Capítulo 19:
Aly.
Los días pasaban, Aiden cada día llegaba más tarde del trabajo. Marcos y Lucas cada vez se separaban menos de mi. Amber y Sebastian no paraban de hablar de su boda y yo, apenas tenía tiempo para vivir por la tarea de la universidad.
Le había pedido a Lucas y Marcos que me llevaran a casa, ya que no me encontraba muy bien.
Pero como no, ellos habitaron a Aiden.
-Quiero que vayas a un hospital- dijo por teléfono.
-Y yo ir a casa y dormir, no seas dramático. Creo que la comida chica de anoche no me sentó muy bien.
-Ojitos, te has pasado la noche vomitando, ve y que te vea un médico.
No voy a ir a un médico solo por vomitar.
-Estoy bien, quiero ir a casa y dormir. Eso es todo.
-Bien, como quieras. Nos vemos luego.
Me llevaron a casa y lo primero que hice fue ponerme cómoda y meterme en la cama.
En esta ocasión Lucas y Marcos no se quedaron en la puerta, si no que entraron para estar pendiente de mi por petición de Aiden.
Aún tenía ganas de vomitar, y a veces salía corriendo al baño y otras, podia aguántalo.
Llegó un momento en que ya no expulsaba nada de mi cuerpo, ya ni tenía nada dentro y me dolía la garganta de hacer tanto esfuerzo al intentar echar algo que no había.
Una de las veces de las que entré al baño, tocaron a la puerta.
-El jefe quiere hablar contigo- dijo Marcos.
-Dile que estoy ocupada- contesté desde el suelo.
No volvió a contestar y entonces volví a meterme en la cama.
Cuando me encontré mejor cogí mi móvil y vi que tenía mil llamadas perdidas de Aiden y mensajes.
Que exagerado.
Me levanté de la cama y fui hasta la cocina para hacerme un té y algo de comer.
La barriga de rugía del hambre que tenia y es que eran las siete de la tarde y no había hecho nada más que dormir y vomitar.
Cuando Lucas y Marcos me vieron aparecer en la cocina, se pusieron de pie y salieron.
-No me molestáis- dije calentando el agua para el té.
Ellos se volvieron a sentar y les pregunté si querían algo, pero negaron.
Me comí un sándwich y me bebí el té. Mi estómago me lo agradeció segundos mas tarde.
Me tumbe en el sofá a ver la tele, no tenía ganas de hacer nada más que lo que estaba haciendo.
Mi móvil sonaba y yo lo ignoraba por que si era Aiden, llamaría a Lucas o Marcos.
Cuando creí que me iba a quedar dormida, mi barriga empezó a rugir y tuve que salir corriendo de nuevo al baño.
Mientras echaba lo poco que tenía dentro, noté que alguien se arrodillaba detrás de mi y me sujetaba el pelo.
-Tranquila... estoy aquí- dijo Aiden susurrando.
Cuando terminé, tiré de la cisterna y me senté en la taza del WC.
-Vamos al médico, por favor- dijo Aiden todavía arrodillado frente a mi -estás pálida y no has parado de vomitar, me lo ha dicho Marcos.
-Vale...
Me cogió en brazos y me llevo hasta el cuarto donde me vestí con un chandal.
Marcos y Lucas nos llevaron hasta el hospital y nos dejaron en la puerta de urgencias. Yo nunca había venido al hospital de Londres y andaba un poco perdida.
Aiden me fue guiando y me hicieron de rellenar unos papeles antes de mandarme a la sala de espera.
Allí estuvimos una media hora y luego dijeron mi nombre por un altavoz.
Aiden vino conmigo y entró conmigo a la consulta.
Me hicieron varias pruebas; una de orina y también de sangre.
Tuvimos que esperar los resultados en la consulta y casi lo prefería, por que fuera había un montón de gente enferma y eso me ponía peor.
Cuando el doctor llegó con los resultados se sentó frente a nosotros y me miró fijamente a mi.
-Bien, Aliyana. Tienes una intoxicación alimentaria. Los alimentos que ingeriste hace unos días estaban en mal estado y ahora tu cuerpo no retiene los alimentos por que al feto le afecta.
Me quede de piedra.
¿Acaba de decir feto?
-Espere doctor, ¿Ha dicho feto?- pregunte temblando.
Aiden no decía nada, estaba blanco.
-Si, eso he dicho. Está usted embarazada de seis semanas, enhorabuena.
No supe que decir.
¿Como era eso posible si tomaba las pastillas?
Pueden fallar.
Joder.
Aiden seguía sin decir nada y el doctor no paraba de mirarme.
-Le recetaré unos sueros para que se los beba y le ayude a retener alimentos. También le daré cita con un ginecólogo para revisar al feto y ver que todo este bien.
Yo simplemente asentía.
Todavía seguía procesando la información.
Un bebé.
Estaba embarazada.
