrimas como si fuese un río.
Lo primero que hice, fue llamar a Aiden.
-Ojitos, estoy en medio de la...
-Aiden...- dije llorando interrumpiéndolo -me...me ha llegado...una caja y...
-Disculpen un momento- escuché que decía a alguien y poco después se escuchó una puerta cerrarse-¿Que ha pasado?
-Pues...Pues que...me ha llegado una caja... y había una cría de gato...muerta...- hice una pausa para respirar- y luego me ha llegado un mensaje... amenazando a uno de nuestros bebés...era Scott...
Maldeció bajito.
-Tranquilízate y escúchame. Nadie va a ponerte una mano encima, ni a ti, ni a nuestros bebés. Eso dalo por hecho. Y ahora pásame a Marcos o Lucas.
Le pase el móvil a Lucas y se tiró un rato hablando con el mientras que Marcos estaba conmigo sentando en el sofá tranquilizándome.
Cuando Lucas me volvió a pasar el móvil, Aiden ya había colgado.
-Viene para acá.
Asentí con la cabeza.
Lo necesitaba aquí.
Conmigo.
No deje de llorar hasta que lo vi aparecer por la puerta y automáticamente me fui corriendo hasta el.
Me abrazo con fuerza y entonces, y solo entonces, me sentí a salvo.
-Ya estoy aquí. Tranquila- dijo dándome un beso en la cabeza.
-No nos van a dejar nunca...
-No va a pasar nada, tranquilízate que no es bueno para ninguno de los tres que estes así.
Me limpio las lágrimas con sus pulgares y se sentó conmigo en el sofá.
Cuando deje de llorar, me pidió que le enseñara el mensaje y eso fue lo que hice.
Con manos temblorosas le enseñe el mensaje que Scott me había mandado y el frunció el ceño.
-Hijo de puta- dijo bajito.
Yo suspiré.
-A partir de ahora, no quiero que nada entre por esa puerta, nada ¿estamos?- les dijo a Marcos y Lucas -cualquier cosa que tenga entrar, quiero que lo revisen antes de dárselo a ella.
-Si, jefe- dijeron a la vez.
-No quiero que te vuelvas a ir, no quiero estar sola- le dije.
-No voy a irme, a no ser que sea estrictamente necesario como hoy- dijo.
Lucas y Marcos salieron a fuera y nosotros nos quedamos a solas.
Aiden fue el que preparó la cena.
Hizo macarrones con nata y no estaban tan mal como me imaginé.
-Me he asustado mucho cuando he recibido el mensaje- dije moviendo el tenedor por el plato.
-Lo sé- suspiró -pero no va a pasar nada- me aseguró.
Lo creo, se que lo dice en serio.
-Puedes estar tranquila- dijo poniendo su mano en mi muslo.
Afirmé con la cabeza.
-Ahora ponte a comer y deja de jugar con la comida- dijo sonriendo.
Sonreí yo también.
-Si, papa.
-Aun no me lo creo.
-Ya, pues ya somos dos. Nunca mejor dicho.
-No sólo serán dos. Lo sabes ¿no?- preguntó -No voy a conformarme solo con dos hijos, quiero más, contigo nunca tendré suficiente.
Lo miré.
-No soy una coneja.
-Conmigo si lo serás.
-Madre De Dios. Pero ¿cuantos tienes en mente?
-¿Cinco?
-¿¡CINCO!?- grité -estas loco.
-¿Cual es tu oferta?
-Tres.
-Cuatro.
-Tres.
-Cuatro- sonrió -con la puntería que tengo, lo mismo te dejo preña de gemelos a la próxima.
-Déjate de rollo.
-He dicho que cuatro.
-Y yo tres.
-Pues ya está, ni para ti ni para mi. Cinco.
Me reí.
Este hombre está loco.
Y yo estoy loca por el.
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Este capítulo está dedicado con mucho amor para @maria__173