Sin querer escuchar más salió de ahí caminando hacia su habitación, donde esperaría a Marcus, había ido a buscarlo cuando escuchó toda la conversación.
-¿Liviana estás ahí? - escuchó a Jayne tras la puerta.
-Sí, pasa - respondió y enseguida Jayne estuvo cerca de ella.
-¿Estás lista para regresar con tu esposo? - preguntó Jayne y Liviana medio sonrió.
-Que lo digas así parece que lo que estoy cometiendo es un gran error - dijo Liviana.
-A mí me lo parece.
-Jayne, Marcus me ama, me lo ha dicho y me lo ha demostrado - Jayne hizo una mueca haciendo que Liviana sonriera.
-A mí no me convence, deberías pensarlo mejor antes de regresar con él.
-Es por mi seguridad y la del bebé, la amenaza de Emma me preocupa un poco - dijo Liviana recordando la conversación entre Marcus y su padre, ahora más que nunca estaba segura de que lo mejor era ir con Marcus.
-Bueno, puede que en ese aspecto tengas razón, pero Marcus no se merece que lo perdones tan rápido y tan fácil, y menos después de todo lo que sufriste - dijo lady Jayne y vio cómo su amiga bajaba la mirada -. Liviana, sé que lo amas, y que por eso lo perdonaste, no juzgo tus actos, porque son por amor. Pero no deberías creer en palabras de amor dichas por un hombre.
Liviana miró a su amiga y vio tristeza en sus ojos, realmente quería a Jayne, ella era lo más parecido a una hermana y le dolía verla sufrir por un hombre que nunca la valoró.
-Gracias por quedarte un tiempo y cuidar de mi padre - dijo Liviana tratando de cambiar el tema.
-No es nada, además yo soy la que tendría que agradecer por dejarme quedar aquí, no quiero ser una chaperona en tu matrimonio ahora que se han arreglado y tampoco quiero molestar a mis hermanos.
-No digas eso, voy a extrañarte mucho en la residencia Agnes. Estaré sola mientras Marcus trabaje -dijo Liviana algo triste.
-Pero no creas que te librarás de mí tan fácil, iré a visitarte muy a menudo, además nos veremos cuando vengas a visitar a tu padre - dijo lady Jayne sonriendo.
-Por supuesto - respondió Liviana -. Y por favor, no pelees con Nicholas, sabes que le divierte hacerte enojar.
Lady Jayne rodó los ojos divertida.
-Lo intentaré, pero no prometo nada - respondió Jayne.
-¿Liviana estás lista? - preguntó Marcus desde la puerta, y ambas prestaron atención- Lady Jayne.
-Marcus - respondió Jayne sin importarle las formalidades, dejando muy en claro que no le interesaba que fuera un duque. Marcus no pudo evitar sonreír.
-Mi esposa estará segura a mi lado - le dijo Marcus.
-Permíteme dudar - dijo Jayne.
-Jayne... - dijo Liviana enviándole una mirada de súplica a su amiga.
-Bien. Les deseo que sean muy felices y por favor, que esta historia acabe bien.
-Te aseguro que será así - dijo Marcus tomando la mano de su esposa y dándole un tierno beso.
Lady Jayne tuvo que aceptar que Marcus realmente estaba enamorado de su amiga, la miraba de la única forma que un hombre mira lo más preciado que tiene, y Liviana era eso para él. Sonrió inconscientemente, y sintió un poco de envidia porque quería algo así, un hombre que la amara por encima de todo sin importar nada.
-Es hora de irnos, despídete de tu padre - dijo Marcus mientras los tres caminaban por el pasillo hasta llegar a la planta baja de la residencia. Liviana obedeció dejando solos a su amiga y a Marcus -. Deberías darte otra oportunidad.
-¿Eh? - Jayne lo miró sin entender.
-Sé que Christian es un idiota, y que cometió un gran error al hacerte aquello, pero también debo decir que te quiere, aunque su orgullo no lo deje demostrártelo.
-No entiendo por qué me dices esto, realmente no me interesa - dijo Jayne tratando de sonar decidida.
-Si eso dices, lo acepto, pero no te engañes a ti misma - dijo Marcus.
En eso Liviana regresó, Marcus le sonrió y ella hizo lo mismo, ambos se despidieron de lady Jayne y se alejaron de la residencia Hamilton.
-Esto es un nuevo comienzo para los dos, mi ángel - dijo Marcus, Liviana no pudo evitar sonreír al escucharlo -. Y no sabes cómo me arrepiento de haberme dado cuenta demasiado tarde, cuando pudimos haber vivido los mejores momentos juntos.
-No tienes por qué atormentarte con el pasado Marcus, lo importante es el presente, lo que estamos viviendo juntos.
