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¡No puedo creer lo que ha pasado! Lady Emma Ashton fue acusada de traición, ¡es inaudito! Lo peor de todo es que toda la guardia real la busca por todo Londres y nadie sabe de su paradero, ni su propia madre sabe dónde se encuentra.
Revista de sociedad de lady Kennt.
El trayecto a Hampshire había durado tres días, Liviana estaba agotada, al igual que Jayne, quien los había acompañado alegando que no se quedaría sola en Londres, además de que no tenía nada que la atara ahí, excepto su hermano Leo.
Todos los empleados de la casa los estaban esperando, habían limpiado y organizado todo para la llegada del Conde de Hamilton y los duques de Agnes. Después de acomodarse en sus respectivas habitaciones, Liviana decidió descansar un rato, realmente lo necesitaba.
-¿Estás cómoda, mi amor? - preguntó Marcus en tono meloso mientras acariciaba el vientre de Liviana.
-Marcus, es la cuarta vez que me preguntas lo mismo - dijo Liviana mirándolo muy mal, le gustaban sus atenciones, pero se estaba pasando -. Y si vuelves a preguntar, te sacaré de aquí y dormirás en otra habitación.
-Pero... yo solo quiero que estés bien - dijo Marcus con cara de niño regañado.
-Y lo sé, pero realmente me agotas más preguntándome lo mismo a cada minuto, y realmente estoy bien - dijo Liviana pausadamente para que Marcus no malinterpretara sus palabras.
-Está bien, pero si necesitas algo solo dímelo - Liviana no pudo evitar reír, Marcus se acercó a sus labios y depositó un tierno beso en ellos -. Te amo.
-Yo también te amo - respondió ella y Marcus sonrió, luego le dio un beso en la cien y la dejó dormir tranquila.
Las semanas pasaban y todo era tan tranquilo y hermoso que hasta daba miedo, aunque Liviana se repetía que no había nada por lo que temer, pero la presión en el pecho no disminuía.
-¿Si tuvieras la oportunidad de casarte, lo harías? - peguntó Liviana a Jayne.
-No lo sé, nunca he pensado en esa opción dado los acontecimientos de mi pasado - respondió Jayne.
Liviana podía ponerse en el lugar de Jayne, y más después de saber lo que había ocurrido años atrás entre lord Christian y ella.
-¿Y no has pensado en tener una familia, hijos tal vez?
-Siempre he querido tener hijos, es mi sueño - respondió Jayne frunciendo el ceño -, pero... es muy doloroso perder a uno.
Liviana arrugó el entrecejo al escuchar las palabras de Jayne.
-¿A qué te refieres, Jayne? - preguntó Liviana, pero en ese mismo instante tocaron la puerta - Adelante.
Una de las empleadas entró a la habitación.
-Su excelencia, su esposo desea verla en el jardín - dijo la joven.
-Bajaré en un momento.
La mujer salió y Liviana se levantó con algo de esfuerzo por el enorme vientre, le dijo a Jayne que regresaba más tarde para seguir con la conversación. Liviana salió de la habitación y bajó las escaleras, salió al jardín para ir al encuentro de Marcus, pero no lo encontró, frunció el ceño preguntándose donde estaba.
-¿Marcus? - lo llamó, pero nada - ¿Acaso me hizo bajar por gusto?
Caminó un poco más a ver si podía encontrarlo, pero al ver que estaba demasiado lejos y no ver a nadie, decidió volver. Pero su corazón se aceleró cuando sintió que la tomaban por la cintura y el cuello manteniéndola firme sin dejarla ver quien era.
-¿Marcus? - preguntó con la esperanza de que fuera él.
-Lo siento excelencia, su esposo no podrá venir a su rescate - escuchó una voz ronca y el aliento chocar con su oído.
-Por favor... no nos haga daño - suplicó Liviana temiendo por la vida de su bebé.
-No se preocupe por eso ahora... - escuchó decir para luego sentir un fuerte dolor de cabeza, después de eso no sintió nada más.
Marcus no podía creer lo que sus ojos veían.
-Sé que me quieren, pero no sabía que me necesitaran tanto como para viajar hasta Hampshire - dijo Marcus sonriendo, sus amigos llegaron hasta él y se dieron un abrazo, habían pasado semanas desde que habían salido de Londres.
