Capítulo 6:
Aly.
Es bipolar, cada día lo tengo más claro.
Pasa de chillar como un loco a reírse en segundos.
Tú también tienes lo tuyo.
Yo no soy bipolar.
Si lo eres, querida.
No se si lo que dijo de Scott era cierto.
¿Me parecía a él? Estaba loco si creía que me gustaba que se me insinuara.
Scott no me gusta.
Esta bueno.
Si, pero no me gusta.
Yo quería a Aiden, estaba enamorada de él hasta las trancas y que a estas alturas pusiese en duda mis sentimientos por el, me jodia.
Por que si el podía dudar de Scott yo podia con Alexa, pero yo confiaba en el. Después de todo lo que me costó volver a confiar no se por que cree que me puede gustar Scott.
Era lunes, por lo tanto, Aiden ya empezaba a trabajar en la empresa y se iba antes de que yo me despertase.
Mis clases no empezaban hasta dentro de dos semanas- menos mal-.
Me levanté de la cama y me fui a la cocina a hacerme el desayuno, pero para mi sorpresa, había un plato con otro encima tapando el contenido del que estaba de bajo y al lado había una nota.
Nota: buenos días ojitos, te he preparado el desayuno antes de irme, espero que te guste, nos vemos esta noche.
Te quiere, Mr Cotilla.
Sonreí.
Levanté el plato de arriba y había tortitas en forma de corazón, fresas, nata y sirope de caramelo.
Lo quiero tanto...
Cogí mi móvil para enviarle un mensaje por que sabía que no podía llamarle.
*Yo:gracias por el desayuno, me encanta*
No estaba en línea, así que me desconecte y me puse a desayunar.
Las tortitas estaban buenísimas, le salían mejor que a mi.
Mi móvil vibro y lo miré; era el.
*Mr Cotilla: a mi me encantas tu*
Sonreí.
*Yo: ya estoy deseando que llegues a casa*
Escribiendo...
*Mr Cotilla: más te vale esperarme desnuda*
*Yo: lo haré*
Lo decía en serio.
*Mr Cotilla: en cuanto pueda salgo. Nos vemos, ojitos*
*Yo: nos vemos, Mr Cotilla*
Se desconectó en cuanto leyó mi mensaje y yo hice lo mismo.
Odiaba estar todo el día en casa sin el, se me hacía eterno el día esperando a que entrase por la puerta.
Lo bueno de cuando tenia clase, era que yo tampoco estaba en casa, pero cuando llegaba por la tarde si estaba sola, por lo menos me quitaba la mañana.
Me recogí el pelo en un moño bajo y me puse a hacer la cama y a recoger la casa.
Estaba aburrida.
Fregué la casa entera y ordene nuestro armario entero.
Puse dos lavadoras para lavar toda la ropa que nos llevamos a España, ya que seguía sin lavar, y limpie la terraza de arriba con la manguera.
Cuando acabé de hacer todo ya era medio día y me hice una pizza congelada para comer.
No iba a complicarme la vida para mi sola.
Estaba sudando cuando me senté en el sofá a comer.
Mi móvil sonó.
Llamada entrante; Mr Cotilla.
Descolgué.
-Hola- dije.
-Hola preciosa.
-¿Estas en tu tiempo de comida?
-Si, por eso te llamo.
-¿Que tal el día, Sr director? ¿O debería decirte Sr. Holt?
-Sr. Holt esta bien, gracias.
Sonreí.
-Ahora entiendo el mal humor de mi padre- dijo suspirando.
-¿Duro?
-Si. ¿Y tú? ¿Que tal la mañana?
-Bueno, pues he fregado la casa, he ordenado el armario y he limpiado la terraza de arriba, que por cierto, existen los ceniceros, pedazo de cerdo.
Escuche como se reía.
-Si, ya voy. Un momento- le dijo a alguien -Ojitos tengo que colgarte, nos vemos luego ¿vale? Ya sabes cómo esperarme, te quiero.