Iba a ser madre.
Y Aiden padre.
Miré a Aiden y seguía pálido, parecía que el que estaba enfermo era el y no yo.
-Aquí tiene la receta, espero que todo vaya bien- dijo el doctor.
-Gracias- dije antes de levantarme y seguir a Aiden, ya que el ya había salido de la consulta.
No me esperó, seguía andando hasta el coche y cuando llegamos, se subió sin decir nada.
¿Que coño le pasaba?
Yo también estaba confundida y sorprendida, pero joder...
Cuando llegamos a casa se metió en la ducha y yo me quité la ropa y me puse su camiseta. Me metí en la cama y abrí uno de los botes de suero que habíamos comprado a la vuelta.
Estaba asqueroso.
Cuando Aiden salió del baño yo ya estaba lista para dormir, pero entonces abrió la boca;
-Me dijiste que tomabas las pastillas.
Espera ¿Me estaba diciendo que yo le había mentido?
-¿Crees que te he mentido? Tú me ves cada noche tomarme la pastilla, no se a que coño viene esa pregunta.
-Pues entonces no se como coño ha podido pasar.
-Estas cosas pasan cuando uno se corre dentro ¿Sabes? La pastilla puede fallar. No es segura al 100% y tú lo deberías de saber.
No dijo nada más, se metió en la cama conmigo y miró al techo.
-Debimos usar condón- dijo de nuevo.
-Ahora ya no vale pensar en que debimos hacer, tenemos que pensar en que vamos a hacer con el bebé.
Suspiré.
¿Quiero ser madre? Si, pero era muy pronto.
No había terminado ni la universidad y por lo que veo, a Aiden no le hacía mucha ilusión.
De repente, me entraron unas ganas horribles de llorar.
-No voy a hablar de eso ahora- dijo dándome la espalda.
No era justo que se enfadase, yo estaba igual que el y no me enfadaba.
Necesitaba que me dijera que todo iba a estar bien y que iba a estar a mi lado, y en vez de eso, me dio la espalda.
-¿Quieres que aborte? ¿Es eso lo que quieres?- pregunté.
No dijo nada.
¿En serio? No me imaginé a Aiden así.
Su silencio me estaba poniendo nerviosa y entonces me levanté de la cama.
-¿Donde vas?- preguntó.
No le contesté.
Salí del cuarto y me senté en el sofá.
Escuche los pasos por el pasillo y apareció en el salón segundos después.
-¿Que coño haces?- volvió a preguntar.
-No voy a dormir contigo.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Por que no me das respuestas y eso es lo que necesito.
-No seas niñata y vuelve a la cama.
-Déjame en paz.
-¿Que es lo que quieres que te diga? ¿Que no quiero ser padre? Pues si, si quiero. Pero no ahora, joder.
-No es mi culpa- dije notando como mis ojos se humedecían.
-No es culpa de ninguno, pero eso no quita que no sea un problema.
¿Un problema? ¿Eso es lo que era para el nuestro bebé?
Lo miré.
-No quería decir eso- dijo arrepentido -quería decir que un bebé ahora nos los complicará todo.
Lo está empeorando.
-Déjalo, vete a la cama.
-No sin ti.
-No voy a ir, no me apetece dormir contigo. Así que vete a la cama.
-No seas así.
-No. no seas así tú y déjame en paz, que ahora mismo no quiero ni verte. Me acabas de decir que nuestro bebé es un problema, pues lo será para ti. Si tú no quieres tenerlo, pues bien, pero es una decisión que tomaré yo que para eso soy yo quien lo tiene dentro. Y al parecer a ti no te importa, así que no te molestes en pedirme que duerma contigo.
-Estas sacando las cosas de quicio, no quería decir eso. Ya te lo he dicho y si quieres tenerlo, pues lo tenemos juntos. Pero no vas a pasar por esto sola, simplemente quería decirte que es pronto y que no me veo preparado para ser padre, pero aún así. Lo vamos a ser, pero juntos.
No me creía nada, hacía solo un momento me estaba preguntando que si no me tomaba las pastillas y ahora esto.
-Me has preguntado que si no me tomaba las pastillas ¿De verdad me crees capaz de mentirte de esa manera? Yo no soy tu.
Golpe bajo.
-Por que estaba nervioso y no sabía que hacer i que decir, no me lo esperaba.
-¿Y yo si?
Suspiró.
-Admite que no quieres tenerlo y punto, no le des más vueltas- dije frustrada.
-No, no es que no quiera, es que...-se calló.
Esto es de locos.
-¿Por que no nos vamos a dormir y mañana lo hablamos tranquilamente?- preguntó segundos después.
-Eso es lo que iba a hacer, dormir. Así que vete ya.
No me replicó.
Se dio la vuelta y se fue al cuarto.
Entonces suspiré y dejé que las lágrimas salieran de mis ojos en silencio.