Piper lanza un gran bostezo mientras el sol naciente empieza a asomarse por en horizonte del océano. Es una vista espectacular, pero su soñoliento cerebro no puede procesar tal belleza... Puesto que su lado que aun sigue despierta se encuentra absorta en el chico rubio que está abrazándola mientras observan la salida del sol.
—No puedo creer que pasamos toda la noche despiertos —murmura la chica, lanzando otro bostezo.
—No creo que tu estés muy despierta que digamos —bromea el rubio, haciendo sonreír a Piper. Su novio aun se escucha un poco ebrio.
—Lo importante es que estamos aquí, juntos. Tu, yo y el amanecer —dice la chica. Jason le da un beso en la cabeza.
—Que romántica te pones cuando no has dormido en toda la noche.
Piper ríe, pero su risa es interrumpida con otro gran bostezo.
—Es muy bello esto, pero ya quiero volver a la cabaña. No aguanto el sueño.
Ahora es el turno de Jason de reír, pero de ternura. Le encanta ver esa nueva faceta soñolienta de su amada novia.
—De acuerdo, vamos, Pipes, te acompañaré a tu cabaña.
—Oh, mi maravilloso caballero de brillante armadura, me llevará a la puerta de mi palacio. —Piper toma la mano de Jason y ambos se dirigen al camino que dirige a las cabañas.
—Mi princesa se merece eso, lástima que mi noble corcel no le gusta la playa y por eso no te llevo cabalgando.
Piper se ríe, aunque su divertida risa acaba cuando un teléfono vibra en el bolsillo de la sudadera azul que le pertenece a su novio. Se la prestó cuando en plena fiesta empezó a tiritar de frío.
Piper mete la mano en el bolsillo para sacar el teléfono de Jason.
—¿Quien puede estarte escribiendo tan temprano? —se cuestiona la castaña y Jason se encoge de hombros. Al ver el aparente desinterés de Jason, Piper se toma el atrevimiento de desbloquear el teléfono y revisar el mensaje... Aunque el leer el nombre del destinatario desearía no haberlo hecho.
Reyna.
—¿Re-Reyna? —repite ella, desconcertada. Jason detiene sus pasos—. Buenos dias, J, espero poder verte pronto. —Al leer el mensaje en voz alta, Piper siente que su corazón se estruja y mira a su novio en busca de explicaciones—. ¿Qué significa esto, Jason Grave? —Piper intenta hablar con un tono neutro y serio, pero su voz la traiciona y sale temblorosa. Intenta no pensar en lo peor, pero su mente no deja de repetir el mensaje de Reyna, su acérrima enemiga, y de inmediato toda clase de pensamientos sobre infidelidad y traición cruzan su mente.
—No es lo que piensas —dicr Jason, intentando tomar su mano, pero ella lo esquiva.
—¿Y qué significa entonces? —Piper ha dejado atrás su voz temblorosa y ha empezado a elevarla—. ¿Qué esperas que piense de un mensaje que te escribe mi peor enemiga a las seis de la mañana diciendo que quiere verte pronto?
—No es la gran cosa...
—¡¿Que no es la gran cosa?! —Piper no puede creer lo que está escuchado.
—Piper, si tan solo...
—¿Sabes qué? No importa, no quiero escucharte.
Piper le devuelve el celular y se quita la sudadera, arrojándosela contra la cara. De inmediato el frío matutino golpea su piel, pero el viento gélido no la hiere tanto como ese mensaje de texto.
—Piper...
Ella se da media vuelta y corre lejos, sintiendo las lágrimas quemando sus ojos.