-Debí de haber hecho algo bueno en mi otra vida para merecerte en esta. Pero nunca me perdonaré todo el daño y el sufrimiento que te causé.
-Te amo - Marcus sintió como su corazón brincaba al escucharla decir esas palabras, y pensar que por idiota casi la pierde, y se lo tenía muy merecido si así hubiese sido, pero ahora que ella estaba a su lado, ya nada podía separarlos.
-Te amo - Repitió él tomándola de la cintura para sentarla en su regazo, frotó delicadamente su vientre, donde poco a poco crecía su hijo-. No puedo esperar a tenerlo junto a nosotros.
-Puede que sea una hermosa niña - dijo Liviana sonriendo.
-Igualmente la amaría mi amor, amaría todo lo que venga de ti.
Dijo para luego besarla, sin prisa, con pasión y con amor, demostrándole con ese simple beso que la amaba realmente.
-Te amo, y te lo demostraré en cuanto lleguemos a nuestra casa - dijo Marcus haciendo reír a Liviana, quien no pudo evitar sentir como una corriente recorría todo su cuerpo al imaginarse de que forma Marcus se lo demostraría.
Y así fue, apenas llegaron, Marcus la guió a su habitación y sin prisa alguna la desnudó besando y acariciando cada centímetro del cuerpo de Liviana, haciéndola gemir de puro placer, y cuando la penetró ambos sintieron morir, pero de placer, sus cuerpos se habían extrañado de tal forma que no pudieron evitar correrse ambos al mismo tiempo, Marcus continuó haciéndole el amor a su esposa, lentamente mientras le susurraba cuanto la amaba y deseaba, y sobre todo que ella era suya.
-Quiero pasar los últimos meses del embarazo en el campo -dijo Liviana recostada sobre el pecho de Marcus mientras él hacia pequeñas caricias en su espalda desnuda.
-¿En el campo?
-Sí, en Hampshire está la casa de campo de mi padre, es realmente hermoso allí, aunque también extraño la casa de campo de tus padres en Green Hills.
-Mejor sería ir a Hampshire, ahí estarías más segura, y nuestro hijo estaría más sano respirando aire puro. Cuando quieras puedo dar la orden de preparar todo para partir.
Liviana sonrió, estaba realmente feliz, Marcus la consentía en todo lo que quería.
-Perfecto, puedes dar la orden ya, en Hampshire nos esperan.
En unos días todos partirían rumbo al campo, allí viviría los últimos meses de su embarazo tranquilamente, feliz junto a Marcus y disfrutado de su matrimonio, esperaba que ya nada pudiera molestarlos.
-Excelencia - la Sra. Rose llamó su atención -, su esposo la espera en su despacho.
Liviana asintió y con la misma se levantó de su asiento y fue hacia el despacho de Marcus, se pasaban el día así, si no era Marcus quien acudía a ella, era ella quien iba a él.
-Marcus... - calló al ver a Logan -... lord William.
-Lady Livingston - lord Logan la saludó educadamente, Liviana miró a Marcus y luego a Logan, era muy extraño que ambos estuvieran en la misma habitación sin haber un alboroto -. Vine a despedirme.
Liviana frunció el ceño.
-¿Se irá de viaje?
-Sí, pasaré un tiempo en España con mis tíos, necesitan mi ayudan y yo necesito un cambio de aires - respondió Logan, Marcus se incorporó al lado de su esposa, no de forma posesiva, más bien como un matrimonio normal y feliz.
-Me alegra que piense así, espero de todo corazón que pueda ser feliz donde quiera que esté - expresó Liviana.
-Concuerdo con mi esposa, realmente mereces ser feliz amigo - dijo Marcus y Liviana estaba más que confundida por el comportamiento de Marcus.
Después de que lord Logan se despidiera de los dos y saliera de la residencia, Liviana miró a Marcus con las cejas levantadas.
-¿Qué?
-¿Dime que has hecho con el verdadero Marcus? - dijo Liviana y Marcus sonrió.
-Vino en son de paz y yo acepté, hicimos las paces y ambos aceptamos nuestros errores, no hay porque perder una amistad como la que teníamos.
-Me alegra, realmente me alegro de que volvieran a ser amigos - dijo Liviana.
-Sí, yo por mi parte olvidaré que quiso quedarse con mi esposa. Ciertamente la pasé muy mal pensando que serías de él.
-De cierto modo, te lo merecías.
-Y mucho. Pero ahora... - la besó rápidamente -... nada va a alejarte de mí.
Volvió a besarla, pero Liviana no estaba tranquila, sentía una presión en el pecho, una sensación extraña que le decía que todavía faltaba algo.
E.J. Black
XLIII