-Siento desilusionarte, amigo. Pero nuestra verdadera visita es más seria de lo que queremos - dijo lord Christian.
Lord Anthony y lord Christian miraron seriamente a Marcus, quien al ver sus rostros también se alarmó.
-¿Qué pasa? - preguntó Marcus.
-Lady Emma Ashton, eso pasa - respondió lord Anthony -, días después de que salieran de Londres fue acusada de traición tal y como habías planeado con el Coronel Sain. Lo curioso fue que Emma ya no estaba, la han buscado por todo Londres y no se ha encontrado.
-Y vinimos a advertirte y servir de escudo por si piensa acercarse a ustedes y hacerle daño a tu esposa... o a ti - dijo lord Christian, y en ese mismo instante Jayne apareció ante sus ojos, y no pudo evitar mirarla.
Lady Jayne al ver a Christian se tensó, ¿qué hacía él ahí? Pero al ver a Anthony también, supo que algo andaba mal.
-Buenas tardes - saludó ella y los recién llegados respondieron igual.
-Jayne, ¿dónde está Liviana? - ella miró a Marcus como si tuviera dos cabezas - ¿Qué pasa?
-Hace menos de una hora que bajó a tu encuentro, una de las empleadas dijo que la estabas esperando en el jardín.
-¿Yo? - Marcus frunció el ceño - Hoy no he salido al jardín y mucho menos ordené buscar a Liviana.
-O sea, si no fuiste tú quien mandó a buscar a Liviana, ¿quién entonces? Si hubiese sido su padre la empleada lo hubiera dicho.
-De seguro se confundió - dijo Marcus.
-Por qué no vas y verifica si está con el conde, Marcus - propuso lord Anthony.
Marcus rápidamente hizo lo que su amigo dijo, pero su preocupación aumentó al no encontrarla.
-No está con su padre - dijo pasándose una de sus manos por sus cabellos alborotándolos por la desesperación de saber que a Liviana le pudiese pasar algo.
-¿Quién era la empleada? - preguntó lord Christian a Jayne, este se acercó un poco, pero ella retrocedió.
-No lo sé, nunca la había visto aquí - dijo preocupada -. ¿Y si le ha pasado algo?
-No... Liviana está bien. Solo tenemos que buscarla mejor. Daré la orden de que revisen toda la propiedad, el pueblo si es necesario, pero Liviana tiene que aparecer sana y salva.
O eso esperaba Marcus.
Rápidamente salió de la sala seguido de lord Anthony, lady Jayne y lord Christian se quedaron solos, pero Jayne en ese momento no podía pensar en nada más que en Liviana, a su amiga no podía pasarle nada, ni a su bebé.
-Ella estará bien, Jayne - ella lo miró avivadamente al escuchar su nombre provenir de él, hace mucho que no lo escuchaba llamarla así.
-Estoy preocupada por ella, está embarazada, si algo le pasara... Liviana es como una hermana menor para mí... no quiero que nada le pase... - no podía casi ni hablar por las lágrimas, lord Christian no pudo soportar verla así, se acercó a ella y la consoló abrazándola fuertemente.
Ambos revivieron los momentos que vivieron años atrás, pero Jayne no pudo soportar más al recordar el daño que le había causado, sin más se alejó de él, casi empujándolo. Por otro lado, lord Christian apretó las manos en puños al ver el rechazo de ella.
-Jayne...
-No Christian, juré que nunca te perdonaría, ¿recuerdas?
-Lo sé, pero en ese entonces no tenía opción, por eso hice lo que hice, Jayne... -trató de acercarse nuevamente, pero ella retrocedió.
-No quiero escuchar tus excusas, Christian, lo que ocurrió hace cinco años quedó en el pasado para mí, como para ti también, ¿no?
-Nunca quise que las cosas terminaran así, mi intención era...
-Dije que no quiero escucharte, y si asumiste una razón para destrozarme la vida, también tuviste cinco años para arreglarla, pero nunca apareciste, nunca me buscaste y ahora... ahora te vas a casar.
-No es como piensas, hay una razón para todo.
-Razones que no quiero escuchar. Ahora mi prioridad es Liviana y su bebé, rezar para que estén bien.
-Jayne...
-Adiós, Christian - y con esas últimas palabras lo dejó solo.
Recordar el pasado le dolía a Jayne, y más cuando hubo pérdidas tan grandes y dolorosas.
E.J. Black
XLIV