Las explosiones comenzaron a sonar, y los pequeños temblores en el ambiente hicieron que el albino cayera contra el suelo, trató de detenerse con sus manos, exitosamente. Se levantó como pudo y comenzó a gritar el nombre de su novio cuando las detonaciones cesaron
Rius: ¡Timba!, ¿¡dónde estás!?
Exclamó a todo pulmón, pues estaba desesperado
Timba: ¡Rius, acá abajo!
El mitad pollo caminó encaminándose al borde de la azotea
Timba: ¡Ya puedes quitarte la venda!
Rius hizo caso y se la desamarró, teniendo su vista como ventaja, pero ahora, los miedos eran mirar abajo. Se encontraba en la punta del hospital, así que retrocedió un poco
Timba: ¡Está bien, ya las explosiones no suenan!
Rius: ¿¡Y qué hacemos ahora!?
Timba: ¡Salta, sólo salta!
Rius: ¿¡Qué!?, ¿¡estás loco!?
Timba: ¡Prometo atraparte, de verdad, lo prometo!
El de ojos bicolor nuevamente quedó congelado. Aquella desconfianza nubló por completo su mente, hasta el punto de que se perdió de la realidad. Sólo miró abajo, a su novio, él era una persona de confianza, que nunca había demostrado ser alguien de poca credibilidad. Cerró sus ojos, y susurró
Rius: ¿Me atraparás cuando haga la Caída De Confianza?