-Yo también te quiero- dije antes de que me colgara.
Terminé de comer, recogí lo poco que había usado y aburrida me tumbe en el sofá a ver la tele.
Me fui quedando dormida poco a poco, pero el sonido de la puerta me despertó.
Me levanté y miré por la mirilla.
¿Que hace este aquí?
Abrí la puerta y me miró.
-¿Que haces aquí?- pregunté.
-He venido a verte- contestó Scott.
-Vete de aquí, Scott. Si Aiden estuviera aquí la hubieses cagado, estás jugando con fuego, así que deja de provocarlo.
Me ignoró y entró al piso.
-Pero no está aquí ¿No?- dijo mirándome.
-No, está trabajando. Pero igualmente no quiere que estés aquí.
-¿Y que más da lo que el quiera? No tiene por qué enterarse.
¿De que está hablando?
-¿Enterarse de que?-pregunté confusa.
-De esto- dijo acercándose y estampando sus labios contra los míos.
Lo separé al instante con un empujón.
-¿Qué coño haces?- le dije levantando la voz.
-Besarte, ¿Para que crees que he venido? ¿Para hablar?
Vale, creo que Aiden tenía razón.
-Vete de aquí, Scott- señalé la puerta.
-No voy a irme hasta que que tenga lo que he venido a buscar.
-¿Que es lo que quieres?
-A ti- dijo muy serio de si mismo.
-Estas loco- afirmé.
-Venga- dijo volviéndose a acercar -Aiden no tiene por qué enterarse.
-Que no quiero nada contigo, eres mi amigo. Nada más.
-¿Nada más? Yo creo que si.
-Que no.
Seguía dando pasos hacia mi y yo iba retrocediendo.
Mi espalda toco la pared y maldecí.
-Yo no soy Aiden.
-Eso está claro.
-Yo puedo hacer que te corras con solo tocarte.
Que asco.
-Scott, para.
Puso una mano en mi cintura y se la quite de un manotazo.
-Esta bien, esperaré a que me lo pidas, por que me lo pedirás. Puedo ser paciente, pero mi paciencia terminará acabando y te recomiendo que vengas a buscarme antes de que se agote, por que si no, vendré a buscarte yo a ti- dijo en mi oído.
¿Me acaba de amenazar?
Si, en toda tu cara.
-Nos vemos, preciosa- me guiñó un ojo antes de separarse de mi y salir por la puerta.
Mis pulmones expulsaron todo el aire que habían aguantado.
**
Llevaba todo el día con la misma pregunta;
¿Se lo cuento a Aiden?
Deberías.
Pero si se lo contaba, probablemente iría a buscarlo.
No se merece menos.
Pero si se lo cuento, a lo mejor es una falsa alarma y monto el lío para anda.
Pero ¿y si no lo es y hablaba enserio?
No se que hacer.
Y entonces la puerta se abrió.
-Hola, ojitos- dijo Aiden acercándose para darme un beso.
Yo estaba en la cocina, preparando algo para cenar.
-Que bien huele- dijo a mi lado.
Sonreí.
-Creo recordar que te dije que me esperases desnuda ¿Por que no lo estás?- preguntó besándome el cuello.
-Me encuentro mal- mentí.
-¿Que te pasa?
-Me duele la cabeza.
-¿Te has tomado algo?
-Si- Volví a mentir.
Que se lo cuentes, mongola. Deja de mentirle.
-Voy a ducharme, no tardo- dijo dándome un beso en la cabeza antes de irse.
Me sentía mal mintiéndole, pero no quería liar el cacao para nada.
Seguramente Scott no iba enserio.
El agua de la ducha se escuchaba por todo el piso.
Prepare la mesa para cenar y lo espere sentada en el sofá.
-Ya estoy- dijo saliendo del baño.
Se sentó a mi lado y comenzamos a cenar en silencio.
Yo seguía con mi pelea mental sin saber que hacer.
Pero al final, decidí callarme y no darle demasiada importancia a Scott.